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16 de octubre de 2017

ISABELONA II Y DOÑA PAQUITA ( Parte 1 de 2 )


Isabel II

La que sería a Isabel II (Madrid, 10 de octubre de 1830- París, 9 de abril de 1904) , que reinaría en España desde 1833 a 1868, fue hija de Fernando VII , el rey más miserable y traidor que España ha tenido, y María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, la cuarta esposa del rey y además su sobrina carnal. En sus tres anteriores matrimonios el rey no había tenido descendencia, sospechándose que debido a su  su macrosomía genital.

Sube al trono cuando todavía no había cumplido los tres años, lo cual se produjo  por el fallecimiento del rey en 1833 y  no haber tenido hijos varones. Fernando VII promulgó antes de fallecer la Pragmática Sanción, por lo cual se derogaba la Ley Sálica, que impedía a las mujeres acceder al trono. Este hecho provocó la sublevación del infante Carlos María Isidro de Borbón, que era hermano de Fernando VII y en consecuencia heredero al trono de España. Como no tenía Isabel II edad para reinar, fue nombrada como Regente su madre, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias que duró desde 1833 a 1840. A los trece años fue nombrada mayor de edad.

Isabel II niña

Isabel era una niña algo corta de entendederas y de tan descuidada educación que era prácticamente analfabeta. Recibió una educación basada en la formación doméstica, en la religión y el estudio del piano , y despojada de cualquier estudio humanístico y político, fomentado por el poder político, ya fueran los progresistas o moderados partiendo del principio básico de que cuanto más ignorante permaneciera mejor resultaría servirse de ella y de su cargo. 
A los diez años Isabel resultaba atrasada, apenas si sabía leer con rapidez, la forma de su letra era la propia de las mujeres del pueblo, de la aritmética apenas sólo sabía sumar siempre que los sumandos fueran sencillos, su ortografía pésima. Odiaba la lectura, sus únicos entretenimientos eran lo juguetes y los perritos. Por haber estado exclusivamente en manos de los camaristas ignoraba las reglas del buen comer, su comportamiento en la mesa era deplorable, y todas esas características, de algún modo, la acompañaron toda su vida .
Resultaba perezosa, pues nunca le enseñaron a trabajar. No sabia vestirse sola; para su atavío necesitaba a ayuda de cuatro camaristas, y aun así tardaba mas de una hora en estar vestida.
Hasta cumplir los diez años estuvo exclusivamente en manos de azafatas y camaristas, únicas personas con quien mantenía trato. De este ambiente nada selecto y aun netamente ordinario, se resintió toda su vida.
Conde de Romanones 
Isabel II y Francisco de Asís

El primer problema que debe afrontar Isabel II es del matrimonio, que  se convierte no sólo en una cuestión de Estado sino en un problema europeo, pues lo que todos quieren es que no se rompa la actual situación de alianzas y equilibrios que había en ese momento en Europa, y todos los países maniobran para que la nacionalidad del nuevo Rey no perjudicase sus alianzas e intereses.
Tras complejas negociaciones nacionales e internacionales, el elegido para marido fue aquel que ella más despreciaba, su primo el infante Francisco de Asís, ocho años mayor que ella y descendiente también de Felipe V, el primer Borbón español. Era el candidato más débil y más manipulable y por eso mismo fue el elegido por el grueso del partido moderado y por el gobierno francés de Luis Felipe. Hasta María Cristina de Borbón , madre de Isabel, dudaba de sus condiciones físicas para marido de una fogosa adolescente: «En fin, usted lo ha visto, usted lo ha oído. Sus caderas, sus andares, su vocecita… ¿no es eso un poco intranquilizador, un poco extraño?» . La primera reacción de Isabel al conocer al elegido fue precisamente un lamento de horror: “¡No, con Paquita, no!” 
Francisco de Asís era un bisexual notorio escorado a maricón y voyeur. " ¡Qué puedo decir, se lamentaba Isabel, de un hombre que en nuestra noche de bodas llevaba más encajes que yo?". El pueblo, que es cruel y deslenguado, lo apodó Pasta Flora y Doña Paquita. 
Creció Isabel, más a lo ancho que a lo alto, y se convirtió en Isabelona ,una reinona gorda y fofa, castiza y chulapona, hipocondríaca y fecunda, y una glotona que se zampaba sin medida sus platos preferidos: el arroz con pollo, el bacalao con tomate y el cocido, y trasegaba las fuentes de arroz con leche como si fueran aceitunas. 
La Católica Majestad, vestida con una bata de ringorrangos, flamencota, herpética, rubiales, encendidos los ojos del sueño, pintados los labios como las boqueras del chocolate, tenía esa expresión, un poco manflota, de las peponas de ocho cuartos
La corte de los milagros-Valle Inclán
El general Serrano

En lo que resultó precoz la reina fue en el sexo, en parte porque había heredado el carácter ardiente y lujurioso de la familia y en parte porque fue corrompida por sus propios tutores. Era muy fogosa y tuvo decenas de amantes. El primer amante oficial fue el general Serrano a quien Isabel II le calificaba “el general bonito”, y producía un auténtico escándalo el que la  reina lo persiguiera  por todos los cuarteles de Madrid., llegando a tal nivel que el ejército decidió trasladar al general  fuera de Madrid.


