El término peplum se debe al crítico francés Jacques Siclier , que en el número de mayo de 1962 de la revista Cahiers du Cinéma, en un artículo titulado “L’âge du péplum”, usó para ese género cinematográfico el nombre de una prenda de vestuario muy frecuente en tales películas, el llamado “péplum”, especie de túnica sin mangas abrochada al hombro.
El peplum comprende un conjunto de producciones realizadas entre mediados de la década de los años cincuenta y mitad de los años sesenta que mostraban una historia idealizada , con poco o nada que ver con la historia real, cuya trama se desarrolla en la antigüedad, esencialmente greco-romana, pero que en general cubre también historias bíblicas, de la época de Jesucristo, mitológicas, de Egipto, Mesopotamia y cuantos pueblos y civilizaciones existieron algunos siglos antes y después de Cristo. El género péplum propiamente dicho aparece en 1958 con la película Hércules.
VÍDEO: Hércules (1958)-Trailer
La principal característica de todas estas películas, también conocidas como "cine de romanos" aunque las acciones fueran protagonizadas en otros lugares como Grecia o Egipto, y como "cine de espada y sandalias" ,es que la acción se presenta siempre como una lucha sin alternativas y sin matices entre los servidores del bien y los esbirros del mal, en una sucesión de pequeños y constantes enfrentamientos , que básicamente tienen en común:
La simplicidad de los personajes caracterizados como estereotipos: villanos crueles, héroes asombrosos por su integridad moral y su fuerza hercúlea, y mujeres amantísimas o malvadas.
La grandiosidad de los decorados con espectaculares escenas de batallas y saqueos de ciudades.
Una base histórica falseada , por la voluntad de dar entretenimiento al público y por las dificultades objetivas para la documentación de la época recreada.
Steve Reeves
Los personajes principales del peplum que muestran estas películas son los héroes, justicieros que tienen como denominador común el haber consagrado su fuerza al servicio de los más débiles; suelen brotar de la clandestinidad para enfrentarse a un entorno monopolizado por la corrupción y la lujuria.
El héroe y con él los buenos de la película, mantienen la frugalidad en todos los aspectos de su vida: su moderación es la antítesis de las inevitables orgías y banquetes paganos. Apoyan al poder legítimo sin cuestionar nunca el orden establedido, ya sea para mantenerlo en el trono o para ayudarle a llegar hasta él, y aparecen en pantalla como unos idílicos habitantes del estado de naturaleza roussoniano, con costumbres frugales, parcos en palabras, con sentimientos que denotan simpleza de carácter, que no suelen portar arma alguna salvo sus músculos, que son al tiempo su atributo más significativo, junto al minúsculo taparrabos que además de emparentarlo con otro hombre de la naturaleza sirve para subrayar la solidez de su cuerpo. Al lado de los héroes, y para adornar su fuerza con unas gotas de astucia, siempre marchará un niño o un pícaro.
Gracias a la fuerza de sus puños el héroe va dejando tras él un rastro de enemigos maltrechos, porque el héroe no mancha sus manos con la sangre del crimen, salvo cuando en el duelo final acaba con traidores y tiranos a los que delatan sus movimientos cautos y su cabello y barba negra, aunque bien es verdad que en ocasiones basta la simple presencia del héroe para empujar al malvado a la muerte, que llega por otra vías y pocas veces por intervención directa del héroe, bien despeñado o víctima de sus propios artilugios de tortura.
Los héroes no acostumbran a poseer un nutrido repertorio de ideas propias; son los dueños de la fuerza, eso es indiscutible, pero no de los ideales. Por regla general acaban poniendo sus músculos al servicio de otro que si logra los beneficios materiales, como por ejemplo, un legítimo heredero apartado del trono o un hermanastro oculto. No es extraño que la aventura concluya con la marcha del héroe sin más posesión que la de sus puños . Hércules, Maciste, o Ursus no son, en definitiva, más que unos caballeros errantes que vagan sin descanso por el tiempo y por el espacio.
