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11 de septiembre de 2020

EL ENIGMA ROBIN HOOD


El Robin Hood más conocido es un héroe y forajido del folclore inglés medieval, un hombre justo que vive fuera de la ley escondido en el Bosque de Sherwood y de Barnsdale, cerca de la ciudad de Nottingham. Roba a los ricos su mal ganado dinero para dárselo a los pobres , luchando junto a sus hombres contra el despótico sheriff de Nottingham y el príncipe Juan Sin Tierra que abusaba del poder del que disfrutaba por la ausencia en Tierra Santa de su hermano, el caballeroso rey Ricardo Corazón de León, para tiranizar al pueblo humilde. 

Aunque las historias de Robin Hood se sitúan alrededor de los siglos XII y XII, surgiendo de antiguas baladas inglesas y escocesas que la tradición oral y los romances de los juglares cantaban a finales de los siglos XIII y XIV, fue en los siglos XVI y XVII cuando el héroe se hizo más popular. 

La primera referencia a la leyenda de Robin Hood la encontramos en Pedro el labrador , obra de Wiliam Langland escrita en 1337. Robin fue, primero, un embaucador, un rufián; pero acabó siendo un héroe de capa y espada que luchaba por la justicia. Hay un primer Robin que se dedica a beber, pelear y robar a los obispos y señores feudales exclusivamente para benefico propio, mientras que el segundo es un patriota altruista defensor de los oprimidos, un rebelde héroe popular que robaba a los ricos para repartir sus riquezas entre los pobres. 

Como todas las leyendas , la de Robin Hood se enriqueció con el tiempo: era un noble desposeído de su herencia, tuvo una compañera llamada Marion, y a partir del siglo XVI se le situó en la época de Ricardo Corazón de León y se convirtió en defensor de la monarquía frente a los traidores como Juan apodado Juan Sin Tierra , hermano de Ricardo. 

Hay tres hitos literarios que sirvieron para la popularización de la leyenda de Robin Hood en el siglo XIX, en el que el mito dejó los círculos eruditos y regresó al ámbito de las tabernas y de los hogares: 

El primero puede situarse en 1820, cuando Sir Walter Scott publicó la novela Ivanhoe , en la que Robin Hood no es el héroe principal y se llama Robin de Locksley, un sajón que lucha contra los normandos, y que también fue objeto  de versiones cinematograficas como Ivanhoe, película muda de 1913 e Ivanhoe ( 1952)
El segundo , años más tarde, durante 1838, cuando apareció en la prensa británica, por entregas, la serie de historias de Robin escritas por Pierce Egan “ el joven”, que tuvieron gran difusión y éxito popular, y que sitúan la acción en la época de Ricardo I. Publicadas en forma de folletín, eran los propios libreros quienes, bajo pedido,imprimían las copias en papel basto, en hojas sin tapas, como los pliegos de cordel que recogían los romances de ciegos en España, resultando ediciones muy baratas y asequibles.

Y el tercer hito, y quizás el definitivo , se debe al dibujante y escritor Howard Pyle. El 1883 se publicó el clásico infantil The Merry adventures of Robin Hood of great renown in Nottinghamsire (1883)( Las divertidas aventuras de Robin Hood). Pyle, gran conocedor de las antiguas baladas medievales, se encargó de adaptar el texto para un público infantil, pero siendo muy fiel a la historia original. La ilustraciones de Pyle establecieron el modelo de la imagen de Robin Hood que más tarde otros ilustradores, y sobre todo el cine, nos han hecho llegar hasta nuestros días. 

Pero la existencia real de Robin Hood es otra cuestión. Una dificultad añadida para concretar la dicha existencia es que los nombres y apodos de Robin Hood eran comunes en aquellas épocas. Por ejemplo, se conservan archivos penales desde el año 1226 en adelante, en los que aparecen numerosos ladrones con ese nombre. Además Robehood era el alias que daban los tribunales a los delincuentes de los que se desconocía su verdadera identidad. Aún hoy, en el habla coloquial en Estados Unidos, a los fuera de la ley se les llama hood, de hoodlum(matón) y además era el nombre que recibían los que trabajaban la madera en los bosques. 

