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7 de marzo de 2018

EL LENGUAJE TAURINO EN LA VIDA COTIDIANA ( Parte 3 de 4 )


Estar en capilla. Ha sido la práctica habitual en los toreros, y sigue siéndolo para la mayoría, pasar por la capilla de la plaza para rezar brevemente antes de hacer el paseíllo. Por la misma razón decimos que alguien está en capilla cuando se encuentra en los momentos previos a un hecho importante o delicado en su vida. Por ejemplo, ante un examen, intervención quirúrgica o metafóricamente ante el matrimonio.


Ej.: Ya está todo preparado. ¡Estoy en capilla!

Estar para el arrastre. El arrastre es el acto de llevar al toro desde el ruedo hasta el desolladero. Siempre se lleva a cabo, una vez muerto, por medio de las denominadas "mulillas", animales que arrastran al toro hasta su despiece en la misma plaza, generalmente. El arrastre es pues el acto que sigue a la muerte del toro. Por ello, cuando alguien está extremadamente cansado, o se encuentra abatido o sin fuerzas para seguir, metafóricamente se dice que "está muerto de cansancio...", por lo que a continuación debe venir el arrastre. 

Ej.: Después de tantas horas de andar, estábamos para el arrastre. 

Faena. Modernamente llamamos "faena" a la actuación de un torero en el último tercio, es decir, el conjunto de pases que ejecuta con la muleta en un intento de preparar al toro para la muerte. Es el tiempo en el que se prevé el mayor lucimiento del matador, aunque tiempo atrás también se hablaba de faena de capa. Fuera de la plaza, utilizamos esta palabra en diferentes construcciones mediante las que indicamos trabajo: "Tiene mucha faena..." o, en sentido figurado, indicando una acción perjudicial para otro: ¡Vaya faena me ha hecho mi vecino! 

Ej.: ¡No me hagas esa faena! 

Farol ( -ear ). El farol es un lance en el que el torero, al tiempo que pasa el toro, levanta el capote con las dos manos y lo pasa sobre su cabeza. Es bastante espectacular, aunque se afirma que no ofrece demasiado riesgo su realización. Por ello, cuando una persona alardea de algo solemos decir que está "haciendo un farol", "que va de farol" o que "está faroleando". Es bastante frecuente oírlo en el ámbito de los juegos de azar. 

Ej.: Va por la vida de farol; ya veremos cómo termina.
Hacer un desplante ( o dar un desplante ). El desplante es en los toros un gesto con el que el espada, tras una faena más o menos aplaudida o jaleada, parece querer demostrar todo su poderío y arrogancia ante el toro. Cuando no ha realizado nada relevante, es un gesto mal recibido por el público, al contrario de cuando se lleva a cabo ante un toro bravo y con poder, por lo que tiene de satisfacción personal y social. En la vida ordinaria, hacer un desplante supone un dicho o hecho con arrogancia, descaro y, posiblemente, falta de respeto hacia quien lo recibe.

Ej.: Dio un desplante a su director al no acudir a la entrevista solicitada.

Hule. El hule es una tela elástica e impermeable, que sirve para muchos usos en el ámbito doméstico. Entre los taurinos se dice que alguien ha pasado por el hule cuando es herido y tiene que ser curado o intervenido sobre una camilla que generalmente está forrada de este material. Debido a esto, en otras actividades también se utiliza en este mismo sentido, por lo que se oye en los momentos en que alguien debe pasar por el quirófano.

Ej.: Estoy asustado porque dentro de una semana debo pasar por el hule.

La hora de la verdad. La lidia de un toro finaliza con su muerte. Esta debe llevarse a cabo con la ortodoxia necesaria y la prontitud requerida para que el matador logre éxito. Siempre se ha considerado como la suerte fundamental en el toreo, de ahí que a los toreros los llamemos también "matadores de toros". Por eso, es en este momento cuando el matador demuestra su valor para consumar la estocada y por eso lo llamamos, entre otras denominaciones, la hora de la verdad. Y, naturalmente, fuera de la actividad taurina, la utilizamos para destacar el próximo final de algo con éxito, si el que actúa pone todo su empeño y capacidad.

