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22 de octubre de 2020

LA PRIMERA CRUZADA Y OTRAS HISTORIAS ( Parte 2 de 2 )


LAS OTRAS CRUZADAS

Tras la Primera Cruzada  (1096 -1099), terminada con la conquista de Jerusalén en 1099, tuvieron lugar otras siete cruzadas "oficiales", que a diferencia de la Primera , fracasaron en sus objetivos religiosos,  ya que tras doscientos años de batallas no  se consiguió el rescate de Tierra Santa, el teórico gran desafío de la cristiandad en la Edad Media. Además hubieran otras Cruzadas " no oficiales" como La Cruzada Popular o de los Pobres y La Cruzada de los Niños. 


La Cruzada Popular

Tras la proclama de Urbano II muy pronto surgieron líderes populares, más o menos fanáticos y visionarios, capaces de atraer auténticas masas de campesinos y trabajadores, muchos de los cuales procedían del noreste de Francia y del oeste de Alemania, zonas especialmente castigadas por sequías y hambrunas en los años que precedieron a 1095, con sus pueblos y campos de labor saqueados y arruinados por constantes razzias de barbaros y vikingos, constantes pequeñas guerras civiles, bandoleros, señores feudales que no permitían la tala de bosques, inundaciones, la peste,etc, Además, en abril de 1095 una lluvia de meteoritos presagiaba una gran emigración de una población sin futuro, que acabó de convencer al campesino medieval de que se aproximaba el segundo advenimiento de Jesucristo, y debía prepararse para ese momento, arrepintiéndose de sus pecados y haciendo el bien, algo que la Iglesia católica utilizó para predicar que el pecado podía expiarse dirigiéndose en peregrinación a Jerusalén, reconquistando los lugares santos de la cristiandad y antes de la segunda llegada de Jesucristo, asegurando que como pobres eran  los "preferidos de Dios" destinados a facilitar su advenimiento, y con él la la creación  de un orden justo que hasta entonces se les había negado y que les mantenía en la más absoluta miseria.. Además, nada tenían que perder, salvo su miserable vida terrenal ya que la gozosa vida celestial estaba ganada y garantizada por Urbano II.


Así, mientras los nobles organizaban prudentemente la expedición, uno de esos predicadores,  Pedro de Amiens, conocido como "Pedro El Ermitaño" ,natural de Amiens, un clérigo fanático y austero , vestido con hábito raído y sandalias y a lomos de un burro, que decía haber peregrinado a Jerusalén y allí haber  recibido el encargo divino de limpiar los Santos Lugares de la presencia sacrílega de los paganos, predicaba por su cuenta a las gentes humildes las innumerables crueldades y maldades de los turcos, invitándoles con los argumentos utilizados por La Iglesia Católica, a dirigirse a  Oriente a recuperan Jerusalén y los santos lugares, con lo que obtendrían su salvación terrena y celestial. 


Un celta, llamado Pedro y apodado Pedro el de la Cogulla (1), había ido a venerar el Santo Sepulcro; tras haber sufrido muy malos tratos por parte de los turcos y de los sarracenos que asolaban todo el Asia, con grandes dificultades logró regresar a su país. Como no podía soportar haber fallado en su objetivo, decidió repetir el viaje. Pero comprendió que no debía volver a hacer solo el camino del Santo Sepulcro, pues podían sobrevenirle peores desventuras, y tomó una hábil decisión. Se trataba de predicar en todos los países de los latinos: “Una voz divina me ordena proclamar, ante todos los condes de Francia, que cada uno de ellos debe abandonar su hogar para ir a venerar el Santo Sepulcro, e intentar con todas sus fuerzas y con todo su ardor liberar Jerusalén de la mano de los agarenos”. Lo consiguió, efectivamente. Como si hubiese logrado hacer oír una voz divina en el corazón de cada cual, consiguió reunir a los celtas, que llegaban de todas partes, con armas, caballos y todo el equipamiento militar. Estos hombres tenían tanto impulso y ardor que lograron cubrir todos los caminos; los soldados celtas iban acompañados por una multitud de gente sin armas, más numerosas que los granos de arena y que las estrellas, que llevaban palmas y cruces a la espalda: mujeres y niños que dejaban su país. Viéndoles, se habría podido creer que eran ríos que confluían de todas partes. Preferentemente por Dacia, se dirigían hacia nosotros con todo su ejército.

