TRADUCTOR

1 de noviembre de 2017

LA MUERTE Y EL DÍA DE MUERTOS MEXICANO ( Parte 2 de 2 )

El altar de muertos y sus ofrendas

Las ofrendas

Las ofrendas deben contener una serie de elementos y símbolos que inviten al espíritu a viajar desde el mundo de los muertos para que conviva ese día con sus deudos.

Entre los elementos más representativos del altar se hallan los siguientes:

El mantel: Sirve de base para colocar las ofrendas y su significado es puramente ornamental Para los niños puede ser uno de colores, mientras que para los adultos debe ser de color blanco. 

Imagen del difunto. Dicha imagen honra la parte más alta del altar. Se coloca de espaldas, y frente a ella se pone un espejo para que el difunto solo pueda ver el reflejo de sus deudos, y estos vean a su vez únicamente el del difunto.

La cruz. Utilizada en todos los altares, es un símbolo introducido por los evangelizadores españoles con el fin de incorporar el catecismo a una tradición tan arraigada entre los indígenas como la veneración de los muertos. La cruz va en la parte superior del altar, a un lado de la imagen del difunto, y puede ser de sal o de ceniza.

Imagen de las ánimas del purgatorio. Esta se coloca para que, en caso de que el espíritu del muerto se encuentre en el purgatorio, se facilite su salida. Según la religión católica, los que mueren habiendo cometido pecados veniales sin confesarse deben de expiar sus culpas en el purgatorio.

Copal e incienso. El copal es un elemento prehispánico que limpia y purifica las energías de un lugar y las de quien lo utiliza; el incienso santifica el ambiente.

Arco. El arco se coloca en la cúspide del altar y simboliza la entrada al mundo de los muertos. Se le adorna con limonarias y flor de cempasúchil.

Papel picado

Papel picado. Es considerado como una representación de la alegría festiva del Día de Muertos, Cada color tiene un significado: el naranja representa luto; el morado a la religión católica; el azul a los que tuvieron una muerte relacionada con el agua ;el rojo a los guerreros y a las mujeres muertas en el parto; el verde a los jóvenes; el blanco a los niños; el amarillo a los ancianos y el negro al inframundo

Velas, veladoras y cirios. Todos estos elementos se consideran como una luz que guía en este mundo. Son, por tradición, de color morado y blanco, ya que significan duelo y pureza, respectivamente. Los cirios pueden ser colocados según los puntos cardinales, y las veladoras se extienden a modo de sendero para llegar al altar.

Agua. El agua tiene gran importancia ya que, entre otros significados, refleja la pureza del alma, el cielo continuo de la regeneración de la vida y de las siembras; además, un vaso de agua sirve para que el espíritu mitigue su sed después del viaje desde el mundo de los muertos. También se puede colocar junto a ella un jabón, una toalla y un espejo para el aseo de los muertos

Flores. Son el ornato usual en los altares y en el sepulcro. La flor de cempasúchil es la flor que, por su aroma, sirve de guía a los espíritus en este mundo. 


Calaveras. Las calaveras son distribuidas en todo el altar y pueden ser de azúcar, barro o yeso, con adornos de colores; se les considera una alusión a la muerte y recuerdan que esta siempre se encuentra presente. También son habituales los ataúdes de esos mismos materiales.

Comida. El alimento tradicional o el que era del agrado de los fallecidos se pone para que el alma visitada lo disfrute.

Pan. El pan es una representación de la eucaristía, y fue agregado por los evangelizadores españoles. No es un pan de consumo cotidiano, puesto que está asociado íntimamente a la celebración del Día de Muertos

Sal. Es purificadora y evita que las almas se corrompan en el viaje

Bebidas alcohólicas. Son bebidas del gusto del difunto denominados “trago” Generalmente son “caballitos” de tequila, pulque o mezcal.

Objetos personales. Se colocan igualmente artículos pertenecientes en vida a los difuntos, con la finalidad de que el espíritu pueda recordar los momentos de su vida. En caso de los niños, se emplean sus juguetes preferidos.

Tres elementos que no pueden faltar en el Día de Muertos son las calaveritas de azúcar, el pan de muertos y la flor de cempasúchil.


La calaverita de azúcar

Las culturas mesoamericanas dejaron huella en el México actual ya que elementos de sus costumbres se unificaron con los de la cultura española para realizar un sincretismo religioso.

La muerte, para los antiguos mesoamericanos era sólo la conclusión de una etapa de vida que se extendía a otro nivel. En la práctica era común conservar cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban el término de ese ciclo.

Altares como el tzompantli, el cual era una hilera de cráneos de quienes habían sido sacrificados en honor a los dioses y que ensartaban a través de perforaciones en los parietales, y la imagen del rostro del señor del inframundo y los muertos, Mictlantecuhtli, eran comunes en la vida de los antiguos mexicanos.

A la llegada y conquista de los españoles, los rituales que iban en contra de los preceptos de la religión católica fueron prohibidos y en muchos casos, ante la resistencia de los pueblos indígenas por eliminarlos, se sustituyeron por otros.

La coincidencia en fechas de la celebración de muertos de los antiguos pueblos mexicanos con el Día de los Fieles Difuntos de los españoles permitió estos cambios. Tal es el caso de las calaveritas de azúcar.

Estos dulces cráneos son producto de una técnica traída por los españoles: el alfeñique, especie de caramelo o confitura con base en azúcar pura de caña hasta formar una pasta moldeable. 

La tradicional calaverita de azúcar se elabora con una mezcla de azúcar caliente con un poco de limón que se funde hasta formar una masa líquida, la cual se vacía en un molde para dar la forma de un cráneo. Después, con azúcar glass coloreada se agregan los detalles de forma artesanal, anillos en los ojos, espirales en la parte superior del cráneo y una sonrisa.

Una de sus particularidades es llevar en la parte superior el nombre de la persona a la que está destinada, ya que es una forma de recordatorio de que lo único seguro que tiene el ser humano es la muerte.
El pan de muerto

El pan de muerto es uno de los elementos  más emblemáticos del Día de Muertos, y toda  ofrenda que se precie de serlo deberá contener esta pieza esencial, tiene una forma circular que simboliza el ciclo de la vida y la muerte; al centro en la parte superior del pan, aparece un pequeño círculo en el centro que representa al cráneo, cuatro canelillas que son los huesos y también las lágrimas derramadas por los que ya se fueron, éstas pueden estar colocadas en forma de cruz que indican los cuatro rumbos del universo y también los cuatro puntos cardinales dedicados a un dios distinto Quetzalcóatl (la serpiente emplumada y ser supremo de las culturas mesoamericanas), Xipetotec (el Tezcatlipoca rojo que representaba la fertilidad y los sacrificios), Tláloc (dios de la lluvia y la fertilidad) y Tezcatlipoca (señor del cielo y de la tierra). Por último, el sabor a azahar en honor de los ya fallecidos.

Sobre el origen de este pan hay varias teorías:

Al igual que muchas de las tradiciones mexicanas que fueron adoptadas y modificadas a la llegada de los españoles al “nuevo mundo”, el origen del pan de muerto se remonta al México prehispánico: se dice que los aztecas acostumbraban a ofrecer doncellas en sacrificio a los dioses, su corazón era colocado en un recipiente con amaranto; como es de esperar, los españoles de una fuerte tradición católica, se sintieron horrorizados ante estas costumbres y una vez ocurrida la conquista en 1521 muchas de estas tradiciones fueron duramente censuradas. Como ocurrió con tantas otras tradiciones, los antiguos mexicanos disfrazaron esta tradición y comenzaron a elaborar un pan con forma de corazón y azúcar pintada de rojo.

Por su parte, hay otros historiadores afirman que el pan de muerto nace realmente cuando los antiguos pobladores de Mesoamérica enterraban a los muertos con sus pertenencias y se incluía un pan que era elaborado con semillas de amaranto mezcladas con la sangre de las personas que eran sacrificadas a los dioses

Flor de Cempasúchil

Conocida sobre todo por ser uno de los adornos más populares en las tumbas y ofrendas de Día de Muertos, la  Flor de Cempasúchil "flor de veinte pétalos" (por sus raíces en lengua náhuatl cempoal-xochitl, veinte-flor) es junto con las calaveritas de azúcar y el pan de muertos uno de los íconos de las fiestas de muertos.

De color amarillo intenso, el tallo de la cempasúchil puede llegar a medir hasta un metro de altura, mientras que sus botones pueden alcanzar los cinco centímetros de diámetro.Los mexicas, durante la época prehispánica, la eligieron para tupir con cientos de ejemplares los altares, ofrendas y entierros dedicados a sus muertos. Tradición que se mantiene hasta nuestros días.

VÍDEO: Corrido-Viene la muerte cantando

VÍDEO : Hasta los huesos
VÍDEO: COCO- La LLorona

Fuentes :La idea de la muerte en México-Claudio Lomnitz-Editorial Fondo de Cultura Económica https://www.uv.mx

No hay comentarios:

Publicar un comentario