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15 de abril de 2024

LAS DROGAS Y LA GUERRA

Al igual que  la historia de la Humanidad transcurre en paralelo a la de las guerras, se podría decir que la historia de los conflictos armados lo es el uso de estupefacientes que aportaran valor, resistencia y energía a los combatientes . En el arsenal de los ejércitos siempre ha habido sitio para las drogas.,aunque ha sido un tema tabú para la historia militar, ya que los estados prefieren mostrar a sus soldados como combatientes valientes, conscientes y animados por un sincero compromiso con la causa y no como individuos que actúan así porque se encuentran bajo la influencia de drogas  de todo tipo , y cuya influencia en los combates ha ido en aumento con el paso del tiempo.. 

La historia de las sustancias psicotropicas es tan antigua como la humanidad. En los tiempos en que el hombre todavia no dominaba la agricultura ni la cria de animales, vivia de lo que conseguia cazar, pescar o recolectar. Por el metodo de la prueba y error acabo descubriendo las extrañas propiedades, a menudo alucinogenas, de muchas plantas y también de algunos animales, que utilizaron muchos pueblos de la AntIgüedad. Los  egipcios, romanos, griegos, asirios,  persas,  tribus siberianas, vikingos,  indios americanos y otros, hicieron abundante uso de una gran variedad de estupefacientes. Las plantas psicoactivas pasaron al uso comun, sobre todo con fines ceremoniales y religiosos, y a medida que se convertian en elementos culturales importantes, e incluso esenciales, fueron abriendose paso tambien hacia los campos de batalla. Y así, durante milenios, vencedores y vencidos drogaron a sus soldados para infundirles valor frente al enemigo y resistiesen  el horror de matar asi como el dolor de la pérdida de sus compañeros de lucha a sus compañeros.

Las drogas más usadas en los campos de batalla, han dependido de la época histórica. En la época premoderna, la gran droga fue el alcohol, acompañado de sustancias naturales extraídas de plantas. Desde los griegos y los romanos hasta los chinos, el vino fue el encargado de animar a los soldados  antes de entrar en combate. No es exagerado afirmar que el imperio británico se asentó sobre las raciones de ron que se repartían diariamente entre sus soldados. Antes de ellos, los guerreros bárbaros de Escandinavia y Siberia solían tomar setas alucinógenas para  entrar en éxtasis místico antes de coger sus armas. Pero no solo en Europa: los zulúes hacían lo propio con el cannabis africano y los luchadores incas mascaban hojas de coca para fortalecerse antes y durante el combate.

Adormidera

El opio, la savia que se extrae de las capsulas de la amapola real o adormidera (Papaver somniferum), ya era conocida y utilizada por los asirios y los sumerios (unos ideogramas fechados en el 4000 a. C. se refieren a la adormidera como la ≪planta de la alegria≫). En la antigua Grecia, adonde llego procedente de Egipto, el opio era común y bien conocido y:se empleaba como sahumerio en templos y oraculos, como sacrificio a los dioses, y se ingeria para provocar alucinaciones con ocasion de ritos y misterios. Los griegos tambien se beneficiaban de las propiedades curativas de la savia de adormidera, y ya Hipocrates, Heraclito, Teofrasto y otros atestiguan su uso medicinal. Pronto  se descubrieron las propiedades vigorizantes del opio, que, mezclado con vino y miel daba como resultado el nepenthes  , una bebida que se suminitraba  como refuerzo a los atletas que se entrenaban para los Juegos Olimpicos. Esa  mezcla  más tarde recibiría el nombre de láudano ( derivado del latín laudare que significa "elogiar". se popularizó en la decada de 1760,  gracias a Thomas Sydenham, el medico ingles considerado el fundador de la moderna medicina clinica. La base para esa tintura alcoholica de opio era el jerez, el oporto o cualquier otro licor con especies como la canela, el azafran y el clavo.


La primera referencia a la adormidera en la literatura griega aparece en la Odisea , en el que en un pasaje  se describe como el dolor y la pena por los compañeros caidos en la guerra de Troya se ahogan en la ≪bebida del olvido≫ (nepenthes), que era utilizado no solo despues de las batallas para apaciguar los nervios,atenuar las penas, soportar el dolor y aliviar los recuerdos desagradables, sino posiblemente tambien antes del combate  , para inspirar valor y energía en los guerreros que iban a la batalla, cosa muy probable dado el uso y efectos del opio en  los atletas. 


Entre  las tribus siberianas y vikingas,  podian encontrarse unos feroces  ≪guerreros del hongo≫ que durante las batallas luchaban con  tal valor , fortaleza y  ferocidad que su sola presencia causaba terror entre sus enemigos. Entre esos guerreros se encuentran los berserkers pertenecientes a la   historia vikinga y, cuya existencia atestiguan varias fuentes iconograficas: los feroces y despiadados berserkers  , quienes vestidos   únicamente con pielos de oso  o  de lobo y sin armadura de ningun tipo,  en un estado de trance psicótico se lanzaban aullando al combate con furia ciega, en forma salvaje, impredecible y ferozmente agresiva,  aparentemente insensibles al dolor y sin miedo alguno a la muerte. No solo  atemorizaban a los enemigos sino incluso a sus propios compañeros ya que en su estado no estaban en condiciones de distinguir aliados de enemigos.

