Del Santo Prepucio de Jesús no se habla en los Evangelios. Únicamente en el evangelio de Lucas hay una mención a la circuncisión, un rito obligado en el seno de la religión hebrea:
"Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno” (Lc 2,21).
Mayores detalles los encontramos en el apócrifo ‘El Evangelio árabe de la infancia’:
“Y, cuando fueron cumplidos los días de la circuncisión, es decir, al octavo día, la ley obligaba a circuncidar al niño. Se lo circuncidó en la caverna, y la anciana israelita tomó el trozo de piel (otros dicen que tomó el cordón umbilical), y lo puso en una redomita de aceite de nardo viejo. Y tenía un hijo perfumista, a quien se la entregó, diciéndole: ‘Guárdate de vender esta redomita de nardo perfumado, aunque te ofrecieran trescientos denarios por ella’. Y aquella redomita fue la que María la pecadora compró y con cuyo nardo espique ungió la cabeza de Nuestro Señor Jesucristo y sus pies, que enjugó en seguida con los cabellos de su propia cabeza”(V-1).
El destino que tuvo el trozo de piel extirpado a Jesús originó un controvertido debate teológico que trajo de cabeza durante décadas a los grandes doctores de la Iglesia. ¿El prepucio, por ser la primera sangre derramada, tenía el mismo poder redentor que la sangre que vertió Cristo durante su pasión? ¿Ascendió al cielo con el cuerpo resucitado del Hijo de Dios o después de cortarse? Ciertamente, se trata de una cuestión peliaguda. Y mientras los altos jerarcas eclesiásticos se ponían de acuerdo, el Divino Prepucio , que el jesuita Alfonso Salmerón (1515-1585), erudito de la Biblia consideraba era “el anillo de compromiso para sus esposas”, las monjas y que “El fabricante de este anillo es el Espíritu Santo, su taller el purísimo útero de María”, protagonizaba asombrosas apariciones en las que se manifestaba en todo su esplendor ante los ojos de fervientes mujeres en unos espectaculares trances místicos. Eso dio lugar a una serie de teorías, a cual más extravagante, que hace dudar del estado mental de quien las sostenía.
Santa Catalina de Siena
Santa Catalina de Siena ( 1347-1380), fue, patrona de Italia, fue presa de frecuentes y asombrosos éxtasis , acompañados de pérdidas de conocimiento, saltos y revolcándose por el suelo, durante los que tenía espectaculares visiones divinas y recibía prodigiosas señales de Cristo sobre su cuerpo, que resultaban invisibles para cualquiera que no fuera ella, y que son descritas por Francisco de Capua, su confesor, en Vida de Santa Catalina de Siena.
Santa Catalina recibiendo los estigmas de Cristo
Los rayos de luz y los estigmas invisibles
Afirma Santa Catalina que Cristo crucificado le había enviado sus estigmas a su cuerpo mediante rayos de luz procedentes de los estigmas divinos. Los estigmas, que solo eran visibles para ella mientras vivió, se hicieron visibles para todos el día de su muerte , queriendo así el Señor demostrar la gracia que había hecho a su amada. Más de 200 años tuvieron que pasar, luego incluso de la canonización de la santa en 1461, para que sus estigmas fueran considerados verdaderos por la Iglesia. Confiesa Santa Catalina:
'Vi a nuestro Salvador crucificado que descendía sobre mí envuelto en una gran luz; el esfuerzo que hizo mi espíritu para ir a su encuentro fue lo que hizo que mi cuerpo se levantase del suelo. Luego, procedentes de las cinco aberturas de las heridas de Nuestro Señor vi que se dirigían hacia mí otros tantos rayos color de sangre, los cuales avanzaron hacia mis pies, mis manos y mi corazón. Yo comprendí el misterio y exclamé: ¡Ah, Señor, mi Dios, te ruego que estas cicatrices no aparezcan exteriormente en mi cuerpo! Mientras yo estaba hablando, los rayos sangrientos se hicieron brillantes, adquiriendo el aspecto de luz, llegando en esa forma hasta las mencionadas partes de mi cuerpo'.
El trasplante de corazón
En otra confesión, Santa Catalina explica que un día, en el fervor de su oración, pide a Dios que cree en ella un corazón nuevo, rogándole que tuviese a bien sacarle el corazón y la voluntad. Parece ser que entonces su divino esposo se le presentó, abrió el costado izquierdo de la Santa, tomó su corazón y se lo arrancó, y a partir de ese momento dejó de sentirlo en el pecho. Como se le dijo que era imposible vivir sin corazón, contestó que para Dios no hay imposibles.
Pero cuando habiendo quedado sola para proseguir sus oraciones, se disponía a volver a casa, repentinamente se vio envuelta en una luz que venía del cielo y el Salvador se le apareció teniendo en sus sagradas manos un corazón intensamente rojo, del que brotaba un fuego radiante. Hondamente impresionada por esta visión, se postró en el suelo. Entonces Nuestro Señor se acercó, le abrió el costado izquierdo y le colocó el corazón que llevaba en la mano, diciéndole: «-Hija, el otro día me llevé tu corazón; hoy te entrego el mío y de aquí en adelante lo tendrás para siempre». Dichas estas palabras le cerró el pecho, pero, como prueba del milagro, dejó en aquel lugar una cicatriz que sólo veían sus compañeras .