Ej.: Bien, ya ha llegado la hora de la verdad, demuestra de lo que eres capaz.

Los toreros en las plazas, los cómicos en las tablas. El torero siempre es recordado por sus actuaciones en el ruedo de las plazas, ya que los toros son criados fundamentalmente para la lidia. Por tanto, toro y torero están siempre asociados a las plazas, independientemente de lo que puedan hacer fuera de ellas y que en la actualidad parece tener tanta importancia para muchos, gracias a la llamada "prensa del corazón" y determinados programas de radio y televisión. Fuera del ámbito taurino se aplica con un sentido semejante a aquella de :"Zapatero, a tus zapatos", para indicar que cada uno debe dedicarse a aquello para lo que está preparado, porque , en caso contrario, no va a salir bien parado.

Ej.: Querías arreglar el grifo y ahora está peor que antes. Es que, los toreros en las plazas y los cómicos en las tablas.
Marrajo. Se aplica, según el diccionario de la R.A.E., al toro o buey malicioso que no arremete sino a golpe seguro. En sentido figurado, y por tanto, fuera del ámbito taurino, se utiliza para designar a la persona cauta, astuta, difícil de engañar y que encubre dañina intención. Es, pues, una expresión empleada como insulto.

Ej.: Nunca sabes cómo va a reaccionar este hombre; es un verdadero marrajo.

Miura (Un) . Don Juan Miura fundó esta ganadería en el año 1846 y desde entonces ha pasado por las manos de D. Antonio, D. Eduardo, D. José y de nuevo D. Eduardo y sus hijos Eduardo y Antonio José, actuales propietarios. Los toros de esta ganadería se caracterizan por una morfología diferente a las demás, con mayor longitud y musculatura y sobre todo por su bravura y fiereza, rasgos que han contribuido a forjar una especie de leyenda trágica respecto a ellos. Por todo ello es el paradigma de un toro difícil de torear y ha pasado al lenguaje cotidiano para designar algo muy difícil o que da miedo nada más verlo.

Ej.: Te temo más que a un miura.
La leyenda de los Miuras
Los toros de Miura tienen mala fama, son varios matadores de toros, novilleros, banderilleros, etc,… los que han muerto por heridas que les han inferido. Sin contar los que han quedado gravemente heridos y lisiados.
Lidiar un toro de Miura es todo un reto, toda vez que son astados que aprenden rápidamente, por el sentido que desarrollan, así como también su morfología que los caracteriza, desarrollando gran corpulencia y en consecuencia una gran fuerza en su cuello, por lo que son como norma difíciles de torear. Siendo impredecibles.
La gente llegó a decir que los Miuras pegaban esas cornadas porque tenían el cuello mas largo, porque tenían una vértebra de mas.
El toro de Miura es recogido de barriga, largo, con el cuello flexible. Tiene algo de látigo en la facilidad con que se revuelve. Pero lo que de verdad le diferencia es su personalidad, una especie de capacidad psicológica para darse cuenta de cuándo es dueño de la situación. Cuando sale el toro bueno, es bueno de verdad, te haces con él, y como son largos, de bonita lámina y bien armados, la corrida es un lujo. Pero si te achicas, se da cuenta y entonces va por ti.
Se dice que la leyenda de este toro, el más indómito del campo bravo. Los cruces originales han dado como resultado un toro singular: alto de agujas, “agalgado” o levantado del suelo, largo, de gran caja, huesudo, manos y patas altas, fino de piel y algo lavado de cara.
Su pelaje aporta otra gran singularidad dentro de su variedad: cárdenos, colorados, castaños, sardos, salineros, girones, salpicados, berrendos, luceros, negros zaínos y mulatos. No es un toro astifino, sino de mazorca ancha, gruesa y generosa.
En la lidia es un toro cambiante, nervioso, que aprende mucho y rápidamente, de lidia despierta. También saltan toros de nobleza y fijeza. Toro espectacular desde su salida a la plaza y en el primer tercio. Sin duda, uno de los toros más ágiles que existen y más difíciles para torear.
Música, maestro... La música ha sido desde siempre un elemento imprescindible en la fiesta de los toros, como en todas las demás fiestas. En los programas anunciadores de una corrida, siempre se puede leer "Una banda de música amenizará el espectáculo". El público, cuando la faena del matador lo merece, pide que suene la música, ya sea mediante unas palmas características, que todos interpretan en ese sentido, ya sea con la frase citada, que también utilizamos cuando queremos solicitar el inicio de la actividad musical en cualquier celebración o fiesta, por privada que sea.

