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7 de enero de 2018

MITOS Y RITOS DE LA NAVIDAD ( Parte 2 de 3 )


¿Todavía funciona el mito actual de la Navidad o convendría hacer un nuevo 'remake'? 

El problema no es que no funcione el mito, es que nos hemos convertido en ignorantes. No sabemos qué es. Nos hemos endurecido de corazón y neuronas. Muchos, incluso creyentes, celebramos la Navidad de forma maquinal y administrativa. Hace 50 años en las comunidades rurales, la Navidad era una época especial, que se celebraba con emoción, devoción y conocimiento de lo que se hacía. 

Entre esas tradiciones perdidas se encuentran unas ligadas al árbol que en España reciben distintos nombres según la comunidad en donde se celebras, como tronca, tizón, tió, troncada, toza, tronc, choca, zoca, pullizo, rabasa, corniza, cabirón,nochebueno, subileo, sukilero u olentzero, .que tiene una base mítica y ritual preciosa, y que se han convertido en vestir de no sé qué un trozo de madera y pegarle bastonazos.

La Tronca de Navidad

En Aragón la Tronca de Navidad encuentra sus orígenes en ancestrales ceremonias paganas, relacionadas con la fertilidad o con el solsticio de invierno, en el que el sol triunfaba sobre la oscuridad ya que es ahora cuando empieza a haber, poco a poco, más horas de luz.

El acto que da comienzo a la Tronca Navidad es la selección del tronco de madera guardado en la leñera especialmente para esta fiesta. Solía estar hueco para poder guardar dentro o junto a él los regalos que se repartían en Nochebuena.

Antiguamente el espacio natural de la tronca era el hogar u hogaril, el auténtico centro neurálgico de reunión de las familias aragonesas durante siglos. Una vez escogido el tronco, se decora y se cubre con una manta para esconder los secretos que guarda. Después se coloca parcialmente en el fuego o un lugar destacado de la casa, y tras la bendición, llega el momento de pedir. 

Los niños se colocan encima o al lado, y dan unos golpes a la Tronca con la mano o con un palo mientras recitan unas líneas a modo de conjuro, siempre con el objetivo final de que el tronco les dé aquello que desean. Los niños eran los encargados de hacer soltar la carga a base de golpes repetidos, que junto con frases, bendiciones rituales y las chispas que con cada golpe salían del fuego, eran el calor familiar y mágico de una fiesta ancestral como la del solsticio de invierno.

El fuego era el principal protagonista del ritual. De hecho, la Tronca se mantenía en el fuego hasta el día de Reyes, quemándose poco a poco. A las cenizas se les daba un efecto fertilizante y se esparcían sobre el campo. El trozo de la Tronca que no se quemaba se guardaba y así protegía el hogar de los rayos e inclemencias del tiempo.

En el pasado todos los miembros de la familia en Nochebuena se reunían en torno al fuego y a la Tronca para defender y bendecir su propio hogar. En algunos lugares era tradicional que el mayor de los hijos " heredero" comenzase el rito con la bendición: " Buen tizón, buena brasa, Dios bendiga a todos los miembros de esta casa" . Otras frases eran "Yo te bendigo en el nombre de Dios y en el del niño Jesús que va a nacer esta noche" . Para este momento se utilizaba el anís o el ron más fuerte, que se derramaba sobre el extremo de la Tronca más cercano al fuego. El alcohol al rozar las llamas, hacía que el fuego se avivase con fuerza provocando un momento de gran excitación y emoción animando a que los niños lo viviesen con gran admiración.

Parece ser que no existe una modalidad única de Tronca o Toza de Navidad. En algunos lugares el rito es sólo de protección y el leño es un objeto simbólico, en otros es una vía para dar un regalo a los niños, generalmente en forma de caramelos, turrón, polvorones... Este tronco tiene que ser hueco para que el truco sea de mayor sorpresa para los niños. El que la Tronca de Navidad sea fuente de regalos también se relaciona con la tradición, al asimilarlo a la recogida del fruto, motivo de especiales celebraciones en los antiguos hogares aragoneses.



El tió
¿Cuál es el significado del tió? 

Viene del árbol, que es uno de los ritos más antiguos que se relacionan con el solsticio de invierno. Se adoraba al espíritu de la naturaleza, representado por los árboles. El árbol sagrado, básicamente, era el roble, que se había quedado desnudo, sin hojas, por lo que se pensaba que el espíritu sagrado se había ido. Cuánto antes volviese, antes se regeneraría la naturaleza. Por eso, adornaban el árbol con ropas de colores, huevos pintados… para que regresara la esperanza, la regeneración. El Tió es un culto a este árbol sagrado, y un ritual de educación y respecto a la naturaleza dirigido a los niños. Se les enseñaba a cuidarlo y a cambio, él daba algún regalo.

La noche de Navidad, o el día de Navidad, en Cataluña es tradición hacer cagar el tió.

Hacer cagar el tió es una tradición propia de Cataluña que también comparten algunos pueblos de Aragón y que deja bastante paradas las personas que son de fuera. Un trozo de madera que come, que bebe y que el día de Navidad caga turrones, cava y, hoy en día, figuritas de chocolate, golosinas y juguetes. Los expertos apuntan a que se trata de una costumbre muy antigua, que ha evolucionado mucho, pero que puede tener su origen en las tradiciones precristianas.
Los tiones sirven para hacer fuego en el hogar, alrededor de la que hace muchos siglos se celebraban los antiguos cultos a los antepasados ​​y se les ofrecían alimentos. El humo, la chimenea, es una vía de comunicación con los ancestros. Los antepasados ​​lo que hacen es tomar la parte espiritual de los alimentos, y la otra parte queda y se lo comen los descendientes, sobre todo los niños. Este es el origen de estos regalos para los niños. 
Con el cristianismo desaparece el culto a los antepasados, la tradición evoluciona y el tió se convierte en una fiesta infantil del día de Navidad. Hasta hace pocos años, sin embargo, el tió todavía se quemaba de Navidad en Año Nuevo y la ceniza se lanzaba al campo. 
Picar el tió puede venir de un antiguo ritual para hacer despertar la naturaleza el día del solsticio de invierno. 
Antiguamente era costumbre que preside la ceremonia el más viejo de la casa, que a veces bendecía el tió con vino. El tió era un trozo de tronco sin cara ni barretina y con algún agujero escondido. Antes de hacerlo cagar, los niños iban a rezar un padrenuestro en otra habitación. Con la laicidad, esta costumbre ha cambiado, y mucho, ya muchas casas los niños remojan el bastón con que pican el tió o calientan en el horno o en el radiador.Las canciones cambian según las comarcas, las poblaciones e incluso las casas. 
Después de cenar, el más viejo de la casa, ya sea el padrino, ya sea la madrina, anuncia a los niños la bajada del tión del cielo, y todos salen fuera para verlo bajar. Desde el tejado, se echa el tronco con el fin de dar a los pequeños la sensación de que baja del cielo.

En las casas donde había niños solían hacer cagar el tió. Esta ceremonia había sido antes muy arraigada y formaba parte de la liturgia casera popular de esta noche. Se hacía, por poco que pudiera ser, en la cocina y lumbre. Si esto no era viable, se hacía en el comedor, considerado así como una extensión de la cocina. Se situaba un tronco en diagonal, sostenido por una cabeza encima del hogar, de los fogones, de una silla o de algún otro punto elevado del suelo, mientras que por el otro hacia tocaba el suelo. Niños, provista de bastones, el golpeaba y aporreaba furiosamente, mientras cantaba una canción, de la que conocemos una profusión de variantes, de las que la expresión más simple es la que dice, sencillamente:

Caga, tión;
si no te doy
un golpe de bastón.

Para que no se enfriara y no se pusiera enfermo, se le abrigaba bien con una manta, la cual servía conjunto para poder esconder bajo su aquello que había de quitar. También era corriente poner en su borde brasas de fuego dentro de un plato de ceniza.

Para que la evacuación fuera más abundante, antes de empezar a golpearlo, el dueño de casa lo rociaba con un poco de vino blanco, como si el bautizara.

Asimismo antes de empezar, se hacía ir a los niños a decir tres padrenuestros ante la imagen del escaparate de encima de la cómoda, y en las casas humildes que no tenían, ante alguna estampa de las que adornaban las paredes de alguna cámara, fuera de la cocina o del hogar. Mientras los niños rezaban, los grandes escondían bajo la manta las golosinas y los regalos que ya tenían preparados ya mano. 


Costumari catalán -Joan Amades Joan Amades
 

Y aparecen los regalos. Uno de los elementos principales de nuestras celebraciones navideñas.

El regalo ya existía en las culturas mesopotámicas y también en Roma. Cuenta la leyenda que un gobernador de la recién fundada Roma recibió un regalo que le trajo suerte y que venía con unas hojas de laurel del bosque de la diosa Estrenia. En aquellas épocas se regalaban detalles o una moneda de bajo valor acompañados de vegetales mágicos. Los romanos degeneraron y empezaron a hacer regalos fastuosos. Incluso se legisló prohibiendo regalos de cierto valor. En la Edad Media había penas de cárcel para los que gastaban más de lo que se podían permitir.

Hoy muchos padres estarían entre rejas… 


Todos. El regalo debe ser un detalle hermoso, cargado de efecto y valor, pero no de coste.

¿Cómo celebra la Navidad? 


Con tranquilidad y con la familia, huyendo de las aglomeraciones. La Navidad tiene que ser un tiempo también de introspección.

Y renovación. ¿Por eso los buenos propósitos de año nuevo? 


Efectivamente. Eso ya lo hacían las culturas mesopotámicas. Existe una tablilla mesopotámica con propósitos escritos.

No somos nada originales. 

En absoluto. Todo está inventado, vivido…

…y olvidado.
Continuará....

Fuentes: La Vanguardia 23/12/2010 - Entrevista a Pepe Rodríguez - Periodista y doctor en Psicología-Profesor de periodismo de investigación y especializado de la facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universitat Autònoma de Barcelona / Mitos y ritos de la Navidad- Pepe Rodríguez- Ediciones B / El libro de la Navidad- José ManuelBurgueño- Luna Books Ediciones. / Costumari catalá -Joan Amades -Edicions 62

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