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30 de agosto de 2017

MUJERES ESCANDALOSAS


La sublime ramera

Suetonio y Plinio el Viejo han dejado retratos implacables de Mesalina. La llaman "sublime ramera" y la dibujan como insaciable, disoluta y cruel. A esta adolescente escandalosa no le duró mucho la vida; pero en los 23 años que vivió se las apañó para coleccionar conspiraciones, asesinatos y vicios al por mayor. Cuando a los 15 años se convierte en la tercera esposa del quincuagenario Claudio, era tan bella como caprichosa. Al emperador -cojo, tartamudo y viejo- le dio dos hijos. Su consorte se quedaba dormido en el almuerzo, mientras los cortesanos le tiraban huesos de aceituna. Aburrida, Mesalina se inicia en extravagancias sexuales y vestida de prostituta, con el pecho reluciente de polvos dorados, la emperatriz se ofrece en los burdeles. Exhibicionista e indiscreta, manda asesinar al propietario de una mansión en el Pincio para regalársela a su amante Gayo Silio. Acaricia el proyecto delirante de casarse con él. Para ello es necesario que Claudio muera asesinado. Fue su última temeridad, y la pagó con su vida.



Del burdel al poder 

Fue la mediana de las tres hijas de Acacio, que era el cuidador de las bestias salvajes del circo. Cuando murió Acacio, su viuda, puesto que todas sus hijas eran bellas, las convirtió en actrices de circo a medida que iban llegando a una edad adecuada. Teodora, vestida con una pequeña túnica con mangas, no solo salía a escena sino que entretenía a los amos del teatro en juegos lascivos y acabó, por capricho o afición, en un burdel. O sea, que se convirtió en cortesana. No tocaba la flauta o el arpa, ni siquiera se había preparado para la danza, pero entregaba con virtuosismo su cuerpo a quien estaba dispuesto a pagar por él. Le gustaban las orgías con decenas de hombres en la cúspide de su virilidad y, por ello, muchas veces quedó embarazada, si bien conocía los trucos para abortar.

Impúdica y frutal, acabo juntándose con Hecebolo, un tirio que ejercía de gobernador de Pentápolis. Se pelearon y ella quedó en la insolvencia y volvió a su viejo oficio en Alejandría, primero; después errando por todo el Oriente. Cuando regresó a Constantinopla Justiniano, sobrino del emperador Justino, se enamoró de ella, la elevó al rango patricio y la convirtió en su concubina hasta que, tras la muerte de la emperatriz Eufemia, logró que el emperador cambiara las leyes. Así pudo casarse Justiniano con Teodora y a la muerte de Justino en el año 527 la pareja ascendió al trono imperial tres días antes de Pascua.


Amante de un cardenal

A esta reina enigmática es difícil no imaginarla con el rostro de Greta Garbo, que divinamente la encarnó en la película de Robert Mamoulian. Mujer fascinante, esta Minerva del Norte abandonó su trono a los 28 años porque sus súbditos le parecían demasiado bárbaros. Déspota ilustrada, estuvo más interesada en la ciencia y en el arte que en la política. Su padre murió en el campo de batalla durante la Guerra de los Treinta Años cuando la princesa sólo tenía seis años y era su única heredera. El rey había ordenado que la educaran como a un chico y, además de estudiar, Cristina cazaba y esgrimía la espada.

La quisieron casar con su primo, el héroe nacional Carlos Gustavo, pero ella prefirió abdicar el trono en su pretendiente. Estaba demasiado unida a su dama de honor la condesa Ebbe Sparre. Cuando abandonó Estocolmo, viajó por media Europa disfrazada de hombre y finalmente se instaló en un palacio romano que convirtió en un salón cultural. En Fontainebleau se vio envuelta en el asesinato de su presunto amante, el caballerizo mayor Monaldeschi. Hay constancia, también, de un asunto amoroso con el cardenal Decio Azzolino, a quien convirtió en su heredero. Hasta su muerte a los 63 años la reina Cristina de Suecia no dejó de provocar el morbo en todas las cortes de Europa.

