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9 de noviembre de 2017

LOBOS Y HOMBRES LOBO


El lobo

Durante la Edad Media, el lobo queda clasificado como animal maléfico, y se convierte en el chivo expiatorio y catalizador de odio entre los siglos XI y XII, en una época de crisis ambiental que empuja a los lobos hambrientos hacia los centros habitados. Esa criatura infernal ,voraz, insaciable y feroz, serio competidor del hombre en tiempos de escasez, más que cualquier otro animal, dió cuerpo a los miedos del hombre. Se puede decir en cierto sentido, que es el animal de los animales, y a él se han referido en los siglos pasados como la “bestia”. Además, el lobo, gracias a la tradición cristiana se convierte en una representación del diablo ( lobo=diablo y oveja = fieles) y en ocasiones de los herejes ( llamados lobos de Satán).


Hombre lobo

El Hombre lobo, es tradicionalmente el que, por efectos de la magia o por propensión natural , posee la habilidad de transformar su aspecto en lobo. Se decía que dos cualidades permanecían siempre: su voz y sus ojos, y que podrían clasificarse en:

Hombres-lobo hereditario: su enfermedad involuntaria es transmitida de generación en generación como consecuencia de alguna terrible maldición familiar.

Hombre-lobo voluntario: supuestamente adquiría este aspecto por utilizar magia negra, encantamientos, ungüentos, cinturones de pieles de animales.

Ya en los siglos XVI y XVII los tratadistas hicieron referencias de muy variado tipo a la utilización de ungüentos y hierbas que, frotados o ingeridos, creaban en sus usuarios la ilusión de convertirse en lobos. Entre la larga lista de ingredientes utilizados para la transformación, se encuentran entre otros la raíz de belladona, hierba mora, sangre de murciélago y de abubillas, apio, hollín, perejil, hojas de álamo, adormidera, beleño, cicuta... y crustáceos.Sin embargo, el consumo de sustancias alucinógenas no agota la descripción de las enfermedades que, desde antiguo, los fisiólogos llamaron licantropía


Licantropía

Paulos Aigina, médico que vivió en Alejandría en el siglo VII y célebre autor de una enciclopedia sobre medicina en siete volúmenes, analiza la enfermedad y la describe a partir de su experiencia clínica., atribuyéndola a:
“….el mal funcionamiento del cerebro, patología humoral y drogas alucinógenas. Paulos describió los síntomas de sus pacientes licantrópicos en los siguientes términos: palidez; visión débil; ausencia de lágrimas y de saliva, con la consiguiente sequedad de ojos y lengua; sed excesiva, piernas incurablemente ulceradas (por rasparse con frecuencia cuando caminan en «cuatro patas»); compulsión obsesiva a vagabundear de noche en cementerios y a aullar hasta el alba. Para la cura, el fisiólogo recomienda baños, purgas, apertura de una vena, dieta controlada, y para prevenir el insomnio y el vagabundeo nocturno, frotar las narinas del paciente con opio, de manera de asegurar un sueño ininterrumpido”.
Desde muy antiguo, se atribuyeron al lobo algunos aspectos negativos asociados al mal, como su voracidad, su actividad cazadora nocturna aprovechando la oscuridad (frente a la luz de Cristo), y un supuesto comportamiento lujurioso de las lobas. Estos elementos crearon una imagen maléfica del lobo. El lobishome es además una manifestación de la primacía de los instintos más primarios del hombre, el lado oculto que todos llevamos dentro.
Según esto, un hombre lobo tiene tres formas de licantropía; la de humano, la híbrida entre humano y lobo, y la de lobo. En su forma humanoide es totalmente indistinguible del resto de los humanos. Su tamaño, inteligencia y demás características son las mismas que las de cualquier hombre. En su forma híbrida tiene características de hombre y de lobo. Tiene el cuerpo cubierto de pelo, las piernas más cortas (aunque su tamaño total suele ser unos 30 cm. mayor que en su forma humana), la cabeza de lobo, manos de humano y una cola corta. Puede andar a 4 patas o erguido. 

La creencia en el hombre-lobo es uno de los mitos más antiguos y arraigados en Europa, al igual que ocurre en otras latitudes con el hombre-jaguar, hombre-pantera, hombre-oso y un largo etcétera. Animales poderosos y peligrosos, los lobos han sido por mucho tiempo el terror de los campesinos cuando el hambre los empuja hacia las aldeas en el invierno. No es de asombrarse, por lo tanto, que la imaginación popular haya inventado que ciertos seres humanos pueden transformarse en lobos y devorar a otros hombres.


Durante los siglos XV y XVI, los hombres lobos, como se les llamaba, fueron un tema recurrente, ya que una verdadera psicosis reinaba entonces entre el campesinado y numerosos individuos acusados de Licantropía (capacidad de transformarse en lobos). Fueron juzgados y condenados por los tribunales por haber cometido asesinatos de carácter canibalesco bajo la apariencia de lobos. Aparecen con frecuencia esos hombres-lobo que muchas veces se mezclan con los otros hombres, sobre todo en las leyendas del norte. Siempre persiguen a las mujeres y a los niños, a las mujeres para poseerlas y a los niños para devorarles. Los hijos de las mujeres fecundadas por un hombre-lobo, no eran auténticos hombres-lobo, pero huían de sus casas y muchas veces desaparecían para no regresar sin que se supiera lo que había sido de ellos. 

