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19 de febrero de 2018

HISTORIAS DE GILDA " LA ESCANDALOSA"


Rita Cansino -- "The Dancing Cansino's

Margarita Carmen Cansino, era hija del bailarín sevillano Eduardo Cansino y de Volga Hayworth, una bailarina de los Ziegfeld Follies, que ya desde su adolescencia actuaba como bailarina profesional con su padre bajo el nombre de "The Dancing Cansino's".

Rita Hayworth a los 20 años

Para poder trabajar en el cine, Margarita tuvo que transformar radicalmente su físico para adaptarlo al gusto de Hollywood . Se tiñó de pelirrojo , recibió un tratamiento de electrolisis para hacer retroceder la línea de nacimiento de su pelo, próxima a sus cejas, y lograr una frente más despejada, y también tuvo que perder peso en esa transformación donde sus curvas marcarían la pauta de la belleza durante una década. Para el cine adoptó el nombre artístico de Rita Hayworth


Una de las películas más famosas protagonizada por ella es sin duda alguna Gilda, y la escena más recordada ,aquella en que Gilda aparece cantando y bailando sensualmente cantando “Put the Blame on Mame”, mientras se quita sensualmente un guante. La simbología de los guantes en la mentalidad freudiana (son símbolos del deseo sexual), unida al malévolo rumor que decía que en otros países Rita Hayworth hacía un desnudo integral, y que la censura española había cortado, dieron a esta escena las suficientes cantidades de morbo como para que permaneciera en la retina de los espectadores como una de las más eróticas del cine.


A todo esto hay que sumarle el título de la canción, que traducido significa, “Échale la culpa a Mame”. La tal Mame era una actriz y cantante francesa famosa por quitarse la ropa al final de cada actuación. La célebre canción está por lo tanto, muy pensada para esa escena de la película.

La “inmoral”, “obscena”, “escandalosa”, “escandalosísima” y “altamente ofensiva a los sentimientos religiosos” provocó en la España nacional católica un alud de descalificaciones y prohibiciones civiles y religiosas:
Teniendo en cuenta el desagradable ambiente de inmoralidad de que viene rodeada la película Gilda y a petición de personas de destacado relieve social y político, por razones que mi autoridad estima justificadas, he resuelto suspender en esta ciudad la proyección de la mencionada película. 
Nota del gobernador civil de Málaga 
Quedo amargamente dolorido se permita proyección que ofende corrompe desafía religiosidad proverbial Burgos sentido austeramente cristiano vieja Castilla. 
Telegrama del arzobispo de Burgos
Boletín del Arzobispado de Granada 
Aparte de estar argumentada sobre un tema policíaco evidentemente crudo, la actuación de la primera actriz Rita Hayworth constituye, en nuestro sentir, la más descarnada muestra de inmoralidad proyectada desde el 1 de abril de 1939 en las pantallas españolas. La sensualidad, los movimientos, los trajes, las frases, las escenas, las incitaciones, en suma, a los más bajos instintos suponen en sí un rotundo pecado de escándalo y un ataque clarísimo contra las más elementales normas cristianas , entre las que el 6º Mandamiento de la Ley de Dios también condena los pecados del deseo y el 9º prohíbe, específicamente,, anhelar a la mujer del prójimo. Gilda, prostituta internacional de las de refinada especie , ve, al final de su actuación , premiada su vida anterior con el cariño del hombre amado. Esto y mucho más imposible de resumir en unas líneas, no puede ser tolerado por la moral católica. 
Todo lo expuesto produce en el público que llena diariamente el local ( el cine Palacio de la Música, en la Gran Vía madrileña) y producirá, si no se evita, el que de ahora en adelante lo llene, en todas las ciudades y pueblos de España, una reacción de desenfreno y de liberación pasional cuyas consecuencias, además de suponer un pecado individual para gran parte de los espectadores, en su mayoría varones de todas la edades, tienen inevitables consecuencias sociales porque introduce en nuestra patria la conciencia de normalidad para conductas paganas y amorales en las que toda de Dios y todo sentido del pecado están excluidas. 
Además, pues, de las razones morales enumeradas, una razón nacional de conservación de la moral colectiva exige que sean tomadas medidas implacables.
Fdo: Grupo de “universitarios católicos y españoles.
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La Gilda gastronómica

Tambié Gilda fue motivo de inspiración para el Bar Casa Vallés de San Sebastián, en donde para acompañar el vino, Blas Vallés sacaba unas veces guindillas, otras aceitunas e incluso otras anchoas. Uno de los clientes llamado Joaquín Aramburu, conocido en el barrio por Txepetxa, empezó a combinar la guindilla con la aceituna y la anchoa y las ensartaba en un palillo. Y como el inventó gustó a los amigos le llamó a esta banderilla Gilda, como la película de Rita Hayworth -que en 1946 se estrenaba en las pantallas-, porque era verde, salada y un poco picante. Y así nació esta banderilla en este bar y con este nombre.
‘Gilda’ del Bar Casa Vallés 
Ingredientes:
Una anchoa 
5 guindillas (piparrak) de Ibarra 
Aceituna con hueso tipo manzanilla 
Aceite de oliva virgen extra  
Elaboración:  
Previamente quitar el rabo a la guindillas pero no arrancarlo, para que no pierda el líquido que lleva en su interior.
En un palillo colocar primero, lo que va a estar más cerca de los dedos, la anchoa salada, doblada, con el lomo interior, el que brilla, hacia arriba.
Debajo se colocan las cinco guindillas sin rabo, ensartadas en diferentes sentidos, y por último la aceituna con hueso.
Rociar con aceite de oliva virgen extra.

Las Gildas de Manuel Vázquez 
¿Cómo creaste Las Hermanas Gilda?
Fue aprovechando el nombre de la película Gilda. Los personajes eran, en principio, muy eróticos. Siempre estaban buscando novio, hasta que la censura lo echó abajo. Determinado censor censuró el moño de Hermenegilda ( la hermana obesa, que opone su bondad e ingenuidad a la delgaducha, seca y maledicente Leovigilda ) por considerarlo pornográfico. Veía, quizá, no sé qué reminiscencias sexuales.
Yo me pasaría horas enteras hablando de anécdotas increíbles protagonizadas por la censura. Cosas absolutamente absurdas. Y es que a la censura se le podría escapar una teta, pero no se le olvidaría jamás el hacerte subir todos los escotes. En una ocasión me censuraron la palabra “dromedario”. Me dijeron que era un insulto. Yo les dije que dromedario era un animal. Me contestaron que no era un animal. Se buscó un diccionario. “Hombre, pues es verdad que es un animal. No lo sabía. Pero también es un insulto". Y se tachó.
Entrevista a Manuel Vázquez

Fuentes: La censura cinematográfica en España-Alberto Gil-Ediciones B / http://albertogranados.wordpress.com

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