Hoy en día la cinta de correr (también conocida como caminadora de banda o máquina de caminar) está presente en prácticamente todos los gimnasios del mundo y es una de las máquinas de ejercicio más populares , pero lo que hoy es una máquina utilizada para un voluntario mantenimiento del cuerpo, en sus orígenes fue una rueda de correr, un instrumento de doloroso y extenuante castigo para los presos del siglo XIX .
A principios del siglo XIX , las prisiones no ofrecían nada a sus ocupantes y las familias se veían obligadas a llevarles comida y mantas, con constantes sobornos a los guardias para que llegaran a manos del recluso. A medida que las prisiones comenzaron a satisfacer algunas necesidades básicas de lo presos, surgió la preocupacion de que los pobres de solemnidad y delincuentes menores pudieran cometer delitos solo para obtener gratuitamente elementos esenciales para su supervivencia, y como advertencia y para evitar reincidencias se pensó que todos los penados debían sufrir durante su estancia en prisión la expiación de sus delitos sometiéndolos a duros y extenuantes ejercicios, considerando a la rueda de correr y a la manivela como intrumentos adecuados para conseguir dicho fin.
LA RUEDA DE CORRER
Fué William Cubitt, un ingeniero civil criado en una familia de constructores de molinos, quien presentó para ello en 1818 un aparato al que llamó rueda de correr, pensando que su invento podría reformar a los delincuentes enseñándoles hábitos del trabajo duro como método de castigo, obligando a los prisioneros a mover una rueda dentada formando escalones sometida a un sistema de pesas regulable para ofrecer resistencia al giro.
Los primeros intentos de Cubitt para el diseño de la cinta de correr tuvieron muchas formas, incluidas dos ruedas sobre las que caminabas, cuyos engranajes se entrelazaban, pero su edición más popular, que se instaló por primera vez en la prisión de Brixton en Londres, incluía una rueda ancha con escalones, que los prisioneras debían subir incrustando los pies en la rueda, que se movía con sus pasos, sin parar. Esa rueda de correr penal era considerada como el castigo perfecto de acuerdo a los estándares de la época, una tarea inútil pero agotadora que advertía a los presos de las penalidades derivadas de la comisión de un delito.
Una publicación de 1875 las responsabilizó por "una gran mejora en la disciplina de la prisión", mientras que la Sociedad para la Mejora de la Disciplina de la Prisión las llamó "castigo preventivo",pensando que nadie que hubiera experimentado la cinta de correr querría cometer otro delito. Aunque muchas de las ruedas de girar no tenían más objetivo que el castigo de los presos sin utilidad ninguna, no pasó mucho tiempo antes de que a algunos funcionarios de la prisión se les ocurriera usar las ruedas de correr para que los prisioneros trabajaran en beneficio de la sociedad. Así , bajo la rueda de girar se conectaba una maquinaria subterránea, también diseñada por William Cubitt, que alimentaba bombas de agua o molía maiz al ritmo en el que los presos la hacían girar.
Las ruedas de girar contaban con barras de mano para soporte y evitar la caída de prisioneros, y la mayoría eran lo suficientemente grandes como para permitir que varios hombres las usaran a la vez. Algunas, como la rueda de correr en la prisión de Vagrants en Coldbath Fields, fueron equipadas con particiones para que los prisioneros estuvieran aislados entre ellos y solo pudieran ver la pared frente a ellos. La citada rueda de correr podría ocupar hasta 24 prisioneros, en jornadas que podían durar diez horas al día en verano y siete en invierno, que, , trabajando en silencio, se movían de izquierda a derecha de manera que el hombre más alejado pudiera salir a tomar un descanso mientras un preso "descansado" se subía al otro lado. Así, cada uno tenía unos 12 minutos de descanso por cada 60 minutos de trabajo.
Según publicó 'The Times' en 1827, en un artículo reimpreso en 'Table-Book' de William Hone en 1838, la distancia que los prisioneros caminaban por día en promedio variaba, desde el equivalente a 6,600 pies verticales en Lewes hasta 17,000 pies verticales en diez horas durante el verano en la cárcel de Warwick. De esta forma, los presos no solo estaban separados unos de otros y de su entorno, sino que fácilmente habrían quemado más de 2000 calorías durante un solo día de trabajo, una cantidad de energía que las raciones de comida que servían los centros penitenciarios no eran suficiente para reponer.
La lista de enfermos entre las personas condenadas a trabajos forzados en la prisión de Brixton, por ejemplo, a menudo llegaba a superar la veintena, para gran frustración de los funcionarios que querían disciplina sin ver reducir lo que ya era parte de la mano de obra moderna. Una de estas personas fue el escritor Oscar Wilde, quien explicó más tarde que, arrestado por su homosexualidad, que en esa epoca era delito le obligaron a caminar en una de aquellas cintas rodantes en la prisión de Pentonville como parte de su sentencia de trabajos forzados de 1895. Dos años después de salir de prisión en 1897 murió con solo 46 años.
La tasa de mortalidad crecía, llegando a una muerte por semana por causas relacionadas al sobre esfuerzo realizado en las ruedas de girar, lo que llevó a la administración a eliminar aquellas máquinas porque no resultaban útiles y que "en ocasiones, habían resultado ser dañinas y excesivamente crueles. Una serie de leyes penitenciarias aprobadas a lo largo del siglo XIX restringieron cada vez más el tiempo que los prisioneros podían estar sujetos a tales dispositivos, y la ley de 1898 exigió el fin de su uso. En 1895 había 39 en uso en Gran Bretaña y solo 13 para 1901.
VÍDEO: el oscuro pasado de la cinta de correr
LA MANIVELA
Otra máquina de castigo para los presos fue la manivela, un conjunto de ruedas con engranajes giradas por una manivela que ofrecían resistencia al giro , pudiendose establecer a voluntad dicha resistencia con el fin de regular la cantidad de esfuerzo requerido para moverlas.
Los presos debían hacer girar la manivela un número determinado de veces al día, entre 10.000 y 14.000 aproximadamente, para obtener recompensas como poder disfrutar de la comida del día. Giros que se iban registrando en un dial mecánico. La manivela requería un cierto grado de fortaleza y esfuerzo para ser movida. Pero si por alguna razón uno de los presos era lo suficientemente fuerte como para hacerla girar fácilmente, los guardias podían ajustar la tensión y resistencia del dispositivo, algo parecido a las modernas bicicletas estáticas. En algunos casos la manivela movía, en el lado oculto a los internos, unas grandes palas que no hacían más que remover arena dentro de un contenedor. Con el tiempo se desarrollaron también manivelas de una pieza que no requerían la instalación en un muro, y podían ser trasladadas de un sitio a otro. Solo servía como castigo , y solía producir daños físicos permanentes en los internos, en ocasiones obligados a realizar el esfuerzo con un brazo atado a la espalda.
EL SISTEMA PANÓPTICO
A los castigos físicos de la rueda de correr y la manivela, habría que añadir el castigo psicológico que suponía el sistema panóptico de Jeremy Bentham establecido en muchas cárceles. En ese sistema carcelario se mantenía a los presos separados y recluídos en celdas situadas en varios pisos, sin puertas y con su frente abierto y enrrejado y construídas alrededor de una torre de vigilancia , desde donde un único funcionario podía vigilar el comportamiento de los presos sin ser vistos por los reclusos. Se trataba de imponer conductas al conjunto de la población carcelaria a partir de la idea de que asumirían que estaban siendo permanentemente vigilados, y que según su comportamiento, de acuerdo con el orden establecido, podrían ser castigados u obtener algun benefico penitenciario.
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