El momento culminante de la carrera artística del melón con jamón fueron los años 70. No había convite de bodas ni bufé de hotel sin su correspondiente fuente de rajas de fruta envueltas en embutido. Como todos los platos viejunos, murió de éxito, víctima de las versiones barateras a base de melones apepinados y jamón infumable. Aguantó el tipo un poco más en las comidas familiares de verano, ésas que se hacen en la terraza, en el corral de la casa del pueblo o ilegalmente en el monte. Chancletas, gorra de promoción, paella y melón con jamón: los cuatro ases de la baraja.
ENTREVISTA AL MELÓN Y AL JAMÓN
¿Por
qué no quieren hablar juntos? Se supone que eran uña y carne.
Melón: Yo
no comparto las opiniones de esta cosa reseca y vieja.
Jamón: Prefiero
ser una cosa reseca y vieja que una fruta gorda que retiene líquidos.
Entonces,
es una leyenda que ustedes pegan.
J.: Pero
vamos a ver, ¿cómo va a pegar una delicia como yo con eso? Soy lo
mejor del cerdo, tengo un sabor único y un balance perfecto de carne
tierna curadita, grasa suave y sal. ¿Cómo se le ocurre que puedo
llevarme bien con una especie de pepino obeso y dulzón? ¡Por favor!
M.: Tú
te darás muchos aires, querida pezuña, pero cuando la gente nos
pedía en verano no era por ti, sino por mi frescura, mi cantidad de
agua única en el mundo de las frutas, capaz de rehidratar al más
bocaseca.
Pero
a ver, ¿por qué les juntaban en el mismo plato?
M.: Pues
no sé, una moda que vino de Italia. Por lo visto allí lo hacían
desde tiempo inmemorial, porque a mí me tomaban al principio de la
comida, y de ahí a mezclarme con ordinarieces de aperitivos como los
fiambres, pues hay un paso.
J.: Yo
tengo mi teoría personal sobre el asunto. Como el jamón italiano no
es tan bueno como yo, que soy serrano, ibérico y español por los
cuatro costados, pues les dio igual mezclarlo con lo primero que se
les ocurrió.
Hombre,
el contraste de salado y dulce que hacen no está tan mal.
J.: Pregunte
a cualquier especialista en jamón ibérico a ver que le cuenta sobre
el tema. La mayoría están en contra de este maridaje contra natura.
¡Es que este tío me mata el sabor!
M.: Tú
sí que me matas con ese sabor a cerdo muerto. Me da asco tenerte
encima. ¡Yo soy 100% vegano!
En
privado ustedes no sellevan bien , pero en público qué bien fingían, como si fueran amiguitos.
J.: ¡Qué
remedio! La gente nos amaba así. Le debía de parecer de lo más
exótico y elegante comerme junto a esto. Éramos una mezcla
arriesgada hasta cierto punto: dulce y salado, jugoso y seco, fruta y
cerdo... Y encima fácil de hacer.
M.: Teníamos
tanto éxito que no nos quedaba más remedio que hacer el paripé de
que nos llevábamos bien. Éramos como Ella Baila Sola, pero en
aperitivo. Yo por supuesto era Marta, la más mona.
J.: Dios,
no aguanto a este trucha.
Bueno,
tranquilidad. ¿Por qué creen que pasaron de moda como pareja
gastronómica?
J.: Mire
usted, cuanto más sabía la gente de mí, del jamón ibérico del
bueno, menos querían verme mezclado con un sabor tan agresivo como
el de esta foca acuosa.
M.: ¿Es
que no sabes hablar sin insultar? A ver, yo pienso que la gente
moderna me prefiere en preparados más finos como una sopa, o
directamente como postre, con hierbecitas y en bolitas y todas esas
formas tan cuquis que hacen conmigo ahora. Más sano y ligero.
He
visto por ahí recreaciones de todo tipo de los dos juntos.
J.: Sí,
como en nuestro formato tradicional de loncha de jamón sobre rodaja
de melón ya nos hemos quedado viejunos, ahora nos ponen en
pinchos, en
láminas,
o hasta en
vasitos. Mi
forma favorita es cuando le trituran bien triturado a éste y le
ponen a
él de sopa y a mí de guarnición.
M.: Pues
la mía cuando te
meten a ti al horno y te dejan bien crujiente.
En fin, a mí o como soy muy actual me encanta que nos
esferifiquen y hagan experimentos extrañoscon
nosotros en plan Ferran Adrià.
¿Formalizarán
algún día su separación?
J.: ¡Qué
va! ¿Adónde va a ir éste sin mí?
M.: Uy
no, yo prefiero quedarme como estoy que igual me acaban sirviendo con
chorizo.
Relegado
a los menús de polígono industrial o la carta de chiringuitos
trasnochados, el melón con jamón vivió un breve regreso a la fama
en los años duros de la cocina molecular. Cuando se puso de moda
reinterpretar clásicos como la tortilla deconstruida o la tarta al
whisky en espuma, nuestro dúo preferido volvió a la vida de la mano
de Ferrán Adrià y los hermanos Roca. En el Bulli resucitó como
consomé de ibérico con esferificaciones de melón y en el
Celler de Can Roca reanimaron el plato con
más consomé y granizado de melón.
En
plena orgía técnico-culinaria revivió en
forma de sopa, espuma o gelatina para
luego volver a desaparecer. Nos toca decidir a nosotros si esta
revisión fue algo de modernos irónicos o verdadera apreciación por
el plato. La segunda opción es perfectamente plausible, y me gusta
pensar que Adrià, como tantos otros adeptos al melonconjamonismo,
disfruta comiendo rajas de melón envueltas en lonchas de ibérico.
Porque la verdad es que está buenísimo. No lo niegues, a ti también
te gusta aunque te dé vergüenza reconocerlo.
El
problema que ha tenido siempre esta combinación no está en su
sabor, genuinamente estratosférico, sino en los aspectos prácticos.
O lo comías a bocados, chorreando zumo por las comisuras y sin jamón
más allá del primer mordisco, o lo hacías con cuchillo y tenedor
pareciendo idiota.
Pero existen dos versiones bastante sencillas
(nada de esferificaciones ni tontunas) que respetan la esencia del
melón con jamón pero lo convierten en algo mejor, algo más fácil
de comer y que, dentro de la dificultad de hacer de este plato algo
novedoso, levantarán más de un murmullo.
La primera interpretación, más purista y frescachona, utiliza láminas muy finas de melón cortadas con pelador. Con el mismo grosor y tamaño que las lonchas de jamón, hacen que el plato sea mucho más agradable de comer y que no predomine el lado melonero sobre el cochinero.
Fuente:https://elcomidista.elpais.comLa segunda versión pasa el melón por la plancha para caramelizarlo, creando una sensación nueva: la textura es más blanda, el sabor más dulce y, de paso, el jamón está más rico al calentarse en contacto con el melón.
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