6 de octubre de 2024

CÓDICES, CONEJOS MALVADOS Y CARACOLES GUERREROS (Parte 1 de 2)

 

Páginas de Códices ilustrados 

LOS CÓDICES MEDIEVALES

En los primeros siglos del culto cristiano, las fórmulas de oraciones y plegarias se transmitían de forma oral. Los primeros vestigios escritos de documentos que registraban los elementos de la liturgia fueron los libelli, pequeños folletos con formulas rituales utilizados por modestas iglesias y monasterios. A partir del siglo IV ,los grandes monasterios con  recursos que podían disponer de personal, instalaciones y medios para mantener un scriptorium , (espacio para escribir ) en el que se realizaban   copias de libros, crearon los códices  medievales , libros litúrgicos, manuscritos dedicados a la compilación de las oraciones, cantos y disposiciones ceremoniales propias del culto cristiano, así como temas seculares. Esos códices,  , cuyo esplendor terminó hacia principios del siglo  XVI con la llegada de la imprenta ,eran libros  vinculado a la cultura medieval ,íntegramente manuscritos ,  con texto e ilustraciones realizadas sobre hojas de pergamino  que posteriormente eran cosidas entre sí  y el conjunto cubierto con tapas duras de madera revestidas de piel.

Tapa del Códice Codex Aureus,un "libro joya" con los cuatro evangelios, que fue confeccionado en el año 870 en Francia por encargo del rey Carlos II el Calvo.

A veces y en encargos para destinatarios de gran importancia ese códice se convertía en "un libro joya" que además de contener textos e ilustraciones especialmente elaboradas, tenía  las tapas  decorados mayoritariamente con  materiales preciosos como pueden ser metales (oro, plata, cobre), piedras preciosas (esmeraldas, zafiros) y semipreciosas, perlas, camafeos o marfil.

No era fácil disponer de un códice al que copiar , y era necesario que el mecenas que encargaba la copia pidiera prestado su códice a alguien dispuesto a desprenderse de él durante lel tiempo que tardaría en copiarse . Como los códices eran productos tan caros, este acuerdo debía ser de gran confianza entre amigos, o tal vez de un importante  intercambio financiero. Una vez que se disponía del códice original, había que encontrar un escriba que se encargara de copiarlo, que generalmente se trataba de alguien perteneciente a un importante monasterio que disponía de los necesario recursos para realizarlo

En los códices primero se realizaba la escritura del texto , luego las letras capitulares (1) y por último lo más complicado y laborioso, las ilustraciones: drolerías y las miniaturas (2) . De este modo , un error en la escritura no obligaba a repetir las ilustraciones., En torno a la producción de estos volúmenes había toda una industria, siempre en manos de los monjes: el amanuense, el ilustrador, el encuadernador… . Todo el laborioso y costosísimo proceso de elaboración del códice suponía un coste muy elevado , convirtiéndose en auténtico lujo y símbolo de estatus para su poseedor solo al alcance de ciertas iglesias, catedrales, abadías ,  coronas  y de aquellos particulares cuya economía se lo permitía.  


Letra capitular  "C"
(1)  Aunque hoy en día las letras capitulares cumplen únicamente con una función estética, su importancia en la antigüedad era vital. Los manuscritos medievales acostumbraban a escribirse con una letra muy homogénea, en su mayoría en mayúsculas y sin signos de puntuación, por lo que su lectura resultaba difícil. Así, las letras capitulares, además de su belleza decorativa, servían para guiar al lector, marcando el inicio de una nueva sección dentro del texto.
Dröleries

(2Drôleries (cosas divertidas) : Son ilustraciones que se ubican principalmente en los espacios blancos de márgenes de los manuscritos, rodeando el texto principal. Su función es principalmente decorativa y de entretenimiento, y a menudo no tienen una relación directa con el contenido textual, aunque pueden parodiarlo o comentarlo indirectamente Representan escenas fantásticas, cómicas o satíricas;  figuras híbridas, animales antropomorfizados , escenas absurdas, escenas sexuales ( muy divertidas pero que no incluyo para no herir la exagerada sensibilidad  de  blogger con esas ilustraciones históricas medievales)  y tienen un carácter más informal , satírico y humorístico.

