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16 de septiembre de 2017

LAS SIRENAS


El origen del prototipo formal de seres híbridos marinos hay que buscarlo en el Próximo Oriente Mediterráneo, donde ya en el primer milenio antes de nuestra era, hallamos seres barbados fabulosos que habitan en las profundidades del mar y  que son mitad humanos, mitad pisciformes.

Desde Oriente y a través de las rutas comerciales del Mediterráneo, estos seres pasarían a formar parte de la mitología clásica, para llenar con su presencia numerosas representaciones artísticas; de este modo, muchas criaturas asociadas al reino mítico del mar adoptaron esta forma híbrida en el arte griego :NereoTritón, los tritones, etc.  Sin embargo en contadas ocasiones fueron representadas las tritonisas (paredras de los tritones) más difundidas´en la época tardía, cuando su sentido era únicamente ornamental.

Tritón 

En la mitología griega Tritón  es un dios, mensajero de las profundidades marinas, hijo de los dioses marinos Poseidón y Anfítrite. Suele ser representado con el torso de un humano y la cola de un pez siendo la contraparte masculina de una sirena. Como su padre, lleva un tridente . Sin embargo, el atributo especial de Tritón era una caracola que tocaba como una trompeta para calmar o elevar las olas del mar. 
Las fuentes literarias del mundo griego nos presentan a las sirenas como genios marinos de apariencia fabulosa: seres híbridos conformados con cabeza femenina y cuerpo de pájaro (sirenas-pájaro). Estos seres fueron el símbolo parlante de las sugestivas y falaces tentaciones , como le ocurrió  a Ulises, que acechaban al hombre en el mar, y también, la representación mítica de los graves peligros que entraña el abismo marino.

La etimología del término se ha puesto en relación con el vocablo púnico sir –canto– y el semítico seiren –hembra que fascina con sus cantos. Su principal atractivo era su seductor canto de amor que ejercía sobre quien lo escuchaba una atracción fatal . 


La literatura clásica forjó asimismo , una criatura de carácter y aspecto monstruoso, llamado Escila, cuya fisonomía se caracterizaba por tener aspecto femenino hasta la cintura, de la que surgían seis feroces perros y una potentísima cola de pez. Escila era, en definitiva, la horrible personificación del gran peligro que acechaba a cuantos navegantes surcaban las aguas del Estrecho de Mesina: un tremendo remolino capaz de devorar, como los feroces perros de su cintura, a barcos y a hombres.

La sirena es un ser híbrido con cabeza de mujer y cuerpo de ave en el caso de las sirenas-pájaro. Pero también puede tener cuerpo de mujer que desde la cintura se metamorfosea en pez rematando en una aleta caudal. Estas sirenas pisciformes se caracterizan por su larga cabellera y torso desnudo donde, en algún caso, pueden asomar alas cuando se mezclan plásticamente los conceptos de sirena-pájaro y sirena-pez. La sirena-pez, con la parte inferior pisciforme y cola única tuvo como modelo las tritonisas, compañeras de los tritones en el thíasos marino.


Pueden portar instrumentos musicales que aluden a su canto mortal entonado con su voz cautivadora, también pueden sujetar algún pez o gran caracola haciendo alusión al medio acuático en que viven. En algunos casos se las representa alimentando a sus crías . Y a partir del gótico su atributo más común fue el espejo y el peine dando lugar al tipo iconográfico de las sirenas coquetas , porque el peine actuaba como símbolo de la seducción femenina y el cabello era un medio de seducción. Son seductoras y ambiguas, porque no pueden satisfacer las pasiones que suscitan, ligando a su función erótica la funeraria. Se las consideraba aves de almas porque tenían la facultad de atraer a otras almas a la perdición produciendo una agonía ante la muerte y en el mundo helenístico eran tenidas por divinidades del más allá que cantaban a los muertos en la Isla de las Bienaventuranzas.

La sirena-pájaro, con cabeza de mujer y cuerpo de ave, es el tipo más difundido, aunque  podía presentar una variante menos difundida en la que la figura tenía un largo cuello, o cuerpo de mujer hasta la cintura y parte inferior volátil. En las fuentes literarias, aunque son ambiguas en las descripciones, se identifica a estos seres con esta tipología, incluso se les asignaba puestos fijos en las islas o rocas desde donde entonaban su canto seductor. 


El tema de las sirenas se retomó en Occidente, como tantos otros, en el marco artístico merovingio y carolingio, donde en los siglos XI y XII , las formas e ideas experimentaron transformaciones , como por ejemplo transformando una sirena-pájaro en una sirena-pez sin más que alargar su cola y enroscarla. El paso siguiente de la evolución convierten a algunas sirenas en seres que son un híbrido de mujer-pez, idea que prevalece en la mente asociada al término de sirena.

La iconografía de las sirenas que más se difundió en la Edad Media, fue la de mujeres con extremidades inferiores pisciformes, es decir, mujeres-pez. El origen de este protopipo formal hay que buscarlo en el Próximo Oriente Mediterráneo, donde ya en el primer milenio antes de nuestra era, hallamos seres barbados fabulosos marinos que habitan en las profundidades que son mitad humanos, mitad pisciformes.

Esta fue la apariencia que tuvo más aceptación en la Edad Media, alimentada por un buen número de fuentes literarias y fomentadas por la Iglesia , en la que las sirenas-pájaro se asociaron a símbolos demoníacos, mientras que las pisciformes se asociaron a la lujuria, la tentación y los peligros que encarna la sexualidad , porque eran seres volátiles como el amor, además de encarnar la falsedad, el engaño y la inconstancia.


Las historias de sirenas también son muy famosas en la península ibérica y  hay una gran cantidad de relatos acerca de mujeres-pez que seducen a los marinos, aunque en otros, estas ninfas son totalmente benevolentes.
Es famosa en Cantabria la historia de La Sirenuca, una sirena que antes fue humana. Su madre, harta de que la desobedeciera para ir a los acantilados, gritó "Permita Dios que te vuelvas pez", y así sucedió. Desde entonces, alerta con su canto a los marineros de que se acercan peligrosamente a los acantilados. Esta es una de las pocas sirenas completamente buenas de la mitología europea.
En el Pais Vasco son muy populares los seres mitológicos llamados Itsaslaminak, que en castellano significa Lamias del mar. También se les llama Arrainandereak (mujeres-pez). En lugar de piernas o pies palmeados de pato como toda Lamia de las montañas vasco-navarras, poseen una larga cola de pez. Igual que las otras Lamias, las Itsaslaminak peinan sus cabellos con peines de oro de los que dependen totalmente. Quien quiera dominarlas puede robarles el peine, aunque eso las enfurece, pudiendo ahogar al ladrón o traer mal tiempo a las costas. Sin embargo, no siempre son malas y a veces se enamoran apasionadamente de los marineros que rondan por las costas vascas.
En la mitología gallega existe la leyenda de Marina o Marinha, ésta fue rescatada o rescató al duque Don Froilaz del tormentoso mar de Finisterra. A diferencia de otras, Marinha es una sirena buena, totalmente hermosa y se enamora perdidamente de Don Froilaz y éste de ella. Los dos tienen un hijo al que llaman Xoan, por la noche de San Juan y que es el origen del Linaje Mariño.

Fuentes: Sirenas: Seducciones y metamorfosis- Carlos García Gual-Editorial Turner / Las sirenas-Laura Rodríguez Peinado- Universidad Complutense de Madrid / Revista de Arqueología nº 211 -Las sirenas: génesis y evolución de su iconografçia medieval- María Isabel Rodríguez López.

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