Amanita muscaria/ Beleño negro

Existe la teoría de que el comportamiento de los berserkers en la batalla, se debe a  que actuaban bajo los efectos de sustancias alucinógenas , entre ellas la Amanita muscaria; , el pan contaminado con  cornezuelo del centeno, con alto contenido en compuestos del ácido lisérgico , , precursor del LSD, y la cerveza de beleño negro, una planta alucinógena que causa sensación de ligereza, furia, violencia e incluso delirios ( al igual que el beleño negro son snumerosas las planta psicoactivas que que en algún momento a en algún momento se hayan añadido a la cerveza  Los antiguos egipcios elaboraban cerveza de mandrágora, los incas elaboraban chicha con hojas de coca, manzano y semillas de malacate. En Siberia, se desmenuzaban hongos secos de amanita  en la cerveza y los galos elaboraban cerveza a partir de la cizaña venenosa sumamente tóxica ).Una elevada  concentracion de elementos psicoactivos  puede llegar a provocar estados psicóticos, una de cuyas  caracteristicas consiste en que que la persona intoxicada se imagina  transfigurada en algun tipo de animal  y también sufrir de micropsia que distorsiona la percepcion del entorno, que parece mucho mas pequeño, lo que a su vez aumenta la confianza en uno mismo y produce una sensacion de omnipotencia ante un enemigo debil y minusculo, : disminuye el tamaño del mundo y lo hace menos amenazador.  

Es decir, que el ideal del guerrero valeroso e indestructible que siembra el terror y la muerte luchando con ardor frenetico tendria su origen en un acto de intoxicacion deliberada. Este es uno de los factores,aunque por supuesto no el unico, que se hallan tras el fenomeno de los berserkers parecian invulnerables a los golpes del enemigo y casi insensibles a las heridas.


Durante   la Guerra Civil Americana (1861-1865), la Guerra Austria-Prusiana (1866), la Guerra Franco-Prusiana (1870-1871) y la Guerra Hispano-Estadounidense (1898) se empleó de forma masiva y rutinaria el opio y, sobre todo, la morfina, y su uso  por parte de los ejércitos fue fundamentalmente terapéutico, para tratar de aliviar el dolor físico y moral de los soldados. Pero a lo largo del tiempo, el uso de drogas en contextos de guerra , vinculado a sus virtudes terapéuticas, no se limitó  a la práctica médica , sino que varios ejércitos prescribieron drogas a su personal militar para mejorar su rendimiento en el campo de batalla. Al mismo tiempo, los propios combatientes también se administraron drogas por su cuenta, ya fuera sin el consentimiento de sus superiores o tolerado "no oficialmente . Drogas estimulantes como el alcohol (en pequeñas cantidades), la cocaína y las anfetaminas podían resultar de gran ayuda para eliminar la necesidad de sueño, combatir la fatiga y reforzar el coraje. En contraste, depresores como el alcohol (en grandes cantidades), el opio, la morfina o la marihuana se han utilizado para reducir el estrés en el combate y mitigar los traumas causados por la guerra.


Nunca antes hubo un consumo tan masivo de drogas por parte de los soldados como durante la Primera Guerra Mundial, cuando el alcohol, la morfina y la cocaína ( se especuló con que la cocaína la suministraban los alemanes para socavar la moral del enemigo. En ese momento, la farmacéutica alemana Merck la producía abiertamente, pero en realidad fueron los holandeses los que, aprovechándose de su neutralidad, inundaron Europa de cocaína), incluidos los frentes de guerra. adquirieron un enorme protagonismo, y la  gran novedad no fue solo las altas tasas de consumo, sino que su propósito iba más allá de las funciones terapéuticas. Además de las raciones diarias de alcohol, al menos los ejércitos británico, australiano, francés y alemán proveyeron a sus soldados de cocaína para aumentar su energía y espíritu en el combate. Durante la Segunda Guerra Mundial se mantuvo la tendencia de consumo masivo de alcohol, morfina y cocaína, pero unas nuevas drogas tomaron la delantera: las anfetaminas y metanfetaminas.De forma rutinaria los soldados alemanes, británicos, norteamericanos y japoneses recibieron del Ejército estas drogas para combatir el sueño, estimular su valor y reforzar su resistencia física.

Ello es consecuencia de que  a lo largo de la historia se fueron descubriendo nuevas sustancias tóxicas susceptibles de ser usadas militarmente y porque estas incrementaron cada vez más su poder narcótico. El opio se convirtió en morfina, y esta se transformó más tarde en heroína. Así como el opio circulaba con normalidad entre los batallones chinos en el siglo XIX, en la Segunda Guerra Mundial, la heroína convirtió en auténticos yonkis a los soldados finlandeses que lucharon contra los alemanes en el crudo invierno..

La modernidad introdujo la racionalidad y la ciencia en la producción de drogas, y estas sustancias empezaron a combinarse y sintetizarse para ganar potencia. Así como entre el  siglo XVI y el XIX fue muy habitual el uso militar del láudano, que era una tintura resultante de mezclar vino y opio, a finales del siglo XIX, la morfina sustituyó al opio para ayudar a los soldados a hacer frente al coste mental que suponía entrar en combate. Su uso era tan popular en entornos militares a principios del siglo XX que dejó como herencia multitud de adictos.


La Segunda Guerra Mundial fue una invasión  de anfetaminas . Los nazis, que habían llevado a cabo experimentos con el speed en los años 30, lo introdujeron de forma masiva en el mercado en 1938 a través del  famoso  Pervitin Estaba disponible para todo el que quisiera, se vendía en cajas de bombones, aunque portaba una cantidad considerable de metanfetamina. Se trató de un suministro sistemático y premeditado, y los soldados las encontraban junto a sus raciones diarias de comida. Las usaron en las invasiones de Checoslovaquia y Polonia, y a continuación su distribución fue indiscriminada. El momento de máximo consumo coincidió con la invasión de Francia. 


