Primera fotografía -Foto original coloreada
Elsie Wright y Frances Griffiths tenían 16 y 10 años, respectivamente, cuando dijeron haberse encontrado con las hadas en el bosque de Cottingley, cerca de casa de los padres de la primera. Frances acababa de llegar a Reino Unido desde Sudáfrica, donde se había criado, y le estaba costando adaptarse a la vida en las islas. Por fortuna, tenía a su prima Elsie, con quien en julio de 1917 pasaba horas jugando en el arroyo próximo a la residencia familiar. Un día, después de decir a sus madres que les gustaba ir al bosque porque allí se encontraban con las hadas, ante la incredulidad de las mujeres, Elsie cogió prestada la cámara de fotos de su padre, Arthur Wright, para demostrar que era verdad. Cuando las niñas regresaron, en el cuarto oscuro apareció la imagen de Frances con cuatro pequeñas hadas aladas bailando en primer plano sobre la maleza.
Tercera y cuarta fotografía -Fotos originales coloreadas
Arthur Wright, ingeniero eléctrico y fotógrafo aficionado, no se dejó llevar por el entusiasmo de las pequeñas y achacó la presencia de las hadas a la habilidad artística de su hija. Creía que todo era una broma, que las hadas las había dibujado ella y luego habían puesto las siluetas recortadas delante de su prima. No le faltaban razones para sospechar. Elsie llevaba años dibujando hadas -le apasionaban-, iba desde los 13 años a la Escuela de Bellas Artes de Bradford y trabajaba en un laboratorio fotográfico haciendo montajes para las familias de los soldados caídos en las trincheras europeas. Las madres de las niñas no lo tenían tan claro. Y lo tuvieron mucho menos cuando en septiembre las niñas consiguieron la segunda imagen de un ser del bosque.
Segunda fotografía
Los protagonistas, en esta ocasión, eran la mayor de las primas, sentada en la hierba, y un duende. Elsie jugaba con el gnomo y lo invitaba a que subiese sobre sus rodillas. El gnomo saltaba en el preciso momento en que Frances, que tenía la cámara fotográfica, apretó el disparador. Se describe al gnomo con leotardos, jersey marrón tirando a rojo y gorro rojo puntiagudo. Las alas, suaves y cubiertas de plumón, de color neutro, se parecen más a las de los coleópteros que a las de las hadas. A partir de ese momento, Wright no volvió a dejar la cámara a las chicas.
Arthur Conan Doyle
La historia de las hadas de Cottingley habría acabado ahí de no ser porque Polly Wright, la madre de Elsie, era aficionada al ocultismo. En 1919, en una conferencia de la Sociedad Teosófica, organización esotérica fundada por Helena Blavatsky, Polly Wright comentó al conferenciante que había visto fotos de hadas reales. La noticia llegó al líder teósofo Edward Gardner y de éste a Arthur Conan Doyle, el padre literario de Sherlock Holmes, en mayo de 1920. El escritor estaba preparando entonces un artículo sobre las hadas para el número de Navidad de The Strand Magazine. Cuando la revista salió a la venta, las hadas del bosque de Cottingley se convirtieron en una atracción periodística.
Las imágenes cautivaron a Arthur Conan Doyle, quien dedicó al fenómeno su obra El misterio de las hadas (1921), creyendo que las instantáneas correspondían a un fenómeno real, ya que, "antes incluso del descubrimiento de las fotografías de hadas, se habían recogido gran número de testimonios irrefutables sobre la vida de estas pequeñas criaturas". Espiritista confeso, investigó el caso junto al teósofo Edward Gardner.
Tras consultar a varios especialistas en fotografía y sus trucajes, clarividentes y figuras mundiales en el campo del espiritismo y teosofismo, Doyle y Gardner concluyeron que las fotos y la historia eran auténticas. Querían ver confirmadas sus creencias en seres extraordinarios. Por eso, restaron importancia a los testimonios de quienes sospechaban que las imágenes eran trucajes.
Doyle prefería creer que dos adolescentes habían fotografiado hadas a seguir las pistas que apuntaban a una de las niñas como autora del engaño, que tuvo una segunda parte con tres fotos más obtenidas en 1920. Porque fue Elsie quien dio vida a los seres del bosque de Cottingely. La composición formada por las cuatro hadas que bailan frente a Frances es una copia de una ilustración de un libro infantil de 1915: dibujó las hadas, les puso unas alas, recortó las siluetas , la reforzó con cartón y las sujetó en el escenario elegido con alfileres de sombrero delante de su prima . En 1982, a los 80 años, Elsie confesó a la revista The Unexplained que las cinco fotos eran montajes; Frances puntualizó que sólo lo eran las cuatro primeras.
Ilustración de Claude Arthur Shepperson para el libro Princess Mary´s Gift Book
Comparación de las hadas de Cottingley e ilustraciones del Princess Mary´s Gift Book
En este asunto hay, además, unos cuantos datos curiosos. Las ilustraciones que copiaron las niñas para hacer las fotos son las que realizó Claude Arthur Shepperson para el libro Princess Mary´s Gift Book que contaba con textos, entre otros, de J.M. Barrie, Rudyard Kipling y H. Rider Haggard además de un tal Arthur Ignatius Conan Doyle. Es decir, que Conan Doyle fue engañado por unas niñas que emplearon para ello las ilustraciones sacadas de un libro en el que colaboró el propio Doyle.
Además, Shepperson fue ilustrador de The Strand Magazine, la misma revista en la que escribía Conan Doyle, y el padre de Arthur, Charles Altamont Doyle, fue un popular ilustrador de cuentos de hadas.
Parece razonable pensar que si había alguien en el Reino Unido que tenía todos los motivos para no dejarse engañar por este montaje infantil era, precisamente, Conan Doyle. El que se lo creyera , Sherlock Holmes jamás lo hubiera hecho, es, realmente, el gran misterio de las hadas de Cottingley.
Fuentes: El misterio de las hadas- Arthur Conan Doyle - L. de Olaeñeta Editor / https://www.elcorreo.com
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