Para los que trabajan por un sueldo de supervivencia, el agosto en la playa es esperado con ilusión durante todo el año, y como no pueden vivir cerca de la costa ni alquilar un apartamento a cinco minutos de ella, las economías precarias van a la playa en coche llevando todo el mobiliario y vituallas necesarias para disfrutar allí todo el día con las comodidades de casa pero sin gastar un euro extra.
Suelen ser familia y/o amigos ,en las que es habitual la presencia de abuelos, hijos y nietos, que cuando deciden pasar el día en la playa no se llevan lo mínimo necesario como sombrilla, toallas y bocadillos o la típica ensalada de patata, con olivas negras, cebolla tierna, atún, huevo duro..., y algo para beber, sino que lo hacen a lo grande, como si estuvieran en casa, y transportan en sus coches colchonetas que hay que inflar y desinflar para que quepan en el maletero, sombrillas, toallas, neveras , tumbonas, sillas, mesas, comida a raudales, bebidas como para abrir un chiringuito, cubo gigante con hielo, pelotas , juegos de pala, aparato de música,...
Tras montar todo el mobiliario en la arena, los mayores, en la sombra, se dedican a hablar de sus cosas bebiendo refrescos y cervezas mientras los más jóvenes se dedican al móvil, juego, baño y bronceado, y los niños, permanentemente vigilados, juegan a la orilla del mar. Cuando llega la hora de la comida, espera, preparada por los mayores, una gran mesa bajo varias sombrillas o un toldo improvisado en la que rebosa la comida y la bebida, y en la que no faltarán los cafés, traídos en termos, y licores variados . Tras una una apacible siesta para digerir lo mucho comido y bebido , y una vez despejados, es el momento de iniciar interminables partidas de juegos de mesa, acompañados de mojitos caseros. Mientras, nuevamente, los más jóvenes se dedican al móvil, juego, baño y bronceado, y los niños, permanentemente vigilados, juegan a la orilla del mar.
A última hora de la tarde se recoge el mobiliario y la comida sobrante, se carga en los vehículos y cada uno de vuelta a su casa, contentos y satisfechos del día playero y deseando repetir la experiencia.
EL CHIRINGUITO
Los chiringuitos (1) son unos establecimientos de edificación más o menos provisional , más o menos limpios y de trato desigual , generalmente destinados a servir alimentos y bebidas y situados en zonas naturales turísticas especialmente atractivas . La situación, dimensiones y actividad de los localizados a pie de playas , regulada en la Ley de Costas y su Reglamento, son coincidentes con la temporada vacacional alta y sus productos tienen precios de venta exageradamente elevados en comparación a otros establecimientos permanentes de hostelería, cuyos gestores justifican atendiendo al beneficio que deben obtener en el corto periodo de tiempo en que pueden desarrollar su actividad establecido en la concesión administrativa otorgada por la Administración
Aunque es verdad que en los últimos años las cosas han cambiado mucho, y podemos encontrar chiringuitos buenos y muy buenos, nunca baratos pero con comida y servicio correctos, y que se encuentran lejos del estereotipo del mal chiringuito, algunos de ellos se han empeñado impunemente en mantener a lo largo de su lamentable existencia, la tradición popular de su mala fama que los ha asociado con un lugar sucio, con comida mala, escasa y cara y servicio terrible, al igual que las "ventas" de otros tiempos consideradas como "sitios de malcomer y trato miserable para personas de buen juicio" , siendo sinónimo de negocio poco de fiar y del que no se puede esperar nada bueno, y donde, atraídos por el paisaje, acuden despistados clientes nacionales y extranjeros a los que no les gusta comer tendidos en la arena de la playa y que no sospechan el infierno que les espera.
El Chiringuito en la actualidad
(1) La historia popular de El Chiringuito : Dice la historia popular que el origen de la palabra chiringuito proviene de los trabajadores de las plantaciones de caña de azúcar en Cuba durante el siglo XIX. En los descansos de sus duras jornadas de trabajo, solían tomar café, que preparaban presionando una media llena de dicha sustancia, de la que salía un chorro fino de líquido al que llamaban chiringo. Con el tiempo crearon el diminutivo que terminó designando a los quioscos improvisados, hechos con cañas y hojas, en los que tomaban su descanso y su café: «Vamos al chiringuito».
