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8 de enero de 2018

MITOS Y RITOS DE LA NAVIDAD ( Parte 3 de 3 )


La Iglesia nunca vio con buenos ojos las tradiciones ligadas al culto pagano a la naturaleza , y cuando expande el cristianismo en Europa, a partir del Imperio Romano, prohíbe el culto a los árboles y destruye los bosques sagrados, profanando los ancestrales lugares de culto de sus habitantes, y construyendo en ellos una capilla o iglesia consagrada a las creencias cristinas. A pesar de ello los paganos persistían en venerar en su corazón el bosque-dios en lugar del miserable edificio de mampostería en el que el sacerdote les hablaba de su nuevo dios, sólo consentido como inquilino.

En el marco de las luchas continuadas del cristianismo y el mitraísmo por la hegemonía religiosa en el Imperio Romano, San Agustín advirtió que, lo que los cristianos de su tiempo estaban celebrando en realidad en las fiestas de Navidad era el Natalis Sol Invicto (Mitra), por lo que exhortó a que se prohibiera el culto al árbol en sus distintas manifestaciones. 

A finales del siglo VI, en su conocido Sermón contra las supersticiones rurales, el obispo Martín de Braga (572) condena ya, entre otras, las costumbres de: “Festejar las Vulcanales y las Calendas, adornar mesas y poner ramas de laurel, prestar atención al pie que se usa, derramar grano y vino en el fuego sobre un tronco y poner pan en las fuentes […]. Hechizar hierbas para encantamientos e invocar los nombres de los demonios al hacerlo. ¿Qué otra cosa es [dice] sino culto al diablo? […] . En su lugar debéis usar el santo sortilegio de la señal de la cruz” . 

El abeto

Una de los episodios más conocidos relativos a la destrucción de árboles sagrados , y al que la leyenda atribuye la aparición del abeto como nuevo símbolo cristiano , es la leyenda del obispo inglés San Bonifacio, que fue a Germania en el siglo VII a predicar la fe cristiana es un relato que ilustra muy bien las luchas religiosas y culturales en la Europa de la Edad Media y el cambio de significado del árbol en el ritual religioso de diciembre.


La leyenda de San Bonifacio y el abeto 
Cuanta la leyenda que cuando la gente todavía adoraba a los viejos dioses, en el condado de Hess crecía un árbol gigante con grandes ramas que ascendía hacia las nubes. Era conocido como el Roble del Trueno, el árbol sagrado del dios Thor. En la quietud de la noche, los sacerdotes ofrecían sacrificios de bestias y hombres en el altar del dios del trueno. La sangre de los sacrificados regaba las raíces del árbol y el muérdago extendido por sus ramas. Era un lugar tan terrible que ni las bestias ni los pájaros descansaban en sus ramas o en su sombra.

Una noche de Navidad, los sacerdotes de Thor celebraban sus ritos de invierno bajo el Roble del Trueno con los lugareños, que habían acudido caminando pesadamente por la nieve profunda para celebrar su fiesta sagrada. Cuando todos estaban reunidos y los sacerdotes listos para levantar sus cuchillos y matar a sus víctimas humanas, el buen San Bonifacio corrió al altar. Rápidamente sacó un hacha de su capa y golpeó al poderoso roble, produciéndole un profundo tajo en el tronco. Y le dio otra vez y otra vez, mientras los fieles miraban fijamente con horror. De pronto, una fuerte racha de viento estalló en el árbol, provocando su caída al suelo con un tremendo estruendo y partiéndolo en cuatro piezas. Justo detrás de él, completamente indemne, permanecía un diminuto y joven abeto.

San Bonifacio arrojó su hacha y dijo a los presentes: “Este pequeño árbol será vuestro árbol santo esta noche. Es el árbol de la paz y la salvación, un árbol de vida y un árbol de esperanza. ¡Mirad como señala hacia el cielo! Llamadle el Árbol del Niño Jesús. Reuniros en torno a él, no en las arboledas, sino en vuestras casas. No habrá más actos sangrientos, sino regalos amorosos y actos de amabilidad. ¡Dejad que la paz de Cristo reine en vuestros corazones!"

La gente llevó el pequeño abeto a la casa del jefe del pueblo y celebraron la fiesta a su alrededor. Más tarde aprendieron los ritos de Navidad en la iglesia que San Bonifacio construyó con la madera del Roble de Trueno.
En esta leyenda, surgida en una época convulsa, se relata un acto de violencia contra un árbol por parte de los evangelizadores. Refleja el espíritu religioso intransigente de aquellos tiempos que trató de imponer su fe por la fuerza. Además de la desaparición de criaturas vivas monumentales, como debieron ser los viejos árboles sagrados, también tuvo como consecuencia una cierta ruptura con la relación habitual y sagrada con la naturaleza y con la visión cíclica de la vida. 

Además la tradición de la Iglesia vio en la forma del abeto un motivo más para cargar el árbol de simbolismo: por un lado, sus ramas se dirigen al cielo, mientras que por otro, su forma triangular resulta idónea para representa la Trinidad, con el Padre en el extremo superior, y el Hijo y el Espíritu Santo en los dos inferiores.

Con el tiempo el tradicional abeto navideño fue adornándose con variados elementos simbólicos:

La estrella . Se sitúa en la punta del abeto . En sus orígenes se ponía una figura del Niño Jesús . que después fue sustituido por un ángel, el que anunció el nacimiento a los pastores , para dar paso finalmente a la estrella de Belén que guió a los magos ( aunque en el árbol suele situarse una estrella sin cola y habitualmente de cinco puntas de gran tradición esotérica y mágica.


Las bolas de cristal. Tiene origen en Bohemia en el siglo XVIII , inspiradas en la forma de las manzanas que colgaban en los abetos alemanes en Navidad desde hacía años, junto a flores de papel y dulces , y más tarde golosinas, figuras de angelitos y muñecos.A todos estos adornos se sumaron finalmente los globos de cristal de Bohemia que, según las supersticiones de la época, debían reflejar la imagen de quien los mirase para ahuyentar asía a los malos espíritus.

La colocación inicial de manzanas en los abetos, se debe a que desde tiempos remotos , la manzana tiene un poder simbólico regenerador y de juventud, y se le ha otorgado una fuerte carga mitológica, como antagonista de un sinfín de relatos que involucran a dioses y héroes no solo helénicos y latinos , sino también nórdicos y celtas, e incluso de tradición cristina. ASí por ejemplo, una de las versiones de la leyenda de san Nicolás ( luego Santa Claus) afirma que fue con tres manzanas de oro como liberó a a las tres hermanas pobres.


Su atribuido poder mágico como elemento propiciatorio para logra prosperidad, surge , según algunas teorías , de la estrella que encierra en su corazón : partiendo la manzana por la mitad , transversalmente, la figura que aparece albergando las semillas es una estrella de cinco picos , con toda su carga esotérica y mágica.


Figuritas, a veces comestibles, de muñecos, ángeles o Papa Noel. Junto con las manzanas los primeros adornos que se colocaron en los árboles en Alemania fueron las obleas que se empleaban en la Eucaristía y que quería representar en el árbol este sacramento. Pretendía compensar la presencia de la manzana, que además de prosperidad, recordaba la caída de Adán y Eva , ya que el árbol simbolizaba también la promesa de salvación. Más tarde las obleas se sustituyeron por galletas con figuras de muñecos o de animales , adornadas y con colores, que seguían representando la dulzura de la Redención de Jesús. Finalmente y con el paso del tiempos , las obleas y las figuras de chocolate tomaron la forma de figuras representativas de la Navidad, desde una ángel hasta un reno , un muñeco de nieve , los Reyes Magos, Papá Noel, ....


Las guirnaldas de luces. Sustituyen a las velas que adornaban el abeto, costumbre que introdujo Martín Lutero en el siglo XVI, como recuerdo de Jesús que dejó a las estrellas del cielo bajar a la tierra en Navidad, tratando de reproducirlo en su árbol de Navidad .


La campanas , herraduras y zuecos. Las campanas purifican y atraen energías positivas, ya que se les atribuía con su tintineo y repicar el poder de alejar a los malos espíritus. En la tradición cristiana también se les dio el papel de heraldo del nacimiento de Jesús. La herradura hace referencia a las herraduras reales a las que se les atribuía poderes de amuleto por estar hechas de hierro ( metal cargado de propiedades mágicas en la mitología) y por haber sido forjadas, un proceso que, según se decía, permitía entrar en comunicación con el cielo. En cuanto a los zuecos , zapatos en Noche de Reyes o las medias en la chimenea antes de que llegue Santa Claus , es una costumbre que viene de los países nórdicos cuando con ello se pretendía que los espíritus del bosque . gnomos, duendes o elfos compartieses sus tesoros con los hombres.

Fuentes: La Vanguardia 23/12/2010 - Entrevista a Pepe Rodríguez - Periodista y doctor en Psicología, es profesor de periodismo de investigación y especializado de la facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universitat Autónoma de Barcelona / Mitos y ritos de la Navidad- Pepe Rodríguez- Ediciones B / El libro de la Navidad- José ManuelBurgueño- Luna Books Ediciones.

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