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7 de febrero de 2022

HISTORIAS DEL TABACO


EL MALVADO TABACO

Fueron las directrices hipócritas y políticamente correctas que en su día impartió el  "amigo americano" sobre la  malignidad  del tabaco ( olvidando que en otros tiempos era recomendado  por médicos y publicitado en radio, televisión y en cine por numerosos artistas  )  las que convirtieron  a uno de los productos lúdicos históricos más rentables, consumi(dos y extendidos en el mundo, una vez descartado su uso medicinal, en un producto denostado, vilipendiado, y señalado como responsable de gran parte de las terribles patologías  directamente sufridas por el consumidor activo y potencialmente por  el pasivo. La malignidad del tabaco alcanzó también al fumador, convertido en un apestado del que había que huir para evitar contagios de fatales consecuencias. 

Para "solucionar " el problema se ha eliminado la publicidad del tabaco en los medios de comunicación y es vendido con advertencias sanitarias en sus envoltorios a modo de esquela que incluye truculentas imágenes de órganos destrozados por el consumo de tabaco y la frase "Fumar mata". La cruzada antitabaco también  ha erradicado el cigarrillo del cine y de la televisión, donde ni siquiera l@s mal@s fuman, y  ha aparecido el concepto de fumador pasivo y las molestias y riesgos que reporta a los no fumadores. De esta manera  fumar ha pasado a ser una conducta irrespetuosa en público y deplorable, y mala para la propia salud y la del prójimo, como se encarga de recordar cada paquete/esquela que se compra , sin que el consumidor le haga ningún caso. Sucesivas , e inútiles, regulaciones se encargaron de crear áreas restringidas para los viciosos para posteriormente expulsarlos de todo espacio cerrado y compartido y enviados a ir a fumar a la intemperie, siempre que esa intemperie no se encontrara próxima a hospitales, escuelas, parques infantiles,....

Es una incógnita saber a donde se les mandará a esos  apestados sociales tras la intemperie y su aislamiento, aunque no sería de extrañar que obligaran a los fumadores , para adverir al personal de su presencia y evitar contagios, que hicieran sonar una campanilla, como se obligaba a hacer a  los leprosos en  la Edad Media.

Cuando en la Edad Media un hombre padecía lepra, la sociedad le situaba al margen de todo y tenía que cambiar su vida para no contactar con cualquier hombre “sano”, o lo que es lo mismo, era condenado a la soledad de los caminos.

El enfermo debía abandonar el lugar donde vivía y comenzar a vagar por el campo, en soledad. Tenía prohibido acercarse a cualquier grupo de personas. Antes de hacerle abandonar la villa o el castillo, se le entregaba un ajuar compuesto por una capucha gris, que guardaba de la vista del resto sus horribles heridas, unas botas de piel, un bastón, unas sábana para poder dormir sin tocar nada, una taza, un cuchillo y un plato para que nunca compartiera estos enseres con otros y, por último, unas castañuelas o una campanilla para ir alertando de su presencia haciéndola sonar y evitar así el contacto y el aire ponzoñoso que exhalaba su aliento.

Los enfermos de lepra tenían prohibido acercarse a los molinos, mercados y tabernas. No podían tocar cuerdas o postes en los puentes y no podían beber, tocar o bañarse en los arroyos o ríos.Después de este tiempo de vagabundeo por los caminos, condenado al ostracismo, mientras la enfermada avanzaba, el leproso acababa siendo internado en un hospital propio para este tipo de enfermos, donde pasaba el tiempo hasta su muerte.

Cambiar algo para que nada cambie. 

