TRADUCTOR

13 de marzo de 2020

EMIGRANTES ESPAÑOLES EN HAWAI


Hawai era un territorio poco poblado dedicado fundamentalmente a la caña de azúcar y a la piña tropical que se anexionó a Estados Unidos en 1898. La recolección la habían realizado en los últimos años del siglo pasado los inmigrantes asiáticos, sobre todo japoneses. Ello llevó a que 61.000 de los 154.000 habitantes del archipiélago fueran japoneses frente a apenas 38.000 nativos. Cundió entonces la idea del peligro amarillo, lo que, entre otras cosas dio pie al nacimiento en San Francisco, allá por 1905, de una asociación anti-asiática que llegó a contar con 80.000 miembros. Contra esa supuesta invasión desde Asia, y enfrentada a una posible escasez de mano de obra ,la Board Inmigration of Hawai (Consejo de Inmigración de Hawai) ideó en 1906 una campaña para atraer mano de obra de procedencia distinta de la asiática.

Peligro amarillo: Metáfora racista que se originó en el siglo XIX, para ofrecer desde occidente una imagen de las personas orientales y establecer una clara diferencia de raza con los propios occidentales. Esta imagen creada de los orientales, tuvo principalmente, una consideración negativa hacia ellos (aunque se usó de diversas formas en función de lo que la situación requería), y fue usada como excusa y pretexto para el trato político, económico y militar de occidente. Las causas de la misma, fueron tanto el auge de nuevas potencias como Japón, vista con recelo desde Europa, como la importación masiva de mano de obra china a varios países lo que generó una reacción de rechazo de la población de estos países.

La explotación de la caña de Hawai era controlada por la Asociación de Plantadores de Azúcar de Hawai , originada en la Compañía de Trabajo y Abastecimiento de Plantadores de 1882, que pronto comenzó a participar en varios métodos para controlar el trabajo y regular los salarios. Después de 1900, los plantadores comenzaron a pagar cada vez más a sus trabajadores sobre la base de contratos a corto y largo plazo. En virtud de un contrato a corto plazo, los trabajadores estaban empleados a sueldo. El objetivo del contrato a largo plazo era controlar a los trabajadores y disuadir a la organización laboral. Además del contrato a largo plazo, los plantadores crearon un complejo sistema de bonificación para fomentar la eficiencia laboral y abordar el problema siempre presente de la escasez de mano de obra .

Era frecuente el paternalismo en las plantaciones que, aunque parecía un sincera preocupación por sus trabajadores, desempeñaban un papel importante en la producción de las plantaciones y la obtención de ganancias. Los gerentes tomaron un "interés inteligente" en sus trabajadores para aumentar la productividad y así regular las condiciones de vivienda, trabajo y vida, e incluso sus hábitos alimenticios. Para alentar la estricta obediencia de sus trabajadores, los plantadores desarrollaron un intrincado sistema de reglas y regulaciones y promovieron la competencia entre diferentes grupos de trabajo, como los japoneses y filipinos, ya que se dieron cuenta de que un fuerte sentido de origen étnico y conciencia nacionalista podía usarse para controlar a los trabajadores como en las huelgas de azúcar de 1909 y 1920.

Los plantadores también usaron las medidas coercitivas para garantizar el cumplimiento de los trabajadores, y muchos plantadores crearon un sistema detallado de multas para prácticamente todo tipo de mala conducta. El poder policial en Hawai también apoyó la disciplina y la autoridad de las plantaciones, y los trabajadores fueron arrestados por huir de las plantaciones o incumplir sus contratos laborales. Algunos plantadores incluso fotografiaron a los trabajadores por contrato para identificar más fácilmente a los desertores, especialmente cuando los trabajadores por contrato japoneses completaron su servicio y se convirtieron en trabajadores libres. Para abordar este problema, los plantadores emitieron a los trabajadores documentos o certificados de alta honorables que declararon que habían cumplido el plazo de su contrato y que eran "trabajadores libres". Los gerentes de plantaciones acordaron que no contratarían trabajadores a menos que pudieran producir estos documentos. Como un método más directo de disciplina, los plantadores a veces recurrieron a la violencia física, y los trabajadores fueron maltratados, golpeados e incluso azotados. Colectivamente, estas políticas fueron diseñadas para extraer la mayor cantidad de trabajo posible de los trabajadores y para debilitar el poder de los trabajadores para organizarse y hacer huelga
.

Cartel publicitario utilizado de reclamo para captar trabajadores

Contra esa supuesta invasión desde Asia, la Board Inmigration of Hawaii (Consejo de Inmigración de Hawai) ideó en 1906 una campaña para atraer mano de obra de procedencia distinta de la asiática; así, encargó una campaña publicitaria a una compañía londinense que distribuyó, sobre todo por Andalucía, folletos con deslumbrantes descripciones de las islas y de las condiciones de trabajo y, sobre todo, insistía en que el viaje desde España hasta Hawai -53 días de duración media- sería gratis para todos los menores de 45 años.
Campesino andaluz- 1900


La dramática y miserable situación de los temporeros , que constituyen la inmensa mayoría de la población de los pueblos andaluces de principios de siglo XX , en las que las tierras son latifundios cuya propiedad corresponde a unos pocos señores, que deciden el uso que le dan a las mismas sin preocuparse de los jornaleros que dependen absolutamente de ellos para su supervivencia y a los que pagan sueldos miserables sueldos sin que puedan emplearse en la industria prácticamente inexistente . Así , la necesidad de huir de la miseria agraria empujó a miles de familias a arriesgar sus vidas para sobrevivir, en busca de una vida mejor fuera del país, y por ello entre 1880 y 1930, América se convirtió en uno de los principales destinos de cientos de esos andaluces que no encontraban salida a su situación.

