LAS VESTIDURAS Y LA DISCRIMINACIÓN
Es en la vestimenta y las modas bajomedievales donde el rayado y el color adquieren una importancia especial, pues “en la vida diaria la diferencia de pieles y colores, gorras y caperuzas, indican el orden riguroso de las clases sociales, las ostentosas dignidades, el estado de alegría y de dolor, las delicadas relaciones entre los amigos y los enamorados [...] Todas las clases, todos los órdenes, todos los oficios podían reconocerse por su traje.
El simbolismo de los dibujos y colores se aplicaba especialmente a la vestimenta, así como en la representación artística de los personajes . Así, durante la baja Edad Media proliferan las leyes y normativas que establecen la indumentaria que debe llevar cada oficio, cada clase social, cada colectivo, y ello se acentúa en la ciudad, donde hay más variedad de gente , siendo advertidos sobre el significado de los dibujos y colores de las telas ,reservando para locos, prostitutas, delincuentes, traidores , bufones o excluidos, las vestimentas a rayas, normalmente rojas, verdes y amarillas, consideradas abigarradas y símbolo desorden, y los ropajes o marcas de color amarillo, como elementos visibles peyorativos que discriminaban a su portador.
Acaudalado con culotte/ Sans culottes( pantalón rayado azul- blanco- rojo, colores de la bandera francesa )
(1) Sans coulottes : Miembro de uno de principales grupos que intervinieron en el proceso revolucionario francés. El término “sans culotte” procede de la prenda de vestir (el culotte) que portaban a finales del siglo XVIII las clases acaudaladas de Francia y que, por contra, no era utilizado por las clases populares, que lo sustituian por pantalones largos. Los sans culottes procedían de los sectores menos acomodados la sociedad urbana francesa, integrados por artesanos, sirvientes, pequeños comerciantes y obreros varios, es decir, aquellos que padecían con mayor intensidad la crisis económica que aquejaba a Francia desde 1788.
A lo largo de la historia , en el mundo occidental el amarillo ha sido un color poco apreciado, relacionándolo casi siempre con la infamia, mientras que entre las culturas orientales y las sudamericanas goza de más aprecio y tiene un sentido positivo, como sucedía en China , donde el amarillo fue el color reservado al emperador.
El color amarillo empezó a adquirir su mala fama en la Edad Media, cuando la cultura medieval se rodea de simbolismo, y en este contexto el lenguaje del color es fundamental, que aparece reflejado en todos los aspectos de la vida medieval: ropas, joyas, telas litúrgicas, escudos y por supuesto, en el arte. La representación artística un testimonio clave para acercarnos a lo que supuso el color en la baja Edad Media, sus usos, su producción, su significado y su simbolismo. Uno de los ejemplos más característicos es la asociación constante del color amarillo con lo negativo , convertiéndose en símbolo de la traición, la herejía, la mentira, la avaricia, la locura, el engaño y un largo etcétera de infortunios.
La principal razón de la falta de aprecio por el color amarillo se debe a la competencia desleal del dorado, que con el tiempo absorbió los símbolos positivos del amarillo, que evocaba el sol, el calor, la luz y, por extensión, la vida, la energía, la alegría, la potencia. El amarillo, al quedar sin su parte positiva, se convertió en un color apagado, mate, triste, que recuerda al otoño, la decadencia, la enfermedad. Pero, peor aún, se transformó en símbolo de la traición, el engaño, la mentira. Judas se representa con prendas amarillas, y en el siglo XIX a los maridos engañados se los caricaturizaba representándolos con corbata o trajes amarillos. Es posible que la mala reputación que tiene el azufre, que a veces provoca desórdenes mentales y al que se considera diabólico, haya tenido algo que ver, aunque como explicación es insuficiente.
Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis
El Apocalipsis.
Y miré, y he aquí un caballo amarillo: y el que estaba sentado sobre él tenía por nombre Muerte; y el infierno le seguía: y le fué dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las bestias de la tierra. Apocalipsis 6:8
A pesar de que en la baja Edad Media el color negro se acabaría relacionando con la muerte siendo el color empleado en la vestimenta de luto y en las ceremonias fúnebres., en el Apocalipsis, sin embargo, es el amarillo el color relacionado con la muertey así lo representarán las miniaturas altomedievales , especialmente los Beatos, nombre genérico que se refiere a una serie de códices miniados de los siglos IX al XI y que contienen el Comentario al Apocalipsis escrito por el Beato de Liébana. hacia el año 776.
Judíos portando el Judenhut, un sombrero o gorro judío con forma de cono, a menudo blanco o amarillo, usado por ellos en la Baja Edad Media. Ese elemnto que los identificaba y segregaba , era de uso obligatorio en Alemania desde 1267.
Durante la Baja Edad Media las leyes y normativas que establecen la indumentaria tienen varias funciones : económicas, para el control del gasto en telas y otros adornos; morales, para que no se olviden los valores de humildad, modestia y virtud que predican la Iglesia y finalmente, social e ideológica, para marcar la segregación a través de la vestimenta, donde cada uno llevaba la ropa correspondiente a su rango, oficio o religión.