Pero no hay que preocuparse, te manden donde te manden el tabaco no  faltará. No hay duda de los efectos malignos que causa el fumar sobre el organismo humano y tampoco  que el  "Fumar mata" y las patológicas imágenes que acompañan al tabaco no es más que una hipócrita forma de cubrir las apariencias, cambiando la forma pero no el fondo del problema. Ocurre que los gobernantes no se atreven a ir más allá, porque el tabaco es un gran negocio y  prohibirlo no lo iban a permitir ni las poderosísimas compañías tabaqueras  que obtienen de su comercio cuantiosos beneficos,  ni las Haciendas estatales  que perderían los importantes ingresos derivados  de los impuestos que históricamente y en todos los países lo han  gravado desde que empezó el comercio del tabaco. Por no hablar de la más que posible rebelión de los propios fumadores, que se verían obligados a acudir a sus camellos habituales para adquirir ilegalmente el proscrito tabaco.

El placentero remedio contra el hambre. 

Además, según estudios recientes, la nicotina, al adherirse a los receptores colinérgicos de la neurona, favorece la liberación de grandes cantidades de ácido glutámico, una molécula que estimula el sistema limibico; es decir, el centro del placer del cerebro y además quita el hambre, lo cual, sin quitarle el valor científico aal asunto, debe parecerles una broma pesada a la multitud de indigentes fumadores que no teniendo nada para comer deben conformarse con ese "placentero remedio para el hambre" . A los que pudiendo comer todos los días usen el tabaco como dieta adelgazante, lo que ganen en silueta seguro que lo perderán de la vida placentera que proporciona una buena comida. 


¿ Para cuando está previsto darle a la droga dura del alcohol el mismo trato que al tabaco,aunque solo sea para cubrir las apariencias? ¿ Y para la inofensiva marihuana?

Predicar en desierto, sermón perdido. 

Tras el largo sermón predicado en el desierto, es momento de relatar algunas  agitadas historias del tabaco,  sus virtudes, fantásticas o reales en sus orígenes americanos, sus defensores  en el continente europeo por sus propiedades medicinales  y sus detractores cuando fumar se convirtió  en en un acto exclusivamente lúdico,  maligno y hasta diabólico.  

LAS VIRTUDES DEL TABACO ANCESTRAL EN AMÉRICA

La connotación negativa del tabaco en la sociedad contemporánea ha convertido a esta extraordinaria planta medicinal en una plaga a erradicar, estigmatizándola como un veneno a causa del desconocimiento moderno del uso correcto y ritualizado de esta planta considerada sagrada en toda América desde tiempos inmemoriales.

El tabaco , cuyo primer cultivo se sitúa en en la zona andina entre Perú y Ecuador,  entre los tres y cinco mil años a.C. , ya se consumía por los indígenas de América desde la época precolonial, era considerado una planta sagrada por los pueblos indígenas en todo el continente americano ,  un regalo de los dioses que estaba presente en  rituales y ceremonias de curación, un agente medicinal y sustancia narcótica e embriagante empleado con fines diversos:

Religioso: En ceremonias de paz o festejos especiales porque, creían, purificaban al espíritu y predisponía a los participantes para las visiones sobrenaturales, y asimismo consideraban que el tabaco poseía poderes mágicos y agradaba a los dioses. 

Adivinatorio: Interpretando movimientos tras la aplicación de tabaco.En este sentido los mayas frotaban la pierna con la saliva de tabaco que habían masticado para interrogar al espíritu que allí habitaba, y  de acuerdo con esta creencia al espíritu movía  los músculos cuando la respuesta era afirmativa y no lo hacía si era negativa. 

Talismán: Utilizado en los ritos sociales como el de la adolescencia; ceremonia en la que el humo del tabaco  participaba del encantamiento o acto sagrado que alejaba el mal del sujeto. 

Medicinal: Considerado casi como una  panacea, pues se utilizaba en gran número de enfermedades:  como remedio contra el asma, escalofríos, fiebre, convulsiones, enfermedades oculares, trastornos intestinales o nerviosos, enfermedades de la piel, infecciones urinarias y mordeduras de animales entre otras. Además, el tabaco en polvo era utilizado para aliviar el cansancio, el dolor muscular, de muelas y facilitar el parto.