Anna Comneno, Alexiada, X, 5, 5-6.

(1) Cogolla.Túnica  con capucha utilizada en la liturgia católica y como parte del hábito monástico  de algunas órdenes religiosas.


Aunque el papa Urbano había planeado la partida de la cruzada para el 15 de agosto de 1096  coincidiendo con la festividad de la Asunción de María  , antes de dicha fecha se puso en marcha  un ejército desorganizado y sin suministros , "Dios proveería", formado por campesinos y pequeños nobles, bajo la dirección de Pedro el Ermitaño y Gualterio "El Menesteroso", y que sería conocida como la Cruzada Popular/ Cruzada de los Pobres.

Dirigidos por los predicadores, la respuesta de la población superó todas las expectativas, y si bien Urbano había contado con la adhesión a la Cruzada de unos pocos miles de caballeros, se encontró con una verdadera migración de cerca de  cuarenta  mil cruzados, de los cuales una gran parte eran  soldados sin experiencia, mujeres y niños.

Las Cruzada Popular  , siguiendo rutas separadas ,  se puso en marcha por tierra en marzo y principios  de abril  de 1096 hacia Constantinopla, a la que llegaron  cuatro meses después , mientras que la oficial Cruzada de los Caballeros aun continuaba con sus preparativos y no partiría de Europa hasta agosto de 1096.


Gualterio "El Menesteroso"   condujo a sus más de 15.000 seguidores a través de Santo Imperio Romano, el reino de Hungría y Bulgaria, hacia las provincias del imperio Romano de Oriente (Bizancio). Carecían de organización y de disciplina, y no habían prestado atención a como alimentar a su ejército cruzado, y como Dios no preveía,  hubo que recurrir al robo y saqueo para alimentarse y obtener botín, destruyendo propiedades  , y dando muerte a aquellas personas consideradas infieles,  , entre los que se encontraban judíos y musulmanes.

Por su parte, Pedro "El Ermitaño"  con 20.000 seguidores, atravesaron  Francia y Alemania entre numerosos altercados. Hambrientos e indisciplinados , y como tampoco Dios proveía,  tuvieron que a saquear los pueblos y aldeas por las que pasaban para conseguir botín y los víveres y provisiones que no habían previsto necesarios para alimentarse durante el trayecto,  sembrando el terror  y causando numerosos muertos en su camino . Además de constantes saqueos , robos y enfrentamientos en las zonas por las que pasaban para aprovisionarse, en los  meses de mayo y junio de 1096 acabaron con entre cuatro y ocho mil judíos, especialmente en las grandes ciudades renanas de donde seguían partiendo oleadas de cruzados populares, convencidos de que su misión salvadora cargada de connotaciones mesiánico-milenaristas que protagonizaban no sería posible si no se contribuía decisivamente a eliminar los obstáculos que se oponían a ella: los infieles que abominaban del nombre de Cristo y los judíos, que le habían vendido y que, en la conciencia popular, colaboraban con los musulmanes en su ofensiva contra los cristianos.

Finalmente, Pedro el Ermitaño y Gualterio "El Menesteroso"  , llegaron a Constantinopla acampando en las afueras de  Constantinopla habiendo perdido unos 10.000 hombres en el camino a causa de  enfrentamientos con otros ejércitos, y en represalia por  los numerosos excesos de todo tipo que habían cometido  durante sus desplazamientos. 