El Pervitin hacía del soldado alemán un combatiente arrojado, obediente, tenaz y capaz de resistirlo casi todo. Esa sustancia procuraba mayor tolerancia al dolor, exposición al riesgo, y ver mitigadas o reducidas sensaciones como el hambre, la sed y el sueño.Con semejantes efectos, la pervitina pasó a ser una droga atractiva para el ejército alemán. Gracias a ella, los mandos militares podían contar con soldados capaces de tolerar un mayor nivel de sufrimiento. Esa droga tiene relación directa con el rápido avance de las tropas alemanas, que explica que la infantería alemana fuera capaz de recorrer 160 kilómetros diarios durante varias jornadas seguidas sin agotarse. Los soldados sabían que  aquellas pastillas les permitían esquivar el cansancio y con eso ya les bastaba. Su supervivencia llegó a depender de ellas y en las cartas que escribían a sus familias les pedían cada vez más. Muchos se volvieron adictos. En el frente oriental, la pervitina y el alcohol fue lo que mantuvo vivos a muchos soldados.


Por su parte los norteamericanos comenzaron a producir desde 1942 de forma habitual  un derivado de la anfetamina : la benzedrina , una sustancia de uso cotidiano como descongestionante nasal, y al igual que los alemanes tomaron drogas de manera sistemática ,  los norteamericanos llegaron a distribuir entre sus tropas 500 millones de pastillas de bencedrina Se las daban a los pilotos para mantenerlos despiertos en las operaciones más agotadoras. Visto el efecto, los estadounidenses se apuntaron a partir de entonces al uso normalizado de drogas entre sus tropas.En la guerra de Corea, las cápsulas de dexedrina, que es otra metanfetamina, formaban parte del 'kit' que portaba cada soldado. 

Tras su ataque a Pearl Harbor en 1941, Japón se volcó de lleno en la producción de Philopon, una metanfetamina cuyo nombre proviene de las palabras griegas philo (amor) y phonos (trabajo), para aumentar la productividad de los trabajadores. Asimismo, los soldados también recibieron generosas dosis de metanfetaminas como las nekomojo, las tabletas de ojos de gato. Sin embargo, el caso más paradigmático son los kamikazes, a los que se les entregaba las denominadas totsugeki-jo o tokku-jo (pastillas de asalto) que contenían una mezcla de polvo y té verde para aumentar su valentía.

La relación más sofisticada entre drogas y guerra se produce en el imperio japonés desde 1890 hasta 1945. Durante más de medio siglo, el imperio, que castigaba con la muerte el tráfico y consumo de estupefacientes en su territorio, se convirtió en una suerte de narcoestado donde la droga permitía mantener su maquinaria militar en funcionamiento. Por un lado, las drogas eran "un arma social idónea para convertir a los adictos en degenerados, desgarrar el tejido social y facilitar la conquista y ocupación". Por otro, contribuían a mantener la guerra en el imperio. 


La guerra de Vietnam fue la primera contienda netamente farmacológica de la historia, en la que existió un uso abusivo todo tipo de sustancias tóxicas, unidas a las que por su cuenta tomaron los soldados sobre el terreno . Entre 1966 y 1969, en Vietnam se distribuyeron 225 millones de pastillas de dextroanfetamina, a las que su , maron poderosos sedantes para que durmieran. Los veteranos contaron a su vuelta que la mejor anfetamina que habían probado en su vida se la dieron sus propios mandos. Ingerían drogas “prescritas” por las autoridades como la metanfetamina o también “depresores y drogas psicoactivas. Además las drogas eran baratas y de fácil acceso, y ayudaban  principalmente a soportar la violencia y brutalidad de la guerra, que, además, se desarrollaba en un ambiente hostil: un país desconocido, una jungla inhóspita poblada de sanguijuelas y mosquitos. portadores de malaria y el vietcong, todo ello en un entorno social restringido, sin familia ni ocio..Las drogas ayudaron a los soldados a lidiar con la ansiedad, la angustia y el miedo; les dieron valor cuando la situación era demasiado insoportable y les ayudaron a seguir luchando. 

Las autoridades no estaban abosolutamente seguras  de que eran adictivas y de que creaban un hábito, pero en el caso de que lo supieran lo que realmente importaba en la guerra es que los soldados avanzaran y fueran funcionales.Antes de Vietnam cada guerra tenía su droga –opio, marihuana, morfina, cocaína, metanfetamina–, pero en Vietnam hubo de todo. El 70% de los soldados estadounidenses se drogaba en aquel infierno húmedo en el que corría la dexedrina, el opio, la marihuana o el ácido lisérgico, sustancias que generaron un ejército de toxicómanos, sustancias que muchos de los soldados siguieron consumiendo de regreso a casa.

En 1971, el presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, declaró así la “Guerra contra las drogas”. Las drogas eran ahora el “enemigo público número 1”, y por ello se tomaron medidas drásticas para no traer de regreso a territorio estadounidense a los soldados señalados como “adictos” y “drogadictos”. De ahí la operación “Golden Flow”, puesta en marcha desde mediados de julio de 1971: todo soldado estadounidense que abandonara suelo vietnamita para regresar a casa debía someterse a una prueba de orina. Si la prueba daba positiva para heroína, el soldado debe permanecer en Vietnam durante una semana para recibir tratamiento de desintoxicación. Si la prueba era negativa, podía irse a casa. Se temía que este uso de heroína continuase en los Estados Unidos.