El tabaco era utilizándolo  principalmente por  vía gastrointestinal: tabaco mascado, bebido, lamido y aplicado en enema;  vía respiratoria: absorción nasal y fuma; y vía percutánea: aplicación sobre la piel y administración ocular,  cada una de ellas con una multitud de variantes según su temporalidad y espacio geográfico, y en dosis determinadas según el efecto a conseguir, estableciéndose por medio de los chamanes un diagnóstico mediante la comunicación con el mundo sobrenatural o supra humano en el que residen los seres y las cosas que son las causas últimas del mal.


EL TABACO LLEGA A EUROPA

Tras llegar Cristóbal Colón a las playas de Cuba por primera vez , el Almirante citó el 2 de octubre de 1492 a dos hombres de su confianza, Rodrigo de Jerez y Luis de Torres, tripulantes ambos de la nave capitana, la Santa María, para que salieran en misión exploradora y diplomática, al interior de la isla, cuyas impresiones recoge Fray Bartolomé de las Casas en "Historia de las Indias" refiriéndose a una sorprendente costumbre hasta entonces jamás vista por los conquistadores, y que suponía el primer encuentro de un europeo con el tabaco :
"Hallaron estos dos cristianos por el camino mucha gente que atravesaban a sus pueblos mujeres y hombres: siempre los hombres con un tizón en las manos y ciertas yerbas para tomar sus sahumerios, que son unas yerbas secas metidas en una cierta hoja seca también a manera de mosquete, hecho de papel de los que hacen los muchachos la Pascua del Espíritu Santo; y encendido por una parte de él. Por la otra chupan o sorben o reciben con el resuello para adentro aquel humo; con el cual se adormecen las carnes y cuasi emborracha, y así diz (dicen) que no sienten el cansancio. Estos mosquetes, o como los llamáremos, llaman ellos tabaco

Las primeras hojas de tabaco fueron llevadas al continente europeo en 1510 por el español Hernández de Oviedo, gobernador de la isla de Santo Domingo, difundiéndose por todo el planeta en un siglo, demostrando así su capacidad universal de aceptación. A nivel popular, se considera a Rodrigo de Jerez , el primero europeo en ver a fumadores de tabaco  , y se dice  que a su vuelta a Ayamonte ( Huelva) en 1493 llevaba consigo un importante cargamento de plantas de tabaco , y habiéndose acostumbrado a consumirlo en la Indias , empezó a fumarlo en la localidad de forma pública , cultivándolo en su huerto.

Pero cuenta la leyenda que tanto escandalizó a los  vecinos de Ayamonte y a su propia esposa , que  expulsara humo por la nariz y la boca  sin intervención del diablo , que fue denunciado a la Inquisición, siendo acusado y condenado por el Tribunal de la Inquisición porque "sólo Satanás podía conferir al hombre la facultad de expulsar humo por la boca”  Conducido con capirote bufo encasquetado hasta los calabozos del Santo Oficio, el conocido como "el hombre de los demonios en el cuerpo", estuvo preso durante siete largos años.

 DEFENSORES DEL TABACO

Nicolás Monardes

Un médico sevillano, nacido en 1493, Nicolás Monardes, que ejerció hacia finales del siglo XVI fue el primer escritor científico en alabar el tabaco, atribuyéndole virtudes curativas, e introduciendo aquella planta entre las beneficiosas para la salud, y que relata en segunda parte del "Libro de las cosas que ese traen de nuestras indias occidentales que sirven de medicina, do se trata del tabaco, del cardo santo y de otras muchas yerbas que han venido de aquella parte...", impreso en 1571, en el que se describen las múltiples utilidades medicinales del tabaco utilizado de distintas formas.

"Sus propiedades son bien conocidas: las hojas puestas a secar, envueltas luego en forma de tubo e introducidas en cañutos o en canales de papel, encendidas por un lado, aplicadas por el otro a la boca o a la nariz, y aspirando el humo con boca y nariz cerradas para que penetre el vapor hasta el pecho, provocan admirablemente la expectoración, alivian el asma como por milagro, la respiración difícil y las molestias consiguientes". Además: "Se embota el sentido de las penas y trabajos, e invade por completo el ánimo como un reposo de todas las facultades, que podría llamarse una casi 'embriaguez'."


