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6 de noviembre de 2017

VAMPIROS. CINE Y REALIDAD

NOSFERATU- F.W, Murnau (1929) / Werner Herzog (1979)

DRÁCULA (1933) -Bela Lugosi

DRÁCULA ( 1958)- Peter Cushing - Cristopher Lee

El cine de vampìros ya es conocido desde los primeros inicios del cine . Posterior a Nosferatu (1922) dirigida por F.W. Murnau, y Drácula (1931) dirigida por Tod Browning, protagonizada por Bela Lugosi y producida por Universal Studios , fue Drácula película de terror de 1958 de la productora británica Hammer , una fábrica de películas de terror serie B, la mayoría mediocres y con poco presupuesto, con Cristopher Lee interpretando al Conde Drácula y Peter Cushing como el Doctor Van Helsing ,quien dio popularidad al estereotipo de ese personaje y daría origen a numerosas secuelas .

Leyendo Drácula, de Bram Stoker, se comprueba cómo el cine, cuando adapta una obra maestra, convierte los mitos en estereotipos. La palabra vampiro evoca al ser elegante y pálido, de clase alta, rumano y con una capa negra. Esa imagen es imborrable y ha dejado una huella permanente en nuestra psique –prueba de que el cine influye profundamente en la percepción que tenemos del mundo cuanto más aceptamos su contenido de “realidad ficticia”. Por supuesto, no faltan los colmillos ni la sensación de que su mano es como de hielo , y su habilidad para convertirse en lobo, murciélago o araña. 

Vlad III

El modelo que Stoker eligió era Vlad III ( Vlad el Empalador), un príncipe rumano que tenía fama por empalar a sus enemigos , y que por culpa de esta aportación literaria a la pseudohistoria, mucha gente aún piensa que Vlad III fue un auténtico vampiro. Lo cierto es que el príncipe nada tiene que ver con el vampirismo y en realidad fue un héroe que resistió la embestida de los turcos y el imperio otomano. Cuando se le presenta al mundo como el origen del monstruo, las viejas generaciones de rumanos, que aprendieron en la escuela que Tepes era un héroe nacional, se indignan. Pero las nuevas generaciones aplauden la pseudohistoria y la convierten en un negocio. La prueba, los millones de turistas que visitan cada año el castillo de Drácula convirtiendo a Rumanía en la patria de los vampiros cinematográficos .

Stoker no inventó la leyenda. La tomó prestada del folclore y la modeló con literatura. Drácula es uno de los máximos exponentes de la literatura gótica, donde lo sobrenatural planea sobre nosotros como la neblina que envuelve cada escena de las películas de la Hammer. 

El conde es el exponente de que no vivimos a gusto con el pasado; hay cuentas pendientes, hay tumbas removidas, hay asuntos que no se cerraron moralmente, hay pecados que no se redimieron ni perdonaron. Los muertos vuelven de sus tumbas para atormentar a los vivos. Los vampiros vinieron primero, antes que la zombimanía. Stoker trabajó sobre esta arquitectura de pensamiento que aún empapaba la sociedad victoriana antes de su despertar a la revolución científica para levantar una de las obras más fascinantes y evocadoras, una obra cumbre del terror.


Pero el mismo folclore presenta a los vampiros no como condes elegantes dispuestos a morder cuellos de muchachas vírgenes. Fuera de la literatura, los vampiros pierden todo su atractivo. Son campesinos pobres en su mayoría; personas que fueron desenterradas con la creencia de que no habían muerto del todo, y que no sólo se alimentaban de mordiscos. Unos parias, unos don nadie en vida que regresan de la muerte para vengarse. 

En Los Balcanes, los vampiros arruinan los silos de grano. En la literatura, y sobre todo en el cine, los vampiros son terriblemente sexuales, ejercen una atracción irresistible frente a la cual las féminas no pueden hacer nada. La mujer cae de rodillas ante un estereotipo erótico que se abrió paso en una época en la que la censura miraba hacia otro lado cuando se trataba de una historia de horror –ciega ante ese erotismo y el trasfondo sexual que motivaba los actos del conde.

Lejos de la palidez mostrada por el propio Lee y en versiones más modernas del vampirismo los vampiros reales tendrían la cara roja. Ese color se debe fundamentalmente a la creencia de que el muerto, al ser desenterrado, estaba regenerando la dermis que hay debajo de la piel, que es lo primero que se pudre. Lo que sucedía a continuación es que, dependiendo de la posición del cuerpo, algunas partes se saturaban con la sangre, que iba a parar al rostro. 

Podemos buscar explicaciones científicas a cada una de las características de nuestro venerable Drácula. Se nos abre un mundo fascinante. La piel de un cadáver se retrae y las uñas y la barba parecen más largas. Si se acumulan gases en el abdomen, el hecho de clavar una estaca de madera puede provocar una salida de estos gases a través de la glotis como si fuera un aullido. Por eso el vampiro se despierta.