El aspecto físico juega un papel fundamental a la hora de que el público reconozca sin ningún problema a los personajes. En el peplum las características morales vienen definidas por la apariencia externa . Los héroes siempre serán jóvenes, bellos y de cuerpos musculosos .Entre ellos Steve Reeves icono del cine peplum , culturista Mister Universo en 1950 , como Hércules; Ed Fury, fisioculturista famoso por sus apariciones ligero de ropa en publicaciones de culturismo , como Ursus; Gordon Mitchell como Maciste; Mark_Forest, como Maciste, Goliat o Hércules, y Gordon Scott , habitual protagonista de Tarzán y participe en películas peplum
Los buenos nunca eluden las acciones ni los combates directos -martirios, duelos -, mientras que los villanos se valen de constantes estratagemas y subterfugios para lograr el amor gracias a filtros y pócimas mágicas o para provocar la ruina y la muerte de su adversario. Finalmente la apoteosis y consagración de los héroes coincide con la destrucción espiritual y material de los opresores habitualmente de forma cruel.
La timidez y castidad de la heroína oscurece el libertinaje de las emperatrices y las cortesanas . A la sencillez del vestuario, del peinado y del maquillaje de aquélla se contraponen los vestidos suntuosos, las gasas y las transparencias, los rizos excesivos y las pelucas barrocas de las segundas. Los buenos nunca eluden las acciones ni los combates directos mientras que los villanos se valen de constantes estratagemas y subterfugios para lograr el amor gracias a filtros y pócimas mágicas o para provocar la ruina y la muerte de su adversario.
Steve Reeves y Silvia Koscina
Las heroínas, como Sylva Koscina, protagonista de Hércules (1958) y Hércules encadenado (1959) tenderán a ser rubias y a vestirse y a peinarse con recato (salvo en el momento culminante del martirio, en el que la desnudez - en la medida de lo posible -, resplandezca en toda su belleza); y serán decentes e ingenuas, amén de verse siempre perseguidas y salvadas por el héroe en el último instante. Asimismo los colores establecen de forma meridiana una distinción inmediata: el blanco es el color de los buenos, de los mártires y los héroes, y el negro y también el rojo son los tonos indiscutibles que adornan la maldad.
Mientras , las pérfidas paganas estarán todo el tiempo cultivando su lascivia dispuestas a seducir a los hombres y son altaneras, aristocráticas y lucen barrocos maquillajes . En la intriga siempre rivalizarán dos mujeres , la buena y la mala, , por el amor del héroe, que acaba eligiendo los encantos verdaderos de la primera.
También se repiten la estructura, el ritmo narrativo y la articulación de la acción. La exigencia de tener que mostrar forzosamente la Antigüedad como si de un atractivo espectáculo se tratara, provoca que las cintas acaben articuladas en torno a unas escenas principales , que son las que movilizan a cientos de figurantes y muestran cientos de metros cuadrados de decorados. Estas escenas permiten espectaculares juegos de cámara y demostraciones de virtuosismo cinematográfico. Pero el resultado es que aquellas otras escenas carentes de acción, aquellas en las que el diálogo es el protagonista,acaban por constituir un pesado lastre para el ritmo narrativo, condenando a la cinta al desequilibrio. Las escenas principales suelen coincidir con batallas, escalofriantes carreras en el circo, luchas de gladiadores, o banquetes amenizados por sicalípticas danzas que suelen desembocar en la orgía de turno, y que tuvo a la actriz y bailarina cubana Chelo Alonso como una de sus más famosas representantes.
Mientras , las pérfidas paganas estarán todo el tiempo cultivando su lascivia dispuestas a seducir a los hombres y son altaneras, aristocráticas y lucen barrocos maquillajes . En la intriga siempre rivalizarán dos mujeres , la buena y la mala, , por el amor del héroe, que acaba eligiendo los encantos verdaderos de la primera.
También se repiten la estructura, el ritmo narrativo y la articulación de la acción. La exigencia de tener que mostrar forzosamente la Antigüedad como si de un atractivo espectáculo se tratara, provoca que las cintas acaben articuladas en torno a unas escenas principales , que son las que movilizan a cientos de figurantes y muestran cientos de metros cuadrados de decorados. Estas escenas permiten espectaculares juegos de cámara y demostraciones de virtuosismo cinematográfico. Pero el resultado es que aquellas otras escenas carentes de acción, aquellas en las que el diálogo es el protagonista,acaban por constituir un pesado lastre para el ritmo narrativo, condenando a la cinta al desequilibrio. Las escenas principales suelen coincidir con batallas, escalofriantes carreras en el circo, luchas de gladiadores, o banquetes amenizados por sicalípticas danzas que suelen desembocar en la orgía de turno, y que tuvo a la actriz y bailarina cubana Chelo Alonso como una de sus más famosas representantes.
