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19 de octubre de 2017

EL CALENDARIO REVOLUCIONARIO REPUBLICANO


Durante el proceso de la Revolución francesa Francesa , desarrollada entre 1789 y 1799, se creó un nuevo calendario teóricamente más racional que el tradicional Calendario gregoriano y que estuvo en vigor en Francia durante 12 años. 

El calendario republicano nació por decreto de la Convención Nacional Francesa del 5 de octubre de 1793 y entró en vigor el 24 de Octubre, comenzando a contar en el equivalente al 22 de septiembre de 1792, fecha en que se proclamó la República , aunque debido a las poderosas demandas, el nuevo calendario iba a empezar con el primer día de libertad (14 de Julio de 1789). 

Fue diseñado por un matemático, presidente del Comité de Instrucción Pública,Gilbert Romme con la ayuda de los astrónomos y científicos como Lalande, Delambre y Laplace.  También recurrieron a un poeta, Fabre d'Églantine, y a un botánico, André Thouin, para dotar de alma al calendario. El poeta propuso dejar atrás los viejos nombres de los meses, relacionados con una mitología caduca, y reemplazarlos por denominaciones ligadas a fenómenos meteorológicos fácilmente comprensibles para todo el mundo: la nieve de nivoso, las brumas de brumario, la germinación de las plantas en germinal… Como poeta, Fabre d'Églantine no olvidó las rimas: los meses de cada estación riman en consonante, lo que sin duda favorecería su memorización. Cinco días finales (o seis, en años bisiestos), dedicados a diversas festividades laicas y coincidentes con las cosechas, completan el cómputo de días. Por su parte, André Thouin, botánico, jardinero y naturalista, dotó a cada día del calendario republicano del nombre de una planta, de un animal (los días cinco o quintidi de cada semana), de un apero (los días diez o decadi) o de un mineral (el mes de nivoso). 

En lugar de asociarse un santo a cada día, como ocurre en el calendario de la Iglesia católica, cada día se asocia con una planta o mineral, un animal (los días terminados en 5) o una herramienta (los días terminados en 0). 


El año

El año, que siempre empezaban en el equinoccio de otoño, quedaba dividido en 12 meses, de 30 días cada uno, y subdivididos en tres periodos de 10 días conocidos como décadas. Se consideró oportuno dividir el tiempo en intervalos de diez días en vez de siete, ya que el diez es la base del sistema de numeración del sistema métrico decimal. Los cinco días que quedaban al final del año (aproximadamente del 17 al 21 de septiembre en el calendario gregoriano) eran considerados fiesta nacional y eran llamados epagómenos (como en el calendario egipcio), en los años bisiestos eran seis días en vez de cinco. El primer año bajo el nuevo sistema se conoció como An I (año I), el segundo como An II, y así sucesivamente.


Los meses 

Los meses no coinciden exactamente con los meses del calendario gregoriano, al empezar siempre la cuenta de los meses con el inicio astronómico de las Estaciones, tal y como se hace también con el zodíaco griego. Los nombres de los meses adoptan las siguientes denominaciones traducidas, correspondientes a fenómenos naturales y de la agricultura


Los cinco días (o seis si el año era bisiesto) epagómenos se añadieron al final del mes de Fructidor (final del verano), este periodo se conocía como Franciada. A estos días se les asignaron nombres edificantes: Día de la Virtud, Día del Saber, Día del Trabajo, Día de la Razón, Día de la Gratitud, Día de la Revolución (sólo en años bisiestos). Este día era también llamado Sansculótido, por la gente del pueblo que colaboró con la Toma de la Bastilla y durante la Revolución, y que eran conocidos como "sans culottes" (sin calzones) o desarrapados

La semana

La semana tradicional pasa a tener diez días y se le denomina década, proponiéndose darles el nombre de personajes ilustres de la Revolución, pero el consenso era difícil y se corría el riesgo de deificarlos. Finalmente se le atribuyó a los días de cada década nombres numéricos tomados del latín: Primidi, duodi, tridi, quartidi, quintidi, sextidi, septidi, octidi, nonidi y decadi. El último día de cada década era de descanso. Por otra parte, los días del año, en lugar de asociarlos a un santo, como ocurre en el calendario gregoriano, cada día se asoció con una planta, un animal o una herramienta.

Las horas

Los defensores más recalcitrantes del sistema métrico decimal insistían en que el día se debía dividir en diez horas, cada hora en cien minutos y cada minuto en cien segundos. Sin embargo esto suponía sustituir todos los relojes, como los de las casas y los de las iglesias, por lo que la idea no resultó viable.


Este calendario estaba dentro de las medidas encaminadas a la sustitución de los antiguos sistemas tradicionales de medición y peso, por el sistema métrico decimal, muy superior desde el punto de vista racional. También puede considerarse hasta cierto punto un intento de descristianización de la sociedad, con el uso de un nuevo calendario totalmente basado en la Razón, ya que los calendarios juliano y gregoriano utilizados hasta entonces, tienen importantes implicaciones cristianas.

Presenta ventajas como: el mismo calendario sirve para todos los años, todos los meses tienen la misma duración. Tiene una mayor precisión frente a la duración real del año trópico, tiene un menor intervalo de corrección, presenta un mejor ajuste frente a las estaciones del año, ofrece una mayor facilidad para establecer el horario de ahorro de luz de verano, existen el año cero y el siglo cero lo que supone una mayor racionalidad y menor arbitrariedad.

La coronación de Napoleón 

El fin del Calendario 

El calendario fue de aplicación civil en Francia y sus colonias americanas y africanas hasta su abolición por Napoleón el 1 de enero de 1806, es decir la medianoche del 10 de nivoso del año XIV, más concretamente, el 31 de diciembre de 1805, poco más de 12 años después de su introducción. El motivo era el ánimo de Napoleón de eliminar los signos de democracia republicana, tras su autoproclamación como emperador en diciembre de 1804 habiendo creado la nueva nobleza imperial al año siguiente. Ambos conceptos eran incompatibles con la naturaleza de este calendario, así como también para conseguir una reconciliación con la Iglesia y el papado, de los que consiguió una cierta tolerancia al devolver las festividades civiles y religiosas.


La Comuna de París 

Varias décadas después, en 1871, fue brevemente reinstaurado durante varios meses por la Comuna de París, breve movimiento insurreccional que gobernó la ciudad de París del 18 de marzo al 28 de mayo de 1871, instaurando un proyecto político popular autogestionado.

Fuentes : Calendario republicano : Laico y universal - Editorial Milrazones /http://historiantes.blogspot.com.es

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