 "... El polvo de las hojas, aspirado y tomado por la nariz, hace que no se sientan los azotes ni los suplicios de cualquier género, incrementa el vigor y fortalece el ánimo para sobrellevar los trabajos... Pero los que toman la corteza en cantidad de lo que cabe en una cáscara de nuez, se embriagan de tal modo que caen de inmediato inconscientes y medio muertos. Los que recurren al auxilio del tabaco con más frecuencia de la que conviene se ponen descoloridos, con la lengua sucia y la garganta palpitante, sufren ardor del hígado y mueren al fin por caquexia e hidropesía; mas los que lo usan moderadamente suelen liberarse de otras muchas molestias...".

 El tabaco y sus virtudes - Nicolás Monardes


Jean Nicot de Villamain

Jean Nicot de Villamain ( 1530-1600), embajador francés en Lisboa a comienzos del siglo XVI., introdujo el tabaco en la corte francesa en 1560. De Nicot  deriva el nombre botánico de la planta ( nicotiana) y el término con el que se designa al alcaloide al que se atribuye la dependencia  del fumador por el cigarrillo. Fue el apóstol incansable de las supuestas virtudes curativas de la planta, y quien lo presentó en la corte de la reina Catalina de Médici, quien fue la primera en aspirarlo en polvillo, y quien lo recomendaba vivamente. Se llamó en Francia "planta de la reina", y gozó de gran popularidad, empezando a  a correr el mito de que el tabaco era un curalotodo, un prodigio médico...., y tanto entusiasmó que la reina de Francia lo administraba al rey Carlos IX durante su minoría de edad, para curarle, decía ella, "los humores". Toda la corte imitó a la reina madre, y el tabaco se colocó en un lugar de prestigio. 

No deja de ser curioso el uso medicinal del tabaco a lo largo de más de 300 años, el tabaco tuvo uso medicinal propagado por entusiastas como Jean Nicot, utilizándolo tópicamente como antiséptico, como remedio para picaduras de reptiles e insectos, como analgésico, en la neuralgia, en la gota, como estimulante del crecimiento del cabello, en el tétanos, en el tratamiento de la tiña, en úlceras cutáneas, como cicatrizante,.... Nicot popularizó su uso en una afección dermatológica, el noli-me-tangere , que en base a su descripción podría corresponder a lesiones cutáneas del lupus, a la sífilis o al carcinoma basocelular. También se empleó como analéptico respiratorio. Se invocaba su eficacia en la malaria y como emético en casos de obstrucción esofágica. Para el tratamiento de la hernia estrangulada se recomendaba tragar por vía digestiva humo de tabaco, y por la nariz para combatir los pólipos nasales. La vía rectal era la indicada para el tratamiento del estreñimiento y el sangrado hemorroidal.


DETRACTORES DEL TABACO

Desarraigado de las culturas americanas y apartándose de su uso ritual, llegó a Europa y Asia como producto exótico , utilizado principalmente como uso lúdico y suscitando temores y opiniones encontradas.
 
Para muchos de los eclesiásticos españoles que evangelizaron América, el tabaco, fumado o esnifado, tenía algo de diabólico por la conexión que le atribuían los indígenas con los “Espíritus Invisibles” y por lo tanto sospechaban que era una especie de parodia a los sacramentos y un invento del Demonio mismo, quién habría pactado con los indígenas para obtener, a través de su consumo, las almas de los “hombres blancos” con el fin de “dificultar su evangelización” 

Otro problema con su uso fue que los indios llevaban a la iglesia el hábito de fumar tabaco, tanto que en 1575 las autoridades eclesiásticas de México tuvieron que prohibir esa costumbre. Pero para entonces, no sólo los indios consumían tabaco, sino también buena parte de los sacerdotes (muchos esnifaban con el argumento que lo hacían para comunicarse con el demonio, tal como los indígenas), lo que condujo a que autoridades eclesiásticas en un Sínodo en Lima en 1583, les prohibieran “bajo pena de condena eterna” mascar o inhalar tabaco antes del servicio de la misa. 

