(2)La araña lobo es venenosa, sin embargo su veneno no se considera peligroso para los humanos en circunstancias normales, y está diseñado principalmente para inmovilizar y pre-digerir a sus habituales presas pequeñas, como insectos y otros artrópodos,. para las que actúa de forma rápida y eficaz, causando parálisis y muerte, mientras que en humanos la cantidad de veneno inyectada es generalmente insuficiente para causarld daños graves. La reacción más común es una respuesta localizada en el sitio de la mordida, como dolor, hinchazón y enrojecimiento, que en casos raros y excepcionales .debido a reacciones alérgicas podría provocar síntomas más graves..
“Recuerdo viajar con algunos conocidos por aquellas amplias y pobres regiones que se estaban resecando bajo un sol de justicia. Oímos el sonido de tambores, silbatos y flautas en todos los pueblos y villas. Tras preguntar nos informaron que en esas regiones era un sistema para curar a la gente mordida por la tarántula. Entonces entramos en uno de esos pueblos y vimos un joven afectado por esta enfermedad. Parecía haberse vuelto loco, cantando con la mente ausente al ritmo de un tambor y con sus brazos y piernas y todo su cuerpo moviéndose al ritmo de la música. Era evidente que el sonido de los tambores le gustaba y rebajaba su dolor y empezó a prestar más y más atención al instrumento. Gradualmente sus movimientos se mostraron más vivos y finalmente comenzó a bailar. Puede parecer cómico y ridículo pero cuando el tamborilero dejaba de tocar por un corto período de tiempo, el paciente parecía quedarse entumecido, perdía sus sentidos y se desvanecía. Aunque tan pronto como el sonido de los tambores se volvía a oír, el paciente recuperaba su fuerza y empezaba a bailar con más vigor que antes.”
Otras descripciones muestran comportamientos muy variados en las personas supuestamente afectadas por la picadura de la araña lobo: los danzantes , que podían ser hombres, mujeres o niños,saltaban, bailaban de una forma incontrolada y rara, mientras que otros sudaban y temblaban, gritaban, cantaban , reían y lloraban ,presentando síntomas neurológicos evidentes como dolores de cabeza, vértigos, temblores, ansiedad, fatiga, calambres y decían tener visiones o alucinaciones. , bailando normalmente hasta derrumbarse exhaustos, con fracturas de huesos causadas por sus movimientos extremos ,llegando algunos a morir víctimas de ataques cardíacos
Tras bailar la tarantela, los danzantes sentían que se habían “curado”, al menos temporalmente. Algunas descripciones del tarantismo y su cura por la tarantela más modernas cuentan como era el inicio del proceso: cuando una víctima, normalmente una mujer (se relacionaba también con la histeria), sentía haber sido mordida por la tarántula, se llamaba a los músicos, la noticia se difundía por el pueblo y se juntaban unas treinta personas. Manteniendo el ritmo frenético de la tarantela formaban una procesión que se dirigía a una capilla, a menudo consagrada a San Vito o a San Pablo. Allí, sin los músicos, sucedía un ritual donde las víctima pateaba las paredes, trepaba por las columnas del altar, se arrastraba por el suelo, daba gritos como un animal y gemía mientras el coro de la parroquia empezaba a cantar. Esto les calmaba y uno a uno se iba uniendo a los cánticos, se tomaban de las manos y lentamente volvían a la normalidad. Algunos de ellos participaban en otras actividades como atarse con cuerdas, azotarse unos a otros, simular una lucha con espadas, beber grandes cantidades de vino o saltar al mar. Se decía que el tarantismo afectaba “a los histéricos, a los melancólicos, a los deprimidos, a los frustrados, a los neuróticos y a los que tenían un trastorno mental. También a los que llevaban vidas solitarias, mientras que los aburridos, los pedigüeños, los enfermos fingidos, los truhanes y los estafadores eran también vulnerables.
El tarantismo, que fue común desde el siglo XV al XVII, desapareció de una manera brusca, aunque ha habido casos tan cercanos en el tiempo como 1957 y 1959. Un profesor, Ernesto de Martino estudió este brote de 1959 y vio que las personas involucradas no habían sido nunca picadas por una araña pero creían que habían sido infectadas por alguien que sí que había sido mordido o que había tocado una araña, provocando una histeria de masas , iniciándose un baile multitudinaria con unos alocados danzantes que parecían estar poseídos o ser víctima de alucinaciones.
