LA PROSTITUCIÓN Y LAS ENFERMEDADES VENÉREAS
Aunque entre 1936 y 1930 el poder estuvo en manos de organizaciones de izquierdas con posiciones de género que se suponían más igualitarias, la República editó una serie de carteles antivenéreos que incurrieron en posturas misóginas, contradiciendo la orientación progresista de los recientes marcos legales en torno a la prostitución .
Estas legislaciones reconocieron que las prostitutas no eran los únicos vectores de contagio. Sin embargo, en los carteles destinados a persuadir al soldado de alejarse de las trabajadoras sexuales, las prostitutas aparecen como conotadores de muerte y únicas portadoras de la enfermedad venérea, comparándolas con el enemigo fascista, balas y armas de destrucción masiva. Si en los carteles antivenéreos de la Guerra Civil la prostituta queda atrapada en preconceptos patriarcales de degeneración femenina , también emerge como una figura poderosa a través de su condición monstruosa, mientras el soldado republicano es infantilizado.
Así, que la representación ambigüa de las prostitutas refleja las contradicciones de la emancipación femenina en un momento en el que la guerra se interpuso en la senda de la revolución social .
El problema sexual del soldado
La vida del soldado expuesta a multitud de problemas que éste debe prevenir y resolver; la vida sexual no es de los menores. La fantasía es aquí el gran artífice que aumenta hasta lo infinito y convierte en abrumadoras necesidades que en su valor real no son más que relativas. Las conversaciones entre compañeros que no tratan precisamente temas académicos, la lectura de libritos que en poco aumentan la cultura, y la suciedad de los órganos genitales, que el descuido permite, son materias más que suficientes para producir una desazón y un deseo insanos que son constante tormento del que los padece.
Consecuencia de tales principios son prácticas odiosas de las que todos deberían avergonzarse y prevenirse: la masturbación y el burdeleo. Los mozos fuertes y dignos pueden debilitarse o caer en las mayores degradaciones y contraer enfermedades que se llevan la salud y dejan inútiles para toda la vida. Y el soldado que por negligencia pierde su eficacia o tiene que causar baja, por tal motivo, es igual que el desertor que traiciona a sus compañeros y a la causa que defiende.
Comprendemos la agobiada preocupación que para algunos representa este problema, y con esa misma comprensión les decimos que su voluntad ha de ser el freno del impulso y el que evite ciertas prácticas que gastan la energía de los más fornidos, y que a todo el que se tenga por hombre deben avergonzar.
El burdel, que es nido donde se cobijan las más terribles enfermedades y las pasiones más insanas y que, junto al engaño de un acto falso y del ambiente de la mayor degradación, esconde los peligros de las enfermedades más temibles. Debe ser enérgicamente rechazado por todo soldado que en nuestro Ejército lucha por una vida y una moral profundamente renovadas.
Una cuidadosa higiene de tus órganos genitales impedirá al soldado un sinfín de peligros y le librará de una fuente de molestias sin igual, con lo que su salud y bienestar aumentarán en su exclusivo beneficio. En las conversaciones o lecturas deberá evitar los tonos pornográficos, que solo le servirían para crearse el tormento de un hambre absurda que no podría satisfacer. Y, por último, debe vigilar la imaginación que de nada levanta un castillo; sujetándola y llevándola por rectos senderos, con lo cual evitará tener que resolver problemas inexistentes.
Con estas amigables recomendaciones y, sobre todo, con mucha higiene, se verá libre del agobio de ese problema y no tendrá que pasar por la vergüenza de verse débil o inútil para sus sagrados deberes. Un soldado es siempre un hombre, y cuando nos llegue la hora del triunfo, el pueblo y la historia colocará en los pináculos de la gloria a aquellos que entre el fragor del combate y la vorágine de las pasiones supieron ser dignos, sanos y conscientes, para contribuir más íntegramente a la victoria del pueblo.
Revista de la 25 división republicana - Frente de Teruel - Enero 1938
Fuentes: La representación de la mujer en los carteles de la Guerra Civil Española -Rocío Arrollo Fernández - Universidad de Valladolid - Facultad de Ciencias Sociales , Jurídicas y de la Comunicación/ CIBERLETRAS nº 42 Agosto 2019 / http://www.agenteprovocador.es
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