Uno de sus actos más antiguos y conocidos , y objeto de varias versiones es la leyenda que cuenta un episodio protagonizado por el santo, quien al enterarse de que su vecino, un noble venido a menos, estaba dispuesto a prostituir a sus tres hijas ( según la leyenda hermosas y honestas) para conseguir hacer frente a la condición de pobreza en la que se encontraba su familia, decidió, una noche, lanzar al interior de la casa una bolsa llena de monedas de oro a través de la ventana: “[…] A la mañana siguiente el vecino descubrió en el suelo de la habitación el misterioso tesoro, dio gracias a Dios y con el dinero que contenía la bolsa constituyó la dote para casar a una de sus hijas […]”Unos días más tarde, Nicolás se dispuso a repetir la operación, de manera que cuando el vecino halló la segunda bolsa, lleno de felicidad y admiración, quiso saber quién era la persona que les estaba ayudando y decidió esperar despierto durante la noche para descubrir al bienhechor. Así, días después, Nicolás volvió a proceder de la misma forma, pero en esta ocasión, el ruido que produjo la bolsa al caer en el interior de la habitación, alertó al vecino, quien corrió tras el santo con la intención de averiguar la identidad de su protector. Cuando al cabo de un rato consiguió darle alcance, descubrió que su favorecedor no era otro que Nicolás y en ese mismo instante se postró ante sus pies con la intención de besarlos en señal de adoración. Sin embargo, el santo le ayudó a levantarse del suelo y le suplicó que no contara a nadie lo ocurrido.
Otra versión sostiene que el santo había dejado caer unas monedas de oro por la chimenea que milagrosamente cayeron en unas medias de lana que las jóvenes habían dejado secando y que sirvieron para pagar la dote necesaria para el casamiento de las muchachas, versión que explicaría la razón por que se siguen dejando los calcetines sobre la repisa de la chimenea en esos días señalados, a la espera de algun golosina
En otras versiones se dice que San Nicolás dejó las monedas en los zapatos de las jóvenes., y quizás por ello cuando en el siglo XV San Nicolás se convirtió en una festividad familiar, se impuso la costumbre de poner los zapatos junto a la chimenea, en donde los "pedritos" ayudantes de San Nicolás colocaban los regalos de los niños.. También era costumbre poner unos zapatos en la iglesia en donde los ciudadanos más ricos ponían sus limosnas, que se repartían entre las familias pobres el 6 de diciembre, día oficial de la muerte de San Nicolás.
Otro sórdido milagro relata cómo el santo se encontró con un macabro escenario en el que un hostelero había degollado y descuartizado a tres pobres niños a los que mantenía en salazón en un barreño para dar de comer a sus clientes, bastando una señal de obispo sobre el barreño en donde estaban para resucitarlos.
San Nicolás, siempre suele aparecer representado como un hombre maduro con la barba y los cabellos blancos. Sobre su cabeza, porta la mitra, símbolo de su condición de obispo de Myra y va ataviado con una casulla roja. Con una de sus manos sostiene el báculo y en la otra suele llevar lo que ha acabado por convertirse en su principal atributo: tres esferas de oro que representan las tres bolsas llenas de monedas con las que el santo ayudó a su vecino evitando que sus tres hijas hubieran de prostituirse para conseguir su dote. También podemos encontrar representaciones de san Nicolás en las que las esferas de oro han sido sustituidas por tres manzanas o incluso por dulces. Las tradiciones difieren un poco en sus detalles, según las regiones aunque el denominador común es que la mañana del 6 de diciembre los niños reciban naranjas, golosinas y juguetes.