 Miniatura

Miniaturas : Son ilustraciones que generalmente ocupan espacios más centrales en la página, como iniciales decoradas o ilustraciones en la página completa. Su función es ilustrar y complementar directamente el texto principal. Ilustran escenas religiosas, históricas o narrativas relacionadas con el texto; suelen ser más formales y detallados en su ejecución; pueden incluir retratos, paisajes o escenas complejas. Cuando se trata de miniaturas religiosas, Ilustran escenas bíblicas, vidas de santos o conceptos teológicos; mantienen un tono serio y reverente y se dhieren a convenciones iconográficas establecidas.
En resumen, mientras que las drôleries son elementos marginales y menudo humorísticos, las miniaturas son ilustraciones centrales y más formales que complementan directamente el texto del manuscrito.

 

LA ELABORACIÓN DE UN CÓDICE MEDIEVAL

La  elaboración de un códice se realizaba en el  scriptoriumdependencia del monasterio medieval dedicada a la copia e ilustración de manuscritos, a modo de obrador o taller monástico, que generalmente estaba situado anexo a la biblioteca y poseía diversos pupitres para la copia de los manuscritos, junto con los materiales necesarios, y suponían un arduo trabajo en el que intervenían numerosos monjes escribas y artesanos y que requería una importante inversión, tanto de medios materiales como de tiempo, ya que se necesitaban varios meses e incluso años  para confeccionarlos.

Los elementos del códice

Por lo general, el soporte elegido para la realización de los códices era el pergamino (3), lo cual  garantizaba su resistencia, a la vez que facilitaba la labor del copista. Se confeccionaban con pieles, generalmente de ternera, que se sometían a un proceso de maceración en cal durante varios días, pasando después  al proceso de tensado y de raspado para eliminar los rastros de pelo, y el lijado o pulimentación  con yeso y piedra pómez. 

(3) Los manuscritos medievales fueron principalmente escritos sobre pergamino, yaque se trataba de un material mucho más perdurable que el cuero, por lo que puede ser conservado durante muchos más años. Sin embargo, no todos los manuscritos medievales fueron escritos sobre pergamino, sino que también se escribieron sobre papiro. El papiro era más barato de fabricar y apropiado para escribir en rollos, pero no para textos encuadernados.

Una vez preparado el pergamino, y cortado en piezas rectangulares , se doblaba por la mitad formando los bifolios en dos  y se maquetaba, es decir, se pautaba: escritura a dos columnas, a una, si la página llevaba letra capital, si llevaba ilustración…, procedimiento llamado cajeo. Para ello se trazan líneas horizontales y líneas verticales con un punzón, marcando los márgenes y renglones cuidando de no romper el pergamino. Así quedan todas las hojas homogeneizadas. Luego el pergamino formando bifolios (4)  se cosían por el medio formando los cuadernos (5). lo cual permitía constituir el armazón del códice. 

Logrado el mencionado armazón, se determinaba cuál sería la superficie de la página destinada a la escritura y a las imágenes,  y cuál quedaría en blanco. Se decidían los márgenes,  y el formato del texto (en una, dos o más columnas). A través de unas pequeñas incisiones, realizadas con el extremo de una navaja,  se plasmaba la configuración de la página diseñada, es decir, se marcaban los lugares destinados para el texto y las imágenes, así como los espacios en blanco. Finalmente,  se trazaban unas líneas auxiliares que permitían al copista escribir sin torcerse. De esta forma, cada una de las páginas del códice quedaban perfectamente estructuradas. A partir de ese momento, el copista ya podía iniciar su trabajo, y una vez  terminado  se procedía al cosido de los cuadernos y se incorporaban dos tapas que servían de protección ,  formadas por dos planchas de madera forradas de piel que en obras lujosas  podían incluir, dependiendo de la riquesa del mecenas e importancia del texto,  piedras y metales preciosos, constituyendo un "libro joya" 

(4BIfolio: unidad básica de creación de códices formada por dos folios doblados por la mitad que constituyen un pliego. La agrupación de bifolios cosidos entre sí da lugar a los cuadernos.

(5Cuaderno : resultado de doblar el pliego las veces indicadas según el formato . De la suma o unión de cuadernos, uno tras otro, surge el libro.

 

La escritura y las ilustraciones

El escriba debía de tener la habilidad suficiente para que los caracteres gráficos fueran legibles y armoniosos. Además, las condiciones ambientales (luz, asiento, etc), las tintas y el utillaje empleado (plumas),  determinaban  la calidad final del códice. 