Y en lo de chupar la sangre, el error viene del pasado. El gran naturalista Carlos Linneo describió a un murciélago gigante, Vampyrum spectrum, de hasta 13 centímetros de envergadura, como un ser que se alimentaba de sangre. La realidad es que de las mil especies clasificadas, solo hay tres especies que se alimenten de la sangre de otros animales, todos ellos viven en el continente americano y ninguno vive de chupar sangre , sino de insectos como la mayoría de los murciélagos. 

Según el neurólogo español Juan Gómez Alonso, que realizó una tesis doctoral sobre el fenómeno del vampirismo a la luz de la ciencia médica, los efectos de la transmisión de enfermedades por parte del vampiro  tiene ciertas similitudes con la rabia, transmitida por el mordisco de un perro infectado con un virus. Produce agresividad primitiva, apetito sexual exacerbado, insomnio pertinaz y tendencia a vagar sin rumbo. El virus invade el sistema límbico del cerebro y produce estas alteraciones. Desgraciadamente siglos atrás se desconocía la existencia de ese virus y sus consecuencias.
Algunas cosas que son aparentemente bizarras e insensatas pueden tener una explicación lógica,”

Un día vi una película de Drácula clásica, vi la película más como un médico que como un espectador, y comencé a interesarme por algunas obvias similitudes entre los vampiros y algunos de los síntomas de la rabia, como la agresividad y la hipersexualidad. Encontré que un 25 % de personas rabiosas tienen marcada tendencia a morder a otras"

....encontré unos relatos antiguos de vampirismo que coincidían con los reportes de erupciones de rabia en y alrededor de los Balcanes, volviendo atrás a una epidemia particularmente devastadora de rabia en los perros, lobos y en otros animales en Hungría desde 1721 hasta 1728.

La famosa aversión del vampiro al ajo y a los espejos podría atribuirse a la hipersensibilidad que deviene con la infección de la rabia, según su teoría:

Las personas con rabia… reaccionan a estímulos como el agua, luz, olores o espejos con espasmos de los músculos faciales y vocales que pueden causar sonidos roncos, dientes descubiertos y producción de espuma por la boca con fluido sangriento.

En el pasado un hombre no hubiese sido considerado rabioso si hubiera podido resistir la vista de su propia imagen en un espejo.

El apetito sexual voraz del vampiro y los hábitos nocturnos -vistos en las películas -podrían perfectamente atribuirse al efecto de la rabia en las partes del cerebro que ayudan a regular los ciclos del sueño y la conducta sexual.

La hipersexualidad puede ser una manifestación llamativa de la rabia,” ,,,,“la literatura informa casos de pacientes rabiosos que practicaron actos sexuales 30 veces por día.

La común asociación de los vampiros con animales como los lobos y murciélagos podría explicarse por el hecho que esas criaturas son a menudo la fuente de la infección de la rabia, y pueden exhibir el mismo gruñido, el rostro con una boca sangrienta como un humano infectado.

El hombre tiene una tendencia a morder, cuando lucha y en las actividades sexuales"..... “La intensificación de tal tendencia por la rabia incrementa el riego de transmisión, cuando el virus está en la saliva y en otras secreciones del cuerpo”.

Dr. Juan Gómez Alonso


LA EVOLUCIÓN DE LOS VAMPIROS EN CINE Y TELEVISIÓN

En esos tiempos victorianos de finales del siglo XIX Drácula tuvo un adversario en la arena literaria: un escarabajo. Al tiempo que Bram Stoker publicaba Drácula en 1897, Richard Marsh (1857–1915) hizo lo propio con su novela The Beetle (El Escarabajo).

Sinopsis: Paul es un joven británico que está a punto de casarse con la prometida de su vida. Pero en ese momento, su pasado, que creía enterrado, vuelve con fuerza. Una misteriosa mujer oriental le persigue por las calles de Londres con una maldición: ella es capaz de convertirse en un horrible escarabajo. Y Paul lo sabe, pues hace años estuvo en Egipto, fue secuestrado por una secta y tuvo que estrangular a esa misma mujer para escapar de su maldición.
Hay una anécdota apócrifa que sugiere que Stoker y Marsh hicieron una apuesta para ver qué obra vendía más. The Beetle contabilizó 15 ediciones en los siguientes 16 años, mientras que a Drácula se le recibió bastante mal. Pero se trataba de una carrera a largo plazo. Nuestro conde inmortal alcanzó también la inmortalidad literaria. La cinematográfica viene de la mano del gran Christopher Lee.

Fuentes:Vampiros: De Vlad el Empalador a Lestat el vampiro- Anne Graves-Editorial Jaguar / Hollywood gótico-David J. Skal-Es Pop Edicones/ http://blogs.elpais.com

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