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28 de septiembre de 2018

LA AJETREADA HISTORIA DE " EL ORIGEN DEL MUNDO "

Gustave Courbet

En 1866 el pintor Gustave Courbet  pintó el que sería un famosísmo cuadro al que no dio título y que permaneció oculto en colecciones privadas durante 130 años. Fue Charles Leger, especialista en la obras de Courbet, quien se atrevió a darle título en 1935: L’origine du monde” (El origen del mundo). 

El origen del mundo

Nunca faltó un comprador que quisiera incorporar el cuadro a su colección privada. El primero fue seguramente el embajador turco en París; Khalil Bey, que, al parecer, fue quien lo encargó al propio Coubert; lo guardó durante dos años en su cuarto de baño, oculto tras una cortina verde. Luego pasó a Jean Baptiste Faure, barítono de la Ópera de París, pero su mujer le pidió deshacerse de la obra. El 1888 estaba en manos de un marchante de París, en cuya trastienda, y solo a un reducido círculo de confianza, exhibía la obra. Nada se sabe del cuadro durante los siguientes años. Cuentan que pasó a la colección particular de un gobernador civil famoso por su puritanismo ( y por sus perversiones ), y más tarde a un ginecólogo que lo utilizaba como reclamo, y más tarde a un burdel. Lo cierto es que en 1912, una prestigiosa galería compró el cuadro, y se inició su carrera internacional cuando François de Hatvany, un coleccionista de Budapest, se lo llevó a su ciudad.

El cuadro fue robado por el ejército de ocupación nazi. Por supuesto la primera intención fue destruirlo, pero después de sopesar los pros y los contras decidieron salvarlo. El principal motivo: la obra estaba valorada en uno 300.000 dólares. Terminó en manos del ejército soviético, quien lo devolvió a su legítimo dueño.

En 1955, la actriz Sylvie Maklès conocida artísticamente como Sylvia Bataille y su marido , el conocido psiquiatra y psicoanalista Jacques Lacan, compraron en cuadro de Courbet. El precio: un millón y medio de francos. El cuadro era tabú, pero estaba muy bien valorado. Para preservar su carácter secreto y su fuerza subversiva, decidieron mantener la tradición de sus anteriores propietarios de ocultar el lienzo detrás de otra pintura sobre un soporte corredero , que sólo se retiraba ritualmente para los más allegados, con el título Terre érotique. Sylvie Maklés fue la última particular que poseyó el cuadro. Tras su muerte en 1993, sus herederos donaron el cuadro al Estado francés para pagar el impuesto de sucesiones, y desde entonces se ha convertido en una de las imágenes emblemáticas, que aún sigue causando asombro a pesar de su inusitada difusión, del Museo de Orsay.


En 1967, el sexólogo Zwang publica la primera foto de la obra; en 1977 es reproducida por primera vez en un libro de arte, y en 1988 se expone por primera vez en un museo: The Brooklyn Museum of Art. En 1977 los comisarios de una gran exposición sobre Courbet realizada en París no se atrevieron a exponerlo, a pesar de estar disponible. Sí se incluyo, en cambio, en otra similar realizada en Nueva York en 1988. En 1994, el libro “Adorations perpètuelles” , de Jacques Henric, fue secuestrado para impedir su distribución por llevar una reproducción del cuadro en la portada.

El 26 de junio de 1995 el cuadro pasó al Musée d’Orsay, en donde se encuentra actualmente ,reforzándose la seguridad a su alrededor por el temor a las reacciones del público. El ministro de Cultura francés, Douste-Blazy, realizó el discurso de ingreso de la obra en las colecciones nacionales; pero no se fotografió con él.

Constance Quéniaux

El historiador francés Claude Schopp ha desvelado que la modelo del cuadro de Gustave Courbet 'El origen del mundo' fue Constance Quéniaux ,una antigua bailarina convertida en cortesana, que amasó fortuna y que acabó sus días siendo una reconocida filántropa que obró por los niños huérfanos. . 

La modelo tenía orígenes humildes. Nacida en 1832 era hija de una madre analfabeta y su padre nunca la reconoció.  Quéniaux entró en el cuerpo de bailarinas de la Ópera de París a los 14 años. En una época en la que las estrellas era italianas o rusas, la joven provinciana tuvo que conformarse con papeles de segunda fila, una "mediocre carrera" truncada por problemas de rodilla. Como muchas bailarinas, necesitó a protectores que completaran sus ingresos, ya que su sueldo era miserable, y en aquella época, la danza solía ser una pendiente resbaladiza hacia la prostitución Uno de sus protectores fue el diplomático otomano Khalil Bey, uno de los hombres que requirieron sus servicios. Propietario de una gran colección de arte, fue él quien encargó el cuadro a Courbet, para quien Quéniaux habría posado a los 34 años. El agradecimiento del turco, además del de otros protectores, le granjeó cierta fortuna, que la joven supo conservar y hacer fructificar, acabando sus días como una dama respetable y acomodada.

Fuentes: ¿ De qué se ríe la Mona Lisa?-Mabel Figueruelo-Editorial Espasa / https://elpais.com

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