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3 de diciembre de 2018

FALACIAS Y MENTIRAS I

Falacia: Argumento falso pero aparentemente verdadero para inducir a error o engaño
Mentira :Expresión o manifestación contraria a la que se sabe, se cree o se piensa / Cosa que no es verdad.

La Guerra de los Mundos

Orson Welles adaptó La Guerra de los Mundos, de H. G. Wells, al formato radiofónico para su programa Mercury Theatre on the Air de la CBS y dotó al relato de una estructura de noticiario tan realista que la retransmisión, que tuvo lugar el 30 de octubre de 1938 (víspera de Halloween), generó un episodio de histeria social. Los actores que dramatizaron el relato y los montajes sonoros fueron tan verosímiles que los oyentes creyeron que los extraterrestres realmente se encontraban en Grovers Mill, Nueva Jersey, con el objetivo de conquistar a la humanidad. Los supermercados se colapsaron al acudir la gente en masa a por provisiones, los servicios de emergencia no daban abasto atendiendo ataques de pánico y la policía estaba desbordada por las llamadas telefónicas.

Pero la realidad es que la retransmisión sí provocó cierto desconcierto, pero no la histeria colectiva que ha trascendido. Hubo personas que acudieron a hospitales queriendo ayudar donando sangre y otras llamaron a las comisarías del área de Nueva Jersey para saber si se trataba de una broma, pero el revuelo quedó ahí. Algunos oyentes incluso felicitaron a la CBS por el gran especial de la noche de Halloween que habían organizado. 

Que trascendiera a la historia como un episodio de alarma colectiva se debe al sensacionalismo empleado por la prensa de la época. Algunos periódicos llegaron a asegurar que un hombre murió de un ataque al corazón por culpa del programa y que los hospitales estaban tratando a varias persona en estado de shock. Pero fue una exageración. La vida cotidiana siguió con completa normalidad tras la emisión radiofónica de La Guerra de los Mundos". También se dijo que más de un millón de oyentes siguieron en directo la retransmisión, cuando lo cierto es que la mayoría de la gente estaba escuchando el programa rival, de la NBC, del ventrílocuo Edgar Bergin. Menos de un 5 % tenía sintonizada esa noche la CBS.


La mujer en la prehistoria

La imagen de la mujer prehistórica, siempre en tareas del hogar y la familia mientras el hombre cazaba, se forjó en el siglo XIX de la mano de científicos como Charles Darwin, padre del evolucionismo, que consideraban obvia la superioridad intelectual masculina, reflejado en El origen del hombre y la selección en relación al sexo,  de 1871, en el que escribía que “El hombre consigue más eminencia en cualquier actividad que emprenda de la que puede alcanzar la mujer (tanto si requiere pensamiento profundo, poder de raciocinio, imaginación aguda o el empleo de los sentidos o las manos)”. Las ideas de Darwin, junto a la de otros intelectuales (hombres) de la época, sobre las mujeres (que arraigaban en el imaginario colectivo heredado de las creencias religiosas y de filósofos como Rousseau, Diderot o Montesquieu) dotaron de base científica la subordinación femenina al hombre en la Prehistoria.

Pero investigaciones recientes  contradicen el supuesto comportamiento sumiso de la mujer en la supervivencia del núcleo familiar. Según un estudio  el departamento de arqueología de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), las mujeres centroeuropeas de los primeros 6.000 años de inicio de la agricultura tenían los brazos más fuertes que las campeonas de remo actuales, una destreza física probablemente obtenida mediante actividades intensivas como labrar el suelo, cosechar manualmente y moler el grano durante horas para hacer harina. Los roles no estaban tan determinados. La supervivencia era básica y requería asignar distintos papeles.  Los cazadores de las pinturas rupestres podrían haber sido mujeres y las manos que están pintadas en las cuevas podrían ser femeninas. El papel de madre era muy importante, pero no estaba oprimida en la cueva, sino respetada, tal vez, por perpetuar la especie. El hombre cazador como macho alfa también ha sido puesto en duda , ya que la carne obtenida era sobretodo carroñera, y no por  hombres fuertes enfrentados a las fieras.
La zanahoria y la vista

