TRADUCTOR

2 de mayo de 2024

TRAFICANTES, NARCOTRAFICANTES Y CAMELLOS

 

TraficantePersona que transporta y/o comercializa mercancías ilegales.

NarcotraficantePersona  involucradas en la  producción , transporte y distribución ilegal de drogas ilegales. Acostumbra a actuar a mediana o gran escala.

Camello : Término coloquial utilizado en español para describir a un  traficante de drogas callejero o a pequeña escala.

LA COCAÍNA Y LA SICALIPSIS 

En los años veinte eran frecuentes las incursiones periodísticas por los bajos fondos. Los periodistas, en ocasiones, se disfrazaban de maleantes, apaches o delincuentes, mezclándose con el público nocturno de los cafés cantantes, las tabernas y los cabarets. A mediados de los años veinte, coincidiendo con los mejores años de algunos legendarios barrios chinos como el de Barcelona, se puso de moda la «cocó», la cocaína, entonces asociada al mundo de la sicalipsis (1) , el llamado arte «frívolo», el cabaret, y fueron dos de esos periodistas quienes asociaron el camello al pequeños traficante que vendía drogas ilegales al por menor a los usuarios.

Revista Sicalíptico (1904)
(1Sicalipsis: picardía o malicia referente a temas sexuales’. Aparece registrada por primera vez en el anuncio de una obra erótica publicado en 1902 en el diario El Liberal, de Madrid. El uso más frecuente no es el sicalipsis sino más bien del adjetivo sicalíptico que, más allá de la definición académica reseñada al comienzo, significa ‘obsceno’ o ‘pornográfico’.
Tanto  revistas como obras teatrales sicalípticas,  tienen como características comunes principales el  tratar o representar  temas , bailes , vestuarios o letras de canciones «subidos de tono» para la mentalidad de la época, además de contar con un espíritu bohemio y alejado del puritanismo y los valores más tradicionales de la sociedad en la que se desarrollan.

La primera referencia a esa asociación entre  el pequeño distribuidor de drogas y el camello aparece en el artículo Mademoiselle Cocó ( nombre popular de la cocaína) en el periódico barcelonés ‘El Escándalo’, en 1926, firmado por Luis Urbano, en el que el distribuidor del producto se hacía pasar por jorobado, escondiendo la mercancía en una falsa joroba de cartón colocada en su espalda bajo la ropa.

Más tarde, otro artículo en el mismo periódico, esta vez escrito por Ángel Marsa y titulado «Un fumadero de opio», afirmaba que «[Los vendedores] se valen de mil estratagemas para comerciar con el opio. En París conocí a un individuo que se dedicaba exclusivamente a trasladar opio desde Marsella, donde se lo facilitaba un marinero japonés, a París. Lo escondía en una joroba de hoja de lata, que se ponía debajo de la americana, y la joroba iba llena de paquetes de opio. Sus colegas le llamaban el camello metálico.

De ahí que esos pequeños traficantes pasaran a ser conocidos como camellos, aunque quizás hubiera sido más correcta la denominación de dromedario, que es el que solo tiene una joroba.

En realidad, la profesión de camello nació como parte del cambio que supuso la adopción de una política de control y restricción, pues antes la compra-venta de drogas era libre. Un médico las prescribía y un farmacéutico las suministraba. Así de simple.

Pero lo que nadie podrá negar a estas alturas es que, gracias a la prohibición, nunca ha existido un mercado tan accesible a tan variada gama de sustancias psicoactivas, con unos niveles de pureza impensables hace unos años, y a unos precios muy competitivos y bastante asequibles.
Brilliant Chang
 
La imagen estereotipada que se difundió del camello desde el principio fue la del corruptor de voluntad y salud de jóvenes de ambos sexos. Para poder presentarlo en público como la versión contemporánea del hombre del saco, los medios de comunicación no tardaron en reproducir su apariencia El cantonés Brilliant Chang, que se había establecido en Londres, donde administraba un restaurante en el 107 de Regent Street, fue uno de los primeros en ver estampado su rostro en los tabloides, al ser acusado en 1922 de haber facilitado la droga que había acabado con la vida de una joven bailarina de 21 años llamada Freda Eileen Kempton.

