EL LEJANO OESTE: COLONOS, DROGAS Y SEXO ( Parte 2 de 2 )
Además de bebidas alcohólicas en abundancia, en el Viejo Oeste también estaban presentes el tabaco, y la morfina y la cocaína, que junto con el cannabis (marihuana), la heroína y otros narcóticos, que eran legales y se podían comprar sin receta, y que los médicos por su parte las recetaban generosamente para una multitud de dolencias. El siglo XIX supone el inicio de la historia de las drogas sintéticas, que se encontraba a disposición del consumidor para ser utilizadas como medicamentos o con finalidad exclusivamente lúdica para muchos de los que las consumían, siendo las más utilizadas además del whisky y el tabaco, la morfina, el opio y el láudano.
Tabaco de mascar
El tabaco
Aunque había quien fumaba tabaco en forma de cigarro o puro, el tabaco mascado , o tabaco sin humo, era la forma más utilizada popularmente para obtener una mayor estimulación de la nicotina . Se colocaba el tabaco para mascar o esnifar entre la mejilla y las encías, en la parte inferior de la mandíbula y durante este proceso, la nicotina entraba en el torrente sanguíneo a través de las encías, sin necesidad de tragar los jugos del tabaco. Los consumidores se veían obligados a escupir frecuentemente porque mientras se tenía el tabaco en la boca se acumulaba mucha saliva que había que eliminar, y que se realizaba en el suelo o en escupideras situados en los locales.
Mascar tabaco era casi universal. Este hábito se había extendido entre la población agrícola de América tanto del Norte como del Sur antes de la guerra. Los soldados habían encontrado el quid un consuelo en el campo y continuaron haciéndolo girar en sus bocas al regresar a sus hogares. Al aire libre, donde su vida transcurría principalmente, el masticador escupía sobre sus tierras sin ofender a otros hombres, y sus casas y edificios públicos estaban provistos de escupideras. Se proyectaban parábolas marrones y amarillas a derecha e izquierda hacia estos receptores, pero muy a menudo sin el objetivo cuidadoso que conducía a una vida limpia. Incluso los bancos de las iglesias de moda contenían probablemente estas comodidades familiares. La gran cantidad de hombres del sur, y estos eran de la mejor clase (oficiales en el ejército confederado y plantadores, con un valor de 20.000 dólares o más, y excluidos de la amnistía general) que se presentaron al perdón del presidente Johnson, mientras esperaban su placer en la antesala de la Casa Blanca, cubriendo su piso con charcos y riachuelos de su saliva. Un viajero observador del Sur en 1865 dijo que, en su opinión, siete décimas partes de todas las personas mayores de doce años, tanto hombres como mujeres, consumían tabaco de alguna forma. Se veía a las mujeres en las puertas de sus cabañas descalzas, con sus sucias prendas de algodón de una sola pieza, sus sillas inclinadas hacia atrás, pipas humeantes hechas de mazorcas de maíz en las que se encajaban cañas de caña o plumas de ganso. Los niños de ocho o nueve años y las niñas a medio crecer fumaban. Mujeres y niñas se "sumergían" en sus casas, en sus porches, en los salones públicos de los hoteles y en las calles.
Una historia de los Estados Unidos desde la Guerra Civil Volumen: 1. (1917) - Ellis Paxson Oberholtze
Ya en 1797, Adam Clarke, un famoso ministro metodista, hizo un llamamiento a todos los consumidores de tabaco y seguidores religiosos para que evitaran el consumo de tabaco de mascar por el bien de su salud y su alma. Esta súplica también se debió al hecho de que se había vuelto inseguro arrodillarse al orar porque los masticadores habían hecho que los pisos fueran insalubres.
Durante la última parte del siglo XIX, la "teoría de los gérmenes de la infección" cambió el curso de la masticación del tabaco en Estados Unidos y se consideró que expectorar en el suelo y en una escupidera de latón podría ser una fuente de contaminación y propagación de enfermedades. En la década de 1890, la protesta pública hizo que mascar tabaco fuera un comportamiento socialmente inaceptable e ilegal en la mayoría de los lugares públicos. . Sin embargo, masticar siguió siendo la forma dominante de consumo de tabaco en Estados Unidos hasta la expansión de la industria tabacalera en 1918..