Existe la creencia popular de que comer zanahorias provoca una mejora sustancial de la vista, pero lo que realmente sucede es que la zanahoria tiene muchos carotenos que el cuerpo convierte en vitamina A, que es necesaria para una visión saludable porque reduce el riesgo de desarrollar enfermedades oculares relacionadas con la edad como la degeneración macular y las cataratas. Pero no se va a ver mejor por comer muchas zanahorias, y además los los carotenos, además de encontrarse en las zanahorias, están presentes en muchas otras verduras Es decir, incorporando a la dieta diaria otras hortalizas (dos veces al día) se consume el mismo número de carotenos. No es una cualidad nutricional única de la zanahoria y además no conviene transmitir el mensaje de que hay que comer zanahorias todos los días,  porque tiene menos fibra que otras verduras y su índice glucémico es muy elevado. Es más conveniente tomar verdura de hoja a diario dado que es más completa y aporta la cantidad diaria recomendada de carotenos: unos 800 gramos.

El origen de la creencia  popular se remonta a la Segunda Guerra Mundial. Los británicos habían desarrollado un sistema de radares y los alemanes no entendían cómo podían derribar con tanta facilidad sus aviones. Así que, para ocultar su descubrimiento, desde Inglaterra difundieron la leyenda de que sus aviadores habían desarrollado una vista prodigiosa comiendo zanahorias.


La estatura de Napoleón Bonaparte

El cine ha contribuido a popularizar la imagen de un Napoleón corto de estatura eligiendo para interpretar al personaje a actores que, por lo general, eran bajitos. Pero en realidad se trataba de una caricaturización de Napoleón Bonaparte (1769 - 1821), llevada cabo  por la propaganda , sobre todo anglosajona, a través de panfletos y de la propia prensa, describiéndolo como alguien corto (de estatura y de entendederas), y lo cierto es que Napoleón sería bajito, pero solo para los cánones actuales , ya que su estatura era de 1,69 metros y la altura media de los franceses de su época era de 1,64-1,65. Es decir, que era más alto que la media de los franceses. 
Moneda con imagen de Mesalina

La ninfomanía de Mesalina

Valeria Mesalina fue la tercera esposa del emperador Claudio. Su belleza ha sido tan recordada como su ninfomanía, recogida por poetas como Juvenal -que sostenía que se llegó a prostituir bajo el apodo griego Lycisca (mujer-loba)- o por Plinio el Viejo, que aseguraba que Mesalina retó al gremio de las prostitutas romanas a participar en palacio en una competición, a espaldas de su esposo, para saber quién atendía más hombres. Ella salió victoriosa tras acostarse con 200.

Pero todas  las informaciones apuntan a que desde la familia imperial forjaron la leyenda de lujuria y sexo de Mesalina, implicándola en supuestas historias de incestos e intentos de seducción a hombres instalados en el poder. En Mesalina confluyen tanto la criminalización del adulterio femenino como el ejercicio del poder de las mujeres: El adulterio se trata de forma distinta si es cometido por un hombre o por una mujer. Todos los reyes han tenido hijos bastardos y no ha sido un escándalo, cosa que no ha ocurrido con las reinas.

Mesalina tuvo una relación extramatrimonial al final de su vida: se casó en secreto con el senador Gayo Silio. Y este hecho desencadenó su asesinato. En Roma, aunque no estuvieran tan recluidas como en Grecia, las mujeres no podían gobernar. Mesalina quiso controlar el poder en una sociedad que negaba que una mujer tuviera ideas políticas o capacidad como estratega, y por eso se denigró su figura al acusarla de ninfomanaía cuando lo que fue es infiel.
Moneda con imagen de Cleopatra

La belleza de Cleopatra 

Tenemos la imagen de la faraona Cleopatra como de una belleza abrumadora y seductora, y así es descrita  en la literatura, pintura y cine , convirtiéndola en  uno de los personajes más cautivadores de la Antigüedad, atribuyendo a su belleza su poder de seducción,  al que sucumbieron, entre otros, Julio César y Marco Antonio y que proporcionó a Cleopatra una gran capacidad de negociación en los tiempos de la Roma imperial.

Pero en  una exposición en el museo Shefton, de la Universidad de Newcastle (Reino Unido), se mostró en febrero de 2007 una valiosa moneda de plata, del año 32 a.C., en la que la reina más conocida del Antiguo Egipto se representaba con un mentón sobresaliente, labios muy finos y nariz puntiaguda, que nada tiene que ver con la belleza que supuestamente adoraron políticos y generales romanos.  Era una mujer inteligente y culta, con grandes dotes de estratega.