Campaña contra los expendedores de alcaloides”, noticia sobre camellos publicada en la revista bonaerense Caras y Caretas (1923).

En la misma época, al otro lado del Atlántico, la revista bonaerense Caras y Caretas estrenaba una sección gráfica dedicada a la crónica policial, en la que solían aparecer fotografiadas personas acusadas de traficar con drogas, como por ejemplo el chino Ricardo Tang. Tanto en Inglaterra como en Argentina, o en cualquier otro país con un fuerte flujo migratorio procedente del Celeste Imperio (EEUU, Perú, México, Cuba, etcétera), la población de origen chino era el colectivo más sensible a ser exhibido en público en relación con las drogas, en especial con el pérfido opio.

El auca de la muerte- Ricard Opisso

Por esos mismo años el dibujante catalán Ricard OPisso publicaba en el semanario satírico L’Esquella de la Torratxa la llamada “auca de la mort” en la que representaba al camello mediante la figura de un siniestro esqueleto ofreciendo una cajita repleta de polvos a tres muchachas devotas de la cocaína.

Durante la II República Española entró en funcionamiento en España la primera brigada especial encargada de la represión del tráfico de drogas, integrada por los agentes Carlos Fernández-Franquero y Gonzalo de la Guardia. Con el incremento de la represión, las autoridades competentes constataron la falta de colaboración de los usuarios y de las usuarias en la detención de quienes supuestamente les envenenaban. Algo incomprensible e inadmisible para el represor, ya que atentaba contra la idea que se tenía de los consumidores como víctimas involuntarias. Así se explica que Jacinto Fernández, jefe de la Policía de Buenos Aires denunciara la complicidad de los usuarios y usuarias de drogas con los traficantes que los abastecían y que el doctor Romualdo Rodríguez Vera, vocal del Consejo Técnico Nacional para la Restricción de Estupefacientes, se extrañara ante la prensa de cómo los encubrían. Y es que los camellos siempre actúan en connivencia con sus clientes. Habida cuenta de dicha connivencia, y al tratarse de un régimen republicano, la detención de dos aristócratas traficantes, o sea, dos camellos de sangre, azul causó un verdadero revuelo mediático en la España de 1933.

Durante los años 20 y 30 los medios de comunicación de masas ya no se conformaban con identificar a los traficantes, sino que a menudo también se esforzaban en mostrar el material incautado, dando así relevancia al mal potencial retirado por los esforzados agentes de del orden.

Las autoridades constataron la falta de colaboración de los usuarios en la detención de quienes supuestamente les envenenaban, algo que atentaba contra la idea de los consumidores como víctimas involuntarias.Pero además de denostarlos, los medios de comunicación de masas siempre han demostrado una verdadera fascinación por las argucias desarrolladas por los traficantes para ocultar su ilícita mercancía, por los escondites empleados: dentro de un collar de perlas falsas, en el interior de relojes sin maquinaria, en la oquedad creada por una joroba postiza, dentro de una pierna ortopédica de madera, en el interior de instrumentos musicales, en los puños huecos de bastones y paraguas, dentro de figuras de yeso, de plátanos vaciados de su pulpa, de libros preparados ex profeso, etcétera. Así, por ejemplo, la noticia de la detención en julio de 1938 por la policía de París de Isaac Leifer, Gran Rabino de Brooklyn, y un cómplice suyo llamado Herman Gottdiener, cuando se disponían a enviar una colección de “textos sagrados” judíos donde se camuflaban hasta 40 libras de heroína cosidas en sobres en la encuadernación, dio la vuelta al mundo. Mucho más en una época en que el antisemitismo estaba viviendo uno de sus momentos más álgidos.


EL NARCOTRÁFICO FEMENINO

La actividad del narcotráfico  no es una  actividad masculina  en la que la mujer ha jugado un papel secundario. Ejemplo de ello son por ejemplo Ignacia Jasso  conocida como "La Nacha" María Dolores Estevez Zulueta -  Lola "La Chata" y  Griselda Marco Restrepo - "La viuda negra" /"La reina de la cocaína". 