En algunas provincias una vestimenta diferente distingue a los judíos, o sarracenos, de los cristianos; pero en otras ha crecido tal confusión que no puede apreciarse diferencia alguna.
Así, a veces sucede que por error los cristianos entablan relaciones con las mujeres de los judíos, o sarracenos, y éstos con las mujeres cristianas.Por consiguiente, con el fin de que en el futuro no haya excusa, bajo el pretexto de haber cometido un error de esta clase, para el exceso de tales relaciones prohibidas decretamos que esos judíos, y sarracenos, de ambos sexos deberán distinguirse en cada provincia cristiana, y en todo momento, ante los ojos del público de las otras personas mediante el carácter de su vestimenta...Además, durante los últimos tres días antes de las Pascuas y, sobre todo, en el viernes santo, no deberán aparecer en público en absoluto, por razón de que algunos de ellos, como hemos escuchado, no se sonrojan por aparecer en público con sus mejores ropas —sobre todo en esos días— y no temen mofarse i-cristianos que conservan la memoria de la Pasión mas sagrada ataviándose con signos de pesar.
Canon 68 del Cuarto Concilio Laterano de 1215 convocado por el Papa Inocencio III
En el año 1218 el Rey Enrique II transforma el decreto del Cuarto Concilio Laterano en ley secular y ordena a todos los judíos a usar el distintivo todo el tiempo para diferenciarlos de los cristianos. En 1269, en Francia, se impuso a los judíos la obligación de llevar “una rueda de fieltro o de trapo de color amarillo, cosida en lo alto de la ropa, al nivel del pecho, y en la espalda, con el fin de constituir un signo de reconocimiento, y que tendrá una circunferencia de cuatro dedos y una superficie lo bastante grande para contener la palma de la mano”.(2) En el caso español, contamos con los testimonios de las Cortes Castellanas, concretamente las de los siglos XIII y XIV, donde se especifica qué colores pueden o no vestir moros y judíos, así como los adornos o peinados que deben llevar, a fin de que los cristianos pudieran reconocerlos. Estos testimonios son de gran valor, ya que, entre otras cosas, muestran unas costumbres diferentes a las francesas. Se verá cómo el distintivo amarillo para judíos utilizado en Francia, no se impone necesariamente en España.
(2) Así, la marca amarlla hacia mediados del período medieval se convierte también en el color del ostracismo, que se impone a las personas que se quiere condenar o excluir. Es Judas quien transmite su color simbólico al conjunto de las comunidades judías, primero en las imágenes y luego en la sociedad real. A partir del siglo XIII, los concilios se pronuncian contra el matrimonio entre cristianos y judíos, y piden que estos últimos luzcan una señal distintiva. Al principio es una rueda, o bien una figura como las Tablas de la Ley, o incluso una estrella que evoca a Oriente. Todos esos signos se inscriben en la gama de los amarillos . Más tarde, al instituir que los judíos lleven la estrella amarilla, los nazis no hicieron sino utilizar un símbolo madieval.
La simbología negativa que fue adquiriendo el color amarillo pálido a lo largo de la baja Edad Media, haciendo alusión a la mentira, la traición, la herejía, la codicia, la enfermedad y un largo etcétera, y el sentimiento antisemita creciente , fue lo que originó a partir del siglo XII que en las vidrieras y en la pintura se empezara a representar a Judas Iscariote con ropajes amarillos ya que el uso del color en la vestimenta se empleaba para caracterizar a los personajes representados.
Judas, tras guiar a los guardias del Sanedrín al Huerto de Getsemaní, delata a su Maestro por 30 monedas de plata con la señal convenida de un beso, traición ya anunciada por el propio Jesús en la Última Cena. Durante la Baja Edad Media, la iconografía de Judas estuvo marcada por el IV Concilio de Letrán que popularizó rasgos físicos como la piel oscura y la nariz aguileña para los judíos, término que deriva del nombre del apóstol. Además, como aparece aquí, es habitual que el discípulo traidor se represente más bajo que Jesús y vestido de amarillo, color que simboliza la traición para la teología medieval
Según la psicología del color el amarillo es un color generalmente positivo, especialmente en su variante más viva, ya que es el color del sol y por tanto estimula a la acción.
Como cualidades positivas representa la fuerza, el dominio, el poder ,así como la creatividad y la inteligencia. Es tónico pero no excitante, aunque en su versión más chillona es un color de advertencia y puede resultar demasiado estimulante y causar irritación o cansancio psicológico.
Como cualidades negativas en cambio puede asociarse en nuestra cultura a conceptos como la mala suerte (en el mundo artístico) o a lo falso y/o superficial (prensa amarilla). Además, en su versión más pastel puede asociarse a la enfermedad o a la vejez , a causa de que en ambos casos amarillea el tono de la piel.
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