No hay buen diestro sin banderillero. Con esto queremos resaltar la necesidad de un buen banderillero para que la lidia siga un orden y se hagan las cosas de la manera más conveniente, para que el matador pueda llevar a cabo su faena lo mejor posible. Si la cuadrilla (el o los banderilleros) ayudan, la labor del maestro se verá complementada y facilitada. En la vida ordinaria, viene a demostrar que cualquiera de nosotros puede colaborar en la realización de un trabajo, aunque sea sólo con una pequeña aportación o ayuda. También a la inversa, en el sentido de que podemos conseguir cualquier éxito, si tenemos la ayuda de alguien que nos oriente.

Ej.: Te ha quedado bien esto, es que no hay buen diestro sin banderillero.


No hay quinto malo. Antiguamente, cuando todavía no se había establecido el sorteo, para ver qué toros correspondían a cada matador, el propio ganadero ordenaba la salida de los toros y, tradicionalmente dejaba para el quinto lugar aquel que le ofrecía mayores garantías de bravura, nobleza y condición. Por eso, el quinto toro de la tarde solía ser siempre esperado como el mejor de la corrida, aunque, lógicamente, no resultara siempre así. Hoy, también usamos la frase, para hacer frente a cualquier materia que ocupe el quinto lugar.

Ej.: Este es el quinto examen que tengo, pero como no hay quinto malo...me saldrá bien.

Para torear y casarse hay que arrimarse. Es de sobra conocido que para torear bien es necesario que el torero demuestre que se está poniendo en peligro por colocarse en unos terrenos comprometidos. No por simple capricho, sino porque así puede dominar mejor al toro, aunque actualmente casi todos los toros salen ya al ruedo "dominados" y ese esfuerzo y tensión de "arrimarse" ya es mucho menos necesario. No obstante, la idea de esta expresión persiste y se aplica para indicar que hay determinadas actividades para las que es fundamental arriesgarse y para las que el salir airoso de ellas requiere ese esfuerzo. La comparación con el matrimonio no sé si es demasiado acertada, pero hay que entenderla como propia de una época en que "arrimarse" a una mujer podía ser más complicado que en la actualidad, por los prejuicios que podían existir al respecto.

Ej.: Ánimo y decídete, para torear y casarse hay que arrimarse.

Parar los pies. En el momento de la salida del toro, en que desarrolla toda su fuerza y empuje, o el matador o su peón de confianza le da los primeros capotazos, con el fin de atemperar su embestida y hacerle ver que debe seguir el movimiento de los engaños. De la misma forma, en el lenguaje coloquial expresa la necesidad de que se vaya a frenar una persona que, con un excesivo ímpetu, intenta imponer su voluntad, frente a los demás.

Ej.: A Fulanito va a haber que pararle los pies.

Pasarse de castaño oscuro. Entre las variadas capas de los toros hay una cuya aparición en el ruedo siempre causa admiración por su espectacularidad. Se trata de la compuesta por el pelo castaño. Se ha tenido siempre por cierto, aunque naturalmente no siempre se han confirmado las expectativas, que un toro con este pelaje era indefectiblemente bravo, lo cual presentaba dificultades al torero. Si se pasaba de este color y se hacía más oscuro, todavía podía ser peor. De ahí este dicho que se aplica a cualquier situación con dificultad o con pocas posibilidades de éxito.

Ej.: Este problema se pasa de castaño oscuro.

Continuará ...


Fuente: El léxico taurino en la vida cotidiana -Francisco Reus Boyd-Swan -Universidad de Alicante.

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