Een las guerras de Irak y Afaganistan , los soldados norteamericano han seguido consumiendo sus drogas habituales,mientras que los combatientes del ISIS han utilizado  el psicoestimulante captagón, una variedad anfetamínica capaz de generar sensaciones de euforia y descontrol que podría explicar los extremos niveles de brutalidad que se han visto en la guerra de Siria, Irak o Afganistán. En la guerra, la droga es un arma más. Lo fue en el pasado y lo sigue siendo hoy.
ENTREVISTA A LUKASZ KAMIENSKI
Después de leer su libro tengo una gran duda. No sé si hay que reescribir toda la historia militar. 

A los historiadores de verdad no les gustaría nada. No me atrevería a sugerirlo porque no soy un historiador, soy un científico político trabajando en estudios de guerra y seguridad, y he escrito este libro por accidente. Sé que puede ser algo incómodo para los historiadores tradicionales y militares, porque las referencias a las drogas en la guerra aparecen como anécdotas, trasfondo o pequeños detalles útiles, pero nunca como el tema central. Y creo que debe quedarse así, aunque deberíamos ampliar nuestros conocimientos sobre ciertos conflictos y ser conscientes de que, además de tabaco, alcohol y café, los soldados tomaban a veces estupefacientes. Hay que enriquecer lo que ya hay, no reescribirlo

¿Ha sido un tabú contar que los soldados necesitan drogas para vencer al miedo y al cansancio? 

En los círculos académicos actuales, sí. Se convirtió en un tabú desde que las autoridades prohibieron el consumo de las sustancias de las que hablamos. Ahí surge el tabú, porque, por un lado, prohíbes el uso de determinadas sustancias –heroína o anfetaminas, por ejemplo–, mientras animas y pides a los soldados que las tomen para defender a una sociedad a la que prohíbes esas drogas. Es una paradoja. 

Me sorprende que, con todo lo que se ha escrito sobre la Blitzkrieg, casi nadie mencione que los soldados alemanes iban puestos de Pervitina. 

Hay mucha literatura en alemán que habla sobre el tema. Hay un volumen sobre los nazis y el speed –Nazis on Speed (2002), de Wolf Kemper– y muchos artículos publicados en revistas académicas... Sí, y El gran delirio (Crítica, 2016), el ensayo de Norman Ohler, pero en las historias generales sobre la Segunda Guerra Mundial no se da importancia a la conexión entre el empleo de metanfetaminas y la resistencia de los soldados alemanes en la “guerra relámpago”. Sí, eso es verdad. Y por eso a mí, como polaco, me sorprendió muchísimo saber que en el ataque de septiembre de 1939 a Polonia los alemanes no solo experimentaron la “guerra relámpago”, sino también los efectos del uso de la Pervitina en sus soldados. Como vieron que funcionaba muy bien, la introdujeron de manera sistemática y oficial en la Wehrmacht, lo que permitió su uso en la campaña de 1940. 

En su libro cuenta que la Legión Cóndor comenzó a usar la Pervitina en la Guerra Civil española. ¿Ha encontrado documentos que lo prueben? 

No, las fuentes de mi obra son secundarias, proceden de otros libros. La Pervitina se probó en la Guerra Civil, y, aunque no estoy seguro de que fueran los pilotos de la Cóndor, probablemente sería así. En 1938 aún estaba bajo experimentación, pero algunos oficiales conocían la existencia de esta “píldora mágica” y la distribuyeron entre sus soldados de manera extraoficial. 

¿Todas las grandes guerras han tenido su propia droga? 

Sí, cada guerra tuvo su droga. En la de los Treinta Años (1618-48), el alcohol: vino, cerveza, licores... En la guerra civil estadounidense (1861-65), el whisky reemplazó al ron, la bebida británica tradicional de combate, pero también se usó una gran cantidad de opio y morfina. Los soldados que sufrieron el síndrome de estrés postraumático, que entonces se conocía como el “corazón del soldado”, o “síndrome de Da Costa” (por el médico Jacob Mendez da Costa, que descubrió que era una enfermedad de tipo psiquiátrico antes que físico), comenzaron a ser tratados con morfina, que siguió siendo la droga empleada en conflictos posteriores, como la guerra franco-prusiana (1870-71). 

Usted sostiene también que cada gran guerra ha servido como un gran difusor para el consumo de una droga concreta, popularizándola y creando una gran oleada de drogadictos. 

Bueno, ha funcionado en ambos sentidos. Durante mucho tiempo se pensó que el uso del opio y la morfina en la guerra de Secesión de Estados Unidos provocó una oleada de adicción tras acabar la contienda. Pero no fue así. Es cierto que muchos veteranos se convirtieron en adictos, pero su adicción no se convirtió en un problema social. La mayoría de los adictos no eran soldados, sino mujeres, que huían de la frustración, la represión o el aburrimiento. 

¿Existe una relación entre la reincorporación a la sociedad civil de miles de veteranos de las guerras de Irak y Afganistán y la epidemia de heroína que sufre Estados Unidos en la actualidad?

Definitivamente. En ambos casos –la guerra de Secesión y las campañas de Irak y Afganistán– vemos una epidemia narcótica generada, no intencionadamente, por los médicos. En el siglo xix, por la irresponsable prescripción de opio, y en la actualidad, en el caso de la peor epidemia de drogas que ha sufrido Estados Unidos (160.000 muertos frente a los 50.000 estadounidenses que murieron en Vietnam), por recetar analgésicos que contienen opio. El más popular es el OxyContin. Una vez que los médicos descubren que el paciente se ha convertido en un adicto, dejan de recetarle estos opiáceos, y los adictos comienzan a pasarse a la heroína. Veo un gran paralelismo en ambos casos. 