Según la leyenda los hombres-lobo se podían reconocer por las cejas siempre pobladas y reunidas encima de la nariz y por una gran mancha peluda que tenían en la espalda. Se trata fundamentalmente de un ser que durante el día mantiene una apariencia relativamente normal, dentro de los cánones humanos, pero que durante la noche, y a causa del influjo de la luna llena, padece una metamorfosis que lo convierte en un monstruo de características lupinas. Le crece el pelo en todo el cuerpo y su nariz se convierten en un hocico de lobo. Sus orejas se hacen largas y puntiagudas como las de los lobos. Sus dientes crecen y se hacen afilados. Solo hay una manera de matar a un hombre lobo. Algo hecho de plata tiene que atravesar el corazón del hombre lobo. Esto es así en casi todas las leyendas de hombres lobos. 

En numerosas tradiciones universales se produce la metamorfosis de hombre a animal, conocida como tariantropía, pero la leyenda de estas metarmorfosiss, en el caso de hombre a lobo, se debe a enfermedades mentales o genéticas conocidas como licantropía clínica, porfiria o hipertricosis.

En folklore, mitología y antropología, la forma más conocida de teriantropía es la licantropía (del Griego lycos ("lobo") y anthropos ("hombre"), el término técnico para la transformación de humano a animal. Aunque la definición exacta de licantropía se refiera expresamente sólo al cambio en la forma de hombre a lobo, el término a menudo es usado para referirse a la transformación en cualquier otro tipo de animal.

Licantropía clínica

La licantropía clínica es una enfermedad mental que hace creer al que la padece que ha asumido el aspecto, voz y comportamiento de un lobo, sin que haya sufrido una transformación física. Estas personas creía que el pelo les crecía por debajo de su piel, creencia que dio ligar a que ,en algunos casos, se les descuartizara para comprobarlo.

Mujer afectada de porfiria

Porfiria

La porfiria es una enfermedad congénita, debida a un gen recesivo que impide que en la médula se produzca la transformación de porfobilinógeno en porfirina (sustancia que forma parte de un grupo de derivados del pirrol, sin hierro o magnesio, que se encuentra en el protoplasma y forma la base de algunos pigmentos . Los síntomas incluyen una severa sensibilidad ante la luz, orina muy oscura (por las grandes cantidades de porfirina que se eliminan), tendencia a la ulceración de la piel –produciéndose, a la larga, la destrucción de huesos y cartílagos, con la consiguiente pérdida de nariz, orejas, párpados y dedos–, abundancia de pelo y sobrepigmentación en las áreas fotosensibles, obscurecimiento de los dientes por los depósitos de porfirina y una médula hiperplásica, con la consiguiente anemia. Algunas manifestaciones de la enfermedad incluyen además desórdenes mentales que van de la histeria a la psicosis maníaco-depresiva y el delirio.

Así, el especialista Dr. L. Illis, en 1964 en su articulo “Sobre la Porfiria en la etiologia de los Hombres Lobos” dice, 
“ …es posible, entonces, trazarse una imagen del enfermo de porfiria que, aunque no necesariamente de manera característica o típica, encaje en toda la evidencia disponible en la literatura sobre la porfiria: tal persona, por su fotosensibilidad y el desfiguramiento consiguiente, tal vez sólo quiera salir de noche. La piel pálida, amarillenta y excoriada puede explicarse por su anemia hemolítica, su ictericia y su prurito. Esos rasgos, junto con la hipertricosis y la pigmentación, se ajustan perfectamente a las descripciones antiguas de los hombres lobo. Puede que el desdichado enfermo se halle mentalmente perturbado y muestre algún tipo o grado de comportamiento anormal. En épocas pasadas, eso se habría visto acentuado por el trato físico y social recibido de otras personas, quienes se habrían explicado la cuestión en términos de brujería o posesión satánica.
¿Qué podrían haberles sugerido los dientes rojos, la orina roja, los vagabundeos nocturnos, la mutilación de rostro y manos, el comportamiento alterado a los habitantes de comunidades primitivas de zonas relativamente aisladas y atormentados por el miedo? “ 

Pedro González, el "Salvaje Gentilhombre de Tenerife" 

Hipertricosis

La hipertricosis es una singular enfermedad congénita que consiste en el crecimiento excesivo del pelo –generalmente largo, suave y ondulado– en distintas partes del cuerpo, como una persistencia del lanugo, que es el vello que recubre al feto humano. A lo largo del tiempo, fueron estudiadas unas cuarenta familias, no emparentadas entre sí, que sufrieron esa dolencia. 

Un caso temprano notable fue el de Pedro González, nacido en las islas Canarias en 1556, el cual tenía todo el cuerpo cubierto de pelo largo y suave, como un perro de Terranova. Este hombre fue llevado a la corte del rey Enrique II de Francia como una curiosidad, se casó allí y tuvo tres hijos, todos los cuales heredaron la misma forma de pilosidad. Uno de ellos, por lo menos, llevó este trastorno hasta la tercera generación.

Fuentes: Licantropía: historias de hombres lobo en occidente - Jorge Fondebrider- Adriana Hidalgo editora / Animales mágicos-Roberto Marchesini /Sabrina Tonutti-Editorial de Vecchi / Testigos del prodigio-Jesús Callejo y José Antonio Iniesta-OBERON-Grupo Anaya S.A. /http://www.xn--revistaaocero-pkb.com

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