El opio
( ...) Así que, ¿bajo qué principio de la razón deberían estos extranjeros enviarnos como pago una droga venenosa que conlleva la destrucción de los nativos de China? Sin pretender decir que los extranjeros alojen tales intenciones destructivas en sus corazones, sí podemos afirmar que, en su desordenada sed de ganancias, se muestran perfectamente indiferentes sobre las heridas que nos infligen. Y siendo ese el caso, nos gustaría preguntar: ¿qué ha sido de la conciencia que el cielo ha implantado en el pecho de todos los hombres? Hemos oído que en vuestro propio país el opio ha sido prohibido con la mayor restricción y severidad. Esta es una buena prueba de que sabéis perfectamente cuán dañino es el opio para la humanidad. Y dado que no permitís que el opio dañe a vuestro propio país, no deberíais enviar esa droga dañina a otro país, ¡y mucho menos a nuestra tierra! De todos los productos que China exporta a vuestros países, no hay uno solo que no resulte beneficioso para la humanidad de una manera u otra.
(...) Pero existe una categoría de extranjeros malhechores que fabrican opio y lo traen a nuestro país para venderlo, incitando a los necios a destruirse a sí mismos, simplemente con el fin de sacar provecho. (...) ahora el vicio se ha extendido por todas partes y el veneno va penetrando cada vez más profundamente (...) Por este motivo, hemos decidido castigar con penas muy graves a los mercaderes y a los fumadores de opio, con el fin de poner término definitivamente a la propagación de este vicio. (...) Todo opio que se descubra en China se echará en aceite hirviendo y se destruirá. En lo sucesivo, todo barco extranjero que llegue con opio a bordo será incendiado (...)
Las consecuencias de esta posición fueron las Guerras del Opio, que perdidas por China supusieron para ella enormes pérdidas económicas, comerciales y de soberanía territorial
Consecuencias de la Primera Guerra del Opio( 1839 a 1842)
Apertura de cinco grandes puertos chinos al comercio.Hong Kong pasaba a ser colonia británica.
China debía pagar el coste económico de la guerra e indemnizar a los traficantes.
Supresión de los aranceles.
Apertura de cinco grandes puertos chinos al comercio.
Hong Kong pasaba a ser colonia británica.
China debía pagar el coste económico de la guerra e indemnizar a los traficantes.
Supresión de los aranceles.
Consecuencias de la Segunda Guerra del Opio ( 1856 a 1860)
Apertura de nuevos puertos al comercio.
Los barcos comerciales podían navegar a través del río Yangtsé.
China debía abonar compensaciones económicas por el coste de la guerra.
El comercio del opio quedaba legalizado.
Compensaciones económicas a los comerciantes.
Libre circulación de ciudadanos extranjeros en territorio chino.
Mayor apertura religiosa para los cristianos, que también podían adquirir propiedades.
Otra consecuencia de las guerras del Opio y del comercio d el opio, fue la creación del Hong Kong Shangai Bank Corporation (HSBC) en 1865, cuya finalidad consistía en gestionar los beneficios derivados del comercio del opio.
«Fix y Passepartout se dieron cuenta de que habían entrado en un fumadero, frecuentado por esos miserables, embrutecidos y degenerados a los que la mercantil Inglaterra vende esa funesta droga del opio por un importe anual de doscientos sesenta millones de francos. Tristes millones esos obtenidos de la explotación de uno de los más terribles vicios de la naturaleza humana. El gobierno chino ha tratado inútilmente de oponerse a tal abuso por medio de leyes severas. Inicialmente reservado a la clase rica, el uso del opio ha descendido a las clases pobres y sus estragos se han hecho incontenibles. Se fuma opio en todas partes; en China, hombres y mujeres se dan por igual a tan deplorable pasión, y cuando ya se han acostumbrados a sus inhalaciones no pueden prescindir del opio sin sufrir horribles contracciones estomacales. Un gran fumador puede fumar hasta ocho pipas diarias, pero se muere en cinco años.»