Sobre el efecto curativo de la música , Stephen Storace, un viajero del siglo XVIII, pudo experimentar no solo el encuentro con una persona afectada sino que tocó para curarle, relatando :
“…a un pobre hombre al que llevaron enfermo a la calle… le vi estirado y parecía que iba a expirar. La gente me empezó a rogar, toca, toca la tarantela… pero yo nunca había oído esa canción.. Les dije que no podía y entonces se acercó una anciana y luego otra mujer y me la enseñaron. La aprendí en diez minutos porque es muy corta pero al mismo tiempo que me la enseñaban, el hombre había empezado a moverse siguiendo el compás y se puso en pie como un rayo, como si hubiera sido despertado por una visión aterradora y empezó a mover de una forma salvaje cada articulación de su cuerpo, pero como no había aprendido bien la canción, dejé de tocar, no pensando que aquello pudiera tener algún efecto en el hombre. Pero en el instante que paré de tocar, el hombre cayó al suelo, gritando muy fuerte y distorsionando su cara, piernas, brazos y todas las partes de su cuerpo, arañaba la tierra con sus manos y hacía tales contorsiones que indicaban que estaba sufriendo una agonía miserable. Yo estaba muy asustado y me esforcé en aprender el resto de la melodía y cuando lo hice la toqué cerca de él. … En el instante que me oyó se puso en pie como había hecho antes y bailó tan fuerte como un hombre puede hacer, su danza era muy salvaje, mantenía un ritmo perfecto en el baile, pero no había ni reglas ni modelos, solo saltaba y corría de un lado a otro, haciendo posturas muy cómicas, parecidas a las danzas chinas que a veces vemos en el escenario y otras veces como si fuera algo muy violento, el joven no paraba de bailar Me sentía muy fatigado, y aunque tenía personas detrás de mí, algunos secando el sudor de mi rostro, otros dándome aire con un abanico para mantenerme fresco, otros separando a la gente, tuve mucho paciencia pues toque mas de dos horas, sin parar en ningún momento.
(3) Vihuela: Instrumento musical de cuerda, con forma parecida a la guitarra, formada por una caja de resonancia, de forma, tamaño y sonido variables, y un mástil con trastes móviles, que se toca con arco, con púa o con los dedos.
- En Envenenamiento por animales, el médico Valledor de Lozoya cita el caso de un labrador de Puertollano (Ciudad Real) que en 1783 fue mordido por una tarántula mientras segaba. Afortunadamente para él (según la terapéutica de la época), varios vecinos del pueblo tenían habilidades musicales y se fueron turnando a la vihuela durante los ocho días consecutivos que duró el tratamiento, “con cuyo violento bailar sudaba tan copiosamente que, a no haber sido por los caldos y bizcochos con que de tiempo en tiempo le socorrían, hubiese perecido bailando y sudando”.
- En el siglo XVIII encontramos unos sorprendentes remedios para la picadura de tarántula, entre los que se encuentran el baile, la ingestión de agua, comida y leche mamada de cabra (no ordeñada). (Creencias seguidas sobre todo en el siglo XVIII y defendida por médicos como Francisco Xabier Cid, médico titular del Arzobispado de Toledo, y el reputado médico Gerogi Baglivi) según el cual:
Cuando un hombre mordido de la tarántula queda sin movimiento ni conocimiento un músico prueba varios sones y cuando ha encontrado el que conviene al enfermo se debe empezar a moverse. Primero mueve los dedos a compás, luego los brazos y piernas, y después todo el cuerpo. En fin se pone en pie y empieza a bailar aumentando siempre la fuerza y actividad. Hay quien se está sin para bailando seis horas. Despues se pone en la cama, y cuando se purga descansado del primer baile se saca de la cama, se toca el mismo son y vuelve a bailar. Este ejercicio dura a lo más 6 o 7 días hasta que el enfermo se fatiga sin poder bailar mas lo que anuncia su curación porque mientras dura el veneno bailaría si se quisiera hasta morirse de cansancio. Finalmente poco a poco le vuelve el conocimiento y despierta como de un profundo sueño sin acordarse de lo que ha pasado durante su enfermedad ni de la danza-
BAENA,c.77,d.33Si es cierto haberle picado la tarántula, y no es ponderación del mal. lo que hay que hacer es que mame por la mañana y a la noche que no coma queso y coma de todo lo que quiera, use del agua caliente a todo pasto, aunque vomite, no le hace, y sirve de alivio, que le toquen la vihuela y que se divierta. Cuidado que la leche ordeñada, no sirve de nada
BAENA,c.77,d.34´
Realizado bajo la supervisión científica del antropólogo Ernesto de Martino, y con los comentarios del poeta Salvatore Quasimodo, "La Taranta" puede ser considerado como el primer documento fílmico sobre el tarantulismo, dirigido por Gian Franco Mingozzi, uno de los más importantes y atentos documentalistas italianos que analizaron temáticas con un gran compromiso civil, social, cultural y antropológico. Tras haber recorrido a fondo las tierras del Salento durante los años '50 y '60, Mingozzi empezó a documentar este fascinante fenómeno socio-religioso de un mundo campesino donde las víctimas de la mordedura de la temida tarántula requerían un extenuante exorcismo ritual de danzas frenéticas, música y dolorAunque el documental de Mingozzi parezca reflejar sólo el significado social y religioso del tarantismo, una visión más atenta del mismo puede llegar a encontrar el valor intrínsecamente político de este fenómeno tan antiguo como revelador..
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