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3 de octubre de 2018

MENTIRAS HISTÓRICAS


Las hemos leído en libros de texto, visto en películas, escuchado en conferencias... Pero las investigaciones posteriores las han puesto en cuestión.

 Dolores Ibárruri

VIDEO: ¡¡¡ Ya hemos pasao!!!

El famoso lema "¡No pasarán!" 

Lo que nos contaron. En el Ministerio de Gobernación, un día después del golpe de estado del 18 de julio de 1936, la diputada del Partido Comunista de España Dolores Ibárruri, La Pasionaria, hizo un llamamiento a los ciudadanos para frenar “la sublevación militar fascista”. Y entona, por primera vez, el famoso lema: “Todo el país vibra de indignación ante esos desalmados que quieren hundir la España democrática y popular en un infierno de terror y de muerte. Pero, ¡no pasarán!”. Desde entonces aquel grito de libertad conocido en todo el mundo se ha atribuido a La Pasionaria, vinculado al mítico lema de la defensa de Madrid durante la Guerra Civil.

La realidad. Anterior a la contienda civil español, el famoso lema tiene su origen en la Primera Guerra Mundial, durante la batalla de Verdún, la más larga de la Gran Guerra y la segunda más sangrienta, entre febrero y diciembre de 1916. La frase fue pronunciada por el general francés Robert Nivelle, que llegó a alcanzar el rango de generalísimo y comandante en jefe del ejército francés. 


Las razas humanas 

Lo que nos contaron. Las primeras clasificaciones raciales se remontan al siglo XVII, coincidiendo con el imperialismo de ultramar o período colonial de la conquista de extensas áreas continentales alrededor del mundo por un puñado de reinos europeos. El viajero y médico francés François Bernier publicó en 1684 la primera clasificación de las distintas razas o especies humanas y su distribución en la Tierra. Así, estableció cuatro grupos: 1) los europeos, africanos del norte, persas, árabes, habitantes de India y de Insulindia. A ellos se sumaban los americanos, 2) el resto de los africanos, 3) los asiáticos amarillos y 4) los lapones. 

La realidad. Aunque rasgos como la piel negra o los ojos rasgados se han utilizado para clasificar a las personas dentro de la raza blanca, negra o amarilla (como recogieron antiguos estudios científicos cuyos autores estaban influidos por sus propios prejuicios), la genética moderna ha demostrado que subdividir la especie humana en razas es erróneo. “No existen razas en nuestra especie. Si tenemos muestras de humanos de distinto color de piel o tipos de ojos, seríamos incapaces de separarlos en base al ADN, por lo que muchos 'blancos' son más parecidos genéticamente a 'negros' o a 'orientales' que a otros 'blancos', y viceversa". La razón es que estos rasgos físicos, que son muy llamativos, están controlados por una ínfima fracción de nuestro ADN. Unas pocas letras pueden determinar nuestro color de piel, pero contamos con 3.000 millones de otras letras que suelen ser exactamente iguales. Para aquellos grupos que son culturalmente muy distintos de otros, se suele preferir la denominación ‘etnia’, grupos que comparten características comunes como el idioma, la vestimenta o la religión, que no tiene nada que ver con la genética. 


De izquierda a derecha: Rafael Alberti, Federico García Lorca, Juan Chabás, Mauricio Bacarisse, José María Romero Martínez, Manuel Blasco Garzón, Jorge Guillén, José Bergamín, Dámaso Alonso y Gerardo Diego.

La generación del 27 

Lo que nos contaron. La fotografía que plasmó el encuentro de poetas y escritores en homenaje al 300º aniversario de la muerte de Luis de Góngora, organizado por José María Romero en el Ateneo de Sevilla en 1927, dio lugar al grupo literario que en las clases de literatura española se denomina Generación del 27. En ella coincidió un brillantísimo grupo de poetas: Federico García Lorca, Rafael Alberti, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Pedro Salinas o Vicente Aleixandre. 

La realidad. La etiqueta literaria que agrupa a estas laureadas firmas no es ni la adecuada ni la más precisa históricamente,Hay elementos sustanciales para mantener que no solo no es afortunada, sino que trata de despojar ideológicamente a ese conjunto de poetas que escribió buena parte de su obra en los años de la Segunda República y que, en su mayoría, se identificó con el régimen republicano. Un breve repaso a su producción literaria muestra que los años de la República coinciden con su madurez creativa. Durante la Guerra Civil se alinearon con la legalidad republicana, con las excepciones de Gerardo Diego y Dámaso Alonso. Este compromiso lo pagó con su vida García Lorca, asesinado por los falangistas en los comienzos de la contienda. El resto marchó al exilio. La denominación que mejor define al conjunto es ‘Generación de la República’, de la que también forma parte fundamental Miguel Hernández, a quien en los manuales se sitúa al margen del grupo generacional. 