En su libro repasa la historia bélica a través de las drogas. Me ha sorprendido que la primera mencionada en la literatura occidental no se use para luchar, sino para que los guerreros olviden el daño que han creado y sufrido. El nepenthés que aparece en las obras de Homero. 

Sí, creo que está justificado comenzar la búsqueda en Homero, porque con él empieza el ethos guerrero occidental. En la Odisea encontramos el ejemplo más temprano de estrés postraumático, que se combate con la ingesta de vino mezclado con opio. Eso era el nepenthés. 

Frente a las drogas para olvidar están las drogas para convertir al guerrero en una furia salvaje. ¿La Amanita muscaria fue la primera droga de combate?  

Es difícil determinar el momento preciso en el que las tribus nórdicas y siberianas empezaron a utilizar las “setas mágicas”, que son grandes estimulantes y potentes alucinógenos a la vez. Los efectos del compuesto psicoactivo de la Amanita muscaria cuando se seca, el muscimol, son comparables a los de la adrenalina y la anfetamina. Uno de los síntomas principales es la incapacidad para controlar la necesidad de movimiento. ¡Tienes ganas de saltar! Al mismo tiempo, cambia tu percepción de la realidad. El muscimol provoca que veas todo lo que te rodea más grande o, por el contrario, más pequeño, como si fueras un personaje de Alicia en el país de las maravillas... 

¡Así que los berserkers vikingos veían a sus oponentes más pequeños! 

Sí, y se veían a sí mismos como animales. 

Como osos. 

Exactamente. Pero, volviendo a tu pregunta, no estoy muy seguro de que la Amanita muscaria fuese el primer estimulante utilizado en la guerra. 

Sus efectos secundarios parecen difíciles de controlar. 

Sí. Todas las drogas tienen efectos secundarios y contradictorios. El opio, por ejemplo, se ve popularmente como un calmante, un depresor, pero en cantidades pequeñas funciona como un estimulante. Los guerreros de la India lo usaban así, mientras que la sobredosis de opio destruyó al ejército chino en el siglo xix. Se podría decir lo mismo sobre el alcohol: una dosis pequeña te da coraje, y una sobredosis te hace sentirte perezoso y pesado. 

En su libro cuenta que todos los grandes ejércitos tuvieron su bebida oficial. Beber alcohol era un derecho de los soldados. 

Sí, era inimaginable para un comandante o para sus oficiales no suministrar una dosis diaria de alcohol a sus soldados. Era tan imposible pensar en eso como lo es hoy lo contrario, que los soldados beban antes de entrar en combate. En otros tiempos no podías esperar que tus soldados luchasen sobrios. Fue una tradición muy difícil de romper. Beber era un derecho de los soldados, y no podías privarles de él si esperabas que luchasen bien. 

Y, si no había alcohol, podían encontrar otras drogas. 

Como les pasó a los soldados franceses en Egipto con el hachís. Sí, es una historia muy curiosa. De camino a Egipto, Napoleón suministró vino a sus soldados, el alcohol del ejército francés por excelencia. Pero en Egipto, un país musulmán, no había vino, estaba prohibido. Sin embargo, sí había hachís, y los soldados franceses se familiarizaron con él. Empezaron a usarlo como un sustituto del alcohol, y la situación llegó a ser tan preocupante que obligó a Napoleón a prohibir el consumo de hachís no solo en el ejército francés, sino en todo Egipto. 

Pero no perdió por eso, ¿no? 

No, no fue por eso. Pero, quizá, si hubiera introducido la prohibición del hachís antes... 

Hay varias versiones de la “lista de herramientas” que, según Eisenhower, permitió la victoria de los aliados en la Segunda Guerra Mundial. En todas están el Jeep o el avión Dakota. En ninguna la Benzedrina. ¿Debería estarlo? 

Bueno, durante la Segunda Guerra Mundial no se suministró Benzedrina (anfetaminas) a todos los soldados. Su uso se hizo regular y sistemático durante la guerra de Corea (1950-53). En la Segunda Guerra Mundial, la tomaban los pilotos y los miembros de las fuerzas especiales. También los marines en la batalla de Tarawa (20-23 de noviembre de 1943). En la guerra de Corea, todos los soldados tomaban anfetaminas diariamente, formaban parte de su kit de combate. A escala más reducida, los oficiales estadounidenses también permitieron la administración de metanfetaminas, y el consumo acabó escapando a su control. 

Hemos hablado de sustancias para olvidar el dolor del combate y también para mejorar el rendimiento de los soldados. Pero también se empleó la droga para minar al enemigo. Usted cuenta, por ejemplo, cómo Japón utilizó la heroína para dominar al pueblo chino. 

Sí, es una historia completamente diferente. Puedes usar las drogas como un arma para mejorar el rendimiento de tus soldados, pero también emplearlas contra tus adversarios. Y aquí debemos distinguir entre utilizarlas contra el ejército enemigo y hacerlo contra la sociedad civil, sirviéndose de un hábito preexistente –como hicieron los japoneses con el uso del opio– o introduciendo nuevos estupefacientes. Después de una guerra, una sociedad suele encontrarse debilitada, malnutrida, deprimida; es una víctima fácil. Los japoneses crearon factorías que producían diferentes drogas en Taiwán, Corea y China continental, y los grandes ingresos de ese comercio ayudaron a financiar la guerra chino-japonesa (1937-45). 

Frente a este crimen de guerra hay un uso casi cómico de la droga, como cuando Estados Unidos ensayó utilizar la marihuana y el LSD para vencer al enemigo... a golpe de carcajadas. 