Ignacia Jasso

La. mexicana Ignacia Jasso es  considerada como la primera lideresa criminal de Ciudad Juárez. Entre ella y su marido, Pablo González, alias “El Pablote”, consiguieron controlar el tráfico de marihuana y morfina en la línea fronteriza de El Paso, Texas y Ciudad Juárez, durante la década de los 20, llegando su poder hasta la ciudad de Chihuahua. Uno de los rasgos característicos de su organización fue la violencia. “El Pablote” murió en 1930 en una contienda de cantina, pero “La Nacha” continuó con el negocio del tráfico de drogas gracias a la protección que recibió de algunas autoridades.

María Dolores Estévez  Zulueta

Otra renombrada traficante, también mexicana, fue María Dolores Estévez Zulueta, más conocida como Lola “La Chata”, una de  las principales traficantes de marihuana, morfina y heroína en México, entre las décadas de los treinta y los cincuenta, Su pericia en el comercio de drogas la convirtió en una auténtica leyenda y en fuente de inspiración para el escritor William S. Burroughs , quien la tomó como modelo para varios de sus personajes, incorporándola de este modo a la cultura popular estadounidense.

Burroughs visitó México en 1940 huyendo de cargos por consumo y posesión en Nueva Orleans. En Ciudad de México el escritor encontró drogas baratas y dentro de ésta cultura de facilidad comenzó a formarse una idea de los significados culturales que la misma implicaba. “La Chata” aparece en sus escritos como Lupe, Lupita o Lola. En su libro Ciudades de la noche roja, Burroughs describe un encuentro entre su protagonista y “La Chata”, que es su proveedora de heroína. Con motivo de su detención en 1957, y de su fallecimiento dos años más tarde, su imagen —acompañada de grandes titulares— copó los principales medios de comunicación mejicanos.

Griselda Blanco Restrepo

Más cercana a nuestros días, la colombiana Griselda Marco Restrepo, conocida como “La viuda negra” y “La madrina de la cocaína”, líder del cártel de Medellín y pionera en el tráfico de drogas y el submundo de la cocaína, con sede en Miami, entre los años 70 y 80. Se calcula que fue responsable de hasta 200 asesinatos mientras transportaba droga desde Colombia a los Estados Unidos. Griselda le enseñó a Pablo Escobar el negocio de las drogas , quien  finalmente se convirtió en su competidor cuando creó su Cártel, sus propios laboratorios y redes de distribución.

Los hermanos Elie y George Eliopoulos, narcotraficantes parisinos de origen griego que sirvieron de inspiración a Hergé para su malvado personaje, el traficante Rastapopoulos, en "Los Cigarros del Faraón".

TINTÍN Y LOS NARCOS

En "Los Cigarros del Faraón (1932), Tintín el héroe del tupé y los bombachos es acusado de tráfico de cocaína y heroína por unos improbables agentes antinarcóticos llamados Hernández y Fernández. A partir de ahí, toda la aventura está centrada en el desmantelamiento de la siniestra organización Kih Oskh que, comandada por el Moriarty particular de Tintín —el “genio del mal” Rastapopoulos—, camufla el opio dentro de cigarros puros. Cabe destacar que esta sociedad secreta de traficantes está formada por respetabilísimos ciudadanos (el banquero Mr. Snowball y señora, el reverendo Peacock, un coronel británico, etcétera), dato que no tiene nada de fantasioso en un mundo —el nuestro— donde bancos, políticos y ciudadanos por encima de toda sospecha son los principales beneficiarios del narcotráfico. En esta misma historia, Tintín —paradigma de la sobriedad— cae involuntariamente bajo los efectos de una droga, probablemente opio, que le sume en un ensueño.

Para desarrollar el personaje del pérfido Rastapopoulos, el conocido historietista belga se inspiró en Elie Eliopoulos, un traficante internacional de altos vuelos, que trajo en jaque durante más de una década a la policía de medio mundo.

No hay más que echar un vistazo a las fotos de las fichas policiales de los hermanos Elie y George Eliopoulos —por no insistir en la similitud de los apellidos— para llegar a la conclusión de que Hergé tomó como modelos a estos traficantes parisinos de origen griego para desarrollar el personaje del malvado Rastapopoulos.