La versión que los novelistas románticos del siglo XIX utilizaron con un Robin Hood viviendo en la época de la tercera cruzada ( 1189-1192) era una invención creada en el siglo XVIII por el anticuario William Stukeley. Sin embargo, en 1852, el también anticuario e historiador Joseph Hunter situó a Robin Hood durante el reinado de Eduardo II, quien gobernó Inglaterra e Irlanda desde 1307 hasta 1327, utilizando la presencia en Sherwood de este rey para sofocar una revuelta en 1327. Esta última versión es negada por el investigador medievalista J.C.Holt, que utilizando luces ultravioletas sobre manuscritos originales, demostró que antes de que antes de dicha fecha , ya existía un Robyn Hode al servicio del rey. 

Fuere como fuere, y de existir en verdad, Robin Hood podría haber vivido en Inglaterra a partir de mediados del siglo XIV. En 1337 Inglaterra comenzó la Guerra de los Cien Años contra Francia , en 1348, la peste negra exterminó ala mitad de la población, y el anticlericanismo y las revueltas sociales culminaron con el levantamiento campesino de 1381. 

El declive demográfico enriqueció a los que ya eran ricos y la corrupción de políticos y funcionarios era moneda corriente. Fue probablemente en este contexto en el que podría situarse la leyenda de Robin Hood. 

Según el investigador medievalista J.C.Holt, tras el mito de Robin podrían encontrarse: 

Lord Rober Fitzwalter ( 1198-1235), un hábil arquero y opositor a los barones de rey Juan I de Inglaterra , conocido como Juan sin Tierra. Luchó contra los normandos y en las cruzadas, y es en obras de teatro y poemas del siglo XVII donde se le relaciona con Robin Hood. 
Robert Fitz Ooth ( 1160-1247), lord de Loxley que perdió su condición de caballero y cuyas posesiones fueron transmitidas a al conde de Chester. Los registros lo situan como un proscrito en la zona de Warwickshire. Cuando Ricardo Corazón de León regresó de las cruzadas, el señor de Loxley recuperó sus tierras. 
ROBIN HOOD EN EL CINE 

Pero no solo la literatura se ocupó de Robin Hood , y ha sido el cine y la televisión quienes se se han encargado de popularizar a este personaje.  Algunos ejemplos representativos:


A 1922 pertenece la película muda Robin Hood (1922), dirigida por Alls Dwan e interpretada por uno de los grandes actores de acción de esa década: Douglas Fairbanks, que inauguró la extensa lista de intérpretes que dieron vida al héroe. Su poderío físico le permitió crear un Robin Hood semejante a un acróbata para uno de los grandes éxitos de la época. 


