Una de las muchas, absurdas e increíbles historias cristianas se ocupa de explicar el origen del gato y para ello cuenta que Noé, en el Arca, observó que los ratones se habían reproducido a un ritmo vertiginoso, poniendo en peligro las provisiones embarcadas. Para evitarlo Noé pidió ayuda a Dios, quien le indicó que debía acariciar tres veces la cabeza del león. Así lo hizo y el león estornudó, y de sus fosas nasales surgió una pareja de gatos quienes de inmediato comenzaron a acabar con los ratones, exterminando a todos los que había en el Arca, salvo una pareja que Noé capturó y encerró para perpetuar la especie.
Según esa historia, desde ese instante el gato se mostró engreído, altivo y arrogante y como castigo Noé lo ató al puente del arca cuando más arreciaba la tormenta. De este castigo proviene el terror que la mayoría de los gatos sienten por el agua.
Lo cierto es que el gato, inicialmente animal salvaje, se convirtió en doméstico cuando los egipcios hace unos 5.000 años lo utilizaron como cazador de ratones en los silos de grano. El gato tuvo status doméstico y divino simultáneamente, y así la religión del antiguo Egipto lo incluyó entre sus símbolos sagrados considerado como la reencarnación de los dioses en el trance de comunicarse con los hombres y manifestarles su voluntad.
La diosa Bastet era protectora del hogar y simboliza la belleza y la fecundidad egipcia y la alegría de vivir, pues se considera la deidad de la armonía y la felicidad. Se la representaba bajo la forma de un gato doméstico, o bien como una mujer con cabeza de gato, que siempre lleva un sistro (instrumento musical) debido a que le agradaba especialmente que los humanos bailaran y tocaran música en su honor. También en el antiguo Egipto se colocaban a los niños medallas con la cara de Bastet, la diosa gata, para que los protegiera de las enfermedades.
Pero Bastet que se caracterizaba por ser una diosa pacífica, al enfurecerse se convertía en una deidad femenina con cabeza de leona, y podía llegar a ser más violenta que otros dioses bélicos. Una personalidad, muy parecida a la de los gatos domésticos que los egipcios acostumbraban a tener en casa.
Tal era el aprecio que inspiraba el gato entre los egipcios, que la muerte de uno de estos animales hacia que toda la familia que le había albergado le guardara luto, rapándose las cejas en señal de duelo, y tanto ricos como pobres embalsamaban y momificaban los cadáveres de sus gatos ( junto con ratones embalsamados, como alimento para su largo viaje al Más Allá) ,con el mayor lujo, envolviéndolos con un fino lienzo y colocándolos en sarcófagos de materiales valiosos, como el bronce e incluso la madera, todo un lujo en un Egipto tan pobre en árboles. En 1890 un equipo de arqueólogos hallaron en la ciudad de Bubastis amplias necrópolis con más de 300.000 momias de gatos. Impresionados por la supervivencia del gato, animal capaz de soportar numerosas caídas desde gran altura y salir ileso de ellas, los egipcios originaron la creencia de que el gato tiene siete vidas, e incluso nueve según otros.
La popularidad del gato se extendió rápidamente a través de las civilizaciones. Textos en sánscrito que cuentan más de dos mil años de antigüedad hablan del papel de los gatos en la sociedad india. En China, hace unos 2.500 años, Confucio tenía un gato como animal de compañía predilecto.
Dice la leyenda que los griegos, conocedores del valor del gato como cazador de ratones, intentaron comprar una pareja para hacerlos criar en Grecia; dada la naturaleza sagrada del gato los egipcios se negaron a esta transacción. Pero los griegos, a pesar de este argumento o quizá debido a él, robaron al menos seis parejas y las llevaron a Grecia. Algunos meses después nacieron las primeras camadas, y algunos años después, los criadores pudieron vender gatos a los Romanos, a los Galos y a los Celtas. La especie se extendió poco a poco por todos los países mediterráneos.
En los países nórdicos los gatos se asociaron en la mitología nórdica con Freyja diosa nórdica , que volaba cruzando el cielo montaba en un carro tirado por dos gatos, y considerada Diosa del Amor y la Belleza y una de las diosas de la fertilidad originales de la región. Patrona de los amantes jóvenes, Freya es vista como una fuerza del bien en el mundo, protectora de los débiles, sanadora, dadora de magia y fuente de amor y paz. Escucha las oraciones de quienes buscan el amor y los ayuda a encontrarlo. La gente la invocaba para obtener felicidad en el amor, asistir en los partos y para tener buenas estaciones.
Los celtas que creían que los ojos de los gatos representaban las puertas que conducían hacia el reino de las hadas; y también por los galos, que castigaban la muerte de un gato con el equivalente de una oveja y su cordero, o a la cantidad de trigo necesaria para cubrir completamente el cadáver del gato suspendido por la cola, con el hocico tocando el suelo.