VENTA DE "COSTO DEL GUENO" (Hachís del Bueno)

En   abril de 2007  se repartió  en el barrio de Sant Roc de Badalona este curioso folleto , tan prolijo en detalles como en faltas de ortografía, cuyo autor era  un  vecino de dicha localidad que no sólo se dedicaba al trapicheo de hachís, sino que además anunciaba su mercancía con absoluto descaro, y que permitía a cualquiera localizar el punto de venta de su “costo del gueno” (hachís del bueno).

El camello advertía que sólo vendía su mercancía “ha chabale rollao” ( a chavales enrollados) y recomendaba “no venir lo menore” (no venir los menores). Según sus instrucciones, el comprador debía “esperar al lao de la ventana” (esperar al lado de la ventana) de detrás de su casa y en “lo banco de asentarse” ( los bancos donde sentarse). Eso sí, era necesario comportarse con discreción para evitar que la transacción acabase mal: “No llamar la atensíon o no su vendo na” (no llamar la atención o no os vendo nada), advertía escuetamente la hoja volante. El camello especificaba que el cliente podía “silvar o llamarme” (silbar o llamarme). Era entonces cuando el hombre salía “por la bentana”(por la ventana) y vendía el “costo de calidas” (hachís de calidad). “Vale 20 euros una barrita”, apuntaba el texto. “Ta bien” (Está bien), apostillaba el camello, mostrando así su satisfacción por la excelente relación entre el precio y la calidad de su producto. 

El curioso marketing del personaje en cuestión excluía números de teléfono móviles y direcciones de correo, aunque no omitía su nombre de pila: “Me llamo Marcos”. Había que ir personalmente. Para ello, el pie de página el autor añadía un plano de la localización en el que aparecían dibujados tres bloques de pisos. Una flecha indicaba el lugar de exacto del punto de venta. Para que no hubiera pérdida, el plano contenía hasta puntos de referencia con el fin de orientarse, como el “tituto” (Instituto) Enseñanza Secundaria Eugeni d’Ors.

Como cabía esperar el citado camello, de 32 años de edad y con antecedentes por robo, no tardó en ser detenido por agentes de los Mossos d’Esquadra (Policía autonómica de Cataluña) . Pero es que, más allá del descaro con que acometía su negocio este sujeto plantea un matiz importante de la profesión: el que separa  al simple expendedor del inductor, es decir, al tipo que se limita a vender drogas del que se dedica a ofrecerlas, pregonando sus excelencias a los cuatro vientos.

EL ARGOT DEL NARCOTRAFICO
Además de comunicarse en clave, los narcotraficantes utilizan un argot específico cuya constante renovación les permite mantener sus propios códigos lingüísticos secretos. El fenómeno no es nuevo: viene siendo utilizado desde hace siglos por determinados colectivos, entre ellos los delincuentes o los grupos marginados, para impedir o dificultar su comprensión por parte de otros grupos sociales ajenos. Así se desarrollaron en los siglos XVI y XVII las llamadas germanías, las jergas asociadas a pícaros, delincuentes y otras gentes de mal vivir. Una especie de código solo inteligible por determinadas hermandades.

En el caso de los camellos o traficantes de droga, su habla está cuajada de múltiples variantes no solo por la diversidad de productos con que mercadean (hachís, heroína, cocaína, sustancias psicotrópicas, etcétera), sino por la multitud de nacionalidades (españoles, británicos, marroquíes, colombianos, italianos, holandeses…) que intervienen en el trasiego de estos productos. El habla de las bandas de colombianos y mexicanos, dada su fortaleza e implantación, es quizá hoy la influencia más notable entre estas redes.

La jerga refuerza la cohesión de estos grupos delincuenciales, aunque muchas de sus palabras ya se han transferido al lenguaje del común de los mortales, en buena medida por su difusión a través de los medios de comunicación social, las novelas, las películas y las series de televisión. Las palabras secretas también se gastan o se queman, sobre todo si ya son muy conocidas por personas ajenas, y eso obliga a una permanente renovación del narcovocabulario. Baste como ejemplo significar que maría (marihuana), porro (cigarrillo de marihuana o hachís mezclado con tabaco) y madero (policía) son palabras ya tan conocidas por el público que están recogidas en el Diccionario de la Lengua Española desde hace tiempo. Han superado así los recelos y las barreras que en gran parte de la sociedad suele haber hacia términos y expresiones tildados de vulgares o de mal gusto por ser empleados por personas fuera de la norma.

