TRADUCTOR

9 de noviembre de 2019

LOS DUELOS Y LAS DUELISTAS



Los duelos

En el siglo XIX y principios del XX, el duelo es el combate privado, formalmente establecido por medio de un desafío en forma, la elección de armas, de lugar y hora y la presencia, por lo menos de dos testigos mayores de edad llamados padrinos, de experiencia en duelos anteriores y con status de caballeros, duelo que debía tener siempre por objeto resolver cuestiones de honor de acuerdo con lo regulado en un Código de Honor.

En ese combate consensuado entre dos hombres, se utilizan armas mortales o no, de acuerdo con reglas que se respetan por el honor de los contendientes. Lo duelos podían ser decretorios o a muerte, propugnatorios o a primera sangre, en los que se combatía para lavar el honor pero sin ánimo de matar y los satisfactorios, en los que se estaba dispuesto a desistir del enfrentamiento en cualquier momento si el ofensor prestaba la debida satisfacción.

El duelo se desarrollaba por voluntad de una de las partes, el desafiante, para lavar un insulto a su honor, con motivo de una ofensa o injuria recibida . A efectos de duelo una ofensa la constituye toda palabra, escrito, dibujo y gesto que una persona dirige o hace a otra u otras, con ánimo deliberado de mortificarlas, y una injuria todo golpe, empujón o herida que se da, o hace un individuo a otro, con premeditación.

El objetivo del duelo no era por lo general matar al oponente, sino lograr satisfacción, demostrando sangre fría y serenidad al poner en peligro la propia vida. Al final de la contienda, era redactada un acta de duelo en el cual se consignaba el comportamiento que han tenidos los duelistas durante el enfrentamiento, y el resultado del mismo.

Para que haya duelo ha de existir siempre ofensa, padrinos y testigos. Las ofensas son varias, y de ellas nos ocuparemos en sitio oportuno; los padrinos nunca podrán ser anís de cuatro, dos por cada parte, pues la costumbre que existía antiguamente de que cada pareja de testigos fuera acompañada de otra persona llamada segundo, ha desaparecido, sin duda alguna, por la innecesario de la presencia de aquel tercero en discordia.
Por otra parte, para que el duelo se lleve a efecto, o lo que es lo mismo, el encuentro personal, será preciso:
I.° Que los combatientes estén conformes en batirse.
2.° Que sea aceptada por el ofensor el arma elegida por el ofendido, y
3 .° Que ambos presten su conformidad á todas y cada una de las condiciones pactadas por los Padrinos.
La clasificación de las ofensas, la elección del duelo y sus armas, la designación de las condiciones en que éste debe realizarse, el día, sitio y hora. ¿Quién la hace? 
Los padrinos.
De ellos depende la elección del terreno, el examen del cuerpo de los combatientes y armas que han de esgrimir, la señal para empezar, suspender o dar por terminado el lance.
Los testigos.
Garantizan que el duelo se ha ultimado de buena manera y ajustándose los combatientes a condiciones anteriormente pactadas por sus representantes., y evitan el asesinato que se perpetraría en el campo del honor en más de una ocasión.
De las armas y su naturaleza
El uso que hasta el día se establece tiene como admisibles solamente tres clases de armas, las cuales por su naturaleza pueden producir desde una herida leve hasta la muerte: estas armas son el sable, la espada y la pistola.
Cualquier arma que no sea una de éstas puede ser rechazada por los combatientes, a excepción del revólver, que se admite sólo en el caso en que en la localidad donde haya de verificarse el duelo no se encuentre alguna de las armas ya consignadas.
Las armas elegidas para el encuentro deberán sujetarse a un examen y medida escrupulosa, que lo practicarán los testigos con el fin de cerciorarse si reúnen las condiciones apetecidas.
Cuando el arma elegida para el encuentro es la blanca y no puede esgrimirla el ofensor, habrá necesariamente, a nuestro entender, que sustituirla por la pistola. Por algunos tratadistas se sostiene, que si el ofendido es militar y elige el arma de su cuerpo y el ofensor pertenece al elemento civil, puede éste rechazar el duelo.
Por nuestra parte diremos que ese derecho no puede ejercitarlo sino el cobarde, que haría de él uso, como pretexto para no batirse y como medio para eludir el castigo a que su falta le había hecho acreedor. Y además, la civilización actual obliga a todo el que se precia de caballero, y está dispuesto a defender su honra y la de su familia, o instituto, a saber hablar en el lenguaje en que los hombres de honor departen en el campo, que no es otro que el idioma del acero, o el del plomo.
Ofensas y desafíos- Isidro Iñiguez ( 1890)
Ofensas y desafíos