El homenaje a Góngora en Sevilla de 1927 apenas tuvo trascendencia y ningún participante pensó que la lectura de unos poemas tuviera mayor importancia. El franquismo no podía ignorar a esos poetas de renombre internacional, aunque había hecho todo lo posible para eliminarlos. Se trataba de despojar a su obra literaria de la actitud política de los autores. La denominación de Dámaso Alonso de Generación del 27, que acuñó en 1948, cubría tal propósito. Se eliminaba cualquier alusión a la República y se les asociaba con la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), de la que discrepaban ideológicamente. Así se velaba una trayectoria personal que resultaba demasiado incómoda. 


El monstruo del lago Ness 

Lo que nos contaron. La primera referencia sobre el supuesto monstruo del lago escocés Ness, popularmente conocido como Nessi, apareció en 565, en un manuscrito sobre la Vida de San Columba. Narra el enfrentamiento de este santo con un extraño animal que había atacado a un niño. Con el paso de los años, diversos relatos alimentaron el mito hasta llegar al siglo XX. En 1933, el periódico Daily Mail contrató a Marmaduke Wetherell, un famoso cazador, para encontrar al legendario monstruo. A finales de ese mismo año se hallaron unas huellas en la orilla del lago que desataron la locura, pero finalmente quedó demostrado que habían sido realizadas con un pie de hipopótamo. La humillación que sufrió Wetherell fue enorme. Pero un año después se realizó la instantánea más famosa hasta la fecha, mostrando en blanco y negro una criatura de cuello largo emergente del lago. La foto, conocida como la “fotografía del cirujano”, que probaba presuntamente la existencia del monstruo, fue tomada por R.K Wilson, considerado como un respetado cirujano de la época.  

La realidad. Todas las supuestas evidencias de la existencia de Nessie han demostrado ser grandes fraudes o falsas interpretaciones, algunas de lo más exóticas: desde restos de sets de rodajes interpretados como partes del esqueleto del monstruo a ramas de gran envergadura que imitan su preconcebida silueta. Pero la foto del cirujano se lleva la palma: el mayor fraude histórico relacionado con esta famosa leyenda duró 60 años. La verdad la destapó Chris Spurling, hijo adoptivo de Wetherell, en su lecho de muerte, cuando le confesó su participación en la conspiración para tomar la foto. Wetherell, tras ser humillado, había decidido vengarse: involucró a sus dos hijos adoptivos, Ian y Chris (este último escultor experto), y al cirujano R. K Wilson, para que dijera que había tomado la fotografía y darle credibilidad a la historia. Su engaño consistió en crear un submarino de juguete equipado con una cabeza de serpiente marina de madera. Al final, el mismo Wetherell también confesó haber falsificado la fotografía. Sin embargo, a pesar de las confesiones, la fotografía ya formaba parte de la cultura popular. Aunque el monstruo del Lago Ness no cuente con pruebas que apoyen su existencia, el mito representa un negocio turístico bien tangible para Escocia, país donde está el lago, que aporta 130 millones de libras (180 millones de euros) anuales a las arcas escocesas. 


La pasta que trajo Marco Polo de sus viajes a China 

Lo que nos contaron. Aunque para una mayoría representa un plato de origen italiano, se reconoce que hay tantas teorías sobre el origen de la pasta como diferentes preparados culinarios para degustarla. Una de las versiones más difundidas atribuye a Marco Polo la introducción del estandarte de la cocina italiana actual en 1271 al regresar de uno de sus viajes por China. La idea se basa en su conocida obra el Libro de las maravillas del mundo, donde el mercader y viajero veneciano hace referencia a la pasta en el país oriental. 

La realidad. Se trata solo de una anécdota bonita y fácil de recordar. La masa de harina y agua, los constituyentes principales de la pasta, representan lo más básico en la historia culinaria, por lo que los ancestros de este popular alimento no hay que buscarlos solo en el lejano Oriente, sino bastante más cerca. Ya se encuentran en la cultura griega a partir del siglo III a.C., con preparados con los nombres de λαγανον, μακαρια o παστα (escotilla, caballa y pasta). En el siglo I, bajo la cultura romana, los laganum, macari y pasta representan los gérmenes de los contemporáneos lasaña, macarrones y pasta. Una de las teorías obre el origen de las pasta la sitúa en el Mediterráneo, alrededor de Sicilia, Campania, Calabria y Apulia , áreas por las que se extendió la Mgna Grecia y que más tarde recibieron la influencia musulmana. Más allá de los trozos de masa fresca de la cocina clásica de griegos y romanos los árabes dieron un paso fundamental: secar la pasta, lo que prolongó su fecha de caducidad y facilitó su transporte, comercio y consumo.“Era un alimento muy útil en las caravanas del desierto en el norte de África, y se prestaba a ser transportada por mar a Oriente Medio, Magreb y Levante español. En el siglo XIII, en Nápoles y Liguria empezó a desarrollarse una industria floreciente a cargo de los genoveses por imitación de los árabes, que producía sobre todo fidellini (espagueti). 


