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15 de diciembre de 2017

LA CREMA DE CARACOL ESTRESADO

El caracol, es uno de los últimos animalitos utilizados para cuidar de que el inevitable paso del tiempo se  manifieste lo menos posible en nuestra piel, porque del caracol se obtiene una sustancia llamada crema de caracol , que, a pesar de que la publicidad engañosa que lo vende como producto milagro, es efectiva para algunas cosas y absolutamente ineficaz para otras. 
La mentira más efectiva es, a menudo, aquella que contiene una porción de verdad. Esto es lo que parece ocurrir en muchos casos con la publicidad de la citada crema , preparada mediante de una secreción, mal llamada baba, de caracol, a los que en televisión, Internet y otros soportes se les atribuyen a menudo propiedades curativas, cuando en realidad se trata sólo de un producto cosmético indicado para combatir superficialmente las arrugas y el envejecimiento de la piel por la edad y la acción del sol. 

Esa publicidad, que dice basarse en "rigurosos estudios científicos que avalan sus resultados", sostiene que la crema  cura el acné y eliminan las arrugas, las estrías y las cicatrices. Lo cierto es que tales beneficios no pueden producirse sólo con la administración de una crema, y puede ser un buen producto hidratante y atenuar las arrugas precisamente por dicha propiedad, pero no las elimina. Tampoco consigue hacer desaparecer las estrías ni las cicatrices completamente; es imposible, ya que se trata de un producto cosmético, no terapéutico. Es decir, sólo actúa en la capa superficial de la piel y sus efectos son limitados. Lo que sí es cierto es que los dermatólogos recomiendan este producto en algunos casos concretos, después de la radioterapia (atrofia y desgasta la piel), para cicatrices superficiales, algunos tipos de acné...", ya que la baba de caracol tiene alantonina, una sustancia activa natural empleada para favorecer la cicatrización de heridas y úlceras. 

El descubrimiento de las propiedades de la secreción del  caracol Cryptomphalus Aspersa fue por casualidad. En 1965 el doctor Abad Iglesias, oncólogo del hospital Gregorio Marañón de Madrid, al someterlo a las radiaciones de rayos X y gamma descubrió que no sólo retraía las antenas, sino que segregaba una sustancia especial , llamada “cryptosina”, completamente distinta a la que utilizaba para desplazarse. Y no sólo eso, al mantener las radiaciones sobre el caracol se producían pequeñas lesiones en la piel que el animalito curaba con una increíble rapidez. Y ahí empezó todo. 

Pero el tratamiento  no consiste simplemente en babearse el cuerpo haciendo circular por ella a un puñado de caracoles, ni restregarlos sin más por la cara, si no que hay que conocer las propiedades saludables reales del caracol y en qué productos podemos encontrarlas. 

Para empezar, hay que diferenciar entre la baba y la secreción del caracol. La baba, es el fluido que utiliza el caracol para desplazarse y que carece de cualquier propiedad saludable para nuestro organismo; mientras que la secreción de caracol es la sustancia que, parece ser, puede ayudar a retardar el envejecimiento cutáneo y reparar nuestra piel, entre otras propiedades. Este animal produce esta secreción únicamente como mecanismo de defensa frente a distintas agresiones medioambientales.
Por eso no todas las cremas a base de caracol son iguales. Para que posean las propiedades regeneradoras y antioxidantes que se les atribuyen, deben ser elaboradas con la secreción obtenida del caracol ante determinados estímulos externos: radiaciones o estrés mecánico, y no con la baba que el caracol desprende en su desplazamiento. Y lo más importante, debe estar avalada por un estudio científico riguroso que respalde las propiedades que ofrece.
Tampoco sirve cualquier caracol, deber ser de la especie Crymptophalus Aspersa , caracol de la familia Helicidae que produce una secreción rica en proteínas de alto y bajo peso molecular, ácido hialurónico y antioxidantes. Su secreción se extrae mediante un cuidadoso proceso que permite obtener un fluido puro, libre de contaminantes, biológicamente activo y que permite preservar la vida del animal. 


Según un estudio realizado en 2004 a instancias del laboratorio por un equipo de expertos del Hospital del Mar, la Universidad de Málaga y la Escuela Médica de Harvard, la aplicación de esta secreción reduce en un 26% las arrugas finas y en un 45,5% las gruesas, en mujeres de mediana edad , así como una significativa disminución del aspecto fotoenvejecido y de la sequedad y aspereza de la piel. Además, muestra una mejora en los parámetros de alisamiento, firmeza, flexibilidad, hidratación y tersura pero no sirve en absoluto como dice mucha publicidad engañosa para combatir infecciones de la piel, acné, psoriasis, manchas en la piel o quemaduras.

Para tranquilidad de los amantes de los animalitos, la empresas que elaboran el producto , aseguran que la “cryptosina” se consigue sometiendo al caracol a estrés físico por un mecanismo patentado de rotación que “no hace daño” al gasterópodo. Hacen falta 10 caracoles para cuatro mililitros de preparado, y el precio de dos botecitos de 120 gramos ronda los 79 euros.

Fuente: Público 28/01/2008 / http://www.elcuerpo.es

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