Bueno, estamos hablando de un tipo de violencia no letal, un concepto que tiene raíces antiguas. Hay ejemplos en la historia en los que los intoxicantes se utilizaron como agentes debilitadores. Pero los esfuerzos para emplear un arma no letal surgen en la Guerra Fría. A finales de los años cincuenta y principios de los sesenta, el Cuerpo Químico del Ejército de Estados Unidos llevó a cabo una seria investigación, experimentando en soldados voluntarios una amplia variedad de agentes intoxicantes: marihuana, LSD, “setas mágicas” y medicamentos descartados por la industria farmacéutica porque sus efectos secundarios eran demasiado tóxicos para ser comercializados. Es el caso del BZ, el “agente colocón”, un potente alucinógeno. Ensayaron usarlo en forma de nube de humo para dejar al ejército enemigo fuera de combate sin disparar y sin dañarlo. 
Fuentes: Las drogas en la guerra - Lukasz Kamienski - Editorial Crítica / https://webkits.hoop.la /HISTORIA Y VIDA nº 297

11 de abril de 2024

LOS JUICIOS ANIMALES

LOS JUICIOS ANIMALES 

Desde la antigüedad los actos de los animales que  habían producido la muerte o daños corporales a humanos han sido objeto de regulación,  llegando a celebrarse solemnes juicios para procesar de forma individual  a los animales peligrosos u homicidas, o de forma colectiva por daños a las cosechas y alimentos. Así, a partir del siglo XIII y hasta bien entrado el siglo XVII se celebraron vistas judiciales, entiendiendo como habían sostenido  San Agustín y Santo Tomás de Aquino  que los animales si bien no tenían inteligencia sí tenían  alma , y por lo tanto podían ser juzgados y sentenciados por las mismas leyes que los hombres, al existir una responsabilidad moral de los animales sobre los actos que cometían.  Asimismo , esos juicios civiles  y las excomuniones eclesiales,  con su mezcla de fórmulas rituales ortodoxas (procesiones, rezos, invocaciones) y formas jurídicas ampliamente desarrolladas, permitían inculpar a los animales de los daños a los cultivos, y aplicar  la justicia divina por medios procesales terrenales. 

Tipos de juicios animales

Existían dos tipos de juicios contra los animales: 1- Los que se realizaban contra animales individuales acusados de haber realizado alguna acción criminal , dirimidos  por tribunales civiles y 2. Los dirigidos contra las plagas que afectaban a la agricultura o a los alimentos , competenecia de los tribunales eclesiásticos.

La razón de ello estribaba en que se consideraba que las plagas eran causadas por la intervención directa de Satanás, que poseía de forma periódica a algunas especies para desgracia de los humanos. No es que ratones, topos, orugas o langostas devoraran las cosechas por si mismos, sino que el Diablo se servía de estos animales para su malvado plan. Sin embargo, hasta bien entrado el siglo XVII se celebraron vistas judiciales y ejecuciones  contra animales.


Así, la pérdida de cosechas o alimentos por acción de langostas, hormigas, gusanos ratas, etc., era un asunto de carácter civil que debía ser tratado por las autoridades eclesiásticas cuando las quejas y las peticiones de la comunidad lo hacían necesario, mientras que por el contrario, el juicio de animales domésticos, como cerdos, caballos, toros, perros, etc., que hubieran matado o herido de gravedad a humanos, era asumido por jueces laicos.

Cuando eran las comunidades o los labriegos quienes alegaban daños en su propiedad y cosechas, debidas a plagas, el procedimiento judicial se llevaba a cabo observando de manera estricta todos los formalismos procesales requeridos para los juicios entre humanos, y en ocasiones con mucho mayor celo y cuidado. Estos procesos se iniciaban con la demanda o queja y con una inspección previa para determinar la veracidad de la denunciaque incluía procesiones, advocaciones y oraciones para apaciguar la ira de Dios antes de dar comienzo en debida forma al juicio terrenal. El procedimiento incluía también el aviso previo de los encausados mediante un edicto leído por un oficial del tribunal en los terrenos o bosques donde se presumía que se encontraban loa infranctores. Si los ruegos no daban resultado y la plaga no remitía, se daba apertura formal a la causa, procediendo a la citación de las partes.

Los juicios eclesiales  observaban todas las formalidades legales: acusación, nombramiento de un defensor, proceso, discurso de la acusación, discurso de la defensa y sentencia. Ratas, ratones, pájaros, moscas, topos, caracoles, saltamontes, orugas, hormigas, gusanos, escarabajos y otras clases de invertebrados, fueron objeto de múltiples juicios durante la Edad Media, presididos por las autoridades eclesiásticas, y si los animales eran encontrados culpables, a la pena precedía un discurso ejemplarizante dirigido a los acusados donde se les explicaban las consecuencias de su falta y se les recordaba su grave pecado de desobediencia al creador antes de decretar de manera solemne la pena impuesta, y si  aun así la plaga continuaba, se producía la excomunión (1de los acusados. 

A finales del siglo XVI empezaron a surgir dentro de la Iglesia voces que desaprobaban este tipo de juicios, considerando que sólo el hombre bautizado puede ser excomulgado, y que por tanto no tenía sentido lanzar un anatema contra un animal : “Eran tan simples como para hacer un juicio formal a las bestezuelas, citarlas, darles un abogado para defenderse, abrir una investigación de los daños por ellas causados. Luego conjuraban a los diversos animales, declarándoles que debían salir de todo el territorio y desplazarse a donde no pudiesen causar daño. Si el mal no cesaba con este conjuro, el juez eclesiástico pronunciaba sentencia de anatema y de maldición, y enviaba el auto de ejecución a los curas, sacerdotes y habitantes, invitándolos a hacer penitencia de sus pecados, ya que para su castigo enviaba Dios ordinariamente estas calamidades”. Sin embargo, este tipo de procesos siguieron realizándose hasta bien entrado el siglo XVII.