Papa Urbano VII

El consumo de tabaco, en cualquiera de sus formas, se hizo tan extenso y frecuente  entre oficiantes y  fieles que acudían a las ceremonias religiosas, que la autoridad papal hubo de tomar cartas en el asunto. Así, Urbano VIII (el papa n° 235 de la Iglesia Católica, entre 1623 y 1644), el 30 de enero de 1642, promulga la Bula Cum Ecclesiae, respondiendo al pedido del deán de Sevilla, incapaz de controlar el hábito entre capellanes, diáconos y sacerdotes, quienes no interrumpían el consumo ni aún durante la celebración de la Misa, expeliendo secreciones fétidas que mancillaban el altar, lugares sagrados y los pisos de las iglesias, sobre todo el uso del rapé, o tabaco en polvo, porque los estornudos que provocaba distraían a los fieles en el seguimiento de la santa misa y el sermón, declarando que "quién fumase, esnifase o masticase tabaco en las iglesias de la diócesis sería castigado con pena de excomunión”. 
 

“No hace mucho que se nos ha informado que la mala costumbre de tomar por la boca y las narices la yerba vulgarmente denominada tabaco, se halla totalmente extendida en muchas diócesis, al extremo que las personas de ambos sexos, y aun hasta los sacerdotes, y los clérigos, tanto los seculares como los regulares, olvidándose del decoro propio de su rango, la toman en todas partes y principalmente en los templos de la villa y dióce-sis de Hispale (Sevilla), sin avergonzarse, durante la celebración del muy santo sacrificio de la misa, ensuciándose las vestiduras sagradas con los repugnantes humores que el tabaco provoca, infestando los templos con un olor repelente -con gran escándalo de sus hermanos que perseveran en el bien- y aparentando no temer en nada la irreverencia de las cosas santas (…). Por medio de la presente, pongamos en entredicho y prohibamos en consecuencia, a todos en general y a cada uno en particular, a las personas de uno y otro sexo, a los seculares, a los eclesiásticos, a todas las órdenes religiosas y a cuantos formen parte de una institución cualquiera de esa naturaleza, el tomar tabaco bajo los pórticos y en el interior de las iglesias, ya sea mascándolo, fumándolo en pipa o aspirándolo en polvo por la nariz; en fin, usarlo en cualesquiera formas que sean”. ( Bula de Urbano II-1624).

Las autoridades eclesiásticas se preguntaban el motivo por el cual los sacerdotes habían se vueltos tan adictos al Tabaco," la hierna del Diablo" ; una respuesta la sugirió Fray Giuseppe da Convertino quién afirmó que fumar expelía los “humores” del cuerpo y mente, así los fumadores serían menos susceptibles a las “tentaciones de la carne”, lo que constituía una salvaguarda de la castidad que debían respetar. También un tal Benedetto Stella escribiendo en 1669 conectó ambas cosas: “Digo… el tabaco tomado con moderación, no sólo es útil, sino necesario para los monjes, curas, frailes y cualquier religioso, que debe y desea llevar una vida casta y reprimir las urgencias sensuales que los asaltan. La natural causa de la lujuria reside en la Humedad y el Calor. Cuando estos son secados por el uso del tabaco, estas urgencias libidinosas no son sentidas con tanta fuerza” 

Benedicto XIII

Por su parte , en  1725 el Papa Benedicto XIII, consumidor empedernido de rapé (  tabaco en polvo para esnifar),  y fiel al  principio universal de la Iglesia de "no poner todos los huevos en la misma cesta"( 1) para salir siempre ganando, revocó todos los edictos que prohibían el uso del tabaco. Mientras Europa central comenzaba a explorar los efectos terapéuticos que se atribuían al tabaco, Rusia, Turquía y China aún castigaban a los fumadores con penas de muerte. El consumo de tabaco fue aumentando paulatinamente entre los círculos aristocráticos europeos y comenzó la época dorada del tabaco rapé.

