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11 de noviembre de 2017

GÁRGOLAS Y QUIMERAS


Una gárgola es la parte sobresaliente de un caño que sirve para evacuar el agua de lluvia de los tejados. No obstante, la palabra gárgola se emplea en muchas ocasiones para referirse a todo tipo de criaturas grotescas que decoran los muros de los edificios y que, al representar el mismo tipo de figuras que las gárgolas, se engloban dentro de la misma denominación. Estas representaciones que ornamentan los edificios no son gárgolas para desagüe, sino imágenes decorativas generalmente de piedra , que aparecen en las cornisas de las grandes catedrales góticas y en algunos edificios civiles representando monstruos infernales, imágenes grotescas, muecas burlonas o animales dantescos. No todas las figuras que aparecen en las catedrales son gárgolas propiamente dichas. Si son sólo ornamentos y no desagües, se les llama quimeras o grotescas, y en este caso solo eran utilizadas para atemorizar.

Básicamente, las gárgolas y las quimeras pueden clasificarse en tres tipos de figuras: humanos,animales y monstruos. Sobre su origen simbólico prevalece la idea de que la son una representación grotesca que, al igual que adorna los textos sagrados, adorna nuestras catedrales, y siempre con figuras vinculadas a los factores históricos, sociales, religiosos, morales o psicológicos que formaban parte del imaginario de la Edad Media. Como significado religioso las gárgolas pueden representar a un demonio huyendo de la iglesia. o a un elemento para ahuyentar a los espíritus malignos.

En función de los temas representados, gárgolas y quimeras se suelen clasificar básicamente en animales, monstruos y humanos, que pueden englobarse en los siguientes grupos temáticos: 
  • Animales reales: representaciones naturalistas, seguramente utilizadas simbólicamente. 
  • Animales fabulosos y mitológicos: dragón, grifo, sirena, basilisco, cuadrúpedo alado, etc. 
  • Demonios 
  • Máscaras 
  • Híbridos antropomorfos: mitad animal mitad hombre. 
  • Humanos: hombres y mujeres de la época como monjes, músicos, brujas, etc.

Sumideros sagrados

El concepto de gárgola como una proyección decorativa a través de la cual el agua se expulsase del edificio era conocido desde la antigüedad, ya era utilizado por egipcios, griegos, etruscos y romanos. Aunque cumplen funciones decorativas y simbólicas su principal tarea es desviar el agua de la lluvia para evitar la erosión en los edificios.

Es esta la utilidad a la que se refieren todos los idiomas europeos, cuando idearon palabras para designar estos apéndices arquitectónicos: el italiano gronda sporgente, frase muy precisa, arquitectónicamente hablando, que significa "canalón saliente"; el alemán wasserspeider, que describe lo que una gárgola puede hacer, esto es, escupir agua; el español gárgola y el francés gargouille, que derivan del latín gargula, garganta; o el inglés gargoyle, derivado de los dos anteriores.


Mientras que los griegos tenían especial querencia por las cabezas de león, fueron los romanos los que utilizaron estos canalones decorativos con abundancia, tal y como lo demuestran los ejemplares de la ciudad de Pompeya, conservados intactos hasta la actualidad merced a la capa de lava que los cubrió durante la erupción del Vesubio, en el primer siglo de Nuestra Era.

Durante la Edad Media, las gárgolas se utilizaron como desagües y sumideros a través de los cuales se expulsaba el agua de la lluvia, evitando que cayera por las paredes y erosionase la piedra. Las primeras gárgolas aparecen a comienzos del siglo XII. Es en la época del gótico, concretamente durante el siglo XIII, cuando se transforman en el sistema predilecto de drenaje, si bien no todas ellas tenían esta utilidad. Parece que los primeros ejemplos góticos de gárgolas son las que se pueden observar en la Catedral de Lyon, seguidas de las que pueblan Notre-Dame de París.


Un arte terrorífico

Es raro encontrar una gárgola  o quimeras sola. Generalmente suelen estar agrupadas en hileras, sobre los altos de iglesias y catedrales, a modo de una sociedad de gente de piedra.

Las gárgolas del primer gótico apenas si estaban elaboradas, pero según fueron proliferando, el diseño se fue haciendo cada vez más elaborado, transformándose en auténticas obras de arte. El rasgo distintivo de sus expresiones es que nunca eran bellas sino intencionadamente horribles, grotescas o irónicas.En general, el gótico se caracteriza por ser más realista que el románico, con la excepción de las gárgolas, que parecen perpetuar la fascinación, típicamente románica, por las criaturas grotescas y monstruosas. Desde finales del siglo XIII las gárgolas se hicieron más complicadas, abandonándose la representación de animales, que fueron reemplazados por figuras humanas. Aumentaron su tamaño y se transformaron en figuras más exageradas y caricaturizadas.