El emperador Alejo I quedó horrorizado al ver  que aquella  no era la ayuda militar que había solicitado del occidente cristiano; había pedido un ejército armado y disciplinado y había recibido  una muchedumbre inútil e inmanejable, mal armada y peor organizada que no hacía más que causarle problemas. Por ello sugirió que se mantuvieran acampados   y esperaran a los otros cruzados que llegarían del resto de Europa para unir sus fuerzas frente al enemigo, pero la propuesta fue rechazada y la Cruzada Popular decidió  no esperar e iniciar la marcha hacia los santos lugares y ser los primeros en  conquistar Jerusalén.


Ante la negativa de "Pedro El Ermitaño" y sus lugartenientes,   y el fanatismo de sus seguidores, harto de los inconvenientes que generaban a Constantinopla  por la necesidad de aprovisionarlos y soportar sus robos y saqueos por los contornos de la ciudad, Alejo I facilitó los barcos suficientes para que atravesaran el Bósforo y desembarcaran en los dominios turcos selyúcidas. 

Dejando en el campamento mujeres, niños y ancianos, iniciaron el camino de la conquista, pero ya en  su primera batalla  pudieron comprobar  que su fe y entusiasmo no era suficiente  frente a la disciplina y entrenamiento militar de las tropas selyúcidas, que emboscaron a los 20.000 cruzados cerca de Nicea, siendo derrotados y masacrados, el 21 de octubre de 1096 en la batalla de Civetoy,  muriendo casi la totalidad de los expedicionarios. Solo 3000 sobrevivieron y pudieron huir, mientras que las mujeres y niños del campamento eran hechos prisioneros y esclavizados. 
Por lo visto no conocían aquello que ya se decía en España en el año 711:Vinieron los sarracenos (1) / y nos molieron a palos /que Dios ayuda a los malos/ cuando son más que los buenos.

(1)  Sarraceno. Uno de los nombres con los que la cristiandad medieval denominaba genéricamente a los árabes o a los musulmanes.

Y mientras que Gualterio "El Menesteroso" moría en la batalla, Pedro "El Ermitaño"  abandonando a los suyos huyó a Constantinopla junto a un reducido número de supervivientes , para , ahora sí, esperar a la llegada de la Cruzada de los Príncipes,  enrolándose como capellán de estos ejércitos mejor preparados y dirigidos por la nobleza europea.  
La Cruzada Popular que inició su marcha entre marzo  y abril de 1096, finalizó el 21 de octubre de 1096. Había costado muchos miles de vidas, enseñando a la Cristiandad que la fe, por si sola, sin táctica ni disciplina, no abriría el camino a Jerusalén.

A la Cruzada de los Príncipes  también se unieron sobrevivientes del enfrentamiento con los turcos, unos harapientos cruzados  llamados tafures (2), palabra de origen sirio-palestino que puede traducirse como  «vagabundos», cuyos episodios se mezclan con la leyenda en narraciones de violencia inusitada, incluidos episodios de canibalismo, y que aunque despreciados por los caballeros cruzados y temidos por los turcos, eran útiles por su suicida  valor y su fiereza, y que obedecían a un líder, el «rey Tafur», un personaje semi-legendario a quien algunas crónicas identificaban con un caballero normando que había perdido todos sus bienes.
(1) Los tafures sobresalían en los combates por su coraje demencial. De su paso dejaban terribles estelas de ciudades incendiadas y arrasadas, les daba igual que fuesen cristianas o musulmanas; cadáveres quemados o semiquemados diseminados por doquier. Violaban y degollaban a niños y ancianos indefensos. Tenían un riguroso código respecto de la propiedad: eran expulsados de esa temible legión quienes hubiesen perpetrado saqueos y no entregaron su botín al llamado Rey Tafur (el primero de esos singulares monarcas habría sido un caballero normando que renunció a todos sus bienes, cambió su suntuosa vestimenta por harapos y se puso al frente de los miserables). Como carecían de caballos y espadas, luchaban descalzos, armados con palos aguzados, cuchillos, hachas, hoces y segadoras robadas a los campesinos. Infundían terror porque combatían mostrando los dientes, no porque así pudiesen parecerse a feroces animales sino porque esa exhibición dental era una especie de advertencia lanzada al enemigo de que sus cadáveres serían devorados. No por aves carroñeras, sino por ellos mismos. Es que el hambre crónica, llevado al paroxismo por las interminables marchas, los había convertido en caníbales. Los turcos temblaban ante la sola posibilidad de ser comidos por esos infieles, porque entonces, según su creencia, su cuerpo ya no podría reencarnarse en el Paraíso.