Una de las cuestiones que más preocupó a la iglesia era la de determinar si el tabaco podía considerarse alimento y de ese modo, al consumirlo (inhalado, mascado o esnifado), rompía el ayuno eucarístico. El “Príncipe de los moralistas” San Alfonso María de Ligorio (1696-1787), fumador y esnifador, establece que no: ni el fumado ni el masticado, siempre que una vez escupido, quede la saliva “razonablemente limpia”, aunque sí se rompía el ayuno en caso de que una “cantidad significativa de tabaco masticado fuera deglutido”

(1) No poner todos los huevos en la misma cestaRecomendación popular que nos aconseja que no hay que descuidar ninguna opción, ninguna posibilidad, que debemos apostar por igual en distintos lugares, por si acaso. La frase no apunta a las gallinas, las principales proveedoras de huevos, sino a las personas que recogen esos huevos, pues si colocan todos en la misma canasta corren más riesgo de romperse o perderse que si, en cambio, se ubican en sitios o recipientes diferentes. Si le ocurre algo negativo a una de las canastas, al menos tendremos el consuelo de haber resguardado los huevos que pusimos en otras.

Jacobo I

En  Inglaterra, donde lo había dado a conocer el pirata Walter Raleigh, a principios del siglo XVII, Jacobo I escribió en sus contra un famoso panfleto en 1604, "Misocapnos", donde llamaba al tabaco " imagen viva del infierno, esta hierba que marea". Pero a pesar de aquella observación regia, el tabaco gozó del favor popular y cortesano. No así en las colonias inglesas de Norteamérica, donde los puritanos de Massachussets o de Connnecticut, hacia 1644, lo prohibieron por varias razones, entre otras por el peligro de incendio que suponía. Sólo se permitía fumar en casa, y una sola vez al día. 


No obstante, en el siglo XVII a esa "hierba que marea". se le consideraba medicinal, y remedio contra el dolor de estómago. En 1746, Richard Mead, médico del rey Jorge II de Gran Bretaña, aconsejaba el tratamiento de los enemas de humo como un estimulante respiratorio para reanimar/resucitar a las víctimas, sobre todo, de ahogamiento. El artilugio ,que se ve en la imagen superior, consistía en un fuelle que introducía el humo del tabaco por el recto mediante una boquilla.

A comienzos del siglo XIX, los enemas de humo de tabaco se habían convertido en una práctica habitual en la medicina occidental. El tratamiento fue considerado tan importante como la respiración artificial. Es decir, si alguien dejaba de respirar, la primera acción del médico era introducir un tubo por el recto y empezar a bombear humo de tabaco en el cuerpo. También se usaban para tratar las hernias y el humo a menudo se mezclaba con otras sustancias.

Mikhail Fedorovich Románov

En Turquía, el sultán otomano Amorates IV (1611-1640) , en el primer tercio del siglo XVII mandaba desorejar en público a quien osara fumar. Lo mismo mandó hacer el zar de Rusia Mikhail Fedorovich Románov ( 1596-1645), quien amputaba la nariz al infractor de su orden antitabaco. Pero los cronistas del momento aseguran que los castigos no surtían gran efecto: se veía gente gran multitud de gentes desnarigada y desorejada con el cigarro en la boca. El vicio creaba tal hábito, que la gente "enganchada" prefería perder los apéndices auditivos o la punta de la nariz antes que dejar el pernicioso hábito.

Fuentes : La Diva Nicotina -Ian Galety -Editorial Vergara / https://tabacopedia.com /https://www.curistoria.com / Ar chivos de cardiología de México Vol.85 nº 4 Dic. 

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