Las connotaciones demoníacas se abandonaron en el siglo XV, cuando se extremaron las poses y expresiones faciales, perdiendo sus significados religiosos y haciéndose más cómicas.Las gárgolas y quimeras eran algo más que una decoración funcional. Entre las numerosas que pueblan los edificios medievales no se han podido encontrar dos iguales, demostración de la extraordinaria imaginación e intención de sus constructores.


Guardianes de la fe 

Son muchas las explicaciones que se han intentado buscar, a lo largo de los siglos, para explicar el significado oculto de las gárgolas y quimeras. Se han visto como símbolos de lo impredecible de la vida, pues nunca representan especies animales conocidas. En otros casos, se ha dicho que son las almas condenadas por sus pecados, a las que se impide la entrada en la casa de Dios. Esta podría ser una interpretación apropiada, especialmente, para las gárgolas más visibles y terroríficas, que pueden servir como ejemplo moralista de lo que puede ocurrirle a los pecadores.

De todas las explicaciones posibles, la más aceptada es aquella que nos habla de ellas como guardianes de la Iglesia, signos mágicos que mantienen alejado al diablo. Esta interpretación puede explicar el porqué de tan diabólicos y espantosos aspectos y su ubicación fuera del recinto sagrado. Una de las teorías explica que se creaban como protectoras de la Iglesia. Esta línea argumental es la seguida por Richard de Fournival, Obispo de Amiens en el siglo XIII, y autor de Roman d’Ablandane, donde cuenta cómo el maestro cantero Flocars hizo dos gárgolas de cobre, que situó en la puerta de entrada a la ciudad de Amiens, con la intención de que evaluaran las pretensiones de todo aquel que quisiera entrar en ella. Si el individuo era malévolo, las gárgolas escupían un veneno sobre él que lo mataba; por el contrario, si era una buena persona, los guardianes se encargaban de escupir oro y plata.


Señales demoníacas

Entre las posibles interpretaciones que se han atribuido a las gárgolas y quimeras destacan aquellas que las asimilan a representaciones del demonio, tan presente en el imaginario colectivo medieval, que recuerda al cristiano la necesidad de seguir los preceptos religiosos si quiere escapar del infierno.

Así, muchas de las figuras grotescas parecen representar a dragones, diablos y demonios, símbolos del mal para el cristiano de la Edad Media.El dragón fue el animal fantástico más reproducido por el arte medieval. La palabra dragón deriva del sánscrito dric, que significa "mirar", en referencia a la capacidad de este animal para destruir con sus ojos.Mientras que otros, como el león, podían alternar su carácter maléfico y benéfico, según la representación que se considerase, el dragón siempre ha significado, dentro del arte occidental, maldad y destrucción. De esta forma, muchas veces se ha representado al diablo como un dragón. Aunque el arte medieval no predeterminó una representación fija del dragón, sí puede observarse en todos ellos la existencia de alas semejantes a las de un murciélago, animal asociado a la oscuridad y el caos. Alas que, probablemente, indican el origen angélico del demonio.

Como es de sobra conocido, antes que Lucifer se revelase y fuera expulsado del paraíso, era el más bello de todos los ángeles. Pero cuando cayó, toda su belleza se transformó en fealdad, cambiando su nombre por el de Satán, que significa "adversario u oponente".Si uno es el diablo, Satán, muchos son los demonios, espíritus maléficos servidores del ángel caído. Su representación en la iconografía medieval recoge todo lo que de repugnante y desagradable tenía la naturaleza: si Dios era el Creador de todas las cosas bellas, su oponente, Satán, sólo podía representar lo feo, sórdido y despreciable.

Ciertas gárgolas y quimeras muestran estas características, sólo atribuibles al demonio y sus servidores. Si bien la apariencia externa es humana, hay numerosos signos demoníacos: los cuernos, las orejas animales puntiagudas, los colmillos, las barbas, las alas membranosas, la cola, los pies en forma de patas hendidas y desgarradoras, los cuerpos desprovistos de vello y el semblante amenazador.

Una gárgola o quimera con alguna de estas características, sino todas, era inmediatamente asociada al mal, por parte de sus espectadores medievales. La fisionomía polimórfica de esas figuras diabólicas era la expresión perfecta de la habilidad del demonio para transformarse, para presentarse ante el cristiano desprevenido bajo diversos disfraces



Fuente: Revista Año Cero 1/01/2005/ Ocultismo medieval- Xavier Musquera-Ediciones Nowtilus S.L./ https://www.ucm.es

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