Nueva Amsterdam y Nueva York
El impulso colonizador de Nueva Holanda, como se llamó al conjunto de posesiones holandesas en América del Norte, cobró fuerza en 1621, y sería el asentamiento en la bahía de Hudson, el que tendría más fortuna. Inicialmente, un grupo de ocho o diez holandeses se establecieron en un islote en el centro de la bahía, llamado isla de la Nuez por la abundancia de nogales y castaños (la actual Governors Island). A apenas un kilómetro del islote se encuentra Manhattan, una isla alargada que bordea el curso del Hudson a lo largo de 21 kilómetros. Y fue a ese lugar donde en 1626 decidieron trasladarse los colonos de la isla de la Nuez, guiados por el nuevo gobernador, Peter Minuit, pensando que aquél era un territorio más extenso y rico, y a la vez fácil de defender mediante un fuerte.En cualquier caso, fue de esta forma como surgió, en un extremo de Manhattan, un asentamiento permanente, Nueva Ámsterdam, que se convirtió en la capital de los territorios de la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales. Los holandeses se había llevado sus cultos y tradiciones, entre ellas la figura de Sinter klaas, San Nicolás, un personaje que traía regalos a los niños el 5 de diciembre.
El 26 de agosto de 1664, una flotilla de cuatro fragatas británicas, comandados por Richard Nicolls, habían anclado en la Bahía de Gravesend (Brooklyn), entre Coney Island y los Narrows. A bordo viajaban 150 marineros y 300 casacas rojas.Los británicos se encontraron con una guarnición holandesa escasa y mal dotada para el combate. Peter Stuyvesant, gobernador holandés de la colonia, acabó firmando el tratado de rendición. Dicho tratado prometía respetar la «vida, los bienes y la libertad a todos aquellos que se sometieran a la autoridad del rey.El 8 de septiembre de 1664, la colonia holandesa de Nueva Amsterdam pasaba a manos británicas, que los ingleses rebautizaron. con el nombre de New York (Nueva York) en honor al por aquel entonces, Duque de York y Albany, posteriormente Jacobo II de Inglaterra y VII de Escocia, manteniéndose la tradición del Sinterklaas entre los holandeses a lo largo de los años, que con el tiempo a medida que la versión americanizada de San Nicolás se distinguiía de su predecesor europeo, también lo hizo su nombre pasando a llamarse Santa Claus..
Pocos años después de la publicación del libro de Irving, la figura de Santa Claus había adquirido tal popularidad en la costa este de los Estados Unidos que, en 1823, un poema anónimo titulado A Visit of St. Nicholas ('Una visita de San Nicolás'), publicado en el periódico Sentinel ('El Centinela') de Nueva York, encontró una acogida sensacional y contribuyó enormemente a la evolución de los rasgos típicos del personaje. Aunque publicado sin nombre de autor, el poema había sido escrito por un erudito profesor de literatura griega y hebrea, Clement Moore, que lo dedicó a sus numerosos hijos y nunca previó que un familiar suyo lo enviaría a un periódico para su publicación. Hasta el año 1862, ya octogenario, no reconocería Moore su autoría. En el poema, describe a Santa Claus como un viejo elfo pequeño y regordete como un duende, que regalaba juguetes a los niños en vísperas de Navidad, que transportaba en un trineo tirado por ocho renos , adornado con sonoras campanillas., descendiendo por las chimeneas y dejándo los regalos en los zuecos holandeses (que luego se convertirían en anchos calcetines)que los niños habían dejado junto a la chimenea. Moore no solo estableció la imagen de los renos como compañeros leales de San Nicolás sino que también da i nombres específicos a cada uno de los renos: que lo acompañaban: Dasher, Dancer, Prancer, Vixen, Comet, Cupid, Donder (más tarde modificado a Donner) y Blitzen. Finalmente, Moore desplazó la llegada del simpático personaje del 6 de diciembre típico de la tradición holandesa, al 25 de ese mes, lo que influyó grandemente en el progresivo traslado de la fiesta de los regalos al día de la Navidad..
Era la noche antes de Navidad, cuando en toda la casa
no se movía ni una criatura, ni siquiera un ratón.
Los calcetines colgados en la chimenea con cuidado,
esperando que San Nicolás pronto estuviera allí.
Los niños se acurrucaban cómodamente en sus camas,
Mientras visiones de ciruelas escarchadas danzan en sus cabezas;
Y mamá con su toquilla, y yo con mi gorro,
nos preparábamos para una larga siesta invernal,
Cuando en el prado se levantó tal alboroto
que salté de la cama para ver qué ocurría.