Fragmento de La vuelta al mundo en 80 días, novela del escritor francés Julio Verne publicada por entregas en Le Temps desde el 7 de noviembre (número 4225) hasta el 22 de diciembre (número 4271) de 1872, el mismo año en que se sitúa la acción. Después, sería publicada de manera íntegra el 30 de enero de 1873
La reina de Inglaterra transmitió la misiva a la Cámara de los Comunes y ésta, en una moción aprobada por mayoría absoluta, consideró «inoportuno abandonar una fuente de ingresos tan importante como el monopolio de la East India en materia de opio.
El primer uso recreativo generalizado de opio llegó a los Estados Unidos en el siglo XIX con trabajadores inmigrantes chinos que trabajaban en las minas y sus alrededores durante la Fiebre del oro de California y durante la construcción del Ferrocarril Transcontinental. Trayendo consigo sus hábitos de fumar opio, pronto se abrieron fumaderos de opio en varios asentamientos donde se podía encontrar una población de chinos. Desde aproximadamente 1850 hasta 1870, la práctica de fumar opio siguió siendo principalmente un hábito chino, y los fumaderos de opio solían estar ubicados en la sección china del pueblo o ciudad. Pero durante la década de 1870 comenzó a extenderse especialmente entre los bajos fondos y consumido mayoritariamente por proxenetas, jugadores, prostitutas y delincuentes , y en menor medida por clases bajas y altas sin distinción, siendo frecuentados también por snobs , artistas y escritores que hacían uso del opio de manera recreativa para relajarse y experimentar alucinaciones que pudieran ayudar a sus creaciones.
Fumadero de opio
Pero la mayoría de los estadounidenses no necesitaban ir a un fumadero de opio chino para consumirlo. Por aquel entonces, los opiáceos ya eran el ingrediente principal de productos tan diversos como polvos dentífricos y analgésicos para el dolor menstrual. Las medicinas de patente, que recibían este nombre porque a menudo contenían sustancias secretas "patentadas", inundaron el mercado. Aunque muchas de ellas perseguían un fin medicinal una gran parte de sus consumidores las utilizaban exclusivamente con fines lúdicos.
El láudano
Se cree que los primeros opiáceos conocidos traídos a Estados Unidos fueron los de un médico llamado Samuel Fuller que llegó al Mayflower en 1620. En su botiquín médico, probablemente llevaba una forma temprana de láudano, una mezcla de opio y alcohol creada por primera vez en el siglo XVI.
La forma más común de ingestión de opio fue el láudano, medicamento bebible elaborado con una tintura de opio y alcohol, aromatizada con vainilla, cereza, naranja, limón o almendra. Envasado en botella se usaba comúnmente como sedante y analgésico para tratar multitud de dolencias: dolores de cabeza, dolores de muelas, dolencias cardíacas, insomnio, dolor de nervios, "molestias femeninas" . mordeduras de serpiente, enfermedades venéreas, .... Con el tiempo, el adicto desarrolló tolerancia y necesitó dosis mayores. La adicción apareció rápidamente y fue difícil de romper. Era económico, muy fácil de adquirir y al alcance de la clase baja.
Morfina
El opio contiene más de 25 derivados que se usaron en medicina, el más popular de los cuales es la morfina. Nombrado en honor a Morfeo, el dios griego del sueño, se aisló por primera vez en 1803. Sin embargo, la morfina tardó en ser adoptada como analgésico porque su eficacia era limitada cuando se tomaba por vía oral, aunque a veces se añadía al whisky para obtener mejores resultados. No vería su objetivo completo hasta que se inventó la jeringa hipodérmica en la década de 1850.