Isabel II y el futuro Alfonso XII

Oficialmente, el matrimonio real tuvo nueve hijos, cinco de los cuales llegaron a la edad adulta, entre ellos el futuro Alfonso XII, nacido en 1857, que se inscribieron en los registros de la Real Familia como legítimos. Los historiadores han echado cuentas y al parecer los que nacían muertos o morían a poco de nacer eran los que engendraba de su primo y esposo. Los otros los tuvo con distintos amantes. Francisco de Asís no tuvo ningún reparo en aceptar la paternidad de los hijos que alumbraba su esposa, a cambio de recibir un millón de reales por cada uno que presentaba en la Corte como suyos. 
A un bizarro militar, el capitán Enrique Puig Moltó, conocido como "el pollo real" se le atribuye la paternidad del que sería el rey Alfonso XII. Cuentan que la reina se sinceró así con su heredero: “Hijo mío, la única sangre Borbón que corre por tus venas es la mía”. Alfonso XII pudo ser rey aunque su padre era Enrique Puig Moltó, y era hijo adulterino, porque la ley española, fiel al código napoleónico sostenía que , a pesar de las claras evidencias, todo hijo nacido del matrimonio tiene por padre al marido, es decir, "oficialmente y a todos los efectos" Francisco de Asís. 

Sor Patrocinio e Isabel II

Dos influencias predominantes en la vida de Isabel II, fueron su confesor privado , el padre Antonio Maria Claret, un minúsculo y enjuto clérigo atormentado por la permisividad sexual de los nuevos tiempos, al mismo tiempo que confesaba regularmente a Isabel II, la gran pecadora, y Sor Patrocinio " La monja de las llagas) , una monja histérica y falsaria que había sido procesada por fingidora de milagros y que aprovechando que la reina, simplona y entregada era incapaz de negarle un favor, se convirtieron en una pía agencia de empleo que colocaba a sus recomendados en los mejores puestos de la administración pública. A ellos se dedican estos versos populares:
La sor Patrocino y el padre Claret
con la Isabelona y Paquito también
bailan el fandango con mucho placer
¡Vaya cuatro patas para una sartén!

Como durante el reinado de Isabelona, protegió a la Iglesia de tal forma que llegó a ser más próspera y poderosa que durante el siglo anterior, el Papa agradecido la premió con la más alta condecoración vaticana, la Rosa de Oro. “Santo Padre, ¡es una putttana!” objeto un cardenal de la curia, a lo que Pío XI replicó: “Puttana, ma pía”.Y aquí paz y después gloria.

Isabel II​ tuvo que hacer frente a la Revolución de 1868 , conocida como La Gloriosa ,​ que la obligó a abandonar España en tren desde San Sebastián , mientras el populacho, cambiante como una veleta según el viento que sopla, gritaba de “¡ Abajo la Isabelona, fondona y golfona!”, " ¡Fuera la Reina ! ¡ "Mueran los Borbones" reconvertido por alguno en ¡ Mueran los bribones! mientras que los liberales cantaban:
Los reyes que marchan a balazos
pueden volver, quizás,
pero los que se marchan a escobazos
esos no vuelven jamás.

,exiliándose en Francia , donde recibió el amparo de Napoleón III y Eugenia de Montijo; abdicando el 25 de junio de 1870 en París en favor de su hijo, el futuro Alfonso XII.

Los últimos amantes estables de Isabel le acompañaron en su exilio parisino. De su brazo salió de España el sobrino del general Narváez, Carlos Marfori y Calleja, gobernador de Madrid y Ministro de Ultramar. Hasta 1880 convivió con ella en el palacio Basilewski de París y en agradecimiento la reina le nombró marqués de Loja. En los seis años siguientes, hasta 1886, le relevó en la cama el capitán de artillería José Ramiro de la Puente, marqués de Alta Villa, y, por último, el húngaro Josef Haltmann, que se metió en el corazón de Isabel, hasta la muerte de esta, el 9 de abril de 1904. Por fin pudo la reina descansar con las piernas juntas, como diría un ocurrente ingenio de la corte.

Continuará...

FuentesLa historia de España contada para escépticos - Juan Eslava Galán-Editorial Planeta / Historia de las Reinas de España. Vol. 2: La Casa de Borbón. Carlos Fisas- Editorial Planeta /Los borbones en porretas –Joan Villarroya i Font-Editorial Alhena

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