(1) Excomunión: Exclusión de una persona católica de su comunidad religiosa y de la posibilidad de recibir los sacramentos, dictada por la autoridad eclesiástica competente. 

El bestialismo 

Un  caso especial de juicio animal era por el llamado bestialismo. Las relaciones sexuales humano-animal eran una de las máximas aberraciones para el cristianismo y la justicia secular. Estos actos, considerados abominables y propios de infieles, fueron castigados con la pena de muerte para los involucrados. En estos casos se apelaba a los testigos para que dieran fe de tan inmunda conducta, y luego de escuchar los descargos del racional acusado, si estos no eran convincentes se decretaba la máxima pena. En algunos casos se llegó a encerrar en una bolsa al animal junto con su cómplice, hombre o mujer y los documentos del proceso para luego ser arrojados a la hoguera; de esta manera se buscaba que no quedase rastro de este horrible crimen Para el imaginario de la época, el delito de bestialismo constituía un grave desafío al Creador y la negación del principio fundamental de la creación, por tal razón no había compasión con sus ejecutores. Aunque se consideraba que el animal podía haber sido obligado a tales actos, de todos modos era un testimonio visible de la infamia humana, por lo que también debía ser ejecutado. 

 

Ratones de campo

En 1520 se inició un proceso en Glurns (Suiza) contra unos ratones de campo acusados de comerse las cosechas. Se siguieron todos los formalismos legales (nombramiento de abogados, declaración de testigos, etc.) y finalmente fueron condenados a abandonar inmediatamente el pueblo y nunca más volver, aunque el tribunal guardó alguna consideración con las hembras embarazadas y los ratones lesionados, a los que dio 14 días de prórroga para irse: Después de haber escuchado a la acusación, a la defensa y a los testigos, el tribunal decretó que las bestias dañinas conocidas bajo el nombre de ratones de campo serán conjuradas a marcharse de los campos y prados de la comuna de Stilfs en el plazo de catorce días, y que se les prohíbe eternamente todo intento de retorno; pero que si alguno de los animales estuviera embarazado o impedido de viajar debido a su extremada juventud, se le concederán otros catorce días, bajo la protección del tribunal… pero los que están en condiciones de viajar, deben partir dentro de los primeros catorce días".

En cualquier caso, las sentencias no iban dirigidas contra los animales en sí sino contra el espíritu maligno que los había poseído obligándoles a comportarse de esa manera. Además, la excomunión colocaba a los animales fuera de la ley de Dios, por lo que podían ser exterminados sin sentimiento de culpa alguna. Paulatinamente estos tipos de juicios fueron desapareciendo y el Derecho Penal acabó juzgando al único animal capaz de delinquir voluntariamente: el ser humano.

Mientras se esperaba el juicio, el animal era encarcelado de una a tres semanas , y había que alimentarlo, pagar a su carcelero y, eventualmente, al propietario del local. También había que pagar   al verdugo y a sus asistentes, así como a los carpinteros, albañiles y personas de oficios diversos que instalaron el cadalso o prepararon los instrumentos de suplicio. Asimismo, buscar al animal culpable, escoltarlo hasta su prisión, conducirlo hacia su destino fatal requería la intervención de sargentos y guardias. Asimismo  se cobraba por las cuerdas utilizadas para amarrar al acusado y hasta por los guantes utilizados por el verdugo, sumas totales que luego se imputaban al dueño del animal.

Cerdos

Uno de los animales juzgados con mayor frecuencia fueron  los cerdos, que sueltos por las calles de la ciudad o por el campo, no era extraño que produjeran heridas o incluso la muerte de personas, especialmente bebés a los que  se habían dejado solos, de forma imprudente, en las puertas de sus casas .

Para hacer más verosímil aún el juicio y el cumplimiento de la sentencia, las nuevas leyes indicaban expresamente que al cerdo condenado, tenía que cortársele el hocico y luego proceder a colocársele una máscara con rostro humano. Posteriormente se procedía a vestirle con las ropas del dueño para que en apariencia pudiese tener una leve similitud a un juicio humano y, claro, para dejar la impresión final de que también el castigo simbólico iba dirigido hacia el amo, como responsable indirecto de los actos del animal. Se observaban todos los formalismos legales y las reglas del tribunal: acusación, nombramiento de un defensor, proceso, discurso de la acusación y discurso de la defensa, para culminar finalmente con la sentencia.

Ejecución de la cerda de Falaise

El incidente más célebre fue en 1386, conocido como el de la cerda de Falaise, Normandía , que ha trascendido a la posteridad gracias a que todos los detalles fueron recogidos minuciosamente para la posteridad por un escribiente local, Guiot de Montfort.

Una marrana bien rolliza fue acusada de infanticidio por matar a un niño devorándole el rostro y los brazos. El noble local, el vizconde Pere Lavengin, ordenó celebrar un proceso en el que el animal fue condenado a muerte. La cerda fue conducida al patíbulo disfrazada con ropas de persona, vestida con una chaqueta , calzones, calzas en las patas traseras, guantes blancos en las patas delanteras, donde el verdugo le amputó los brazos y el morro, tal y como ella había hecho con su víctima, y luego  colgada por los cuartos traseros hasta morir, cosa que sucedió pronto, a causa de la hemorragia masiva. Finalizada la ejecución, el público asistente desmembró al animal y celebró una parrillada. Pero lo más grotesco fue que se obligó a los granjeros a llevar a sus cerdos a que presenciaran la matanza, para que les sirviera de escarmiento.