En Sitges se asentaron numerosos indianos de la burguesía catalana, empresarios que habían tenido lucrativos negocios en las Antillas y cuando volvían a la península, se hacían construir casas señoriales a las afueras de Barcelona, como Sitges. En los bares de la zona, los indianos cuando querían un café decían: «Ponme un chiringuito». En , en 1943, el periodista César González-Ruano se mudó a Sitges y decidió establecer su «oficina particular» en un bar situado en el paseo marítimo de la villa frente al mar, llamado El Kiosket, que en 1949, a propuesta de González-Ruano fue renombrado como El Chiringuito, como homenaje a sus viajes a la isla de Cuba.
La realidad de El Chiringuito.
La realidad es que se trata de una historia inventada entre el senyor Joan Calafell Llovera , al que se le otorgó a principio de abril de 1943 (…) el oportuno convenio de concesión de los terrenos susodichos del Bar Chiringuito del cual era su actual usuario y el periodista González Ruano , historia que debe ser considerada como dice la cita italiana , “se non è vero è ben trobato” ( "si no es verdad , está bien conseguido").
En el Paseo de la Ribera, en Sitges se estableció en 1916 una sencilla construcción de madera de color blanco y azul conocido como "El Kiosquet", un negocio comenzó con una tabla de madera a modo de barra, a la que fueron añadiéndose después algunas mesas y sillas. Abierto desde las seis de la mañana, servía bocadillos y bebidas a los pescadores. Fue en 1943, después de que el mar se lo llevase por delante, cuando el empresario Juan Calafell adquirió la concesión del kiosco, y le cambió el nombre por el de “Chiringuito”
La historia real que puede leerse completa en catalán en Revisión histórica de El Chiringuito, demuestra que ni el de Sitges fue el primer chiringuito, ni la palabra proviene de una forma de servir el café, pues ya se utilizaba en España desde los últimos años del siglo XIX refiriéndose en este caso, a una bebida alcohólica que se elaboraba mediante la caña de azúcar, y que en México y en Cuba llamaban chinguirito , aguardiente cuya elaboración estaba prohibida a finales del siglo XVIII por su alta graduación o, pero que sin embargo, seguía llegando a España de contrabando por vía marítima.
PARA NO CONFUNDIRSE
Es muy importante no confundir el chiringuito sencillo que ofrece algunos productos frescos de la zona, de coste relativamente moderado y de elaboración sencilla con un chiringuito malo, ni creer que un chiringuito abarrotado es necesariamente sinónimo de mala comida y servicio.
Tampoco hay que confundir chiringuito con chillinguito o "beach club" establecidos en la playa con toldos ,cañizos, cortinas transparentes . almohadones, tumbonas "pseudo Bali", música chill y donde sirven comidas y bebidas con vistosas componentes y presentaciones a precios escandalosos, reservados , aunque confunda el aspecto voluntariamente desaliñado de algunos de sus usuarios, a gente adinerada en busca de "algo diferente y exclusivo".
EL CHIRINGUITO MALO
Los chiringuitos malos acostumbran a ser establecimientos ruidosos y normalmente abarrotados, en los que tras una larga espera se puede conseguir por fin una mesa situada al aire libre bajo una sombrilla de lona o brezo que actúan como radiador de calor, o directamente a pleno sol en donde el efecto radiador se convierte directamente en efecto horno, y en donde , tras otra larga espera, te "atenderá" un sudoroso camarero, frecuentemente malhumorado , que con cara de fastidio abrirá una libreta grasienta y mientras vas pidiendo platos te irá diciendo que “no queda”, hasta endosarte lo que al propietario le interese "sacar" de la cocina, por su poca demanda o por que la fecha de caducidad del producto sobrepasa ya lo peligroso para la salud . Si dudas un poco en decidirte el camarero girará la cabeza a otro lado como diciendo “me ha tocado el idiota”, y finalmente acabarás pidiendo "lo que hay"", y rápidamente, porque el camarero se impacienta y mientras te lo piensas igual se va a "atender" a otra mesa y tardarás en volver a verlo.