Tentación de los hombres

Fue La dama de las camelias, la que revitalizó el gusto universal por el cotilleo. Se hizo mundialmente célebre con dos nombres que no fueron el suyo: Margarita Gautier, La dama de las camelias, y Violeta Valery, la Traviata: los nombres de la novela del hijo de Dumas y de la ópera de Verdi, que inmortalizaron su breve existencia de excesos y descarríos. Conoció la cárcel por vagabundeo y a los catorce años dio a luz a un niño del que se pierde todo rastro. Un tabernero enriquecido la convierte en mantenida y desde ahí levanta el vuelo hacia las altas esferas: ya no será Alphonsine Plessis, sino Marie Duplessis. Inteligente, hábil y ansiosa por medrar, se convierte en amante del duque de Guisa. Como la Greta Garbo que la encarnó en la película de George Cukor, era una mujer de carne trémula y huesos blandos. Prostituida por su propio padre desde la adolescencia, a los 16 años era una de las cortesanas más cotizadas de Francia. Esbelta, pálida y etérea, vivía rodeada de flores; pero no soportaba el aroma de las rosas y acostumbraba a usar camelias sin olor. Decían que padecía un mal del pecho. Ello no le impidió tener multitud de amantes. Uno de ellos fue Alejandro Dumas hijo, que tenía entonces 20 años y que se arruinó por causa de esa pasión. El escritor rompió su relación con una misiva que decía: "No soy lo bastante rico para amarte como quisiera, ni tan pobre como para que ames como quisieras". 

Cuando Dumas la dejó, se relacionó con el compositor Franz Liszt. Se decía que gastaba cien mil francos de oro al año y admitía que su único defecto era mentir, porque "las mentiras conservan blancos los dientes". Un año antes de morir aceptó una oferta de matrimonio del conde Perregaux. Se casaron en Londres, se separaron pocos días después. Tenía 23 años y mientras el bulevar de la Madeleine, en donde vivía, se llenaba de gente celebrando el carnaval, la dama de las camelias agonizaba. Dos meses después, Alejandro Dumas hijo se encerró en un cuarto de hotel para tomar la pluma y escribir la novela que a él lo haría famoso y a ella inmortal.

Loca de amor

Vivió los últimos treinta años de su vida encerrada en un manicomio. Su vida y su obra estuvieron influidas hasta el delirio por la poderosa sombra del escultor Rodin. Lo conoció en París cuando ella era apenas una adolescente y él tenía 43 años y ya era un triunfador. Camille colabora con el maestro y el arrebato artístico deriva hacia el amor tóxico. Su historia de amor se confunde con la fiebre creadora y es imposible saber quién influye en quién. Les separan 24 años y les une la vocación y el deseo. Rodin había alquilado para ambos la morada romántica del Clos Payen, que había acogido a George Sand y Alfred de Musset. Allí la felicidad se eclipsa con las tormentas de los celos, porque Rodin nunca dejó a su eterna amante Rose Beuret. 

Camille se va, vende muy poco y malvive. En 1891 se encuentra con el músico Debussy, pero ese amor no supera los balbuceos, porque sigue prisionera del recuerdo de Rodin. Camille enloquece, destruye sus obras, se siente perseguida y, cuando muere su padre, en 1913, la encierran en un manicomio. A Rodin le quedan cuatro años de vida. A ella treinta; pero no de vida, sino de demencia, soledad y nostalgia. Cuando murió en el manicomio de Montdevergues, en 1943, nadie reclamó su cadáver, ni siquiera su hermano el famoso escritor Paul Claudel. Fue sepultada en una fosa común.



Perpetua insatisfecha

La imagen de la George Sand devorahombres se impuso a la de la escritora severa, disciplinada y con talento. Aurora Dupin, fue sobre todo, una mujer torturada por la insatisfacción sexual y una gran experimentadora que primero vivía y ensayaba y después escribía. Escribió que "la inteligencia busca, pero quien encuentra es el corazón", lo que confirma su romanticismo absoluto. Su temple inoxidable la convertiría en una avanzada del feminismo, musa de los románticos y piedra de escándalo de la buena sociedad parisina. Murió de una oclusión intestinal a los 71 años.

La vida torrencial 

La que habría de ser figura prominente del romanticismo, nació como una heroína de cuento gótico, concebida en un amor proscrito y alumbrada entre portentosas tempestades. A los 16 años se fue a vivir con el poeta Percy Shelley, que estaba atrapado en un matrimonio desgraciado con una rica baronesa que acabaría suicidándose. La boda de Mary con Shelley provocó escándalo y la pareja fue expulsada de los círculos de la buena sociedad. Vivieron en Italia y allí conocieron la tragedia cuando se murieron sus dos hijos pequeños. Cuando Mary Wollstonecraft tenía 19 años pasó parte del verano en Ginebra, con Shelley y lord Byron. La casa estaba en la orilla del lago Leman y aquel verano de 1816 se enturbió con tempestades melodramáticas y lluvias torrenciales. Ese tiempo hechizado contribuyó a la génesis de Frankenstein, que Mary publicó en enero de 1818. 

No mucho después, Shelley se ahogó. Mary tenía 24 años y su marido la dejó sin un penique y con un hijo de dos años. La pobreza le obligó a volver a una Inglaterra puritana que le reprochaba su libertad. A los 48 años se convirtió en una inválida y murió de un tumor cerebral.

Fuentes: Las escandalosas : Veinte mujeres que han hecho historia-Patrizia Carrano - Editorial Siruela / Magazine El Mundo nº 446

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