VÍDEO: Chelo Alonso
La tendencia a convertirlo todo en espectáculo deriva en lo que se ha dado en llamar el colosalismo: la ruptura de las fronteras conocidas por la imaginación; todo en la reconstrucción histórica tiende a lo exagerado . La películas peplum y con ella el pasado, se convierte en una excusa para mostrar unos decorados inmensos que acabarán pasto de las llamas o destrozados por la ira de un volcán, castigando de ese modo el comportamiento inmoral de sus habitantes; ingentes cantidades de figurantes que morirán en batallas o se hacinarán vociferantes en las gradas de los circos.Excesos visuales que por otra parte tuvieron como principal mérito la creación de un lenguaje exclusivamente cinematográfico, alejado ya de los préstamos, las limitaciones y las servidumbres que imponía la escena teatral u operística.
Otra genuina seña de identidad del peplum es la violencia, que aparece en la pantalla en múltiples manifestaciones . Ya sea en batallas en las que dar rienda suelta a los sentimientos patrióticos , en combates en la arena, en encarnizadas persecuciones, o por mediación de los desastres naturales.
En no pocas ocasiones la violencia camina de la mano del erotismo. Aquí tendrían cabida tanto la generosa exhibición de cuerpos desnudos o semidesnudos de atletas, guerreros, héroes o gladiadores, como la no menos constante muestra de anatomía femenina. Las escenas de tortura y martirio son habituales en un género que explota el morbo de la cristiana desvalida, de la ingenua sometida a todo tipo de torturas y a merced de crueles verdugos y de extraños artilugios propios de malvado sádico, y el potencial erótico del recato de la heroína estalla en algunas escenas, como son las flagelaciones o los avatares de la arena. Además el grado de violencia y la cantidad de elementos sadomasoquistas que aparecen en las cintas son una ocasión excepcional para enseñar al público un completo muestrario de cuerpos estilizados, semidesnudos o cubiertos de aceite y sudor, para deleite de homos y féminas.
El lenguaje del peplum queda resumido por el realizador italiano R. Tessari en unas reglas básicas que permiten explicar e ilustrar muy bien la idiosincrasia del género:
Primera regla: comienza siempre con una escena de violencia: un esclavo muerto por los guardias, el asalto de los rebeldes al palacio, la devastación de un puente.
Segunda regla: la historia de amor no debe limitarse a dos personajes.Mejor presentar a una mujer amada por dos hombres que dos mujeres enamoradas del mismo hombre.
Tercera regla: los colores de los trajes deben ser diferentes: los blancos y claros son los buenos, los negros y los rojos los de los malos. El público debe reconocer enseguida cuales son los buenos y los malos.
Cuarta regla: muchos personajes secundarios en torno al protagonista. Para estos papeles es mejor contratar a actores de teatro, cuestan poco y no hacen perder el tiempo.
Quinta regla: no dejar al público el tiempo de preguntarse por qué ha sucedido una cosa, después de una escena sangrienta, pon en escena un león, luego un duelo, finalmente un incendio.
Sexta regla: utiliza los animales salvajes: jaguares,leones, elefantes,....
Séptima regla: el golpe de escena clásico: el personaje malo que se revela bueno o al revés guárdalo para la mitad del film, la batalla o el incendio para el final.
Octava regla: los personajes femeninos que sean al menos dos: una mala y otra buena. Al final la mala se rescata muriendo por salvar a la buena.
Novena regla: usa siempre mucho humo y mucho fuego: un brasero, una tienda en llamas, una lanza con fuego valen más que cualquier diálogo.
Continuará:
Fuentes: METHODOS-Revista Electrónica de Didáctica del Latín- Hacia un pasado común. El cine y la uniformizacion de la antigüedad clásica. Apuntes para su estudio - Óscar Lapeña Marchena- Área de Historia Antigua-Universidad de Cádiz / El Péplum y la construcción de la memoria- Óscar Lapeña Marchena- Área de Historia Antigua-Universidad de Cádiz /El peplum-La Antigüedad en el cine-Rafael de España-Editorial Glenat / La antigua Grecia en el cine-Juan J. Alonso-Enrique A. Mastache-Jorge Alonso-T&B Editores / La antigua Roma en el cine -Juan J. Alonso-Enrique A. Mastache-Jorge Alonso-T&B Editores.
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