Existen relatos medievales escritos por religiosos y militares que participaron de las Cruzadas que describen los horrendos banquetes de los tafures al término de las batallas. Si habían participado de la captura de una ciudad, seleccionaban cuerpos de criaturas y de varones jóvenes. A los pequeños los atravesaban con hierros y los colocaban sobre las hogueras, y los hacían girar como al espiedo. Los trozos tiernos de los jóvenes eran asados en improvisadas parrillas. Padecían tanta hambre que llegaban a comer la carne casi cruda. Curiosamente, no comían cadáveres de mujeres, sea porque fueran unos irreductibles misóginos, sea porque fuesen exigentes gourmets. Los jefes musulmanes protestaron por el canibalismo de esas "bestias salvajes", como llamaban a los tafures; los jefes cruzados les respondieron que no había ejército capaz de reducirlos a la obediencia.

Los cruzados jamás los consideraron aliados. Si coincidían en alguna región durante su avance hacia Jerusalén, se armaban hasta los dientes y formaban en cuadro como si estuviesen dispuestos a combatir contra musulmanes... Sin embargo, cuando Godofredo de Bouillon fue coronado rey de Jerusalén, recibió la corona de manos del Rey Tafur, quien entregó a Godofredo un rama de espinas, como símbolo de la corona de espinas con que Cristo fue ungido rey de la santa ciudad. Algunos tafures robaron lo suficiente para adquirir el rango de caballeros, la mayoría murió en los caminos de regreso a Europa y el resto fue cazado como bestias por musulmanes y cruzados.

La Cruzada de los Niños

La conocida como La Cruzada de los Niños, supuestamente organizada en 1212,  es objeto de polémica entre los historiadores, considerada por algunos como una simple leyenda y por otros , la versión más ampliamente aceptada, que se trata  de unos hechos que disponen de elementos históricos, aunque idealizados y magnificados por cronistas posteriores. 


Según dichos cronistas, en mayo del año 1212, un adolescente llamado Esteban de Cloyes, se presentó en la corte del rey Felipe II de Francia con una carta que, según afirmaba, le había sido entregada por Jesucristo en persona, junto con el encargo de predicar una cruzada. El rey, sin prestarle atención lo envió de regreso, pero Esteban, en lugar de volver a su casa, cayó en un fervoroso delirio y anunció a los cuatro vientos que Dios le había ordenado organizar una cruzada de niños , que por la pureza y bondad de sus integrantes, acabaría con el dominio infiel la ciudad santa de Jerusalén. 

En menos de un mes las prédicas de Esteban , se dice que consiguió reunir a cerca de 30.000 niños franceses ante la mirada, unas veces atónita, otras burlona, de los adultos, acompañados por algunos religiosos y de otros peregrinos, bajo su liderazgo emprendieron con él una desastrosa marcha , sin previsión de alimentos , a través de Provenza con rumbo a Marsella, desde donde esperaban que el Señor separara las aguas, tal y como lo había hecho con el pueblo judío en el mar Rojo, para que ellos cruzaran el Mediterráneo y llegaran a Tierra Santa sin siquiera mojarse los pies. 

Al conocerse la noticia, en Alemania, se desencadenó un movimiento semejante, éste al mando de un muchacho llamado Nicolás quien, al igual que Esteban predicaba que el mar se abriría ante ellos. En poco tiempo reunió un ejército de niños, se habla de miles, que marcharon gustosos a derrotar a los infieles. Dicen que el Papa Inocencio trató de disuadirlos, sin resultado, cuando un pequeño grupo llegó a Roma.