La pluma, un raspador y la  tinta era lo que los monjes necesitaban para llevar a cabo su labor; con una mano sujetaban la pluma y con la otra el raspador, utilizado para corregir pequeños errores en el trazo, así como para alisar las imperfecciones de las páginas. 

La parte del texto en escritura ordinaria,  realizada en tinta negra, se copiaba en primer lugar, dejando en blanco los espacios reservados para los títulos, los epígrafes o las iniciales, así como para las miniaturas. Estos últimos elementos forman parte del proceso de iluminación del  códice. A veces, era el propio copista el que llevaba a cabo esta labor pero en muchas ocasiones se encomendaba a especialistas, que dependía de la complejidad de los elementos a ejecutar. Posteriormente, se cotejaba el modelo con la copia efectuada con el fin de corregir las divergencias. En algunos de los códices medievales que se conservan en la actualidad se observan raspados,  superposiciones de caracteres, e incluso tachaduras. Una vez corregidos los textos, los cuadernos se ordenaban.  Para facilitar esta labor, al final de cada cuaderno se copiaban las primeras palabras del siguiente. Estas llamadas reciben el nombre de reclamo y, en muchas ocasiones, se camuflaban con cuidados elementos decorativos que contribuían al embellecimiento de la página.Ya solo queda referirse a la última fase de la elaboración del códice: la encuadernación. El cosido de los cuadernos y la incorporación de dos tapas, que sirven de protección, forman parte de este proceso. 

El trabajo de elaboración del códice , realizado por monjes especializados era lento y penoso , y la jornada dependía de las horas de luz,  parando únicamente para las oraciones y en los días festivos religiosos, y muy lejos del calefactario en invierno.

La jornada de trabajo  empieza con el monje sentado muy recto, pudiendo elegir un asiento pequeño asiento sin respaldo o un asiento de alto respaldo donde descansar la espalda de cuando en cuando, trabajando en  un pergamino situado en un atril .Las páginas se apoyaban en un ángulo superior a los cuarenta y cinco grados, lo cual era muy útil para conseguir que la tinta fluyera bien y de manera uniforme de una pluma de ave. 


Para escribir se usa pluma ( las plumas deben arrancarse, dejarse secar meses y endurecerse al fuego. Después se vacía el cañón y se corta la punta) o cálamo de caña y una cuchilla que servirá para afilar la punta de la pluma y como goma de borrar.  Para escribir se sujeta la pluma o el cálamo   con las puntas del índice y el corazón, apoyando en el pulgar. Este es el modo correcto, pues el útil debe estar lo más vertical posible para que la tinta fluya correctamente. Cuanto más se aproxime el escriba al ángulo recto, mejor, pero más difícil escribir .No hay que apoyar la mano en el pergamino para escribir, podrían echar a perder todo el trabajo emborronándolo todo con la tinta, así que todo a mano alzada. Para iluminar, primero se dibujacon mina de plomo, y los contornos se repasan después con  tinta negra. El siguiente paso es dorar con panes de oro o pintar con oro, para lo que habría que preparar el pergamino aplicando antes yeso en él. Después se puede  empezar a aplicar el resto de colores. Para ello pueden usar los pigmentos muy opacos, sacando las luces y sombras con variaciones de cada color más claras u oscuras, o bien usar pigmentos más transparentes y usar el propio blanco del pergamino para dar luz. La primera opción es la más cara y apreciada, pues el acabado es mucho mejor. Y mientras que para iluminar deben dar el color en diferentes capas, el texto deberán hacerlo a la primera y de un solo trazo.

Las tintas

El proceso más laborioso y que requiere de una mayor especialización y conocimiento: la fabricación de las tintas, de lo cual dependerá en gran medida el resultado de todo el tranbajo, ya que unas tintas de mala calidad o mal elaboradas podrían estropear toda la obra. Según todos los recetarios, unos buenos colores debían ser intensos en tono y brillo, y con cuerpo. Las mejores tintas eran las procedentes de minerales, pero su elaboración era más engorrosa y, por este motivo, los tintes minerales eran más caros. Los tintes orgánicos, normalmente de origen vegetal, eran más fáciles de conseguir y trabajar, pero cubrían peor. Algunos de los ingredientes eran al igual que sus vapores altamente venenosos,

COLORES

OBTENCIÓN

ROJO

El pigmento rojo normalmente se obtenía del cinabrio, ya fuera natural o artificial. Si se  mezclen dos partes de mercurio y una parte de sulfuro, y calienten la mezcla al fuego hasta que el humo sea rojo, se obtiene un rojo brillante y vivaz. La parte de respirar efluvios altamente venenosos es un pequeño precio a pagar por tan maravilloso color.

