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4 de diciembre de 2017

LA COCINA ANTROPOFÁGICA


Según el biólogo, viajero y escritor Henry Crosnier de Varigny (1955-1934) , la cocina caníbal sería la dieta más sana y armónica que se pueda adoptar. Varigny utilizó unas ranas a las que dio cada día una comida de plato único: ancas de rana, y a pesar de que la carne de rana es inferior en calorías a las demás carnes, los animalitos alcanzaron un peso no igualado por sus colegas mejor alimentadas. De ahí que comerse a un semejante, pensó Varigny, es una alimentación específica ideal.
Julio Camba

Sobre ello escribió el humorista, anarquista,viajero y gastrónomo , escritor y articulista Julio Camba ( 1884-1962), sosteniendo que ninguna cocina es tan combatida como la antropofágica. Puesto que el hombre toma los alimentos para transformarlos en sustancia humana, ¿qué mejor que ingerir esa sustancia directamente? Pero un mundo que tolera que nos comamos la moral y los derechos de nuestro prójimo, se opone obstinadamente a que nos comamos al prójimo mismo, con acérrimos detractores divididos en dos grandes categorías: la de aquellos a quienes, objetivamente, les repugna comerse a un amigo, y la de aquellos otros a quienes si les repugna esta idea, es por la idea complementaria de que un amigo podría comérselos a ellos.

Roland Topor

Y sobre cocina antropofágica , a continuación unas recetas caníbales del libro recetario La cocina caníbal de  Roland Topor, ( 1938-1997) , que se dedicó principalmente a escribir , pintar y  dibujar, pero que también fue actor, realizador de cine y televisión, etc.,  y que junto con Fernando Arrabal y Alejandro Jodorowski fue fundador del Grupo Pánico de teatro de vanguardia.

Miope al gratin
El miope se parece al que padece de presbicie, sólo que tiene los ojos más grandes y una raya al medio. Sus anteojos tienen que ser retirados para que pueda ser colocado al gratin. Se prepara como el bacalao.
Niña en servilleta
Lave y perfume las niñitas, que deben ser más bien finas. Cocínelas como brochette a fuego vivo. Ponga a freír unas rebanadas de pan tostado y coloque una servilleta bajo cada niña. Se sirven las niñas sobre la mesa, envueltas en las servilletas. Es necesario servir una niña por persona.
 
Hombre a la sal gruesa
Una vez cocido el hombre en una marmita, después de quitarle los lazos que lo retenían, debe ser colocado sobre un plato y rodeado con algunas ramas de perejil o verduras utilizadas en la cocción. Se lo sala a último momento con sal gruesa, que realza su sabor de manera agradable.
 
Mamá a las rosas blancas
Bese a mamá en las dos mejillas y luego córtela en dos; échela en agua hirviendo; quítele la cabeza que sonríe bondadosamente –podría arruinarle el apetito–, la columna vertebral y todos los huesos que pueda. Prepare las papas cocidas y cortadas en rodajas que pondrá en una ensaladera. Mézclelas con pequeños cachitos de su mamá, y alíñelo todo con aceite de oliva en el momento de servir. No se olvide de poner unas rosas blancas debajo del plato: protegerán el mantel y además, a su mamá le gustaban tanto…
 
Bobo adornado
Tome un bobo, desnúdelo, búrlese de él. Dele unas patadas, mátelo, córtelo en trozos de igual grosor y póngalo en una marmita junto con un buen pedazo de manteca, sal, pimienta, especias, ajos y perejil picado. Déjelo asarse bien y añada un chorrito de vino blanco y un poco de caldo. Cuando el bobo empiece a hervir retírelo del fuego y sírvalo bien adornado. Cómaselo discretamente hablando de alguna otra persona.
 
Campeón sobre el podio
Consérvelo durante veinticuatro horas en la más cruel incertidumbre. Después termine con él lo más rápidamente posible. Hágalo cocer en agua sin sal y sírvalo sobre un puré de trufas.
 
Enamorados desenamorados
Separe a dos enamorados. Ponga en una olla un trozo de manteca del tamaño de un bebé. Cuando la manteca esté caliente, mate a los enamorados desechos en lágrimas, vacíelos, y, después, póngalos a cocer juntos. Cuando hayan adquirido una bonita palidez, retírelos. Haga un caldo con harina y manteca, sal, pimienta, un ramito de muguete (si es temporada), tomillo y laurel. Vuelva a echar a los enamorados en la olla, con una docena de cebollitas tiernas y, quince minutos antes de servir, añada unos cuantos champiñones. Se pueden agregar unos golpes y unas cuantas heridas.
Fuente: La cocina caníbal-Roland Topor - Tropo Editores 

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