De los que habían salido de Colonia, menos de la tercera parte llegó a la ciudad portuaria de Génova a finales de agosto. El hambre, la sed y las penalidades del paso por los Alpes habían causado un auténtico desastre, cientos de cadáveres de niños quedaron desperdigados entre las montañas. También la expedición francesa padeció hambre y sed. Muchos murieron de inanición a los bordes del camino; otros volvieron como pudieron y regresaron famélicos a sus casas. Los pocos que lograron alcanzar Marsella o Génova corrieron enseguida a las playas para vivir el gran milagro de que el mar se abriera delante de ellos. Grande fue la decepción al comprobar que no sucedía tal cosa. Muchos pensaron que habían sido engañados por Esteban y emprendieron el regreso como pudieron, pero otros salían todos los días a la orilla del mar en espera de que se cumpliera el prodigio. 
Algo parecido ocurrió a la cruzada alemana encabezada por Nicolás; tampoco en esta ocasión quiso hacer milagros el Señor. No se sabe con certeza, pero muchos murieron por el camino al igual que las otras expediciones. Algunos consiguieron llegar hasta Brindisi, otros, en especial las niñas, se quedaron en Italia por temor a las penalidades del regreso. Muy pocos fueron los que consiguieron volver a las regiones del Rin antes de la primavera siguiente. Los padres de los niños que habían perecido por el camino, después de haber creído en las promesas celestiales, clamaron venganza terrenal; el padre de Nicolás fue preso y ahorcado. 
Aparentemente los niños franceses tuvieron más suerte en Marsella. Al cabo de varios días y como el mar insistía en no querer abrirse, dos mercaderes marselleses se declararon dispuestos a transportarlos sin cobrar, para mayor gloria de Dios. Esteban aceptó la oferta, y los dos mercaderes, Hugo el Hierro y Guillermo el Cerdo, fletaron siete barcos y zarparon.
Las cruzadas :Los aventureros de Dios- Johannes Lehmann 


Pasaron dieciocho años antes de que se volviese a tener noticia de lo que había sucedido a la cruzada infantil. En 1230, un sacerdote que regresaba a Francia procedente de oriente contó, cómo, cuando era un cura recién ordenado, acompañó a la expedición de Esteban; dos de los siete barcos se habían estrellado contra las rocas durante una tormenta, en la isla de San Pietro, al sudeste de Cerdeña, no hubo supervivientes, todos se ahogaron. En cuanto a los ocupantes de los otros cinco barcos, fueron llevados a Argel por los dos mercaderes y vendidos como esclavos. Los que no encontraron comprador en Argel fueron conducidos a Alejandría, donde se cotizaban mejor los esclavos francos. La mayoría fueron comprados por el gobernador egipcio para que trabajasen en sus fincas, y un pequeño grupo fue ofrecido en el mercado de esclavos de Bagdad. En total, según el sacerdote, debían sobrevivir unos 700; algunos de ellos quedaron libres en el año 1229, cuando el emperador Federico II firmó un tratado con el sultán Malik al-Kamil, pero muchos continuaron en la esclavitud hasta su muerte.

Investigaciones recientes sugieren que, de ser cierta la Cruzada de los niños, los participantes no serían niños, o al menos no tan jóvenes. A principios del siglo XIII, grupos de vagabundos empezaron a vagar por Europa. Eran gente desplazada por los cambios económicos, que forzaron a muchos campesinos pobres del norte de Francia y Alemania a vender sus tierras. Estos grupos eran denominados pueri (del latín “chicos, niños”) de forma condescendiente, y de ahí la confusión transmitida de que se trataba realmente de niños. 


