Si bien en el folclore de muchos países existen criaturas que beben sangre desde hace miles de años, la literatura vampírica se extiende por Europa a principios del siglo xviii, especialmente en el período entre 1720-1740. La primera aparición del vampiro literario moderno se produjo en las relatos góticos con la novela The Vampyre de Polidori (1819) , que posteriormente se popularizaría como figura de los relatos de terror, y a la que siguieron la historia de Carmilla (1872) de Sheridan Le Fanu que resultó muy influyente en el género, para perfilar la imagen del vampiro gótico, y Drácula de Bram Stoker (1897), que popularizó la figura del vampiro tradicional, que en la literatura y el cine , con numerosas variaciones a lo largo del tiempo, se presenta como un cadáver humano , con propiedades sobrenaturales, que básicamente duerme durante el día oculto a la luz que lo podría matar , que despierta de noche para alimentarse de la sangre de seres vivos para asegurar su propia supervivencia, y con unas características físicas singulares.
La imagen de los primeros vampiros del cine
Vampirismo y porfiria
Pero más alla de la ficción esas particularidades vampíricas podrían tener una base científica, bioquímica, fisiológica y genética que explicaría lo que la superstición interpretó como vampirismo. Se trata de la porfiria , un grupo de trastornos poco frecuentes que se originan por una acumulación en el cuerpo de unas sustancias químicas naturales llamadas porfirinas, necesarias para producir hemo, una parte de la hemoglobina, cuya consecuencia es el depósito excesivo de porfirinas en distintos tejidos como la piel, sangre, hueso y dentina, además de heces y orina, y que producen en el enfermo unos signos y síntomas clínicos que pueden recordar las descripciones literarias y cinematográficas del vampiro.
Palidez cutánea, a veces cerúlea, característica de un cuadro anémico
Delgadez de la piel que ocasiona sangrados puntuales y lesiones por contacto o rascado.
Alteraciones dentarias : Por depósito de las porfirinas en la dentina la dentadura adquiere una tonalidad rojiza que parece sangre. Asimismo hay un retraimiento de las encías, que ocasiona que las piezas dentales parezcan más grandes, por ejemplo los colmillos.
Lesiones oculares a causa de los depósitos de porfirinas: conjuntivitis crónica, ectropión y diversas cicatrices corneales.
Daño óseo (osteopenias y acroosteolisis) y de los cartílagos causantes de deformidades y contracturas que en extremos pueden semejar la facies vampírica: marcada exposición de los dientes, orificios nasales marcados, pómulos salientes y orejas puntiagudas.
Foto-sensibilidad: es el resultado de la acumulación de las porfirinas libres en la piel produciendo serias lesiones en la piel al contacto con la luz del sol en forma de ampollas dolorosas que suelen infectarse, por lo que el paciente debe evitar su exposición a la luz intensa. Es común que los pacientes porfíricos tengan lesiones en áreas expuestas a la luz como la cara y manos por lo que buscan la nocturnidad para protegerse.
Hirsutismo e hipertricosis reactiva tal vez como respuesta al daño intenso producido por la luz, por lo que el crecimiento de pelo puede manifestarse en los lugares más expuestos a la luz como hombros, dorso de la mano y dedos, así como en la cara.
Intolerancia al ajo: El consumo de ajo hace que aumenten las porfirinas y que disminuyan los componentes del grupo hemo, causando en los afectados una forma de la enfermedad mucho más grave y dolorosa. De ahí que los afectados por las porfirias rechacen el ajo.
Beber sangre: Probablemente el organismo para tratar de cubrir su necesidad fisiológica de hierro despierta en el individuo enfermo una conducta que en términos médicos se denomina pica, que se manifiesta por la ingesta persistente y compulsiva de sustancias no comestibles en forma compulsiva . De hecho, algunos médicos habían recomendado que estos pacientes bebieran sangre para compensar la anemia, aunque la hemoglobina por vía oral es digerida y por lo tanto no causa mejoría sintomática, aunque cabría la posibilidad de que administrada en grandes cantidades podría ingresar al organismo por medio de un fenómeno llamado capilaridad.
Orina rojiza u oscura: Debido a que la orina de las personas con porfiria es de color rojo oscuro, la gente creía que estaban bebiendo sangre.
Trastornos del sueño: Los afectados por porfiria sólo salían después del anochecer para evitar la exposición al sol, cuando según las supersticiones populares el vampiro aprovechada para buscar sangre humana de la que alimentarse .
Disociación emocional y mental con trastornos severos de personalidad y de sociabilidad, debido al rechazo y aislamiento sufrido a causa de su enfermedad.
Voltaire
Vampiros: (...) Los vampiros eran muertos que salían por la noche del cementerio para chupar la sangre a los vivos, ya en la garganta, ya en el vientre, y que después de chuparla se volvían al cementerio y se encerraban en sus fosas. Los vivos a quienes los vampiros chupaban la sangre, se quedaban pálidos y se iban consumiendo; y los muertos que la habían chupado engordaban, les salían los colores y estaban completamente apetitosos. En Polonia, en Hungría, en Silesia, en Moravia, en Austria y en Lorena, eran los países donde los muertos practicaban esa operación. Nadie oía hablar de vampiros en Londres ni en París. Pero confieso que en esas dos ciudades hubo , agiotistas que chuparon a la luz del día la sangre del pueblo; pero no estaban muertos, sino corrompidos. Esos verdaderos chupones no vivían en los cementerios, sino en magníficos palacios. (...)
Diccionario filosófico
(1) Agiotistas: personas chupasangre, como mercaderes, banqueros, usureros, oligarcas financieros,etc, que aprovechándose de la necesidad apremiante, ignorancia o inexperiencia de una persona, obtiene para sí o para otro mediante contrato o convenio un interés excesivo o cualquier otro lucro evidentemente desproporcionado con la naturaleza de la operación .(2) Explotación: relación por la cual un individuo o grupo de chupasangre se apropia de los recursos o la riqueza poseídos o producidos por otro individuo o grupo, sin una contrapartida equivalente.
Lo escrito por Voltaire en 1746 sigue teniendo plena vigencia a día de hoy. Por ello, no hay que temer a los ficticios vampiros sobrenaturales de la literatura y el cine que se alimentaban de sangre para sobrevivir sino a los reales agiotistas actuales convertidos en insaciables parásitos no hematófagos (4) que alimentan su gran fortuna explotando poco a poco , para no acabar antes de tiempo con la vida y hacienda de víctimas necesitadas, inocentes y desprevenidas.
(4) Hematófago : que se alimenta de sangre. Al igual que hacen los agiotistas con sus presas, para obtenerla no matan a sus presas porque hacerlo implicaría reducir el suministro constante de sangre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario