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7 de mayo de 2023

EL PESO DEL ALMA

Alma : 1. Principio que da forma y organiza el dinamismo vegetativo, sensitivo e intelectual de la vida./ 2. En algunas religiones y culturas, sustancia espiritual e inmortal de los seres humanos. ( Real Acadèmia de la Lengua)
La mayoría de los religiones creen que existe una vida eterna para sus fieles, una continuación de la fuerza vital que va mucho más allá de las limitaciones de la carne mortal : el alma. Para esas creencias, ante la imposibilidad de demostrar su existencia, es dogma de fe el creer que la muerte no es un fin sino una transformación, y así aunque las personas se despojen de su ser corporal en el momento de su muerte , el alma , definida como esencia inmaterial e intangible , seguirá viva y separándose del cuerpo material irá a reunirse con el Creador

Duncan Mc Dougall

Contra esa creencia generalizada de que el alma , supuesta su existencia, es inmaterial e intangible , el Dr. Duncan MacDougall de Haverhill, Massachusetts, a principios del siglo XX, sostenía que el alma era material y, por lo tanto, tenía masa, deduciendo de ello que podría , excluyendo razones fisiológicas, determinarse su peso , calculando la diferencia de peso entre el ser vivo y el del ya difunto en el momento en que esa esencia vital se separaba del cuerpo físico, concluyendo tras realizar varios experimentos que el alma existía y que pesaba 21 gramos. 


Para demostrarlo , y tratando de determinar "si las funciones psíquicas continúan existiendo como una individualidad o personalidad separada después de la muerte del cerebro y el cuerpo", MacDougall realizó varios experimentos construyendo una cama especial en su oficina dispuesta obre una báscula de plataforma perfectamente equilibrada con mediciones sensibles hasta de dos décimas de onza, en las que puso una sucesión de seis pacientes en las etapas finales de enfermedades terminales (cuatro de tuberculosis, uno de diabetes y uno de causas no especificadas); observándolos antes, durante y después del proceso de la muerte, midiendo cualquier cambio correspondiente en el peso, no imputable a procesos fisiológicos. 


En 1907 , Mac Dougall publica en Journal of the American Society for Psycal Research, el resultado de estos experimentos en un artículo titulado «Hypothesis concerning soul substance together with experimental evidence of the existence of such substance» (Hipótesis relativa a la sustancia del alma junto con evidencia experimental de la existencia de tal sustancia), en el que describe cómo colocó seis pacientes moribundos sobre una báscula con el objetivo de medir si en el momento de su fallecimiento la báscula marcaba un peso diferente. En su opinión, si la masa de la persona disminuía en el instante de su muerte podía tratarse de una evidencia de que el alma acababa de escapar de su cuerpo. Siempre y cuando, como él mismo dijo, pudiera encontrar ninguna otra explicación fisiológica racional. 

De las mediciones realizadas se obtuvieron los siguientes resultados:
Primera: Perdió 21 gramos en el momento de la muerte.

Segunda: Perdió una masa de 21 gramos por hora durante las cuatro primeras horas, acumulando un total de 85 gramos. Notó que en el momento en el que los músculos faciales del paciente dejaron de moverse, la báscula marcó 14 gramos menos. Al verlo comprobó si el corazón había dejado de latir y midió el peso del cuerpo otra vez, obteniendo una diferencia de peso de 46 gramos.

Tercera: Perdió 14 gramos en el momento de la muerte y 28 gramos «durante los siguientes minutos».
Cuarta: Declara la prueba inválida. 
Quinta: Perdió 11 gramos en el momento de la muerte. 
Sexta: Declara la prueba inválida.
Según McDougall, la pérdida de peso no podía explicarse mediante ningún proceso fisiológico, así que insistió en que podría tratarse del alma , y para comprobarlo, prosiguió con sus experimentos para determinar las diferencias de peso entre vivos y fallecidos en el momento de su muerte, utilizando en esta ocasión a 15 perros ( que evidentemente no murieron por muerte natural) . Ocurrió , que McDougall no pudo apreciar ningún cambio de peso en el momento de la muerte de los animales así que, en su opinión, esto no sólo verificaba que había encontrado evidencias de la existencia del alma humana, sino que además , conforme a sus creencias religiosas, se demostraba la ausencia de alma en los perros , esencia vital que distinguía al ser humano de los animales. También dedujo, que como el alma tenía una masa muy pequeña, de sólo unos cuantos gramos, y además estaba repartida por todo el cuerpo, suponía que su densidad es mucho menor a la del aire y, por tanto, al abandonar el cuerpo «flotaría» en la atmósfera, lo cual explicaría el mecanismo de ascensión del alma hacia el cielo.


Pero las conclusiones de MacDougall eran incorrectas, porque la metodología utilizada para sus experimentos era muy discutible; el tamaño de la muestra era demasiado pequeña, y la capacidad de medir cambios en el peso era imprecisa, y por esa razón, sus experimentos no demostraban su hipótesis, y mucho menos la existencia del alma y su peso de 21 gramos. Además existía un problema añadido mucho más grave para medir el peso del alma, y es el de determinar el momento exacto de la muerte de una persona , algo que reconocía el propio MacDougall y sus colegas y que eran uno de los factores clave en sus experimentos. (MacDougall más tarde intentó explicar esa dificultad al concluir que "el peso del alma se elimina del cuerpo prácticamente en el instante de la última respiración, aunque en personas de temperamento lento puede permanecer en el cuerpo durante un minuto completo"). 