Igual que este ejemplar, otro congénere suyo fue ejecutado en París en 1161, acusado de ¡regicidio! El animal se introdujo entre las patas del caballo que montaba el príncipe Felipe, hijo del rey Luis VI, y le hizo caer. El muchacho perdió la vida en el accidente y el puerco acabó destripado públicamente en un cadalso.

En 1572, en Toledo, otro cerdo que había devorado a un niño fue, además de ejecutado, acusado de sacrilegio por haber comido carne un Viernes Santo.


Pero los cerdos, aunque se llevaron la peor parte no fueron los únicos animales convictos de asesinato. Bueyes que corneaban a sus amos hasta matarlos y perros rabiosos fueron ahorcados, decapitados o despedazados por haber causado daños a los humanos.

En la mayoría de estos procesos, los animales tenían muy pocas posibilidades de salir absueltos o de gozar de la clemencia del tribunal. Pero hubo alguna excepción, en  1379, en el pueblo belga de Saint-Marcel-le-Jeussery, una jauría de perros hambrientos, entre los que se encontraban varias crías, atacó la casa de un lugareño y mató a su hijo de corta edad. Los animales fueron capturados, juzgados y condenados a muerte. Pero el sacerdote local, Hubert de Poitiers, intervino ante el tribunal para pedir clemencia para las crías, y lo hizo alegando a su favor que habían sido malcriadas por los canes adultos. Los jueces se mostraron comprensivos e indultaron a los perritos.

Cochinillas

En 1479 el obispo de Lausana dirigió un juicio contra una plaga de cochinillas, para las que pidió la excomunión. El principal argumento de la acusación era que las cochinillas no habían estado en el Arca de Noé, lo que demostraba el poco afecto que Dios sentía por ellas. Finalmente, las procesadas fueron anatematizadas en un auto que comenzaba con la siguiente imprecación: “Vosotras las acusadas, asquerosidad infernal, vosotras las cochinillas, que ni seréis citadas entre los animales...” 
Termitas

Más suerte tuvo en cambio una colonia de termitas que en 1752 fue llevada a juicio en Brasil por haber semidestruido el monasterio de unos frailes franciscanos. El abogado de las hormigas argumentó que los insectos habían vivido en aquel lugar desde siglos antes de la llegada de los misioneros y colonizadores portugueses. Su alegato fue aceptado, y finalmente fueron los frailes quienes tuvieron que mudarse y dejar a las termitas como señoras de su antiguo asentamiento.
Ratones

Un aspecto a destacar en estos juicios, es el recurso a una amplia variedad de formalismos procesales utilizado por los defensores de los animales. El trabajo de estos abogados era acucioso y tomado con la mayor seriedad dentro del proceso, a fin de dilatar la causa y lograr la absolución de sus defendidos. En agosto de 1487, una multitud de campesinos de la comarca francesa de Autun acudió al obispo Jean Rolin para pedirle que intercediera ante Dios para acabar con una plaga de ratones que estaba arrasando sus campos. Monseñor ordenó a los párrocos de la comarca que salieran a los campos para conminar a los roedores a que abandonaran el lugar; en caso contrario, se expondrían a la ira del Altísimo. Pero las exhortaciones de los religiosos no tuvieron efecto alguno, y los ratones siguieron a lo suyo, devorando las cosechas. 

Las crónicas cuentan que monseñor, iracundo al ver cómo aquellos animaluchos le desafiaban, ordenó que fueran juzgados por herejía. Como en todo proceso, hubo un abogado defensor, el joven letrado Barthélémy de Chassanée, quien, por el ingenio que demostró en este juicio, llegó a convertirse en uno de los juristas más célebres de su tiempo. 

El esforzado defensor pidió un aplazamiento porque sus clientes, los ratones, eran tan numerosos y vivían tan dispersos por todo el territorio que un solo auto de emplazamiento clavado a la puerta de la catedral no servía para avisarles de la celebración de la vista. Por eso, los sufridos sacerdotes de la diócesis tuvieron que salir nuevamente a los campos, esta vez a leer en voz alta el auto procesal para que los roedores estuvieran avisados.

Convocado nuevamente el tribunal un mes después, los ratones seguían sin comparecer en la sala, por lo que el letrado solicitó un aplazamiento más, argumentando esta vez que los gatos sueltos por el territorio impedían que sus clientes salieran de sus escondites. Nuevamente, su petición fue aceptada. Chassanée logró retrasar el juicio en seis ocasiones con los pretextos más peregrinos, hasta que las autoridades eclesiásticas suspendieron finalmente aquel absurdo proceso.
Perros

En esta espiral de delirios procesales tampoco han faltado los animales sentenciados por delitos políticos. Así, en 1792, en plena Revolución Francesa, el mastín de un anciano aristócrata, el marqués de Saint-Prix, se abalanzó sobre el alguacil que venía a prender a su amo. El animal estaba disfrazado con una librea (2)similar a la que usaban los soldados realistas. Aquello resultó argumento suficiente para que el perro fuera acusado de reaccionario y juzgado por actividades antirrevolucionarias. Finalmente, el can fue guillotinado junto a su amo.
(2Librea Traje que los príncipesseñores y algunas otras personas o entidades dan a sus criados; habitualmente , uniforme y con distintivoos.

FuentesUna historia simbólica de la Edad Media – Michel Pastoureau-Katz editores / La sirena de Fiji y otros ensayos sobre historia natural y no natural-Jan Bondeson-Editorial SIGLO XXI /  / https://elhistoricon.blogspot.com / https://historiasdelahistoria.com