Otra opción para el rojo es el tono llamado minio, del que procede «miniatura», conseguido al tostar blanco de plomo (cerusa). Muy apreciado también era el rojo quermes, que se obtiene de la cochinilla. Solo hay que conseguir unos cientos de Coccus ilices, dejarlos secar, molerlos y luego añadirle un poco  de orina fermentada. El tono que conseguirá será un precioso rojo-grana conocido también como Carmun miniumcarminium o, para nosotros, carmín. Los rojos vegetales pueden conseguirse del palo de Brasil, de la hierba rubia o de la resina de los árboles draco, conocida como «sangre de dragón».

VERDE

El verde más frecuente es el verdigrís o cardenillo, la pátina resultante de exponer el cobre o bronce a los vapores del vinagre u otro ácido. Es altamente venenoso, La opción vegetal se pueden encontrar en el lilo, el gladiolo o las bayas de espino. También es frecuente encontrar verdes obtenidos de la malaquita, sobre todo en Occidente.

AZUL

El azul más apreciado era el ultramarino del  lapislázuli, que llegó a tener un precio equivalente al oro, pues este mineral se conseguía en el lejano Afganistán. Su resistencia a la luz y su brillantez lo hacían altamente apreciado y su precio hacía que solo aparezca en las copias más lujosas. Un consejo, alejen su lapislázuli del verdigrís o el poder corrosivo de este último lo echará a perder. Otros azules se conseguían del índigo o el pastel.

BLANCO

El blanco más común era la cerusa o albayalde, resultante de bañar láminas de plomo en vinagre u orina

AMARILLO

Para el amarillo se pude  usar sulfuro de arsénico. Es natural, y altamente tóxico, pero resulta un amarillo precioso. Es incompatible  con otros muchos pigmentos, así que se pueden  utilizar amarillos vegetales del azafrán o la gualda.

NEGRO

Con el negro que uede obtenerse facilemnte del carbón, quemando para ello madera, resinas, etc, mezclado con goma arábica , y con él se perfilan todos los contornos de los dibujos, además de servir para la mayor parte del texto. 

ORO

Se muele polvo de oro  con algo de sal y luego mezcalr con aglutinante   o bien usar láminas de pan de oro.

TONALIDADES

Para conseguir diferentes tonalidades del color debe modificarse el pH del pigmento para lo cual puede usarse vino, orina, vinagre. En cualquier caso, todos los pigmentos conseguidos se deben mezclar con un aglutinante que facilite su aplicación y adhesión al pergamino.  Cada aglutinante debe ser usado en una determinada técnica  para cada pigmentos determinados, y es fundamental la proporción, pues la cantidad puede otorgar unas características diferentes a un mismo pigmento eliminado la uniformidad del texto o ilustración. Los aglutinantes más usados eran la clara de huevo, la goma arábiga o la cola de pescado, teniendo en cuenta que preparen solo la cantidad de color que crean que van a utilizar en una jornada o dos, pues los tintes con clara de huevo se estropean fácilmente con  el tiempo.

«Quién  no sabe escribir cree que esta labor no cuesta trabajo. Pues, para que te enteres, voy a detallarte lo que lleva consigo la profesión del copista: los ojos se vuelven cegatos, las espaldas crean joroba, las costillas se quiebran, el vientre se hincha, los riñones queman de dolor, y todo el cuerpo queda como apaleado. Por tanto, amigo lector, vuelve despacio los folios; no toques los renglones con los dedos, porque, como un turbión de granizo arrasa las cosechas, peor es el paso de un lector desaprensivo sobre códices y escrituras. La labor del copista es recreo para el lector: a éste le enriquece la mente, pero a aquél le tritura los huesos”

Florencio- Miniaturista. Año 960

Continuará ...

Fuentes: https://www.elconfidencial.com/https://blogs.bl.uk/ https://universoabierto.org/https://www.worldhistory.org/https://www.xataka.com / https://orbismedievalis.com/ Materiales y técnicas de la iluminación -Stefanos Kroustallis -.Anuario de estudio medievales  41/2, julio-diciembre de 2011 l

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