LOS VERDADEROS MOTIVOS DE LA " PRIMERA CRUZADA"

En el siglo XI , Europa  se hundía en una inmensa crisis económica y millares de campesinos morían de hambre, acosados por sucesivos años de malas cosechas. Además, al calor del año 1000 habían nacido decenas de profecías y creencias en torno al fin del mundo y la llegada del Anticristo que atemorizaban a las gentes. Las ciudades comenzaban a crecer, lo mismo que la población europea en su conjunto, y las malas condiciones sociales auguraban inminentes revueltas. En resumen, el sistema estaba al borde del colapso.

Todos y cada uno de los estamentos sociales del continente vivían en una encrucijada de la que necesitaban salir. Y la idea lanzada por la Iglesia católica se erigía así, de pronto, como la mejor solución. La Cruzada -palabra que no apareció hasta el siglo XIII- y la recuperación de Jerusalén en Tierra  Santa  ofrecían las salidas anheladas: para los más desfavorecidos era una ocasión para aplacar la ira de Dios con un acto extraordinario y heroico que los librase de los sufrimientos diarios; para los comerciantes italianos y franceses era la mejor forma de incrementar el tráfico de mercancías y hacerse con el dominio de las rutas entre Europa y África; para los señores feudales, ricos y venidos a menos, la forma de detener las continuas guerras de desgaste entre ellos y buscar nuevas tierras y recursos en el exterior; y para el Papado era la oportunidad de erigirse como el centro del poder europeo y someter a la Iglesia bizantina greco-ortodoxa, debilitada por su lucha contra los turcos.

Así pues, más que como una batalla entre dos religiones, las Cruzadas se alzaron como una solución ideal a los problemas que acechaban a Europa, pero usando como coartada la bandera de la religión. 


LAS CONSECUENCIAS 

Si bien las Cruzadas aparentaron tener un objetivo religioso de conquista de Tierra Santa y conseguir una Iglesia cristina ortodoxa bajo el mandato de Roma , que acabaron en rotundos fracasos, había otros muchos intereses  iguales o mayores que  no se lograron con la "guerra santa"  sino finalmente por acuerdos comerciales entre cristianos y musulmanes que beneficiaban a ambos, y que tenían a Palestina como punto estratégico al encontrarse situada entre las  rutas entre occidente y oriente , y por las que pasaba gran parte del comercio de todo el mundo  hasta entonces conocido. De ahí que al  expandirse el imperio Omeya, el emperador cristiano del imperio bizantino pidiera ayuda a Urbano II,  que  proclamó la Primera Cruzada atendiendo a intereses comerciales y geopolíticos ante  el temor que provocaba a Occidente  la expansión territorial de los musulmanes.

Las Cruzadas también dieron lugar a importantes cambios en Occidente: religiosos, presentando a los Papas como los jefes supremos del mundo cristiano occidental si bien continuó su separación de la Iglesia cristiana ortodoxa; sociales, aumentando el poder real  y reduciendo los privilegios de los señores feudales  muchos de los cuales se habían muerto o se quedaron en Oriente, o empobrecidos por la venta de sus tierras para costear sus gastos de la cruzada, aprovechándose los reyes de ello incautándose los  feudos vacantes . Asimismo las ciudades y la burguesía resultaron beneficiadas con las ganancias que proporcionaban el aprovisionamiento, el transporte de los ejércitos y el incremento de tráfico con Oriente, gozando los franceses, principales participantes de las cruzadas, de gran influencia en los los países orientales; económicos , introduciéndose en Occidente nuevos cultivos y procedimientos de fabricación tomados de los pueblos musulmanes, y dando mayor impulso al comercio, especialmente marítimo, siendo los más favorecidos los puertos de  Génova, Venecia, Amalfi, Marsella y Barcelona; y culturales , mejorando la cultura y ciencia occidental mediante el conocimiento del arte y la ciencia árabe y bizantina. 

Fuentes: Historia de las Cruzadas - Steven Runciman- Alianza Editorial /Pedro el Ermitaño y el origen de las Cruzadas -Jean Flori - Editorial Edhasa/La cruzada de los niños- Marcel Schwob- Editorial Reino de Cordelia.

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