Santa Catalina y su desposorio místico
El matrimonio místico y el anillo/prepucio invisible
En otra de sus visiones, Cristo y Santa Catalina de Siena celebran un " matrimonio místico". En 1366, cuando Santa Catalina estaba orando en su habitación, se le apareció una visión de Cristo, acompañado por su madre y un cortejo celestial. Tomando la mano de Santa Catalina, la Virgen la llevó hasta Cristo, recibiendo como símbolo de esa unión un anillo que sólo ella podía ver y que en sus cartas describió como la carne circuncidada de Jesús. Así pues el anillo de bodas era para Catalina el prepucio de Cristo, aunque solo lo viera ella y fuera invisible para todos los demás.
Es una más de las variadas y extravagantes visiones de la santa, en las que Jesús ,para espanto de quienes rodeaban a Catalina, se manifestaba a su esposa no solamente cuando estaba sola, como al principio, sino en público, cuando caminaba o cuando se encontraba en estado reposo o de éxtasis , y con un "fuego del amor que ardía en su corazón tan grande que le era imposible encontrar palabras para expresar lo que sentía"
Cabeza momificada de Santa Catalina de Siena
Catalina de Siena murió en Roma a los 33 años de un derrame cerebral . Sus seguidores querían llevarse su cuerpo entero para venerarlo en Siena, pero como no podían sacarlo entero de la ciudad debido a los guardias de Roma, decidieron cortarle cabeza, meterla en un saco y llevársela . Cuando los guardias detuvieron a los ladrones . milagrosamente solo encontraron cientos de pétalos de rosa dentro de la bolsa y no tuvieron más remedio que dejar que los ladrones se fuesen.
Su cuerpo yace en el cementerio de Santa María sopra Minerva cerca del Panteón y la cabeza se encuentra en un relicario adornado en la Basílica de San Domenico (también conocida como Basílica Cateriniana, debido a la Santa) en Siena. La cabeza momificada y su pulgar derecho, ubicado cerca dentro de un relicario pequeño, todavía se pueden ver en la iglesia a día de hoy. Algunos del visitantes con muchísima fe, hasta han creído ver en ocasiones el invisible anillo en el dedo de la santa.
Agnes Blannbekin
Por su parte la beguina y mística cristiana Agnes Blannbekin (1244-1315), que durante buena parte de su vida vivió extraordinariamente preocupada por el destino del preciadísimo trozo de carne del cuerpo del Salvador, preocupación que llegaba a un horrible sufrimiento cuando se acercaba la fiesta de la Circuncición hasta el punto de llorar sangre , establecida por la Iglesia el uno de enero, explica que un día al comulgar, tuvo una revelación y comenzó a pensar en dónde estaría el prepucio. ¡Y ahí estaba! De repente sintió un pellejito, como una cáscara de huevo, de una dulzura superlativa y se lo tragó. Apenas lo había tragado, de nuevo sintió en su lengua el dulce pellejo y, una vez más, se lo tragó. Y esto lo pudo hacer unas cien veces... Y le fue revelado que el prepucio había resucitado con el Señor el día de la Resurrección. Tan grande fue el dulzor cuando Agnes tragó el pellejo, que sintió una dulce transformación en todos sus miembros.
Así, de acuerdo con las revelaciones de la monja vienesa el prepucio divino estaba en el cielo, encastrado en el pene de su propietario. La discusión habría terminado al punto, si no fuera porque a lo largo de la historia existen o han existido hasta trece prepucios reclamados como de Cristo y repartidos por distintos puntos de la cristiandad que el dominico A.V. Müller estudia en profundidad en su obra: El sagrado prepucio de Cristo (1907), y que son los siguientes: uno en San Juan de Letrán, en Roma; otro en Charroux (cerca de Poitiers); otro en Amberes; otro en París; otro en Brujas; otro en Bolonia; otro en Besançon; otro en Nancy; otro en Metz; otro en Le Puy; otro en Conques; otro en Hildestehein; otro en Calcata, la mayoría traídos de tierra santa durante las Cruzadas y algunos de ellos transportados por ángeles. Cada uno de estos prepucios y otros que el dominico no recoge, como el de Burgos, tienen fantásticas historias que llenan de unción a los fieles y de óbolos a las iglesias que los poseen.
Lelo Allatius
Por su parte Leo Allatius (1586-1669), en su ensayo titulado De Praeputio Domini Nostri Jesu Christi , ( Discusión acerca del Prepucio de Nuestro Señor Jesucristo ) sostiene otra alocada teoría según la cual el prepucio de Jesús ascendió al cielo con él , pero que no se insertó en él , sino que se expandió formando uno de los anillos de Saturno.
