La
sublime ramera
Suetonio
y Plinio el Viejo han dejado retratos implacables de Mesalina. La
llaman "sublime ramera" y la dibujan como insaciable,
disoluta y cruel. A esta adolescente escandalosa no le duró mucho la
vida; pero en los 23 años que vivió se las apañó para coleccionar
conspiraciones, asesinatos y vicios al por mayor. Cuando a los 15
años se convierte en la tercera esposa del quincuagenario Claudio,
era tan bella como caprichosa. Al emperador -cojo, tartamudo y viejo-
le dio dos hijos. Su consorte se quedaba dormido en el almuerzo,
mientras los cortesanos le tiraban huesos de aceituna. Aburrida,
Mesalina se inicia en extravagancias sexuales y vestida de
prostituta, con el pecho reluciente de polvos dorados, la emperatriz
se ofrece en los burdeles. Exhibicionista e indiscreta, manda
asesinar al propietario de una mansión en el Pincio para regalársela
a su amante Gayo Silio. Acaricia el proyecto delirante de casarse con
él. Para ello es necesario que Claudio muera asesinado. Fue su
última temeridad, y la pagó con su vida.
Del
burdel al poder
Fue
la mediana de las tres hijas de Acacio, que era el cuidador de las
bestias salvajes del circo. Cuando murió Acacio, su viuda, puesto
que todas sus hijas eran bellas, las convirtió en actrices de circo
a medida que iban llegando a una edad adecuada. Teodora, vestida con
una pequeña túnica con mangas, no solo salía a escena sino que
entretenía a los amos del teatro en juegos lascivos y acabó, por
capricho o afición, en un burdel. O sea, que se convirtió en
cortesana. No tocaba la flauta o el arpa, ni siquiera se había
preparado para la danza, pero entregaba con virtuosismo su cuerpo a
quien estaba dispuesto a pagar por él. Le gustaban las orgías con
decenas de hombres en la cúspide de su virilidad y, por ello, muchas
veces quedó embarazada, si bien conocía los trucos para abortar.
Impúdica
y frutal, acabo juntándose con Hecebolo, un tirio que ejercía de
gobernador de Pentápolis. Se pelearon y ella quedó en la
insolvencia y volvió a su viejo oficio en Alejandría, primero;
después errando por todo el Oriente. Cuando regresó a
Constantinopla Justiniano, sobrino del emperador Justino, se enamoró
de ella, la elevó al rango patricio y la convirtió en su concubina
hasta que, tras la muerte de la emperatriz Eufemia, logró que el
emperador cambiara las leyes. Así pudo casarse Justiniano con
Teodora y a la muerte de Justino en el año 527 la pareja ascendió
al trono imperial tres días antes de Pascua.
Amante
de un cardenal
A
esta reina enigmática es difícil no imaginarla con el rostro de
Greta Garbo, que divinamente la encarnó en la película de Robert
Mamoulian. Mujer fascinante, esta Minerva del Norte abandonó su
trono a los 28 años porque sus súbditos le parecían demasiado
bárbaros. Déspota ilustrada, estuvo más interesada en la ciencia y
en el arte que en la política. Su padre murió en el campo de
batalla durante la Guerra de los Treinta Años cuando la princesa
sólo tenía seis años y era su única heredera. El rey había
ordenado que la educaran como a un chico y, además de estudiar,
Cristina cazaba y esgrimía la espada.
La
quisieron casar con su primo, el héroe nacional Carlos Gustavo, pero
ella prefirió abdicar el trono en su pretendiente. Estaba demasiado
unida a su dama de honor la condesa Ebbe Sparre. Cuando abandonó
Estocolmo, viajó por media Europa disfrazada de hombre y finalmente
se instaló en un palacio romano que convirtió en un salón
cultural. En Fontainebleau se vio envuelta en el asesinato de su
presunto amante, el caballerizo mayor Monaldeschi. Hay constancia,
también, de un asunto amoroso con el cardenal Decio Azzolino, a
quien convirtió en su heredero. Hasta su muerte a los 63 años la
reina Cristina de Suecia no dejó de provocar el morbo en todas las
cortes de Europa.
Tentación
de los hombres
Fue La
dama de las camelias,
la que revitalizó el gusto universal por el cotilleo. Se hizo
mundialmente célebre con dos nombres que no fueron el suyo:
Margarita Gautier, La dama de las camelias, y Violeta Valery, la
Traviata: los nombres de la novela del hijo de Dumas y de la ópera
de Verdi, que inmortalizaron su breve existencia de excesos y
descarríos. Conoció la cárcel por vagabundeo y a los catorce años
dio a luz a un niño del que se pierde todo rastro. Un tabernero
enriquecido la convierte en mantenida y desde ahí levanta el vuelo
hacia las altas esferas: ya no será Alphonsine Plessis, sino Marie
Duplessis. Inteligente, hábil y ansiosa por medrar, se convierte en
amante del duque de Guisa. Como la Greta Garbo que la encarnó en la
película de George Cukor, era una mujer de carne trémula y huesos
blandos. Prostituida por su propio padre desde la adolescencia, a los
16 años era una de las cortesanas más cotizadas de Francia.