VÌDEO: El duelo, una cuestión de honor

Pauline Clémentine de Metternich-Winneburg zu Beilstein / Anastasia Kielmannsegg
Las duelistas

Los duelistas solían ser siempre hombres, pero un acontecimiento inesperado provocó la popularidad de las duelistas femeninas, cuando tuvo lugar un insólito episodio ocurrido en el verano de 1892, cuando se enfrentaron en duelo a primera sangre la princesa vienesa Pauline Clémentine de Metternich-Winneburg zu Beilstein y la condesa rusa, originaria de Besarabia, Anastasia Kielmannsegg, esposa de un aristócrata alemán. La causa de tan extrema medida fue una discusión sobre quién tendría la última palabra en los arreglos florales para la Exposición Musical y Teatral de Viena, de la que Paulina era presidenta honoraria mientras que Anastasia figuraba como presidenta del Comité de Señoras del evento, si bien en el fondo rivalizaban por ser las influencers de su tiempo. Cada una aglutinó a su alrededor apoyos diferentes en la escala social, según contó la marquesa de Fontenoy: si con la condesa se alineaba el más rancio abolengo, Paulina tenía las simpatías populares.


El lance se llevó a cabo en Vaduz (Liechtenstein), con la princesa Schwazenberg y la condesa Kinsky como madrinas respectivas, además de contar con la asistencia sanitaria de la baronesa Lubinska, que era licenciada en Medicina. Fue precisamente la doctora quien propuso a las duelistas combatir con el torso desnudo para evitar que un trozo de ropa se metiera en alguna herida, algo que en la época solía causar graves infecciones e incluso la muerte; le hicieron caso y, así, a lo inaudito del lance se sumó el hacerlo en topless. Aunque en realidad no se trataba del primer duelo femenino, sí que fue muy popular dadas las personalidades de las duelista y su combate en topless. 

Éste se pactó a tres rondas y se dirimió con antiguas espadas siguiendo el reglamento francés. En la última vuelta Paulina recibió una herida leve en la nariz y la condesa otra en el brazo, lo que provocó un momento tragicómico cuando las madrinas se desmayaron al ver la sangre y los hombres presentes (cocheros y lacayos) corrieron a ayudarlas pero fueron expulsados a paraguazos por la baronesa para impedir que vieran a las duelistas semidesnudas, Paulina de cincuenta y seis años y Anastasia de, 42. En cualquier caso, todo aquello fue considerado suficiente por las restablecidas madrinas, que recomendaron a las contendientes dar el duelo por finalizado y abrazarse como amigas. Así lo hicieron, sin que haya quedado claro si se consideró vencedora a alguna, ya que si Anastasia había dañado primero a su oponente, fue Paulina quien ocasionó una herida más importante. El caso es que ambas continuaron sus vidas sin secuelas. 

Lo cierto es que la historia y la ocurrencia del topless, dió lugar a la aparición de picantes postales y fotografías de duelistas femeninas semidesnudas que se comercializaron y fueron muy famosas en los sucesivos años. También años más tarde llegó al cine, con An Affair of Honor (1901), una cinta muda que fue de las primeras producciones en los albores del cine. 

Escena de An Affair of honor ( 1901). Las mujeres , debido a la censura, no combaten en topless

Fuentes: El duelo de honor: De Casanova a Borges -Varios autores- Alba Editorial /Agente provocador-Vol. 1- Editorial La Felguera / Ofensas y desafíos- Isidro Iñiguez- Establecimiento tipográfico de Evaristo Sánchel (1890)/ http://duelosyduelistas.blogspot.com /https://www.labrujulaverde.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario