Alejandro Campos Ramírez
Alejandro Campos Ramírez (1929-2007), que se rebautizó a sí mismo como Alejandro Finisterre en honor a la villa gallega en que había nacido en 1919, inventó el futbolín moderno que patentó en 1937, bailó con Celia Gámez, secuestró un avión, rescató el legado de León Felipe e hizo muchas cosas más.
Inventor
Herido en un bombardeo en Madrid, en 1936, Finisterre fue trasladado al hospital de la colonia Puig de Montserrat, en Barcelona. Tenía 17 años y allí pudo ver a muchos niños que no podían jugar al fútbol. Pensó cómo solucionarlo y hablando con un carpintero se le ocurrió el futbolín (1). Existían precedentes pero eran sobre todo juegos infantiles, no un futbolín como el suyo, con las dimensiones del actual y 11 muñecos por equipo. Patentó la idea en Barcelona en enero de 1937. Cuando, meses más tarde, parte exiliado a pie a Francia le coge una tremenda lluvia que empapa su ligero equipaje y deja inservibles los papeles de la patente.
VÍDEO: El futbolín en 8 minutos
(1) Futbolín: Juego que imita un partido de fútbol y que se realiza sobre un tablero cerrado por todos sus lados y con unas figurillas accionadas por medio de barras
Ya en los primeros años de 1.900 existían unos juegos similares al futbolín, pero eran solo aparatos de sobremesa todavía distantes de la idea moderna de futbolín.
Antecedentes:1922: primera patente en Gran Bretaña, presentada por Harold Searler Thorton, publicación de solicitud nº GB205991.1925: primera patente en EEUU, presentada por Louis P. Thorton, obtenida en 1927 con el número 1615491.1937: primera patente en España, presentada por Alejandro Finisterre.
Futbolín de Alejandro Finisterre
Finisterre no sólo ideó el futbolín. En realidad, tiene casi 50 inventos a la vez que el futbolín Ideó un pasahojas que permite a los pianistas pasar los folios de las partituras accionando con el pie un pedal. También creó el basket de mesa y tenía la patente, aunque en 1962 no pudo renovarla, de lo que luego se convirtió en hundir la flota, el popular juego de los barcos.
Bailarín.
En su juventud desempeñó todo tipo de oficios: de albañil a bailarín en la compañía de Celia Gámez.En Francia colaboró con el prestigioso ballet del Marqués de Cuevas y en su expediente de ingreso en la Real Academia Galega figura como argumento a su favor la autoría de varias «piezas de ballet inspiradas en nuestro folklore». Su pasión musical se reavivó al casarse, ya de vuelta en España (volvió al mes de la muerte de Franco), con la joven soprano María Herrero, su compañera hasta su muerte.
Finisterre y el Che Guevara
En 1953 Finisterre estaba afincado en Guatemala, donde fabricaba futbolines con madera de caoba. Según quién cuente la historia, Finisterre jugaba al futbolín con Ernesto Che Guevara, entonces en el país centroamericano, o con su hermana., aunque en otra versión relatada por el propio Finisterre , se dice que jugó y ganó siempre al Che pero nunca logró vencer a su futura esposa, Hilda Gadea.
Pirata aéreo
Cuando en 1954 el coronel Castillo Armas da un golpe de estado en Guatemala, Finisterre es capturado y puesto en un avión con destino a España, escoltado por agentes franquistas. En pleno vuelo, entró al baño, envolvió una pastilla de jabón en papel de aluminio y simuló que tenía una bomba y que la haría estallar si no ponían ponía rumbo a Panamá en vez de a España. El piloto accedió y la acción fue uno de los primeros actos de piratería aérea de la historia.
León Felipe
Escritor
En el mismo viaje de exilio a Francia , Finisterre perdió el manuscrito de una novela de la que estaba muy satisfecho. «Durante el trayecto se fue deshaciendo de ropa y otros útiles para poder llevar aquel montón de folios», asegura Margarita Arroyo, biógrafa de León Felipe que llegó a tratar a Finisterre. «La lluvia hizo que se corriera la tinta y que aquella novela se perdiera. Fue un pequeño trauma». A pesar de ello, escribió muchos poemas y un libro seudobiográfico titulado Coplas del maldecir y flornabos del tiempo y del espacio que firmó como Simplicio Revulgo.
Editor
La mayor aportación de Finisterre fue su labor como editor. Ya en el Madrid de antes de la guerra, apenas con 16 años y siendo aprendiz de imprenta, editó un periódico. Con los años crearía la revista Ecuador 0º 0' 0'', con 201 títulos, y la editorial Finisterre en México. Autores como León Felipe, Max Aub o Emilio Prados fueron editados por él con mimo de artesano. Uno de sus últimos anhelos, que no pudo ver cumplido era reunir en una exposición los centenares de libros que publicó.
Albacea de Léon Felipe
En México editó y trabó amistad con el zamorano en el exilio León Felipe, a quien ya había conocido en España y a quien homenajearía en 1973. Antes de la muerte del poeta, en 1968, Finisterre ya empezó a recopilar documentos suyos. Después fue adquiriendo más fondos en viajes y subastas. En 2002 vendió todo al Ayuntamiento de Zamora por 900.000 euros. También salvó, enfrentándose para ello al régimen de Videla, documentos del poeta vasco Juan Larrea, fallecido en Argentina, en 1980.
Académico
En 1967 ingresó como miembro no numerario de la Real Academia Galega, sobre todo por su labor como editor. Entre sus padrinos estuvo Alvaro Cunqueiro.
Fuente : El Mundo -Suplemento Crónica nº 590/https://www.adiantegalicia.es
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