Los reinos cristianos y la reconquista de la península Ibérica 

Lo que nos contaron. Los libros de texto, y algunas personalidades públicas, hablan de la Reconquista para referirse al proceso histórico, entre los siglos VIII y XV, en el que los reinos cristianos de la península Ibérica buscaron el control peninsular en manos del dominio musulmán. El término Reconquista data del siglo XIX, cuando la Historia se constituyó como disciplina universitaria y cuando surgió el nacionalismo español, nacido de las revoluciones burguesas, que buscó sus presuntos orígenes en la provincia romana de Hispania y, sobre todo, en el reino visigodo de Toledo. La Reconquista era el enlace entre el reino visigodo y los Reyes Católicos, lo que implicó dejar al-Andalus fuera de la historia nacional. El historiador Claudio Sánchez-Albornoz, exiliado durante el franquismo pero con una ideología nacionalista y católica, se encargó de poner la Reconquista en el centro de la Edad Media hispana a nivel académico, como siguió siendo para los historiadores formados hasta los años 70.

La realidad. Reconquista implica recuperar algo arrebatado. La conquista de al-Andalus no fue en ningún caso la recuperación de un territorio perdido, sino un movimiento más de expansión del modelo de sociedad feudal en la Europa de aquel tiempo. La aparición del feudalismo explicó el cambio profundo en las sociedades norteñas, casi tribales y poco romanizadas, que resistieron a la conquista musulmana. La conquista cristiana de al-Andalus se entiende como un proceso histórico de carácter europeo, la expansión del feudalismo, similar a la conquista y colonización inglesa de Irlanda y a la conquista y colonización alemana del Báltico. A nivel académico, apenas quedan historiadores que defiendan el concepto Reconquista. Sin embargo, el término sigue suscitando discrepancias. Hay quien prefiere seguir usándolo por comodidad, por ser reconocible para todos. Y también hay historiadores que lo rechazan por seguir llevando implícita la carga ideológica original. 

Los jeans de los vaqueros 

Lo que nos contaron. Los lució Lucky Luke, el vaquero de Marlboro y los protagonistas de Brokeback Mountain. Los vaqueros americanos enfundados en tejido denim en medio del Lejano Oeste empezaron a cautivar en los años 30 a los seguidores de las películas del oeste protagonizadas por los míticos John Wayne o Gary Cooper. Una visión que creó un nuevo mercado con las variantes que introdujo H. D. Lee Mercantile Co. (el Lee moderno) creando el conocido "101 Cowboy pant" para los vaqueros, jinetes de rodeo y aficionados. Con lemas como: “En el interior de cada americano late un anhelo por el Lejano Oeste”. 

La realidad. Si los famosos western hubieran reflejado el vestuario real de los vaqueros, sus protagonistas deberían haber vestido pantalones de cuero o de lino, el material de los cowboys de verdad. Sin embargo, el pantalón vaquero tiene su origen como ropa de trabajo, pero no entre vacas. El origen es confuso desde su etimología. El término jeans proviene de Gênes (Génova en francés), donde sus marineros eran conocidos por llevar pantalones muy resistentes de fustán (algodón con mezcla o de lino o de lana). En el siglo XVI el tejido se terminó llamando jene fustyan y en el siglo XVIII se fabricaba completamente con algodón y se teñía de muchos colores, creando los "pantalones jean" como ropa de trabajo. Sin embargo, a partir del XIX se hacen de denim (mezclilla), una sarga de algodón más resistente tejida en una cara con un hilado de color azul índigo y entretejido con otro sin teñir o gris, lo que permitía mostrar en zonas específicas de la prenda signos de desgaste”, Los auténticos jeans, los pantalones de denim con remaches de cobre para evitar los desgarros, fueron patentados por Levis Strauss & Co. en 1873. Hablamos de ropa de trabajo para los mineros de California, que también llevaron obreros y presos. 


La oreja de Van Gogh 

Lo que nos han contado. La historia, repetida hasta la saciedad, asegura que en 1888 el pintor holandés Vincent Van Gogh, en un arrebato de locura tras discutir con su amigo, el también pintor Gauguin, se arrancó con una cuchilla de afeitar la oreja izquierda. Oreja que más tarde, envuelta en un trozo de tela, el autor de cuadros tan famosos como La noche estrellada entregó en mano a una prostituta llamada Raquel. 

