Hoy, 8 de diciembre, se
celebra la fiesta de la Inmaculada
Concepción, popularmente conocida como la
Purísima, ya que según la doctrina católica, la Virgen María, en virtud de la gracia preventiva de Cristo, fue
preservada del pecado original desde el mismo
momento en que fue concebida.
Esta creencia no tiene ninguna base bíblica, más bien al contrario: durante siglos se ha mantenido que existía un pecado original, con el que nacían todos los niños, desde Adán y Eva, pero después de siglos de discusiones entre teólogos ,con algunos opositores notables, incluso santos, el papa Pío IX convirtió la inmaculada concepción de María en un dogma.
Antiguamente coincidiendo
con la fiesta de la Purísima , los niños de Arenys de Mar municipio de la provincia de Barcelona (España) podían fumar. Esta costumbre tan singular y que hoy en día sorprende pasaba
el día de la Virgen fumadora, el ocho de diciembre. Aunque ahora no
se celebra , todavía quedan muchos testigos de la infancia,
areñenses que recuerdan salir a la calle en grupo para el 8 de
diciembre y pasearse por la Riera fumando. En pipas artesanales o
cigarrillos, los chiquillos fumaban cascarilla de cacao, anís,
hinojo y otras hierbas aromáticas mezcladas con tabaco. Algunos
también recuerdan haber llegado a fumar liana verde, que según
explican hacía dolor de cabeza.
La mayoría de estos recuerdos son de
las década de los cincuenta, los sesenta y los setenta. Los testigos
aseguran que la fiesta tenía visto bueno de los adultos: los padres
dejaban fumar a sus hijos, los niños cogían hierbas aromáticas de
la fábrica de Calisay y un pastelero de la villa les regalaba la
apreciada cascarilla de cacao. Además, la fiesta tenía su ritual:
las pipas utilizadas para fumar se las solían hacer los niños unos
días antes con madera o caracolas y se pasaban la jornada alrededor
por las calles cantando canciones, entre calada y calada, muy a
menudo relacionadas con la pureza de la Madre de Dios.
"Con el corazón lleno de alegría
cantamos el himno triunfal;
concebida sueldo, María,
sin pecado original "
Esa celebración tiene un origen
incierto, pero probablemente muy antiguo, que el folklorista Joan Amades, recoge en el Costumari Catalá, mencionando una única
fuente de 1844. Se sabe que estaba especialmente arraigada en Arenys
de Mar, aunque también se celebraba en otras poblaciones del Maresme
como Canet. En un artículo de Mossèn Josep Palomer publicado en la
revista Vida Parroquial en 1948 se sitúa los orígenes de la fiesta
en una romería que se hacía la víspera de la Purísima en la
ermita de la Piedad, donde actualmente está el cementerio de Arenys.
Mientras duraba la fiesta, dice, los padres permitían que los niños
enrollado anís, hinojo o cáscara de cacao y fumara.
Pero también hay visiones de la fiesta
más antropológicas que sitúan a la Virgen fumadora en un conjunto
de fiestas invernales prenavideñas protagonizadas por los niños,
durante las cuales los permitían ciertas licencias, y que formaba
parte de un grupo de fiestas de raíz pagana.La Virgen fumadora ha
acabado formando parte de la lista de fiestas populares
desaparecidas, junto a celebraciones como la Fiesta del Árbol de
Sanaüja, las Fiestas del Oso -que sólo se mantienen en la Cataluña
Norte o las fiestas de las llucietes, que todavía se celebraban en
Barcelona en el siglo XIX por Santa Lucía.
La fiesta de la Virgen fumadora entró
en decadencia en primer lugar, porque los acopios en la ermita de la
Piedad se dejaron de hacer y, sobre todo, por la creciente conciencia
social de los daños del tabaco, o también podríamos decir por la
sociedad de lo políticamente correcto. Sin embargo, la fiesta tuvo
un momento de reaparición a finales del siglo XX con un formato
adaptado a los nuevos tiempos. Fue gracias a un grupo de activistas
de Arenys de Mar, que relanzaron la fiesta potenciando su espíritu
transgresor. Durante los cuatro o cinco años que duró esta versión
moderna de la fiesta, los niños de la población no fumaban ni
cigarrillos ni pipa, pero el humo continuaba siendo el protagonista.
La nueva Virgen fumadora se planteó como una jornada de
permisividad, poesía y surrealismo. La fiesta arrancaba con un
taller infantil de elaboración de pipas y continuaba con todo de
actos de carácter satírico: la procesión de la Virgen fumadora,
donde se sacaba una imagen a pasear y la fumada de autoridades, un
acto en el que podía participar todo aquel que se considerara
experto en algún tema.
Quizás ya se ha prohibido esta costumbre, con el argumento de que incitaba a los niños a adoptar el hábito de fumar. Y eso que el hecho de fumar era una herencia de las más antiguas religiones. Pero ahora ya no se ven virtudes, sino males. Tanto si la fiesta continúa como si se ha perdido, hay que recordar , una historieta de inocente buen humor, aunque hoy quizás políticamente incorrecta recogida por el folklorista Joan Amades :«A los 15 años hace gracia fumar porque se hace a escondidas y se supone que hace hombre. A los 20 años, se fuma para hacer el guapo ante una chica. A los 30, se siente más gusto por fumar, pero como el humo molesta la mujer, porque prefiere su afecto al de la pipa. A los 40, ya no importa, porque tanto os hace la pipa como la mujer. A los 50, cuando se le acerca la mujer encienda la pipa para que se aleje. Y a los 70, ya ni os recuerde que haya tenido mujer cuando se encuentra en la pipa en la boca. »
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