Jeremy Bentham
Jeremy Bentham (1748-1832) ,filósofo, economista, pensador, escritor y padre del utilitarismo , se ocupó de aquellos que se empeñaban en promover el dolor y el sufrimiento en lugar del placer, y de cómo podía la sociedad defenderse de ellos. Muy vinculado a la tradición que entendía que todo derecho había de estar ligado a un deber, y este, a su vez, tenía que ligarse a un castigo para aquel que no cumpliera con su obligación, afirmaba que el castigo es algo completamente necesario y justificado, pues en orden a eliminar un mal comportamiento, este deber ir unido a una pena, de la misma manera que una buena acción ha de ir seguida de una recompensa.
Considera que de esta forma es como se establece en la mente de los individuos que el bien compensa más que el mal y que es mejor vivir siendo bueno que malo, pues de esa manera será más probable que nos acerquemos al que es el gran objetivo de todo el mundo: ser feliz.
Descontento con el sistema de prisiones inglés, Bentham envió en 1791 El Panóptico - Manual para la construcción de una prisión- en forma de discurso a Garran de Coulon , con el fin de que el modelo carcelario que exponía fuese implementado, ya que de Coulon, en dicho momento, pertenecía a la Asamblea legislativa y era miembro de una comisión cuyo fin era la reforma de las leyes criminales.
Panóptico
Bethman consideraba que el objetivo del castigo no solo era vengar un delito sino conseguir reeducar al criminal, y panóptico ( nombre derivado de observar (-opticón) a todos (pan-), proponía "... un nuevo principio para construir casas de inspección , y especialmente casas de reclusión y trabajos forzados...", que define como "establecimiento propuesto para guardar los presos con mas seguridad y economía , y para trabajar al mismo tiempo en su reforma moral, con medios nuevos de asegurarse de su buena conducta , y de proveer su subsistencia después de su soltura, describiendo el panóptico como:
La principal característica del panóptico era su estructura geométrica: un círculo en torno a un eje central. Ese punto central es la verdadera clave de todo el conjunto, ya que en ella se colocaría una sala o torre desde la que una persona o grupo de ellas pudiera controlar todo el perímetro. Había un detalle más en este novedoso diseño, y era que el vigilante de la torre podría ver a todos los reclusos, pero estos no podrían verlo a él. Así, de esa forma, , además de ahorrarse personal, crearía en los prisioneros la opresiva sensación de estar bajo vigilancia permanente. Esto les obligaría a comportarse de la mejor manera posible, al no estar seguros de si su actitud podía costarles un severo castigo. Todos, por su propio bien, obedecerían las normas de lo mejor posible. Betham consideraba que las que las celdas deberían alojar a 3 o 4 presos, fomentando unas relaciones sociales como pieza importante en la reeducación del preso .
Este sistema gustó a muchos y no solo para el sistema penitenciario. Se pensó que podría ser utilizado también en cualquier otra institución que requiriera de un cierto grado de autoridad y control, como escuelas o fábricas
La luz penetraría por las ventanas exteriores de las celdas, llegando hasta la torre central que dispondría de ventanas y celosías. De esta forma, el vigilante podría ver a contraluz la figura de cualquiera de los reclusos, mientras que las celosías impedirían a estos verlo a él, de hecho no podrían saber ni siquiera si realmente estaba allí. A parte del uso de celosías Bentham también pensó en los accesos y comunicación entre las salas de la torre de observación, optando por el uso de muros en zigzag frente a las puertas, estos muros al igual que las puertas cumplirían su misión de evitar la salida de la luz y pero evitarían los chirridos que pudieran delatar las entradas y salidas del observador.
La torre central del panóptico además se convierte en un símbolo de sumisión y de poder, en una representación del poder visible pero que es a la vez no verificable. La torre es visible desde todas las celdas, recordando a los reclusos que en cualquier momento que podrían estar siendo vigilados, sin embargo jamás pueden verificar que esté siendo así.
En el edificio de Bentham es clave esta falta de relación visual entre observado y observador. Pero también lo es el aislamiento y el silencio. Incluso en los casos que el carcelero tuviera que comunicarse con algún preso lo haría mediante un tubo metálico y siempre en voz baja. Así se produce la paradoja que para el carcelero los reclusos forman una multitud, pero ellos mismos se ven a sí mismos como individuos solitarios aislados. Las celdas formarían una multitud de teatros, que sólo pueden ser vistos por un único espectador.
El sentimiento de “vigilancia permanente” que sentían los reclusos, según Bentham reduciría el número de intentos de motín o fuga, lo cual no sólo permitiría abaratar los costes de gestión de la prisión al no ser necesarios tantos vigilantes sino porque también abarataría su construcción al no requerir de la construcción de muros tan gruesos y altos. Otra ventaja del panóptico es que permitiría al alcaide de la prisión controlar fácilmente que sus carceleros no descuidaran sus tareas. El panóptico se convierte entonces en un perfecto engranaje social, en el que todos cumplen son su cometido por miedo a ser “observados” realizando lo que no deben, bien sean reclusos o carceleros.