Durante la Guerra Civil Americana , tanto el opio como la morfina se utilizaron ampliamente como analgésicos. En los primeros años, generalmente se tomaban en forma de pastilla, mezclados con alcohol para formar láudano o como un polvo que se aplicaba directamente sobre las heridas abiertas. En años posteriores, las jeringas estuvieron más disponibles para los cirujanos en los hospitales de campaña y se inyectaron en forma líquida. Durante la guerra, algunos soldados se volvieron adictos y los hospitales y los médicos se vieron obligados a tener sus suministros de medicinas custodiados por hombres armados para detener los robos. De hecho, la adicción prevaleció tanto entre los veteranos después de la guerra que se la conoció como la "Enfermedad del soldado".
La morfina se usaba para tratar los mismos síntomas que el opio, además de ser recetada para la resaca e incluso en el tratamiento del alcoholismo cuando los médicos pensaban que la adicción a la morfina era el menor de dos males. También se utilizó durante el parto.
La morfina era el narcótico más común en la frontera. Derivado de la adormidera , se extrajo por primera vez en 1804 y fue el primer narcótico derivado de una planta natural, constituyendo uno de los analgésicos más potentes, ya que actúa directamente sobre el sistema nervioso central. Su comercialización comenzó en la década de 1820 y después de la invención de la aguja hipodérmica en 1853 su uso se expandió, especialmente en cirugías en el campo de batalla. Se estima que medio millón de veteranos de la Guerra Civil Americana se convirtieron en adictos de por vida.
Como la morfina era difícil de producir y de obtener por particulares, durante el siglo XIX, el opio , que también se deriva de la resina de la misma amapola y contiene un 16% de morfina, se convirtió en la alternativa de la morfina , y fue la droga recreativa preferida. Antes de 1909 no existían restricciones sobre su importación o uso. Irónicamente, se convirtió en una cura para la adicción a la morfina.
El cannabis
En América del Norte, el cannabis, en forma de cáñamo, fue introducido por los españoles y luego cultivado en muchas plantaciones para su uso en cuerdas, ropa y papel. En 1830, a un médico irlandés y especialista en hierbas se le atribuye la formación de sus colegas occidentales en los beneficios del cannabis para el alivio del dolor y espasmo muscular. También podía usarse para tratar migrañas e insomnio, y como analgésico primario .
Desde 1850 hasta 1942, la Farmacopea de los Estados Unidos, que enumera las drogas más aceptadas, reconoció la marihuana como una medicina legítima, bajo el nombre de "Extractum Cannabis". En 1851, el Dispensario de Estados Unidos dijo de él: “Las quejas en las que se ha recomendado especialmente son neuralgia, gota, reumatismo, tétanos, hidrofobia, cólera epidémico, convulsiones, corea, hemorragia”.
Del mismo modo que ocurrió con otras drogas medicinales, el cannabis pasó a utilizarse con finalidades exclusivamente lúdicas.
La gran expansión hacia el oeste de las primeras décadas de la colonización , protagonizada principalmente por hombres, dio lugar a los famosos pueblos de frontera, encargados de acoger a los nuevos colonos que llegaban desde el este, servir de centro neurálgico para los campamentos mineros , en búsqueda de oro, que se ubicaban en los alrededores , hacer las veces de puestos avanzados para el ejército , proveer de vivienda a los trabajadores del trazados ferroviarios y conseguir una buena comida, bebida, y también la compañía de una amable chica. El gran problema es que el número de mujeres no superaba el 10% de la población total , por lo que la sociedad tuvo que adaptarse a esa circunstancia , y así , al igual que el mítico «saloon», no tardaron en aparecer los burdeles en los pueblos de la frontera, con mujeres dedicadas a aplacar la libido de la ingente cantidad de hombres solitarios, situados tanto en locales dentro del pueblo o ciudad como móviles en lugares alejados del pueblo y próximos a los pequeños campamentos mineros, que constituían su clientela.