Esbelta, pálida y etérea, vivía rodeada de flores; pero no
soportaba el aroma de las rosas y acostumbraba a usar camelias sin
olor. Decían que padecía un mal del pecho. Ello no le impidió
tener multitud de amantes. Uno de ellos fue Alejandro Dumas hijo, que
tenía entonces 20 años y que se arruinó por causa de esa pasión.
El escritor rompió su relación con una misiva que decía: "No
soy lo bastante rico para amarte como quisiera, ni tan pobre como
para que ames como quisieras".
Cuando
Dumas la dejó, se relacionó con el compositor Franz Liszt. Se decía
que gastaba cien mil francos de oro al año y admitía que su único
defecto era mentir, porque "las mentiras conservan blancos los
dientes". Un año antes de morir aceptó una oferta de
matrimonio del conde Perregaux. Se casaron en Londres, se separaron
pocos días después. Tenía 23 años y mientras el bulevar de la
Madeleine, en donde vivía, se llenaba de gente celebrando el
carnaval, la dama de las camelias agonizaba. Dos meses después,
Alejandro Dumas hijo se encerró en un cuarto de hotel para tomar la
pluma y escribir la novela que a él lo haría famoso y a ella
inmortal.
Loca
de amor
Vivió
los últimos treinta años de su vida encerrada en un manicomio. Su
vida y su obra estuvieron influidas hasta el delirio por la poderosa
sombra del escultor Rodin. Lo conoció en París cuando ella era
apenas una adolescente y él tenía 43 años y ya era un triunfador.
Camille colabora con el maestro y el arrebato artístico deriva hacia
el amor tóxico. Su historia de amor se confunde con la fiebre
creadora y es imposible saber quién influye en quién. Les separan
24 años y les une la vocación y el deseo. Rodin había alquilado
para ambos la morada romántica del Clos Payen, que había acogido a
George Sand y Alfred de Musset. Allí la felicidad se eclipsa con las
tormentas de los celos, porque Rodin nunca dejó a su eterna amante
Rose Beuret.
Camille
se va, vende muy poco y malvive. En 1891 se encuentra con el músico
Debussy, pero ese amor no supera los balbuceos, porque sigue
prisionera del recuerdo de Rodin. Camille enloquece, destruye sus
obras, se siente perseguida y, cuando muere su padre, en 1913, la
encierran en un manicomio. A Rodin le quedan cuatro años de vida. A
ella treinta; pero no de vida, sino de demencia, soledad y nostalgia.
Cuando murió en el manicomio de Montdevergues, en 1943, nadie
reclamó su cadáver, ni siquiera su hermano el famoso escritor Paul
Claudel. Fue sepultada en una fosa común.
Perpetua
insatisfecha
La
imagen de la George Sand devorahombres se impuso a la de la escritora
severa, disciplinada y con talento. Aurora Dupin, fue sobre todo, una
mujer torturada por la insatisfacción sexual y una gran
experimentadora que primero vivía y ensayaba y después escribía.
Escribió que "la inteligencia busca, pero quien encuentra es el
corazón", lo que confirma su romanticismo absoluto. Su temple
inoxidable la convertiría en una avanzada del feminismo, musa de los
románticos y piedra de escándalo de la buena sociedad parisina.
Murió de una oclusión intestinal a los 71 años.
La
vida torrencial
La
que habría de ser figura prominente del romanticismo, nació como
una heroína de cuento gótico, concebida en un amor proscrito y
alumbrada entre portentosas tempestades. A los 16 años se fue a
vivir con el poeta Percy Shelley, que estaba atrapado en un
matrimonio desgraciado con una rica baronesa que acabaría
suicidándose. La boda de Mary con Shelley provocó escándalo y la
pareja fue expulsada de los círculos de la buena sociedad. Vivieron
en Italia y allí conocieron la tragedia cuando se murieron sus dos
hijos pequeños. Cuando Mary Wollstonecraft tenía 19 años pasó
parte del verano en Ginebra, con Shelley y lord Byron. La casa estaba
en la orilla del lago Leman y aquel verano de 1816 se enturbió con
tempestades melodramáticas y lluvias torrenciales. Ese tiempo
hechizado contribuyó a la génesis de Frankenstein, que Mary publicó
en enero de 1818.
No
mucho después, Shelley se ahogó. Mary tenía 24 años y su marido
la dejó sin un penique y con un hijo de dos años. La pobreza le
obligó a volver a una Inglaterra puritana que le reprochaba su
libertad. A los 48 años se convirtió en una inválida y murió de
un tumor cerebral.
Fuentes: Las
escandalosas : Veinte mujeres que han hecho historia-Patrizia
Carrano - Editorial Siruela / Magazine El Mundo nº 446
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