Al morir, el aparato propagandístico de Roma creó la imagen que nos ha llegado: una mujer manipuladora y seductora desde el punto de vista negativo. Las fuentes antiguas hablan de su psicología, pero con los siglos se ha interpretado que era seductora por su físico, más que por su capacidad de gobernar. Roma no podía permitir que una mujer tuviese más talento que sus poderosos representantes, y se creó la leyenda de la mujer arrebatadora físicamente que seduce a los hombres para conseguir sus propósitos.


La camisa de Isabel la Católica

Una de las intimidades que han trascendido de la vida de Isabel la Católica es la creencia popular de su falta de higiene. Esa carencia en el cuidado personal se recoge en una de las sentencias palmarias atribuidas a la reina de Castilla, presuntamente pronunciada en 1491, en la que prometía no cambiarse de camisa hasta que Granada fuera tomada por el reino cristiano.

Es posible, sostienen algunos historiadores, que su pestilencia fuera cierta en sus últimos meses de vida, al morir con el cuerpo ulcerado. Hay dos imágenes de Isabel, la de los que la quieren beatificar y los que dicen que era el demonio encarnado, que se vincula a la expulsión de los judíos, la instauración de la Inquisición y la culminación de la conquista, cosas que se hacían en el resto de Europa. Se creó una imagen de mujer ultracatólica, fanática, en contra de cualquier creencia que no fuera la suya. La anécdota de la camisa, sin base histórica, sirvió para acusarla. Por el contrario, su confesor, fray Hernando de Talavera, le decía que no se excediera tanto con la higiene y en el cuidado de su aspecto físico. 

Pero tan absurda promesa se atribuye a su tataranieta , Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II y gobernadora de los Países Bajos, que de forma simbólica, que se cree  no fue más que un cliché literario de los cronistas de la época, juró no mudarse la prenda hasta pacificar Flandes y que sus tercios tomaran la ciudad de Ostende.
Partes del cabello

El crecimiento del pelo

Existe la creencia popular de que  nuestro cuerpo es como un frondoso campo de césped que crece reforzado al ser podado. Es decir, que cuanto más nos afeitamos una zona del cuerpo más fuerte, en más cantidad y más oscuro sale el pelo.

Pero el afeitado no afecta el espesor o a la cantidad de cabello que crece en el cuerpo. La explicación es sencilla. Al afeitarnos solo estamos eliminando la parte del pelo más expuesta, no el núcleo del cabello, que es la raíz que se encuentra bajo la piel. La confusión que da pie a esta creencia se debe a que cuando cortas el pelo a ras con cuchilla luego crece todo a la vez y da la sensación de que es más fuerte porque hay más cantidad de pelo cortado al mismo nivel. Por otro lado, el pelo nuevo que sale a la superficie parece más oscuro porque todavía no se ha expuesto al sol ni a los factores químicos o contaminantes que nos rodean y lo aclaran. El afeitado no afecta el grosor o la tasa de crecimiento del cabello. Además, el afeitado elimina la parte muerta, no la sección viva debajo de la superficie de la piel, por lo que es poco probable que afecte a la tasa o al tipo de crecimiento
Luces, cámara y acción

En un rodaje el director estadounidense D. W. Griffith (Kentucky, 1875- California, 1948), considerado "el padre del cine moderno", cansado y enfadado por lo que estaban tardando en empezar a filmar, gritó, para meter prisa al equipo: "Luces, cámaras y acción". Se dice que paseaba frustrado por el plató gritando 'luces', para que se colocaran las luces apuntando a los actores, 'cámara', para empezar a rodar las bobinas, y 'acción', para que empezaran a actuar.

Pero cuando Griffith gritó 'luces, cámaras y acción' para meter prisa lo dijo en un momento concreto, pero no se dice en los rodajes. Lo que se suele decir antes de rodar es silencio'o silencio, por favor y se lee la claqueta. Se dice motor, para que la cámara se ponga en marcha y el operador lo confirma con rodando; se dice sonido y el técnico responde grabando ; se canta la claqueta y se hace el 'chack' para la posterior sincronía. Y luego ya se dice acción.

Fuentes: Errores, falacias y mentiras - Peter Villanueva Hering- Editorial Círculo de Lectores / Mentiras históricas comúnmente creídas- José Luis Vila San Juan -Editorial Planeta /Breve historia de la mujer-Sandra Ferrer Valero-Editorial Nowtilus /Arqueología feminista ibérica-Francisca Martín Cano-Editorial Letras de autor / 

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