Prostitutas en un un prostíbulo móvil
El ejercicio de la prostitución , presente en cualquier poblado o ciudad del lejano Oeste, era tolerada por parte de los puritanos colonos anglosajones ante las características del lugar en donde vivían , un lugar sin ley y en donde donde proliferaron todo tipo de pecados: asesinatos, robos, violaciones, consumo masivo de alcohol, drogadicción (opio, cocaína, morfina, marihuana) y especialmente la prostitución, aplicando una doble moral , estricta para las mujeres honradas y (teóricamente) para sus maridos, y tolerada para el resto. con la justificación de que era necesario para que los hombres satisficieran sus deseos sexuales sin que persiguieran a las mujeres honradas o a sus hijas" o las molestarían con sus «lascivos deseos». A las prostitutas se les nombraba , entre otros, por los eufemísticos apodos de "palomas heridas" o "mujeres de la hermandad"
De hecho, desde los primeros años de la expansión hacia el Oeste, el negocio de las prostitutas contribuyó en gran medida a la economía local. Ejemplo de ello es que, durante la mitad del siglo XIX , unas 50.000 mujeres ejercían como meretrices. Las prostitutas eran tan numerosas en algunas ciudades que se ha llegado a estimar que suponían en algunos casos hasta el 25% de la población.
Una mujer solía terminar ejerciendo como prostituta por múltiples causas. Lo más habitual era que empezaran en este negocio si eran «abandonadas o se quedaban solas al morir sus padres» en las ciudades del Oeste. Pero había una tercera y triste vía: ser secuestrada por los indios, como le ocurrió a Mary Elizabeth Libby Haley Thompson, más conocida por el apodo que se le otorgó debido a la separación de sus dientes: Alicia dientes de ardilla. Con apenas 9 años, esta joven fue capturada por los comanches. Cuando logró regresar con su familia después de tres años, fue marginada porque la sociedad asumió que habría sido violada por los nativos. Acabó sus días siguiendo a una banda de pistoleros primero, y ejerciendo como bailarina y prostituta poco después.
El mundo de la prostitución estaba casi siempre ligado a la marginación social y a la delincuencia y los índices de suicidios, drogadicción, violación y episodios de violencia alcanzaron índices realmente alarmantes en los burdeles de las ciudades fronterizas, que convirtieron los prostíbulos en jaulas de pobreza y miseria. Ejerciendo la prostitución se encontraban mujeres jóvenes, entre los 14 y los 30 años, sin apenas educación y, en muchos casos analfabetas, que muchas veces habían sido vendidas por sus propias familias y sin ninguna esperanza de escapar de estos nidos de conflictividad y marginación.
Los precios por sus servicios variaban según la edad , los activos de la mujer (ser joven y sin experiencia era bueno, al igual que el atractivo) y su origen étnico. Las mujeres estadounidenses tenían un precio más alto que las mujeres mexicanas y asiáticas, mientras que las mujeres nativas americanas y las pelirrojas tenían un precio más alto que el de otras mujeres blancas, ya que se pensaba que las mujeres nativas americanas y las pelirrojas eran más apasionadas que las demás.
Grupo de prostitutas
Dentro de las prostitutas del lejano Oeste también había categorías. Las meretrices peor consideradas y con menos recursos solían vagar por las polvorientas calles de las grandes ciudades dispuestas a ofrecer sus favores sexuales a cualquiera. Lo más habitual era que llevasen consigo una manta que arrojaban al suelo para complacer a su cliente, en algún callejón oscuro cuando este se lo pidiera .Un poco más arriba en el escalafón se encontraban aquellas que ejercían su profesión de forma independiente en pequeñas viviendas sin más encanto o equipamiento que una solitaria habitación o una triste salita tras la cocina. Aunque lo más habitual era que algunas madames mantenían una red de casas individuales en las que ponían a trabajar a las que tenían mayor edad a la habitual. Por encima de estos dos primeros escalones se encontraban las que trabajaban en un burdel.
La mayoría de los prostíbulos tenían dos plantas. En la primera los clientes eran distraídos con música y un pequeño escenario en el que -en los mejores casos- actuaban cantantes. En la segunda estaban las habitaciones, donde se mantenían las relaciones sexuales.