En Europa, el hecho de que un gato se cruzara en el camino de una persona era signo de fortuna, pero su suerte cambió radicalmente cuando la Iglesia, en una más de sus interesadas interpretaciones, a mediados del siglo XIII, comenzó una terrible persecución contra ellos, considerando que las brujas se metamorfoseaban en gatos negros para pasar desapercibidas por la calle y eran en general la representación del diablo. A modo de ejemplo:
Año 1230: El Obispo de París, Guillermo de Auvenia, describe a Lucifer como un sapo o un gato.Año 1233: Gregorio IX declaró que los herejes adoraban al demonio en forma de gato negro, lo que dio lugar a una persecución que se prolongaría durante varios siglos.Año 1300: El Papa Clemente V acusa a los Templarios de brujería por adorar a un gato negro, y realizar prácticas sexuales anormales.Año 1484: El Papa Inocencio VIII (inquisición) alentaba el sacrificio de gatos quemándolos en fiestas populares. También se sacrificaba a cualquier médico naturalista que pretendiera utilizar hierbas curativas.
Señal de satanismo era que los gatos no obedecieran al hombre que había sido creado a imagen y semejanza de Dios, implicando esta actitud que fueran siervos e instrumentos del demonio. También eran una señal sus maléficos ojos brillaban en la oscuridad, dado que esto tenía que ser obra del diablo. Además, de noche abandonaban sus casas en las ciudades y salían a los bosques, por lo que debían ser hijos de la oscuridad y de un mundo tenebroso. Por si fuera poco, en los cementerios había gatos, por lo que deducían que el espíritu de los muertos se había apoderado de ellos.
No fue en absoluto ajena a la decisión de Iglesia sobre la eliminación de los gatos, su interés en acabar con símbolos , creencias y cultos paganas de los países nórdicos, existentes durante la Edad, entre ellos, Freya, diosa del amor y de la curación según la mitología nórdica , cuyo carro era tirado por dos gatos . Los gatos pasaron, según la Iglesia, a tirar de carros de seres diabólicos.
Por todo ello, había que matar a los gatos, que a los 9 años se convertirían en brujos poderosos. La ignorancia llegó a justificar que cuando los gatos eran arrojados desde lo alto de las torres de las iglesias y no se mataban porque caían de pie, lo era en realidad porque eran salvados por el diablo. Así, la posesión de un gato bastaba para acusar a una persona de brujería; y si además era un gato negro, la condena era segura.
Había recompensas económicas por la entrega de gatos muertos para ser quemados en hogueras. En algunas ciudades existía un día especial dedicado al rito. Así, en Inglaterra, Francia y Alemania, en el día de Todos los Santos, se iniciaban las fiestas populares con la quema de cajas y sacos llenos de gatos vivos. En Escocia, los gatos eran empalados y asados vivos durante dos días, en una ceremonia llamada "La cena del diablo". En París, durante la noche de San Juan, se quemaban gatos vivos en presencia del Rey, hasta que Luis XIV prohibió estas hogueras. En las ferias de los pueblos se incluía el tiro al gato como entretenimiento (metían al gato en un canasto y había que atravesarlo disparándole flechas).
En el año 1400, el gato estuvo a punto de extinguirse en Europa, y su aniquilamientos fue de tal magnitud que cuando la peste negra negra azotó Europa en el siglo XIV, causando más de veinticinco millones de muertos, apenas sí quedaban ejemplares para luchar contra las ratas, principales propagadores de la enfermedad. Y sin ninguna duda, la plaga fue tan devastadora debido al desenfrenado exterminio de los gatos.No fue si no a partir del siglo XVIII , cuando el gato vuelve a conquistar parte de su antiguo prestigio, y no sólo se utiliza como cazador de roedores e insectos, sino que su belleza lo hace protagonista de cuadros, muy especialmente de los de la escuela inglesa, y de motivos escultóricos.
La dualidad del gato como símbolo de la divinidad y de la representación demoníaca, ha dado lugar a multitud de supersticiones , la mayoría muy conocidas, relacionadas con dicho animal, según se le considere representante de la mala o la buena suerte, según la circunstancia o lugar en que naciesen. Así, el gato negro no siempre es considerado presagio de mala suerte, sino al contrario; su misterioso y especial comportamiento ha servido para creer que poseen poderes extrasensoriales por lo que son excelentes mediums y captan con facilidad la presencia de espíritus, y han servido tanto como componentes de pócimas secretas para curar enfermedades , como a los marineros para predicción del estado futuro del mar.
Fuentes: Las cosas nuestras de cada día- Charles Panati- Editorial Círculo de Lectores / ¡ Toquemos madera! - Margarita Candón y Elena Bonnet -Editorial Círculo de Lectores..
No hay comentarios:
Publicar un comentario