Lejos a la ventana volé como un relámpago,
abrí las contraventanas y levanté la persiana.
La luna en el medio de la nieve recién caída
daba el brillo del mediodía a los objetos de abajo.
¿Y qué es lo que mis ojos maravillados vieron aparecer?
Un trineo en miniatura, y ocho pequeños renos,
Con un conductor pequeño y viejo, tan vivo y rápido,
que supe al momento que debía de ser San Nicolás.
Más rápido que las águilas sus corceles vinieron,
Y él silbó, y gritó, y los llamó por su nombre;
"¡Ahora, Dasher! ¡Ahora, Dancer! ¡Ahora, Prancer y Vixen!
¡Venga, Cometa! ¡Venga, Cupido! ¡Adelante, Donder y Blitzen!
¡Por arriba del porche! ¡A lo alto del muro!
¡Ahora, corred! ¡Salid corriendo! ¡Salid corriendo todos!"
Como hojas secas que vuelan antes del salvaje huracán,
que cuando se encuentran con un obstáculo, suben al cielo;
así hasta el tejado de la casa, los corceles volaban,
con el trineo lleno de juguetes, y San Nicolás también.
Y luego, en un instante, oí en el techo
cabriolas y pisadas de cada pequeña pezuña.
Como señalé mientras mi cabeza giraba,
por la chimenea abajo San Nicolás llegó de un salto.
Estaba vestido todo de pieles, de la cabeza a los pies,
y toda su ropa manchada con ceniza y hollín.
Llevaba un saco de juguetes echado a la espalda,
y se parecía a un buhonero al abrir su bolsa.
¡Sus ojos, cómo brillaban! ¡Sus hoyuelos, qué alegres!
¡Sus mejillas eran como rosas, su nariz como una cereza!
En su alegre y pequeña boca se dibujaba un saludo
y la barba de su mentón era tan blanca como la nieve.
Una boquilla de pipa sujetaba entre los dientes,
y el humo rodeaba su cabeza como una guirnalda.
Tenía una cara ancha y una pequeña barriga redonda,
que sacudía cuando se reía, como un cuenco de gelatina.
¡Era gordito y rollizo, talmente un duende viejo y alegre,
y me reí sin querer cuando lo vi,
Un guiño de su ojo y una señal de su cabeza,
pronto me hizo saber que no tenía nada que temer.
¡No dijo una palabra, pero fue directo a su trabajo
y llenó todos los calcetines y luego se volvió de repente
y poniendo su dedo a un lado de la nariz,
y, a una señal con la cabeza, por la chimenea, ascendió!
Saltó a su trineo, a su equipo le dio un silbido,
y todos volaron lejos como los vilanos de un cardo.
Pero le oí exclamar, mientras conducía y se perdía de vista:
"Feliz Navidad a todos, y para todos una buena noche".
Una visita de San Nicolás (1823)- Clement Clark Moore Los renos de Santa Claus A lo largo de su historia, San Nicolás se ha trasladado en burro, en un caballo volador y en un trineo tirado por renos voladores, pero vuelos aparte y con una aclaración sobre el sexo de los animales que utiliza Santa Claus (*), parece razonable la ocurrencia de Moore, ya que el reno sería el animal más adecuado en el Polo Norte.. En las frías tierras del Polo Norte , Santa Claus prepara, como todos los años por estas fechas, el reparto mundial de sus obsequios, y para llevar a cabo tan importante cometido, debería haber elegido cuidadosamente qué animal podía vivir a temperaturas extremas en su larga espera anual para tirar de su trineo. La buena elección es haber escogido el reno ( salvo el tema del vuelo que no es una de sus habilidadades , por lo que hay que confiar en la magia extraordinaria de Santa Claus) , ya que está perfectamente adaptado a sobrevivir en este medio hostil con poco alimento y mucho frío y con algunas características físicas realmente únicas:
(*) Se equivoca Moore cuando describe y nombra a los renos con nombres masculinos, ya que los renos que tiran del trineo son hembras. Santa Claus sabe que los machos adultos pierden sus cuernos cada año a principios de diciembre –para volverlos a desarrollar unos meses más tarde-, mientras que las hembras los mantienen hasta la primavera con el fin de proteger a sus crías. |
Anuncio de Coca-Cola / Anuncio navideño de White Rock Beverages Company ( Diciembre 1923)
Las revistas Puck (1901) y St. Nicolás Magazine (1902) y la White Rock Beverages Company en 1923, ya había plasmado a Santa Claus de rojo y blanco en avisos para vender agua mineral y refrescos de jengibre, y en la década de 1920 la prensa neoyorkina ya hablaba de una versión estandarizada de San Nicolás, basada en los rasgos que Thomas Nast le había dado más de medio siglo antes.. Así que la asociación de los colores de Santa Claus rojo y blanco con Coca.Cola es una leyenda urbana, y la realidad es que es fruto de una evolución que empezó hace unos 200 años.