El culto del Santo Prepucio
El culto del Santo Prepucio disfrutó de una gran aceptación, en Charroux (Francia) se crearon cofradías como la Hermandad del Santo Prepucio, encargada de guardar la reliquia, muy venerada por mujeres embarazadas o que deseaban ser madres. Al Santo Prepucio se le atribuyeron innumerables milagros durante la Edad Media y varios más en 1856. En Francia contribuyó a un asombroso resurgimiento de la fe, la prueba es que en este año se vendieron veinte millones de medallas milagrosas de la bienaventurada Virgen María: dieciocho millones de cobre y dos millones de oro y plata. A comienzos del siglo XVI se contaban catorce prepucios, distribuidos en diferentes países: nueve en Francia, uno en Metz, Lorena; uno en Hildesheim, Prusia; uno en Amberes, Bélgica; uno en Santiago de Compostela, España; y uno en Roma, en San Juan de Letrán, el mismo que se encuentra hoy en Calcata.
Santa Brígida
En el medioevo surgieron disputas entre las iglesias poseedoras de un Santo Prepucio debido a que cada una de ellas aseguraba que el suyo era el verdadero. En el siglo XIII, Inocencio III no se había atrevido a decidir qué Santo Prepucio era el auténtico, pero la documentación vaticana posterior cuenta que la Virgen María se le apareció a Santa Brígida y le dijo:
«Cuando mi hijo fue circunciso, guardé su prepucio como un gran honor y lo llevé conmigo a todas partes. ¿Cómo hubiera podido perder lo que yo había engendrado sin pecado? Pero cuando se acercó la hora de mi tránsito, confié la membrana a San Juan Evangelista, mi guardián, y, más adelante, la escondieron para hurtarla a la malicia de los hombres y así quedó mucho tiempo desconocida. Pero, finalmente, un ángel vino a revelarla a las almas de Dios. ¡Oh, Roma, Roma! ¡Si lo supieras, te alegrarías o, mejor dicho, si lo supieras, llorarías, porque tienes un tesoro que es para mí muy caro y que no lo honras!».
Santa Brígida fue canonizada en 1390 y esta revelación suya sirvió para establecer definitivamente la autenticidad del Santo Prepucio romano.
Así pues tenemos a varios Santos Prepucios , aunque solo uno es el verdadero como dijo la Virgen María a Santa Brígida ,a pesar de lo cual se siguieron venerando los falsos para bien de las arcas de la Iglesia; localizados unos en la Tierra, utilizado como anillo de boda por Santa Catalina o produciendo , al comulgar con el cuerpo de Cristo, que resultó ser su prepucio, una dulce transformación en todos sus miembros, como le sucedió a Agnes Blannbekin; y otro en el espacio exterior formando un anillo de Saturno como sostiene Leo Allatius.
El monasterio de Charroux
El prepucio más famoso de Francia fue sin duda el de Charroux. La leyenda en este caso cuenta que Irene, emperatriz de Bizancio, se lo dio a Carlomagno como regalo de compromiso y este lo llevó a Charroux, que entonces solo era un monasterio en Poitiers, al suroeste de Francia. En plena burbuja de las reliquias, estos monjes anunciaron que también tenían la cabeza de Juan el Bautista, las cuerdas con las que habían atado a Jesús y espinas de su corona. El problema es que el monasterio se quemó con todas las reliquias, o lo que fuera aquello, y para las gentes del momento, o potenciales clientes, aquello suponía un mal augurio.
Pero estos monjes eran tenaces, de modo que para restituir la credibilidad de su negocio redoblaron los esfuerzos, la inversión en marketing. Primero, reconstruyeron su abadía con una planta que recuerda a la del Santo Sepulcro. Luego falsificaron unos textos en los que se decía que Carlomagno había fundado el monasterio en 799, precisamente justo un año antes de que, según la versión romana, el papa León III recibiera su Santo Prepucio, el oficial. Y para rematar, se apoyaron en un best seller de la época, la La leyenda dorada de Jacobo de la Vorágine, arzobispo de Génova, uno de los libros más copiados de la Edad Media, que recoge la vida de ciento ochenta santos y, entre estas historias, que Carlomagno se llevó el Santo Prepucio y la Santa Cruz a este monasterio.
La prohibición
El 3 de diciembre de 1900, mediante el Decreto 37-A de la Santa Congregación para la Doctrina de la Fe, se declaraba que toda persona que hable, escriba o lea sobre el Santo Prepucio será considerada despreciable aunque tolerada; la Santa Sede se reservaba el derecho a excomulgar a quien lo hiciera de modo escandaloso o aberrante.
No obstante, y a pesar del Decreto y de lo increíble del asunto , una sociedad llamada Academia Preputológica se marcó el objetivo de restaurar el abolido culto al Prepucio de Cristo. El 15 de mayo de 1954 se celebró un cónclave en el cual se sometía a deliberación la propuesta de recuperar este culto, derogado por un decreto de 1900. Tras la exposición de los argumentos y acaloradas discusiones, los cardenales acordaron rechazar la solicitud, ratificando la condena de la veneración del Santo Prepucio.
Fuentes: Testigos del prodigio- Jesús Callejo y José Antonio Iniesta-Editorial OBERON, Grupo ANAYA / El fraude de la Sábana Santa y las reliquias del Cristo–Juan Eslava Galán –Editorial Planeta / https://www.jotdown.es
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