Próximo a los narcotraficantes está el mundo de los toxicómanos, ya que no en vano el negocio de aquellos consiste en satisfacer la demanda de estos últimos. Eso ha hecho y hace que entre ambos extremos de esta cadena comercial haya una estrecha interrelación y un intercambio de claves comunicativas. No obstante, la jerga de los drogadictos es mucho más conocida a nivel popular porque la emplean en las calles más abiertamente y porque, además, ha sido más divulgada por los medios de información social.

El fenómeno del narcotráfico en países como Colombia o México es de tal magnitud que no es de extrañar que infinidad de palabras y expresiones de los narcos hayan quedado plenamente incorporadas al lenguaje corriente de la sociedad. Ello se debe, por un lado, a la contaminación directa que se produce por el estrecho contacto entre los miembros de las organizaciones y su amplio círculo de familiares y amigos, y, por otro lado, a la permeabilidad de corridos, canciones populares y telenovelas hacia este léxico peculiar, con numerosas innovaciones en cada origen geográfico.


BREVE DICCIONARIO DE ARGOT 
anfeta. Anfetamina.

bazuko. Cigarrillo que mezcla marihuana con otras drogas, generalmente cocaína. Muy extendido en Colombia, su uso es minoritario en España.

burroHeroína.

camelloTraficante de droga a pequeña escala.

canuto. Cigarrillo de tabaco mezclado con marihuana.

chinaPequeña porción de hachís.

chinoUna especie de cigarrillo elaborado con papel de aluminio con el que se fuma heroína y se inhalan sus vapores.

ciegoDícese del estado en que se encuentra cualquier persona bajo los efectos de un estupefaciente.

cocineroEl químico encargado de elaborar droga, por lo general clorhidrato de cocaína.

cogolloParte de la planta del cannabis que se fuma.

colgaoDrogado en exceso.

colocónEstado de euforia producido por el consumo de drogas.

cortarAdulterar la droga con otras sustancias para aumentar el peso de esta.

costoHachís.

esnifarConsumir droga por la nariz.

estupaUn policía antinarcóticos, especializado en la lucha contra el tráfico de sustancias estupefacientes.

fariñaCocaína (término generalmente empleado por los narcotraficantes gallegos).

farlopaCocaína.

fumetaPersona aficionada a fumar drogas.

jacoHeroína.

maderoAgente de policía.

mandanga. Hachís.

mierdaGrifa o hachís.

monguiSetas alucinógenas.

monoSíndrome de abstinencia que padece un drogadicto.

mulaPersona que transporta droga, en muchas ocasiones oculta en su cuerpo, en el estómago o en el intestino.

narcoNarcotraficante.

nieveUna de las formas más habituales de denominar a la cocaína.

papela / papelinaUna dosis de heroína.

pepaBarbitúrico o éxtasis.

pericoCocaína.

peta. Cigarrillo de marihuana o hachís.

picoDosis de una droga, generalmente referido a la heroína.

pillarComprar droga.

pirulaPastilla de metilendioximetanfetamina (MDMA), conocida como éxtasis.

rayaDosis de cocaína en polvo, picada con una cuchilla o similar, que se esnifa por la nariz.

salHachís que se rescata del mar mojado, por lo que pierde propiedades y se vende como de muy baja calidad.

speed. Sulfato de anfetamina (una sustancia sintética perteneciente a la familia de las fenetilaminas).

tripi. Dosis de LSD (dietilamida del ácido lisérgico), que es una droga alucinógena.

yonkiAdicto a una determinada droga.

Glosario de drogas 

Fuentes: CÁÑAMO nº 114 y 250 / Archiletras / Revista de Lengua y Letras nº 10 / http://www.agenteprovocador.es/ El País -abril 2017.

No hay comentarios:

Publicar un comentario