Por supuesto el camarero no limpiará la mesa ni retirará el repugnante cenicero rebosante de colillas y ceniza del cliente anterior, y cuando llegue el momento colocará un mantel de papel sobre la sucia mesa , la bebida, un vaso o copa que hace tiempo dejaron de ser transparentes y unos cubiertos envueltos en una servilleta de papel, que sirve para limpiarlos dado el aspecto lamentable que presentan.
La comida llega cuando llega, habitualmente tapas o platos combinados de elaboración rápida y sin complicaciones , que habitualmente serán productos en su mayor parte congelados de mala calidad y mal descongelados, fritos en un aceite mil veces utilizado y ensaladas deterioradas con elementos que ya no recuerdan la última vez que vieron un huerto . La llegada de la bebida llega mucho antes que la de la comida , que acostumbra a coincidir con aquel en que la bebida está ardiendo por el calor recibido o agotada por la víctima que ha aprovechado la larguísima espera para no morir de sed, lo que obliga a pedir nueva bebida, que por supuesto llegará cuando prácticamente se ha terminado de comer y cuando ya no la querrías. Te la bebas o no, la pagarás igual.
A la falta de limpieza, el precio , la calidad de la comida y la incomodidad del chiringuito ,y, a pesar de la actitud estoica y benevolente del comensal, hay que añadir un problema más que acaba de arruinarlo todo, y que acostumbra a ser el trato infame que siguen dando en muchos de ellos a los clientes, que únicamente pretenden comer y ser atendidos con la amabilidad debida, y a los que los empleados consideran únicamente unos tipos molestos a los que se puede maltratar impunemente y a los que hay que sacarse rápidamente de encima una vez abonada la cuenta, para que otras víctimas puedan ocupar su sitio tras la correspondiente larguísima espera. Paradójicamente , siendo el cobrar lo más importante y exclusivo objetivo del chiringuito, no hay forma de lograr que el camarero te traiga la cuenta.
Tienes prisa, los niños están llorando, estás cansado de tanta gente, del griterío , del calor y del maldito chiringuito , pero el camarero ni te escucha y te ignora por muchos aspavientos que hagas. No es aconsejable , que ya harto, pretendas marcharte sin pagar, porque el camarero que parecía que te ignoraba te está vigilando, y solo o acompañado irá tras tuyo y te avergonzará a gritos e insultos en presencia del resto de comensales hasta que abones la cuenta, como si fueras un ladrón pillado in fraganti.
Y es que en esos chiringuitos , con personal insuficiente (a menos personal mayor beneficio para el dueño) y a menudo no profesional, y con una sufrida clientela asegurada que , a pesar de todo, aguanta lo inaguantable, y a la que deberían dar el premio a la santa paciencia , es habitual el mal trato de algunos camareros, que hartos del calor, sus largas y estresantes jornadas de trabajo y su mísero sueldo, se dedican a arruinar la soñada comida junto el mar de todos aquellos desdichados que ninguna culpa tienen de sus desgracias laborales.
A veces sucede que algunos ( pocos ) clientes hartos del maltrato mantienen con toda la razón una trifulca a gritos , y a veces con algo más, con el maleducado mesero , dando lugar a una violenta situación que no hace más que añadir más leña al fuego entre el resto de los comensales , que a pesar de la tensión creada y de estar de acuerdo con el airado cliente, aguantan estoicos la pesadilla gastronómica que están sufriendo tras ser tratado a patadas por unos y otros , deseando huir del lugar a toda prisa y jurando no volver nunca más, lo cual no les importa lo más mínimo a los responsable del chiringuito, que saben que hay inocentes de sobra para abarrotar su infame comedero.
Si hay suerte, la mezcla del alimento, bebida , calor y disgusto no dejará de recuerdo al maltratado malcomido una gastroenteritis , un empeoramiento de úlcera o un ingreso urgente al hospital.