Santa Claus y Coca Cola
(1) ¡Sus ojos, cómo brillaban! ¡Sus hoyuelos, qué alegres!
¡Sus mejillas eran como rosas, su nariz como una cereza!
En su alegre y pequeña boca se dibujaba un saludo
y la barba de su mentón era tan blanca como la nieve.
Una boquilla de pipa sujetaba entre los dientes,
y el humo rodeaba su cabeza como una guirnalda.
Tenía una cara ancha y una pequeña barriga redonda,
que sacudía cuando se reía, como un cuenco de gelatina.
Las masivas campañas publicitarias de la Coca-Cola transformaron a Santa Claus en una figura clave de la imaginería navideña a partir de 1931, momento en que las fiestas navideñas pasaban de ser una celebración religiosa a ser una festividad secular y altamente comercial en los E)stados Unidos.
Aunque el romanticismo y el folclorismo del XIX prefirieron a Santa Claus vestido de verde por crear un efecto bucólico y paganizante típico de la época. , la segunda mitad del siglo XIX fue trascendental en el proceso de consolidación y difusión de la figura tradicional de Santa Claus. Por un lado, quedaron fijados (aunque todavía no definitivamente) sus rasgos y atributos más típicos. Por otra, se profundizó en el proceso de progresiva laicización del personaje. Efectivamente, Santa Claus dejó de ser una figura típicamente religiosa, asociada a creencias específicas de determinados grupos credenciales, y se convirtió más bien en un emblema cultural, celebrado por personas de credos y costumbres diferentes, que aceptaban como suyos sus abiertos y generales mensajes de paz, solidaridad y prosperidad. Además, dejó de ser un personaje asociado específicamente a la sociedad norteamericana de origen holandés, y se convirtió en patrón de todos los niños norteamericanos, sin distinción de orígenes geográficos y culturales. Prueba de ello fue que, por aquella época, hizo también su viaje de vuelta a Europa, donde influyó extraordinariamente en la revitalización de las figuras del "Father Christmas" o "Padre Navidad" británico, o del "Père Noël" o "Papá Noel" francés, que adoptaron muchos de sus rasgos y atributos típicos..
San Nicolás y Pedro el Negro/ Ilustración del libro "San Nicolás y su sirviente", de Jan Schenkman, 1850.
(1) El obispo fue enterrado en Bari, que aunque ahora sea una ciudad italiana, en esos momentos formaba parte del virreinato de Nápoles, que perteneció a la Corona Española durante un periodo de tiempo. Es por eso que quedó la tradición de que San Nicolás venga de España.
Pero la Iglesia y en ocasiones también las autoridades civiles no acababan con ver con buenos ojos la celebración de Krampus identificable con demonios paganos o con el propio Diablo. Por ello en algunos países, como en los Países Bajos, fue sustituido por otro personaje llamado Zwarte Piet ( Pedro el Negro o Padrito ), un paje negro que ayudaba a San Nicolás a dejar los regalos a los niños que se habían portado bien y se llevaba a los niños que se habían portado mal y obligándolos a trabajar durante un año en el taller de San Nicolás para redimirse.










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