En el campo de la literatura infantil no existe nada más enriquecedor para los niños que los viejos cuentos populares, una variedad del cuento folclórico que constituye una de las más antiguas formas de narrativa de la cultura occidental, historias en los que abundan elementos simbólicos que los mayores usaban para transmitir de forma oral enseñanzas a los jóvenes, y cuyo gran contenido pedagógico llevó a numerosos folcloristas a conservarlos por escrito para asegurar su pervivencia.
Los cuentos populares no sólo destacan por su forma literaria y su belleza estética, sino también porque son comprensibles para el niño. Existe maldad y violencia pero nunca dejan de ser castigadas; el malo es siempre malo y es castigado, el bueno es siempre bueno y es recompensado, y no tienen cabida los personajes ambivalentes, que podrían desconcertar e inquietar al niño.
Así, el cuento, transmitido de forma oral, tiene como objetivo último el plantear bajo el aspecto de ficción una moral y enseñanzas en el contexto de la época en el que fueron escritos, con la advertencia sobre peligros posibles y premio o castigo según el comportamiento observado.
Ejemplo de ello es el cuento de Caperucita Roja , en sus versiones más conocidas escritas por Charles Perrault y Jacob y Wilhelm Grimm.
La enseñanza sexual
La primera versión escrita del cuento de Caperucita Roja fue publicada en 1697 por Charles Perrault en su recopilación Contes de ma mère l’Oye (Cuentos de mamá Oca) , que contiene 8 cuentos : La bella durmiente del bosque, Caperucita Roja, Barba azul, El gato con botas, Las Hadas, Cenicienta, Riquet el del copete y Pulgarcito.
Perrault concibió esa recopilación como una colección de lecciones morales dirigidas a la sociedad de su tiempo, reprendiendo los vicios que abundaban en ella. En «Le Petit Chaperon rouge» (Caperucita Roja), Perrault previene a las jóvenes francesas contra los seductores que buscaban aprovecharse de ellas, pero también lanza una advertencia sobre la necesidad de castidad y de refrenar los instintos sexuales.
Mediante la metáfora de la niña devorada por el lobo su mensaje queda bastante explícito en el relato y en la moraleja final en verso que lo acompaña; y los lectores de la época no tendrían ninguna dificultad para entenderlo en su contexto: en la Francia de Perrault existía un mundo cortesano de libertad sexual, promiscuidad e incluso unas tempranas comunidades de mujeres con ideas protofeministas de libertad e independencia, lo cual incluía la libertad para desarrollar una activa vida sexual fuera del matrimonio.
Y mientras tanto, la virginidad femenina seguía siendo un requisito indispensable para el matrimonio, lo cual llevaba a los padres a extender una estricta vigilancia sobre las niñas. Muchas de ellas, como la propia esposa de Perrault, se criaban en conventos, la ley reconocía al padre el derecho de recluir a su hija hasta el matrimonio o hasta cumplir los 25 años y a menudo las amantes despechadas no veían otra salida que tomar los hábitos. En este contexto donde convivían el frenesí sexual y la preocupación por la honra, donde los manuales cortesanos advertían a hombres y mujeres sobre la necesidad de conservar la buena reputación, Perrault escribe una historia sobre una niña ingenua que «ha visto al lobo» (expresión usada en la época para expresar la pérdida de la virginidad) y es castigada por ello.
En ese tiempo un gran número de niños y adolescentes frecuentaban el bosque, un hermoso lugar durante muchos años, pero que lamentablemente perdió parte de su encanto, cuando varios niños aparecieron muertos y violados dentro del bosque, que en principio se creyó que había sido obra de un grupo de jóvenes borrachos que pasaban por la zona. Pero si bien durante un tiempo los casos cesaron, volvieron a aparecer más cuerpos de niños violados y muchos desaparecidos, sospechándose que un violador pedófilo , un hombre lobo, acechaba la zona. Los niños acostumbrados a pasear por el bosque le restaron importancia, pero sus padres atemorizados encontraron en "Caperucita Roja" un modo de hacerles ver los peligros que que les acechaban y evitar de ese modo que fueran al bosque.
Charles Perrault, versionó el cuento original de Caperucita Roja, dándole un final trágico, en el que el Lobo se come a la abuelita y a Caperucita Roja sin que nadie pudiera rescatarlas.