El chiringuito (1988) .Georgie Dan
Es tal la atracción turística del chiringuito que hasta han sido objeto de exitosas canciones del verano, como El chiringuito ( Para todos los públicos) de Georgie Dan de 1988 ,con una letra con "doble intención" machista y vulgar que hoy produce vergüenza ajena.( en España chichi es denominación vulgar de coño (vulva y vagina) , conejo y almeja de vulva , pechuga de pecho femenino y morcilla y sardina de pene)
EL CHIRINGUITO MONTXO BEACH
Este verano lo estoy viviendo a tope, con toda la paga extra. Por eso el otro día bajé a la playa y no me llevé bocadillo ni táper con filetes empanados. A las 14 horas, cuando me entró el hambre , recogí mi toalla y mis moscas y me fui a comer a un chiringuito, como la gente con pasta. Sin roñerío.Recorriendo el paseo marítimo vi uno que llamó mi atención. “Chiringuito Montxo Beach. Family paella and patatas revolconas”. Con ese nombre cosmopolita tenía que ser bueno por fuerza, así que aguanté los 45 minutos de espera mirando con odio a los comensales que ya habían terminado pero no se levantaban de la mesa. Esa gente es peor que los que piensan que el cajero automático es una tragaperras.Cuando me senté, pregunté por Moncho para que me recomendara el especial del día, pero el camarero debió de pensar que le estaba tomando el pelo y no me trajo a Montxo. Me recogió la mesa y puso un mantel de papel que, en un soplo de Siroco, salió volando y se me llevó la cesta del pan y el servilletero. El siguiente mantel lo apuntalé en sus cuatro esquinas con el móvil, la cartera, las gafas de sol y el bote de protector solar.La carta estaba traducida al inglés a mocosuena. Supongo que para atraer a los clientes británicos y alemanes, que gastan más y les puedes servir cualquier bazofia porque son de paladar asilvestrado. Había Octopussy to the party (Pulpo a feira), Furious potatoes (Patatas bravas), Big shellfish splash (salpicón de marisco), Shoulder of pork to the gallegan woman (Lacón a la gallega), Mulatto salad (Ensalada mixta) y Wine of the small water jumps (Vino de las Rías Baixas). Y sangría, claro: la bebida típicamente española que ningún español bebe.Mientras no traían mi comida, me deleité observando el ambiente selecto y exquisito de la terraza. Había un señor sin camiseta chupando cabezas de langostinos con pasión desenfrenada, mientras a su lado una señora metida en carnes en bikini le metía a los niños los macarrones en la boca por la fuerza, igual que se ceba a las ocas con embudo. Una abuela completaba el espectáculo.Yo estaba muy entretenido procurando que el mantel no saliera volando e intentando no cabrear a las avispas que estaban de botellón en un charco a medio metro de mi silla.Ni rastro de Montxo.Por fin me sirvieron la comida. La ensalada no se podía aliñar porque si intentabas darle vueltas, se salía toda del plato. No le cabía ni una aceituna más en lo alto. Además venía con su pegote de atún de lata y su espárrago blanco tirado encima del huevo duro. Un primor de emplatado, un mimo en el aspecto.El espárrago no me lo comí porque parecía moribundo y no se tenía en pie, pero la lechuga sí. Estaba cortada tan grande que cuando intenté meterme un trozo en la boca, el resto de la hoja me pegó un bofetón que me dejó el moflete chorreando aceite. De segundo disfruté de un aceitoso pescado rebozado con unas patatas fritas como uñas de los pies, y de postre arroz baboso. Eso sí: todos los platos venían con un limón abierto para darle ese toque cítrico tan mediterráneo.Al final me fui sin ver a Montxo. Yo creí que vendría a la mesa a preguntar qué tal estaba todo y de dónde soy, pero nada. Montxo no vino y yo me fui. El próximo día probaré otro sitio.
Y como todo no es culpa del Montxo de turno, a continuación , en tono de humor, unos serios consejos sobre lo que NO deberías hacer en un chiringuito.
VÍDEO : Todo lo que no deberías hacer en un chiringuito
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