La homoerotismo
Cuando pensamos en el Lejano Oeste, evocamos las tradicionales escenas que Hollywood ha inculcado en nuestro subconsciente colectivo: hombres rudos, hechos a sí mismo, encarnando siempre valores y rasgos masculinos. Es ese tipo de hombre que escupe en el suelo y maldice en voz alta, que se quita el sombrero cuando pasa por delante una dama, pero que al mismo tiempo es capaz de propinarle un cachete en el culo si se la encuentra en la taberna, ese tipo de hombre que no dudará en sujetarla con firmeza para robarle un beso ante los inútiles forcejeos de la dama por librase de sus descaradas efusiones.
Pero en la realidad ocurría que ante una sociedad con un acuciante problema de la falta de mujeres, los comportamientos homoeróticos fueron bastante habituales, existiendo una cierta flexibilidad a la hora de imponer los roles de género, y esas relaciones no eran vistas propiamente como homosexuales. Este dato no nos debe extrañar, primero porque esta división entre homosexuales y heterosexuales es un concepto más propio del siglo XX, ya que no es hasta la pasada centuria cuando se habla abiertamente de estos conceptos y se establecen las diferentes identidades sexuales.
Así, en aquellas grandes comunidades donde la presencia de mujeres fue escasísima, como los campamentos mineros, los primeros poblados de colonización o grandes ranchos aislados del mundo, los hombres adoptaron los roles domésticos y sexuales reservados tradicionalmente a las mujeres.
La población de California antes de la Fiebre del Oro de 1849 era 90% masculina, y la mayoría de los hombres realizaban trabajos de minería, pastoreo de ganado, ganadería, caza y como soldados del ejército, pero también tareas domésticas que antes dejaban a las mujeres como cocinar, limpiar y lavar la ropa. A veces, estos hombres también compartían cama y formaban asociaciones conocidas como “matrimonios de solteros”.
Las fotos antiguas de parejas de vaqueros del mismo sexo en actitudes cariñosas no demuestra que fueran amantes, y muchos de ellos solo eran amigos o familiares que expresaban su afecto, amistad o cariño.
Y es que sin la presencia de mujeres, aquellos hombres que sólo conviven con hombres durante largos períodos de tiempo (marinos, prisiones, soldados,...) no dudan en traspasar las convenciones de género "normales" y empiezan a adoptar otros roles , que en algunos caso incluyen conexiones eróticas. Por ejemplo, en algunos campamentos mineros cuando se llevaban a cabo los bailes en los que no habían mujeres, a la mitad de los hombres les tocaba adoptar el rol de la mujer en el baile, identificándose a través de un parche en la entrepierna como símbolo de su papel femenino.
También existía la homosexualidad forzada , que se aparta mucho de la imagen idílica que tenemos del cowboy y su mundo. Muchos de ellos eran prácticamente adolescentes sin recursos: huérfanos, inmigrantes, indios, mestizos o jornaleros en condiciones de casi esclavitud, jóvenes sin apenas ningún estudio ni preparación, nacidos en una sociedad dura y sin apenas leyes efectivas que los protegieran en estos salvajes territorios.
Estos cowboys no sólo fueron utilizados como mano de obra barata y desechable, sino que también fueron utilizados como esclavos sexuales por parte de terratenientes y ganaderos que, ante la falta de mujeres, no dudaron en forzar a estos jóvenes a mantener relaciones de carácter homosexual, en una situación comparable a la vivida en numerosas prisiones.
A finales del siglo XIX empezaron las primeras sentencias por actos de sodomía en California, y los condenados eran enviados a durísimos campos de trabajo. A principios del siglo XX, con el establecimiento de familias tradicionales en la zona, estas relaciones homosexuales dejaron de ser evidentes. Los hombres solteros fueron vistos como una amenaza para la sociedad decente, y las actividades sexuales entre personas del mismo sexo empezaron a ser vigiladas y penalizadas con gran severidad.
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