Dicho final dice: "¡Abuelita, qué dientes más grandes tienes! Son para comerte. Y diciendo estas palabras, el malvado del lobo se arrojó sobre Caperucita y se la comió. Fin.", acabando el cuento con la siguiente moraleja:
Aquí vemos que la adolescencia,
en especial las señoritas,
bien hechas, amables y bonitas
no deben a cualquiera oír con complacencia,
y no resulta causa de extrañeza
ver que muchas del lobo son la presa.
Y digo el lobo, pues bajo su envoltura
no todos son de igual calaña:
Los hay con no poca maña,
silenciosos, sin odio ni amargura,
que en secreto, pacientes, con dulzura
van a la siga de las damiselas
hasta las casas y en las callejuelas;
más, bien sabemos que los zalameros
entre todos los lobos ¡ay! son los más fieros.
Y es que en esa época cuando una muchacha perdía su virginidad se decía que “elle avoit vû le loup” ( ella abía visto el lobo), y Perrault utilizó el cuento como advertencia para las señoritas de alta sociedad, advirtiéndoles de que permanecieran castas frente al lobo , ese hombre seductor que roba su mayor valor: su virginidad. Aún hoy en Diccionario de la Lengua española de la RAE en una de sus acepciones define coloquialmente a lobo como “Hombre sensualmente atractivo”. Tiempo después el cuento cambia de sentido al presentarse sin la sugestiva moraleja, que desaparece en buena parte de las recopilaciones de cuentos que conocen los lectores modernos.
La enseñanza de la obediencia
Gracias al éxito inicial de Contes de ma mère l’Oye, Caperucita Roja y el resto de personajes de la obra lograron pervivir, y en el siglo XIX la historia llego a oídos de Jacob y Wilhelm Grimm. Los hermanos, preocupados por el patrimonio cultural alemán, realizaron una recopilación de cuentos populares que publicaron por primera vez en 1812 con el título de Kinder und Hausmärchen ( Niños y mascotas ). Pero a pesar de incluir la palabra Kinder (niños) en el título, esta primera versión no estaba dirigida a los niños ni estaba pensada como obra de consumo, sino que buscaba ser una fuente académica para los investigadores de la cultura popular alemana.
Esta iniciativa no resultó muy rentable y los hermanos no tardaron en decidir darle un nuevo enfoque, convirtiendo su recopilatorio cultural en un libro de entretenimiento que estaba dirigido a un público que hasta entonces carecía de literatura propia: los niños. Con los Grimm nació la literatura infantil como la conocemos actualmente y los cuentos infantiles comenzaron a entenderse tal como los vemos hoy en día, como historia con una enseñanza moral para niños pequeños.
Para poder vender estas historias llenas de muerte, sexualidad y escatología al publico infantil, los hermanos Grimm tuvieron que adaptar los cuentos que recogieron a la moral de la época y hacerlos aptos para niños, a pesar de lo cual muchos de ellos conservaron buena parte de su contenido violento, presuntamente porque los Grimm consideraban que tenía un efecto catársico muy potente y hacía que la enseñanza llegara mejor a los lectores .
Este trabajo también supuso una reelaboración ideológica y los hermanos Grimm aburguesaron los cuentos, que antes pertenecían al pueblo, para hacerlos acordes a la mentalidad de las clases medias y altas . Pero las sucesivas modificaciones de los hermanos no fueron solo de carácter comercial, sino también de purificación estilista de los cuentos, dándoles un alto valor lingüístico y literario. De esta manera, lo que empezó como un trabajo científico acabó presentado a los padres como una lectura placentera y un manual de buenas costumbres para sus hijos.
Desde la versión de Perrault (1697) a la de los Grimm (1812) pasaron más de cien años, y en ese período el concepto de niñez incorporó algo de suma importancia para los siglos venideros: la educación del niño. Podemos decir que es en el siglo XIX cuando la función formativa comienza a cumplir un rol central dentro del concepto de niñez y por lo tanto de los textos literarios destinados a los niños.
Este cambio en el concepto de niñez explica las diferencias operadas entre la versión de Perrault y la de los hermanos Grimm de “La Caperucita Roja”. Los Grimm introducen en la historia una recomendación a Caperucita antes de partir, promoviendo valores de enseñanza y disciplina, con una figura maternal más destacada, y Caperucita no se acuesta en la cama con el lobo, transformando la parábola sexual de Perrault en una .fábula familiar, y cambian el final que es más violento , transformando la parábola sexual de Perrault en una fábula familiar de las consecuencias derivadas de la desobediencia.