Otra idea de Bentham para “reducir costes” era utilizar a los reclusos como mano de obra en trabajos forzados, tales como andar sobre ruedas que harían funcionar telares o norias para extraer agua. Bentham no sólo estaba preocupado por la viabilidad económica y la efectividad reformatoria de su prisión, sino que también incluye medidas para velar por la salud de internos y guardianes, cuidando el aspecto higiénico, estableciendo letrinas individuales, con obligatoriedad de limpieza personal y de limpieza de las celdas, y a diferencia del calabozo de esos tiempos , oscuro e insalubre , propone vigilancia, disciplina, ventilación, luz, , y presenta la ventaja de que además de lo práctico y económico de sus diseño y funcionamiento sirve también como un modelo de reinserción de delincuentes, ya que pasada una larga temporada en el panóptico , el recluso internalizaría de tal manera el sentimiento de estar bajo vigilancia, que este no le abandonaría ni cuando hubiera recuperado su libertad, lo cual disminuiría las posibilidades que volviera a delinquir.
Cárcel diseñada según modelo panóptico
Bentham dedicó una gran parte de su tiempo y casi toda su fortuna para promover la construcción de una prisión siguiendo su esquema. Tras muchos años e innumerables problemas financieros y políticos, consiguió el permiso del Parlamento inglés para la compra de un lugar donde levantar la prisión, aunque más tarde, en 1811, fue revocado por el Primer Ministro .Más fortuna tuvo en el exterior, donde a lo largo de los siglos XIX y XX cárceles de distintos países se adaptaron a su modelo.
Las ideas de Bentham inspiraron también a George Orwell en su novela “1984”, la descripción de un estado totalitario dominado por un gran hermano que todo lo ve.
Autoicono de Jeremy Betham
En el vestíbulo sur del edificio principal del University College de Londres, en la calle Gower, el cuerpo de Jeremy Bentham descansa sentado y erguido dentro de una cabina de madera con ventanas de vidrio, un poco como una cabina telefónica de anticuario.
En un texto titulado Auto-Icon: or, Farther uses of the dead to the living [Autoicono: o usos de los muertos para los vivos], Bentham daba cuidadosas instrucciones sobre el tratamiento de su cadáver y su exhibición tras su fallecimiento. Si un icono es un objeto de devoción empleado en el ritual religioso, el «Autoicono» de Bentham fue concebido con un espíritu de divertida irreverencia. El «Autoicono» es un ser humano no creyente preservado en su propia imagen en modesto beneficio de la posteridad. Bentham escribe que planeó el «Autoicono» "con la intención y el deseo de que la humanidad coseche algún modesto beneficio de mi fallecimiento, ya que hasta ahora, estando en vida, he tenido pocas oportunidades de contribuir a ello".
Por consiguiente, el cuerpo de Bentham es una protesta póstuma contra los tabúes religiosos que rodean a los muertos, y encarna el espíritu fundacional del University College de Londres, establecido en 1828 como el primer centro de educación superior libre del control de la Iglesia anglicana.
El cuerpo de Bentham fue diseccionado y su esqueleto fue completamente descarnado y rellenado de paja. Le vistieron uno de sus trajes favoritos y le pusieron en la mano su bastón preferido, «Dapple».
Bentham pidió que su cuerpo estuviera sentado en una silla, «en la actitud que adopto cuando me encuentro sentado y sumido en mis pensamientos». A Bentham le interesaron mucho los relatos que había leído sobre los isleños de Nueva Zelanda y su forma de momificar las cabezas, y quiso que su cabeza recibiera el mismo tratamiento. De hecho, durante los últimos diez años de su vida, Bentham llevaba siempre encima los ojos de cristal que debían adornar su cabeza muerta. Por desgracia, el proceso de momificación salió realmente mal y en su lugar hubo que utilizar una cabeza de cera. La cabeza original, en estado de putrefacción y ennegrecida, al principio estuvo colocada en el suelo de la cabina de madera, a los pies de Bentham. Sin embargo, la cabeza se convirtió en blanco frecuente de las gamberradas estudiantiles, siendo utilizada en una ocasión para la práctica del fútbol en el patio delantero. En 1975 unos estudiantes robaron la cabeza y pidieron un rescate que debía pagarse al refugio de la beneficencia. Tras reducirse el rescate exigido de 100 libras a diez, la cabeza apareció en una taquilla de la consigna de la estación ferroviaria de Aberdeen, en Escocia. La cabeza original ahora reposa en un refrigerador en los sótanos del University College de Londres.
Se cuenta que el «Autoicono» asiste a las reuniones del consejo del University College, y que su presencia se hace constar en las actas, con estas palabras: «Jeremy Bentham: presente pero sin voto».
El libro de los filósofos muertos-Simon Critchley
Fuentes: El Panóptico- Jeremy Bentham - Ediciones de la Piqueta /Vigilar y castigar- Michel Foucault - Siglo XXI Editores. /https://reflexionesmarginales.com / El libro de los filósofos muertos-Simón Critchley- Editorial Taurus
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