Quizás la más recordada de la historia del cine es la versión de Michael Curtiz llamada Robin de los Bosques (The Adventures of Robin Hood) de 1938, con Errol Flynn dando vida a este icónico héroe en Technicolor ( Originalmente, el actor elegido para interpretar a Robin Hood era James Cagney , pero renunció a su contrato con los estudios Warner). Atractivo y sagaz, es difícil negar la idea de que Flynn ha sido el más grande Robin Hood de la historia del cine. 
Todo cuanto sucede en Robin de los Bosques  sucede a velocidad de vértigo. Las secuencias avanzan con una sorprendente ligereza, todo parece fácil, nada chirría. Un día, Ricardo Corazón de León abandona su reino para salir a pelear por la cristiandad y, en un abrir y cerrar de ojos, se organiza allí un tinglado considerable. 
Estamos en 1191, y el rey abandona Inglaterra para partir hacia Tierra Santa en la tercera cruzada, dejando el poder en manos de su amigo Longchamps. Su hermano, el príncipe Juan, irritado por sentirse postergado del trono, decide proceder con los nobles normandos y dicta una serie de decretos contra los campesinos sajones, a los que fríe con nuevos impuestos. 
El conflicto está servido, y la catadura de los personajes se define en dos brochazos. El príncipe Juan es verdaderamente malvado y no tardamos en asistir a un brindis en el que celebra, junto a sir Guy de Ginsbourne, su cómplice, el halagador panorama que se les presenta ante la inminente recaudación de los abusivos tributos. 
Pero las cosas no van a resultar tan fáciles. Cuando sir Guy descubre que un pobre sajón ha cazado un venado y que, por tanto, al violar las nuevas leyes puede ser castigado de manera atroz y fulminante, aparece en escena el hombre que va a encarnar la lucha contra semejante injusticia. Es un tipo que viste unos leotardos verdes sin ningún bochorno, que llega precedido por su fama de excelente arquero y que luce una imponente sonrisa. Es Robin de Locksley, Robin Hood, Robin de los bosques, encarnado por Errol Flynn, un actor nacido en Tasmania y que llevaba ya un tiempo luciendo su distinción en los estudios de Hollywood. Es un caballero esbelto, de una agilidad que intimida y, sobre todo, tiene esa sonrisa que va a brillar impoluta a lo largo de toda la narración, con los dientes colocados -cada uno en su sitio- con una perfección que asombra. 
Con un héroe que se planta con total desfachatez a la arbitrariedad de los advenedizos ya sólo falta una dama para completar los elementos esenciales de una superproducción. Hay un festín donde los nobles normandos van a escenificar su apoyo al príncipe Juan, y allí está lady Marian, una protegida de Ricardo Corazón de León, que nada sabe aún de los desmanes de los nuevos poderosos y que ignora la traición que se está cocinando. Sir Guy quiere seducirla. Corren el vino y las viandas y, en pleno jolgorio, ilustrado con una extremada elegancia por la música de Erich Wolfgang Korngold, que no ha dejado hasta entonces de subrayar los matices emocionales de cada momento, irrumpe el tipo de los leotardos y la sonrisa. Lleva el venado, que evitó que requisaran las fuerzas normandas, como un gesto de refinada provocación, y se planta allí, en el mismísimo corazón de la conspiración. 
Ahí, en una nave central del castillo ataviada con todo esplendor para la fiesta, entre todas las mesas que vigilan con atención las distintas soldadescas de cada uno de los nobles normandos y que atienden una legión de criados, llega el héroe valiente y despreocupado. No tarda en enfrentarse con el príncipe y en desafiar a sir Guy. En pocos instantes se desencadena el revuelo y se suceden los saltos de aquí allá, se desenvainan las espadas, se precipitan los cuerpos unos contra otros, caen algunas mesas... Y, solo contra todos, Robin de los bosques va dejando atrás a una ristra de guerreros que nada pueden hacer contra la ágil desenvoltura de sus requiebros. Lady Marian, con los ojos inmensos y la belleza de Olivia de Havilland, asiste muda a la exhibición del héroe. 
Todo sucede en un rabioso tecnicolor y no hay ni manchas ni inmundicias en la Edad Media que inventó Hollywood en 1938 para narrar la leyenda del justiciero de los bosques. Las barbaridades de los normandos cuando persiguen a los sajones son sólo el ruido de fondo necesario para justificar las andanzas del héroe. Violan a las mujeres, provocan la ceguera con hierros candentes a quienes se les resisten, incendian los hogares, matan y siguen cobrando sus abusivos tributos. Entre los árboles de Sherwood se organiza la resistencia. "Vosotros, hombres libres de este bosque", clama el tipo de los leotardos verdes, "desposeeréis al rico sólo para dar al pobre, cobijaréis a los viejos y enfermos, ampararéis a las mujeres sean normandas o sajonas, lucharéis por una Inglaterra libre, defenderéis su integridad hasta el regreso de su rey, Ricardo Corazón de León". 

La producción y realización de Robin de los bosques fue cuidada por la Warner en sus mínimos detalles. La película se desarrolla con toda ligereza y nada chirría en ella, todo está puesto al servicio de las aventuras del héroe, al que no se le mueve el sombrero con su pluma ni siquiera en los momentos más comprometidos. Empezó dirigiéndola William Keighley, un director que trataba con una gran cortesía a sus actores y que era uno de los artesanos de lujo de la industria de Hollywood, pero se le criticó cierta falta de ritmo en las secuencias de acción y fue sustituido por Michael Curtiz. El director húngaro, que alcanzó su mayor celebridad con Casablanca, era de ademanes más duros, pero entusiasta y eficaz y, además, rodaba rápido, lo que empezaba a ser urgente, habida cuenta de los gastos excesivos que estaba ocasionando la realización de la película. 