Entonces el lobo decidió hacer una siesta y se volvió a tirar en la cama, y una vez dormido empezó a roncar fuertemente. Un cazador que por casualidad pasaba en ese momento por allí, escuchó los fuertes ronquidos y pensó, ¡Cómo ronca esa viejita! Voy a ver si necesita alguna ayuda. Entonces ingresó al dormitorio, y cuando se acercó a la cama vio al lobo tirado allí. "¡Así que te encuentro aquí, viejo pecador!" dijo él."¡Hacía tiempo que te buscaba!" Y ya se disponía a disparar su arma contra él, cuando pensó que el lobo podría haber devorado a la viejita y que aún podría ser salvada, por lo que decidió no disparar. En su lugar tomó unas tijeras y empezó a cortar el vientre del lobo durmiente. En cuanto había hecho dos cortes, vio brillar una gorrita roja, entonces hizo dos cortes más y la pequeña Caperucita Roja salió rapidísimo, gritando: "¡Qué asustada que estuve, qué oscuro que está ahí dentro del lobo!," y enseguida salió también la abuelita, vivita, pero que casi no podía respirar. Rápidamente, Caperucita Roja trajo muchas piedras con las que llenaron el vientre del lobo. Y cuando el lobo despertó, quizo correr e irse lejos, pero las piedras estaban tan pesadas que no soportó el esfuerzo y cayó muerto.
Las tres personas se sintieron felices. El cazador le quitó la piel al lobo y se la llevó a su casa. La abuelita comió el pastel y bebió el vino que le trajo Caperucita Roja y se reanimó. Pero Caperucita Roja solamente pensó: "Mientras viva, nunca me retiraré del sendero para internarme en el bosque, cosa que mi madre me había ya prohibido hacer."
En posteriores ediciones fue añadida al cuento la siguiente historia:
Se cuenta también que en cierta ocasión, cuando Caperucita Roja llevaba dulces a su abuela, otro lobo se acercó a ella, le habló y quiso apartarla del camino. Pero esta vez Caperucita Roja se cuidó mucho de hacerle caso, siguió derechamente su camino y apenas llegó a casa de la abuela le dijo que se había encontrado con el lobo y que éste le había dado los buenos días, pero que le había echado una mirada maligna; y añadió:
De no haberme encontrado en mitad del camino me hubiese devorado.
Ven conmigo –le dijo la abuela–; vamos a cerrar la puerta para que no pueda entrar. Al poco rato llamaba el lobo a la puerta y decía:
Abre, abuela, soy Caperucita Roja y te traigo dulces. Pero se quedaron calladas y no le abrieron la puerta. El malvado lobo se puso a rondar la casa, saltó luego al tejado y se dispuso a esperar allí a que llegase la tarde y Caperucita Roja saliese de la casa; entonces pensaba seguirla y comérsela en la oscuridad. Pero la abuela se dio cuenta de lo que tramaba y se le ocurrió un plan para salvar a la niña. Delante de la casa de la abuela, había una gran fuente de piedra. La anciana dijo a la niña:
Toma la olla, Caperucita Roja; ayer estuve cocinando embutidos; lleva el agua hervida a la fuente.
Caperucita Roja estuvo llevando agua hasta que la fuente se llenó. Entonces el olor a embutidos llegó hasta el techo donde estaba el lobo; éste olfateó y miró hacia abajo; finalmente alargó tanto el cuello que no pudo sostenerse más y empezó a resbalarse. Cayó así del techo a la gran fuente y se ahogó. Entonces, Caperucita Roja se fue muy contenta a su casa y nadie le causó ningún daño.
Así, mientras en la versión de Perrault la historia con moraleja sexual termina con la niña devorada por el lobo, en el cuento de los Grimm la moraleja es familiar, con castigo a la desobediencia cuando es devorada , pero con redención final cuando tanto ella como su abuela son rescatadas por un cazador que abre la tripa al animal antes de su muerte , o bien cuando aprendida la lección, Caperucita Roja y su abuela acaban con un segundo lobo sin sufrir un solo rasguño y estableciendo a diferencia de Perrault un final feliz a Caperucita Roja.