La realidad. Fue Gauguin quien, en plena disputa, le seccionó parte del lóbulo izquierdo con una espada. Para proteger a su (a pesar de todo) colega, Van Gogh contó a la policía la popular versión de la autolesión. Es decir, ni Van Gogh se quedó sin una oreja –solo perdió un trozo de lóbulo– ni fue él mismo quien se la corto debido a su inestabilidad mental. 


La ensaladilla rusa y la tortilla francesa 

Lo que nos han contado. La lógica,implacable, nos ha hecho creer que estos platos cuyo nombre hace referencia a ciertos puntos geográficos del planeta provenían de dichos lugares. Tomábamos ensaladilla rusa creyendo que su origen estaba en tierra rusa y pedíamos tortilla francesa francesa con la convicción de que su historia iba ligada al país galo. La lógica nos decía que no podía ser de otra forma. 

La realidad. El término "francesa" viene del asedio de las tropas napoleónicas a la ciudad de Cádiz en 1810. La escasez de alimentos y de patatas con las que preparar la típica tortilla española provocó que los ciudadanos tuvieran que cocinar el huevo batido sin condimentos. Con el paso de los años siguió cocinándose esta tortilla a la que se llamaba “tortilla de cuando los franceses” en referencia a los asediadores galos. De ahí que hoy a esta tortilla se la llame tortilla francesa. . Con la ensaladilla rusa ocurre algo parecido. Es rusa por obra y gracia de la casualidad. Este plato lo creó en 1860 Lucien Olivier, un belga de origen francés afincado en Moscú. El chef elaboró por primera vez esta receta en Hermitage, el restaurante que regentaba en el centro de la ciudad rusa. El furor que causó la ensalada hizo que fuera conocida popularmente como ensalada rusa. En Rusia, sin embargo, se la llama ensalada Olivier.


Los restos del apóstol Santiago

Lo que nos han contado. Que el Apóstol Santiago El Mayor fue decapitado por orden del rey Herodes en Jerusalén, donde llevaba a cabo su labor de evangelización. Tras su muerte, Atanasio y Teodoro (sus discípulos) recogieron el cuerpo y lo llevaron en secreto en una barca a los lugares donde Santiago inició su predicación en el norte de España. Así sus huesos acabaron en Santiago, donde se construyó la catedral para recibir a los fieles que año tras año hacen el peregrinaje. 

La realidad. El obispo Teodomiro por su cuenta y riesgo convirtió este lugar en el emporio religioso, turístico, económico y hotelero que conocemos hoy. En el año 813 d.c. los musulmanes correteaban a sus anchas por España cosa que disgustaba al obispo. Para hacer frente a la fe musulmana, se fijó en Roma y en la que montaron en torno a la basílica de San Pedro, donde se encuentra la tumba del santo. Vio que hasta allí iban peregrinos y se coronaban los emperadores. Siguiendo este ejemplo buscó la tumba de algún apóstol popular en Hispania para lograr una peregrinación similar, Teodomiro encontró un sepulcro con tres cuerpos dentro. Según él y solo según él, los de Santiago y sus dos discípulos. Emocionado, transmite su descubrimiento al rey Alfonso II El Casto y le pide que construya una iglesia sobre la tumba para animar a la gente a peregrinar. Y así, tras varias iglesias que fueron ampliándose y destruyéndose, acabó levantándose la actual Catedral de Santiago nentro de pregrinación. Los huesos que allí se encuentran se sabe que son falsos desde el mismo momento de su descubrimiento. 


El número de signos del zodiaco 

Lo que nos han contado. Que los signos del zodiaco –las constelaciones zodiacales que la línea imaginaria que une nuestro planeta con el Sol va señalando a lo largo de un año– son doce. Y que a todos nosotros, en función del mes de nuestro nacimiento, nos corresponde uno que define nuestra personalidad e incluso nuestro destino. 

La realidad. Hace 3.000 años la civilización de Babilonia dividió el zodiaco en doce partes, adjudicando una constelación a cada una de ellas. Conscientes de que la división zodiacal no resultaba en doce partes exactas, la adaptaron para obtener un calendario práctico. Sabían que había una decimotercera constelación llamada Ofiuco y la excluyeron deliberadamente. Así que los signos del zodíaco serían trece. En 2016, la Nasa explicó que el eje de la Tierra ni siquiera apunta en la misma dirección que hace 3.000 años. Actualmente la línea imaginaria entre la Tierra y el Sol apunta a Virgo durante 45 días y sólo 7 a Escorpio. Es decir, si uno cumple años el 25 de marzo hasta ahora su signo zodiacal era Aries, pero los nuevos cálculos de la Nasa desvelan que hoy le correspondería ser Piscis. 

Fuentes: Mentiras históricas comúnmente creídas -José Luis Vila-San Juan-Editorial Planeta / https://elpais.com 1 / https://elpais.com 2

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