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15 de abril de 2018

MARÍA LA PORTUGUESA ( Parte 2 de 2 )

Carlos Cano 

El cantante granadino Carlos Cano conoce la historia y empieza a trabajar en una copla basada en el suceso. La concluye en 1986 y la titula María la Portuguesa publicándola al año siguiente en su disco "Quédate con la copla", convirtiéndose en el mayor éxito de su carrera. Es su canción más reproducida y ha sido versionada por artistas como María Dolores Pradera, Martirio, Joaquín Sabina, Silvia Pérez Cruz,...

Carlos Cano y María Dolores Pradera

María la Portuguesa 

En las noches de luna y clavel,
De Ayamonte hasta Villareal,
Sin rumbo por el río, entre suspiros, 
Una canción viene y va. 
Que la canta María 
Al querer de un andaluz. 
María es la alegría 
Y es la agonía 
Que tiene el sur. 

Que conoció a ese hombre 
En una noche de vino verde y calor 
Y entre palma y fandango 
La fue enredando, le trastornó el corazón. 
Y en las playas de isla 
Se perdieron los dos, 
Donde rompen las olas, besó su boca
Y se entregó. 

¡Ay, María la portuguesa! 
Desde Ayamonte hasta Faro 
Se oye este fado por las tabernas. 
¿Dónde bebe vino amargo? 
¿Por qué canta con tristeza? 
¿Por qué esos ojos cerrados? 
Por un amor desgraciado, 
Por eso canta, por eso pena. 

¡Fado! Porque me faltan sus ojos. 
¡Fado! Porque me falta su boca. 
¡Fado! Porque se fue por el río 
¡Fado! Porque se fue con la sombra. 

Dicen que fue el "te quiero" 
De un marinero, razón de su padecer. 
Que en una noche en los barcos 
Del contrabando, p'al langostino se fue. 
Y a la sombra del río, 
Un disparo sonó. 
Y de aquel sufrimiento 
Nació el lamento 
De esta canción. 

¡Ay, María la Portuguesa! 
Desde Ayamonte hasta Faro 
Se oye este fado por las tabernas. 
¿Dónde bebe vino amargo? 
¿Por qué canta con tristeza? 
¿Por qué esos ojos cerrados? 
Por un amor desgraciado, 
Por eso canta, por eso pena. 

¡Fado! Porque me faltan sus ojos. 
¡Fado! Porque me falta su boca. 
¡Fado! Porque se fue por el río 
¡Fado! Porque se fue con la sombra.

¡Fado! Porque se fue por el río 
¡Fado! Porque se fue con la sombra

Silvia Pérez Cruz y Las Migas

Pero aunque Aurora fue una mujer que tuvo mil idilios, convirtiéndola en protagonista de esa canción , y además leyenda, es tal vez el único idilio que no existió. Esa es la teoría que sostiene la familia de Flores. Su hija Lola lleva varios años inmersa en una cruzada que pretende limpiar la memoria de su padre:  No tenía ningún ligue con esa mujer. La conocía de Ayamonte y del contrabando. La versión del romance es la más aceptada porque lo dice una canción, pero además de ser falsa, le hace mucho daño a mi familia. Sobre todo a su madre, que según asegura Lola quedó muy tocada emocionalmente de aquel suceso y no se llegó a recuperar. Pide que no se olvide que se trata de una canción que Carlos Cano compuso como quiso. No hay un rigor histórico. Está basada en un suceso pero no lo relata. De hecho, en la letra hay otro error, porque dice que el protagonista llevaba langostinos de contrabando. Lo que llevaba mi padre eran 4 cajas de cigalas.

Lino , el nieto de Aurora también se apunta a esa tesis. Cuando mataron a Juan Flores, Aurora ya tenía 63 años y no ejercía la prostitución. Reconoce que “eso tampoco significa nada, porque a esa edad ella tenía un novio treinta años más joven que ella. Nadie sabe si mantenían una relación, porque ambos están ya muertos y es un secreto que ambos se han llevado a la tumba. Pero yo descartaría que hubiese amor de por medio. Tal vez se trataba de alguien con quien trataba por asuntos de contrabando y le tenía cariño. Él traficaba con marisco y ella con cualquier cosa”.

Aurora acabó sus días en la residencia geriátrica de Manta Rota (Algarve), en silla de ruedas y repitiendo compulsivamente episodios acontecidos en su juventud. Cuando murió en 2011, solo cuatro personas acudieron a su funeral. Sus restos reposan en el cementerio de Vila Real de Santo Antonio, a escasos metros de donde trabaja Antonio Nunes el autor de los disparos que acabaron con la vida de Juan Flores. Un crucifijo semienterrado y unas flores de plástico adornan su tumba. 

La tumba de Aurora

Los protagonistas 

Juan Flores

Al morir dejó viuda y dos hijas. Sólo consiguieron del gobierno portugués una indemnización de 200.000 pesetas de la época, muy por debajo de los dos millones que reclamaron en el juicio. 
El cabo António Nunes

Sobre el autor material del crimen, se contaron muchas leyendas. Fue condenado a 4 años de prisión de los que sólo cumplió 2. Explicaban en Ayamonte que vino tocado psicológicamente de la Guerra de Angola, y que tras el asesinato entró en prisión y fue abandonado por su familia. Este hecho provocó (presuntamente) que enloqueciese y fuese trasladado a un hospital psiquiátrico. Todo falso. Antonio Nunes sigue felizmente casado, trabaja de conserje en Vila Real y, paradójicamente, se saca un sobresueldo cantando fados en los bares. Un fado como "María la Portuguesa". Al ser preguntado sobre la historia, sigue negando haber sido el autor material de los disparos: "De aquello hace mucho y yo quiero olvidarlo. Lo único que puedo decir es que yo no lo maté". 

El testigo  António Da Silva 

El único testigo del asesinato, socio de Juan Flores, reside en Castro Marim (lugar de los hechos), está a punto de cumplir 89 años y desmiente al cabo Nunes. "Si es capaz, que me diga a mí a la cara que no disparó", sentencia con rabia. Aún recuerda que "yo le traje el marisco a mi amigo Juan Flores y cobré 500 escudos para gasolina y 50 para un café. Llegué, vi como Nunes mató a Juan y cuando le empecé a gritar 'criminal', me contestó que si no me callaba me volaba la cabeza a mí también".

Fuentes: https://www.elespanol.com / ABC 9/01/1985

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