La enseñanza feminista
Es difícil establecer de qué manera los distintos antecedentes de Caperucita roja influyeron unos sobre otros, lo mismo ocurre al intentar seleccionar los materiales que Perrault pudo usar para escribir la historia. Aun así, en 1951 Paul Delaure, un folclorista francés, publicó un estudio sobre un cuento anónimo llamado Le conte de la mère-grand (El cuento de la abuela), el cual comparte muchos elementos con Le Petit Chaperon rouge y, tal como señalan varios autores es probable que fuera el principal material, aunque seguramente no el único, que utilizó Perrault para escribir su cuento.
En el Cuento de la abuela , más del gusto feminista, la heroína de la historia no utiliza la famosa capa roja (con capucha), detalle añadido por Perrault; tampoco es rescatada por un cazador o un leñador que pasa por ahí, un elemento que fue añadido por los hermanos Grimm, y tiene un final feliz y el triunfo de la heroína, que puede resolver la situación sin precisar de ayuda alguna. No es una advertencia a las niñas de los peligros sexuales o de la desobediencia, sino que tiene que ver con la iniciativa y la maduración femeninas.
La historia es protagonizada por una niña, que esta vez no tiene ningún atributo característico que le dé nombre, a la que su madre encarga llevar una hogaza de pan y una botella de leche a su abuela. En una encrucijada se encuentra con un bzou, un hombre lobo, que le pregunta a dónde va y qué camino va a escoger, si el de las agujas o el de los alfileres. La niña escoge el camino de las agujas y el bzou toma el camino contrario. Al llegar a la casa mata a la abuela, guarda su carne en la despensa y su sangre en una botella, para después dárselos de comer a la niña cuando esta llega a la casa. Al acabar, el bzou le pide que se desnude y se meta con él en la cama, diciéndole a la niña que eche la ropa al fuego porque no la va a necesitar.
Una vez en la cama, la niña repara en las peculiaridades físicas del monstruo y otra vez encontramos el ritual de preguntas y respuestas, solo que al acabar el bzou no se come a la niña, sino que esta se da cuenta del peligro que corre y engaña a la bestia para que la deje a salir fuera a hacer sus necesidades. A pesar de que el bzou le dice que lo haga en la cama la niña se niega, así que le permite salir tras atarle una hebra de lana al pie. Al salir, la niña ata el cordón a un árbol y huye. El lobo, al ver que la niña no vuelve, la llama, y al no recibir respuesta, deduce que ha escapado y sale a perseguirla, pero la niña ya ha llegado a su casa sana y salva.
Lo más interesante de esta versión es que, al contrario de lo que se ha contado a los niños desde hace generaciones Caperucita no es una niña tonta ni necesita de nadie que la salve. Esta no es una versión literaria escrita por autores masculinos, sino un cuento que las ancianas contaban a las jóvenes para prepararlas para la vida adulta. La niña del cuento debe abandonar el hogar, al igual que en las versiones posteriores, para llevar a cabo un rito de madurez. En su camino encuentra un peligro que debe afrontar ella sola. El acto de devorar a la abuela simboliza un cambio generacional, la anciana cede el sitio a la joven que está a punto de convertirse en adulta . La muchacha se da cuenta a tiempo del peligro y es capaz de escapar usando su ingenio. De esta manera, la niña vuelve a casa tras haber salido al mundo y haber demostrado su valía, tras descubrir el sexo y sus peligros, convertida ahora en una adulta.
En Caperucita Roja el lobo es el enemigo de la protagonista. El carácter malvado de este personaje queda patente en todas las versiones orales del cuento, aunque en las versiones de Perrault y los hermanos Grimm queda implícito que la agresión de este personaje es el castigo que la niña recibe por su transgresión. Como suele suceder en los cuentos de hadas, el villano es una representación del mal, aunque el lobo muchas veces escapa del castigo justiciero que suele esperar a este tipo de personajes. A diferencia del lobo de la versión de los Grimm , en Le Petit Chaperon rouge el lobo lleva a cabo su crimen sin ninguna repercusión y en algunas versiones orales como en El cuento de la abuela no recibe ningún tipo de castigo.
Fuentes: El lenguaje secreto de los cuentos-Enrique Balasch Balnch-Editorial OBERON /El maravilloso mundo de los cuentos de hadas y su simbología /https://www.clarin.com /
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