VÍDEO: Fragmento de Robin de los bosques (1938)

Hubo mucho trabajo para los especialistas (esgrima, tiro al arco, la sucesión de brincos inverosímiles del protagonista), todo un despliegue de modelos para los responsables del vestuario (que recrearon una Edad Media con todos los tics de la moda de finales de los años treinta, pero bastante creíble en la pantalla), un casting que reunió a lo más selecto de la profesión que se ganaba la vida en el Hollywood de aquellos años, y un trabajo artístico minucioso, riguroso y brillante de N. C. Wyeth, amén de la música de Korngold y la eficacia del montaje (fueron estos tres últimos apartados de la película los que fueron reconocidos después con un oscar).
El bosque de Sherwood se recreó en un lugar llamado Chico, California. Hubo que pintar algunas de las hojas de los árboles de verde porque su verde original no daba bien en Technicolor, e incluso tuvieron que colocar unas cuantas rocas de atrezzo. La película tuvo un éxito inmediato y enorme. Ahora mismo, en el siglo XXI, esta fantasía del siglo XII sigue manifestando su excelente estado de salud. 


Con su habitual capacidad para reconvertir cualquier escenario histórico, Disney transformó la Inglaterra medieval en Robin Hood ( 1973) , dejando a un lado cualquier pretensión de realismo porque Robin es un zorro al que acompañan un oso, un gallo y una tortuga, la película es un torbellino de colores y aventuras con el sello clásico de la Factoría. 
Protagonizada por Sean Connery y Audrey Hepburn, El regreso de Robin Hood (1976) ( Robin and Marian), constituye una  versión que no sigue fielmente la leyenda e  imagina al personaje , regresando a  Sherwood tras 20 años luchando en tierra santa a las órdenes del rey Ricardo,  y a Marian  convertido en monja,  recordando su lejana pasión en una gran historia de amor. 
Con Robin Hood: Príncipe de los Ladrones ( 1991), (Robin Hood: Prince of Thieves) Kevin Costner recuperó el mito del cine de aventuras, un muy entretenido taquillazo, sustentado sobre todo en su gran reparto, encabezado por Kevin Costner en el papel de Robin Hood junto a Morgan Freeman. Un auténtico hito de la cultura popular de la época por los espectaculares vuelos de la cámara sobre una flecha. 
Realizada para la televisión y protagonizada por Patrick Bergin, tenemos a Robin Hood, el Magnífico ( 1991) ,(Robin Hood), que compitió sin éxito contra la más comercial y cara versión protagonizada por Costner que arrasó en cuanta sala fue proyectada. Hay que destacar que esta es una de las versiones más oscuras del personaje, aunque prevalece en primer plano la historia de amor, protagonizada por una joven Uma Thurman en el papel de Lady Marian. 
La versión más irreverente de las aventuras del justiciero británico son Las locas, locas aventuras de Robin Hood ( 1993) , (Robin Hood: Men in Tights ), la visión alocada y paródica del héroe con Cary Elwes como Robin y su pandilla de inútiles secuaces a cargo de Mel Brooks, que satirizó el universo de la edad media. 
Robin Hood (2010) dirigida por Ridley Scott, y protagonizada por Russell CRoweque está totalmente alejada de las versiones anteriores.  En ella se relata relata la vida de un experto arquero al que sólo le interesaba proteger su vida mientras estaba al servicio del rey Ricardo Corazón de León. Al morir el rey, Robin (Russell Crowe) vuelve a Nottingham, una ciudad aplastada por los impuestos recaudados por un sheriff despótico. Allí se enamora de lady Marion ( Cate Blanchett), una mujer que duda de la identidad y de las motivaciones de este cruzado del bosque. Decidido a conquistar el corazón de la dama y a salvar la ciudad, Robin reúne a una banda cuyas inesperadas habilidades sólo son igualadas por sus ganas de vivir. 

Las interminables guerras han debilitado el país, ahora en manos de un gobernante débil, incapaz de hacer frente a las insurgencias internas y a las amenazas externas. Pero Robin, el héroe más inesperado, y sus hombres deciden lanzarse a la aventura impidiendo que el país caiga en una sangrienta guerra civil y devolviendo la gloria a Inglaterra. 
Fuente: Revista CLIO nº 103- El arquero de Sherwood- Javier Coria/ La Edad Media en el cine - Juan L. Alonso/Enrique M. Mascache/Jorge Alonso -T&B Editores / ¡Este rodaje es la guerra (I)! Juan Tejero-T&B Editores/ EL País 19/08/2005/ http://expedientecine.blogspot.com.es

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