Sucede, que el final de la vida no llega en el momento en el que la respiración se detiene o el corazón deja de latir, sino cuando la actividad cerebral desaparece, así que una persona realmente fallece en el momento en el que su cerebro se apaga por completo. En realidad la muerte no se produce mientras las neuronas tengan reservas de oxígeno y nutrientes, ya que el cerebro puede seguir funcionando, durante minutos o quizás segundos. 

Existen testimonios de otras épocas en las que la cabeza de un individuo ha seguido presentando signos de actividad tras su decapitación. Gesticulando, parpadeando o incluso intentado hablar después de que fuera separada del cuerpo. Así pues, incluso completamente separado del riego sanguíneo y desangrándose rápidamente por la bajada de presión en las venas, parece ser que el cerebro puede tener energía suficiente como para agarrarse a la vida durante unos instantes cuando el resto del cuerpo falla por completo. 

Así pues, para determinar el momento exacto en el que una persona muere se necesita un aparato capaz de monitorizar la actividad cerebral del paciente…, y eso es algo que Mac Goullan no tenía en 1907. Solo podía controlar cuándo un paciente dejaba de respirar, de moverse o de latirle el corazón, pero eso no significaba que realmente el paciente hubiera muerto aún, que su conciencia hubiera dejado de existir. Sin embargo, en su investigación dice cosas como «su peso bajó X onzas en el momento de su muerte» cuando, de hecho, no podía saber si el paciente estaba muerto de verdad o no cuando notaba sus cambios de peso. McGoullan sí que estaba midiendo cambios en el peso de sus pacientes antes y después de la muerte pero estos cambios no se correspondían con «el momento en el que el alma escapaba del cuerpo«.


La explicación de la pérdida de peso se debe a otras razones:

El cuerpo humano medio tiene una masa de unos 75 kg, por lo que la masa “perdida” durante los experimentos representa tan sólo del orden de una diezmilésima parte de la masa total de un cuerpo. Estas variaciones son en realidad extremadamente pequeñas y su causa se puede encontrar en fenómenos nada sobrenaturales. 

Por un lado, sabemos que una cosa que sí sale de nuestro cuerpo al morir es el aire que contienen los pulmones. Y el aire, aunque no lo notemos, tiene masa. Teniendo en cuenta que un metro cúbico de aire tiene una masa de alrededor de 1,2 kg y que la capacidad pulmonar de un ser humano ronda los 6 litros, en nuestros pulmones se pueden meter 7,2 gramos de aire que, al morir, sale de nuestro cuerpo. En realidad, la masa del aire expulsada al exhalar es mayor porque nuestros pulmones humedecen el aire de manera que siempre sale de nosotros con un 100% de humedad, así que la masa del aire que expelemos se puede duplicar por la presencia de agua que expulsamos junto a él. 

Lo mismo ocurre en el otro extremo de nuestro cuerpo en el momento de pasar morir. La expresión «el último aliento» es mucho más poética para describir la expulsión final de gases del cuerpo durante la muerte… Así que perdemos masa por los dos lados. 

Dejando los gases de lado, hay que tener en cuenta que la mayoría de nuestro cuerpo está compuesto por agua que estamos constantemente perdiendo. La evaporación de agua a través de nuestra piel es la responsable de que perdamos hasta 600 gramos de agua diarios sin que nos demos cuenta. O sea, que la pérdida de agua a través de la piel del paciente explicaría las variaciones de masa del medidas por McDougall. 

Esta podría ser la causa principal de pérdida de masa observada por McDougall si tenemos en cuenta que observó que los perros no bajaban de peso al morir, pero sí que lo hacen los humanos. La explicación es sencilla: los perros sólo tienen glándulas sudoríparas en las zonas de su piel que no están compuestas por pelo, mientras que los seres humanos las tenemos por todo el cuerpo. Los perros regulan su temperatura a través de las almohadillas de sus patas y por su boca jadeando, no sudando, y pierden una cantidad de masa mucho menor por la evaporación del agua a través de su piel, lo que podría explicar por qué McDougall no podía medir cambios significativos de peso en sus experimentos, y deducir de ello que se debía a su inexistencia de alma. 

Pero, en última instancia, las pequeñas variaciones de peso que sufrían los pacientes de McDougall podrían deberse simplemente a que, al morir, los músculos pueden quedar relajados o contraídos en posiciones ligeramente distintas y el peso del cuerpo sobre la superficie en la que se encuentra se redistribuye. Esta redistribución del peso puede provocar variaciones en las lecturas debido a la aplicación de momentos de fuerza desequilibrados sobre los puntos que miden el peso. Además, Mc Dougall basó su hipótesis en las pequeñas variaciones de peso de tan sólo 4 pacientes y que todos ellos dieron resultados diferentes. 

Conclusión
Nunca se ha demostrado la existencia del alma, ni su supuesto peso de 21 gramos.
Fuentes: https://www.snopes.com / https://cienciadesofa.com

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