Coincidiendo con la miserable situación de los temporeros, la Board Inmigration of Hawai (Consejo de Inmigración de Hawai), distribuyó, sobre todo por Andalucía, folletos con deslumbrantes descripciones de las islas y de las condiciones de trabajo , en los que se solicitaban hombres de 17 a 45 años y mujeres de no más de 40, con un salario superior para los hombres, pasaje gratuito y alojamiento en destino, y que además de los jornales, prometía a los emigrantes una casa valorada en 500 dólares, una parcela para huerto, escolarización gratuita y libertad de contrato laboral, e insistiendo en que el viaje desde España hasta Hawai -53 días de duración media- sería gratis para todos los menores de 45 años. Así, y a la la vista de las condiciones ofrecidas y ante la falta de oportunidades para sobrevivir en su tierra, entre 1907 y 1913 familias enteras se marcharon a trabajar a la isla de Hawai, en el Océano Pacífico. 

El primero de los viajes tuvo su origen en el puerto de Málaga. El 8 de marzo de 1907, 3.823 pasajeros, un 90% de ellos andaluces, embarcaron en un carguero. Ese fue el primero de una larga lista de incumplimientos; no eran barcos de pasajeros como se suponía, sino buques de carga en los que los emigrantes viajaban hacinados. Pocas horas después de dejar el puerto de Málaga, el Heliópolis, nombre de aquel barco, volvió a puerto en medio de las revueltas de la mayoría de sus pasajeros, que no aceptaban viajar así. Dos días después, con 1.500 personas menos a bordo, el Heliópolis tomó rumbo a Honolulú, donde llegó 47 días después, con 52 bebés nacidos en la travesía.

Hubo que esperar cuatro años para que zarpara una segunda expedición; sin embargo, entre 1911 y 1913, año en el que concluyeron los viajes, cinco expediciones más llevaron otros casi 6.000 andaluces. Los viajes, duros de por sí al hacerse en bodegas y no en camarotes, guardaban situaciones expecialmente difíciles. El segundo viaje fue especialmente dramático: a las 58 muertes originadas por una epidemia de escarlatina hubo que añadir 57 personas que no fueron admitidas en la isla, y tuvieron que volver a España, tras la exhaustiva inspección sanitaria a la que fueron sometidos.

Viajes desde España a Hawai y número y procedencia  de inmigrantes

Al llegar, los emigrantes pasaban un periodo de cuarentena. Después, la Asociación de Plantadores de Caña colocaba a las familias según las necesidades de trabajo. Examinaban las manos de todos. Si eran fuertes, los contrataban para el campo. Si eran manos más delicadas, los destinaban a trabajos no comerciales. A todos les ofrecían una cabaña con dos dormitorios, cocina y salón. Los hornos y los aseos eran compartidos con otras familias.

Los incumplimientos siguieron. A cada familia le correspondió una vivienda pero resultaron pequeñas, levantadas sobre zancos, y sin electricidad, gas, agua o cuarto de baño, contaba María Rodríguez, llegada de Linares (Jaén) en la tercera expedición, sobre la casa que le asignaron en la plantación Harvey, cerca de la ciudad de Hilo, en la isla de Hawai, la mayor del archipiélago.

El trabajo era mucho.pero el salario escaso. Por 24 dólares de la época por familia al mes, los inmigrantes debían cortar caña o trabajar en una fábrica, durante 10 o 12 horas cada día. Los trabajos se hacían en cuadrillas de 50 personas siempre vigilados por un capataz, generalmente japonés o portugués, quienes se encargaban de que allí no se perdiera un segundo charlando o liando un cigarro.

ABC - 27 diciembre 1912
En Hawai hay 91,409 japoneses, 21,770 chinos y 15,290 filipinos; si a estos números agregamos los nativos de la isla, los blancos somos una minoría. La raza blanca no puede competir con la raza negra o la raza amarilla, especialmente esta última, debido a su característica sobriedad: un plato de arroz es su ración diaria habitual; soportan el trabajo difícil con admirable resignación; están acostumbrados a las dificultades, y las condiciones miserables en que viven estas personas desafortunadas son inapropiadas para los trabajadores agrícolas europeos, que nunca podrán soportarlos”
Luis Guillén Gil, cónsul español en Hawai- 1916
Así las cosas, muchos de los que habían llegado desde las tierras españolas decidieron dejar la isla, de modo que muchos se marcharon al terminar sus contratos, y otros se fueron antes, y hacia el año 1914 solamente permanecían en Hawaii poco más de mil españoles, poniendo el resto mayoritariamente rumbo a California con un clima y unos cultivos parecidos a los que habían dejado años atrás en su tierra natal, con mejores relaciones laborables y sociales, empleándose en las plantaciones de frutales de los valles de Vaca y Santa Clara.


Rockley, un pueblo de 30.000 habitantes en California, que nació para dar cobijo a emigrantes irlandeses que llegaron para construir el ferrocarril, a los que en 1870 se unieron chinos y finlandeses, fue el destino final de la gran mayoría de españoles procedentes del Pacífico.

Gran parte de ellos acabarían convirtiéndose en propietarios de ranchos y haciendas e integrándose totalmente en el país. Hoy, ochenta años después, el club español de Rocklin sigue manteniendo el recuerdo y la cultura de quienes dejaron su hogar en busca de una dignidad que su propia tierra les negaba.


Fuentes: Emigración española a Hawai (1899-1913) - José Martín - Alhuia Editorial -Vida y desventuras de ocho mil españoles en Hawai en las primeras décadas del siglo XX -Germán Rueda Hernanz- Departamento de Historia Contemporánea Universidad de Valladolid / http://www.mitramiss.gob.es / El País 10/9/2000 /

No hay comentarios:

Publicar un comentario